Entre la oscuridad perpetua caminaron mientras la leve iluminación de un par de antorchas marcaba el camino, ya habían andado por seis días a través del gran túnel que era el camino entre el reino de Magnus y el Reino de Heriadum, sin embargo, ante la caída del reino de Magnus todos los caminos que conducían hacia ese lugar fueron descuidados y olvidados.
—¿Puedes ver en la oscuridad Fenrir? —preguntó Ikki que se encontraba a un costado de Fenrir sosteniendo una antorcha.
—No, no puedo, solo puedo guiarme por el olfato. —contestó Fenrir mientras agitaba su cabeza en señal de negación.
Ikki y Fenrir junto a cinco enanos escoltaban al grupo de sobrevivientes en el costado derecho mientras que un grupo de veinte enanos armados con picas custodiaban el costado izquierdo, otro grupo de diez enanos armados con espadas custodiaba la retaguardia y Alvíss guiaba al grupo en el frente de este.
Después de esa oscuridad perpetua llegaron a un punto en el túnel en donde florecían diversos hongos fosforescentes, el musgo de color azul decoraba todas las paredes y pequeñas florecillas crecían en sentido inverso desde el techo, la luz que proporcionaban era suficiente para distinguir el camino así que apagaron sus antorchas y prosiguieron con cautela.
—¡Tengan cuidado! —gritó Alvíss—. El paso ha sido invadido por las plantas carnívoras abismales.
El grupo de enanos se juntó más pues conocían el terror que engendraban ese tipo de plantas, Ikki carecía de información sobre esa forma de vida así que no le prestó mucha importancia al igual que Fenrir, mientras caminaban al final del grupo un enano soltó un grito mientras era arrastrado hacia el fondo por dónde venían.
—¡Cuidado! —gritó Alvíss—. ¡Corran hacia el puente de Urduram! —todos los enanos empezaron a correr hacia adelante.
—¡Qué está pasando! —gritó Ikki a Alvíss.
—Son las plantas carnívoras, están siguiendo nuestro rastro, ¡hay que correr!
Un tentáculo lleno de espinas gruesas salió desde la pared e intentó golpear a Ikki, Fenrir con un rápido movimiento lanzó una bola de fuego azul que repelió el ataque, en el techo donde estaba Alvíss surgió de entre las rocas una criatura con una cabeza alargada y cilíndrica de color café, a su alrededor surgieron seis tentáculos espinosos de color verde y comenzó a atacar la zona donde estaba Alvíss.
Los tentáculos golpeaban con fuerza la tierra y se dirigían por el primer enano que se les cruzara, un tentáculo azotó el lugar donde estaba parado Alvíss, pero este lo esquivó con una voltereta, otro tentáculo penetró el pecho de un enano que estaba cerca de Alvíss y se lo llevó hacia la cabeza, cuando el tentáculo con la presa estaba cerca de la cabeza esta se abrió como el pétalo de una flor dejando entre ver su millar de colmillos por toda su boca, con un bocado partió el cuerpo del pobre enano en dos, la primera mitad del cuerpo la comenzó a masticas la criatura y la segunda mitad quedó colgando del tentáculo mientras la sangre brotaba hacia el suelo.
Ikki observó de reojo la sangrienta escena pues más tentáculos empezaban a brotar de todos lados con el propósito de atraparlo, mas cabezas de plantas carnívoras comenzaron a brotas desde las paredes, el suelo, el techo y el solitario túnel ahora no era más que un jardín espinoso, los enanos que tenían armas repelían los latigazos de los tentáculos, pero uno a uno comenzaron a ser capturados por la gran cantidad de tentáculos.
—¡Retírense, corran sin detenerse por nada! —gritó Alvíss mientras levantaba a los pocos enanos en la retaguardia que sobrevivieron—. Corre Ikki, váyanse de aquí yo los detendré.
Ikki continuaba cortando los tentáculos con su espada élfica mientras Fenrir lanzaba VEG de fuego para calcinar los tentáculos.
—¡Vete tú Alvíss!, ¿cuánto tiempo necesitas para que estén a salvo? —respondió Ikki mientras cargaba un VEG de fuego oscuro con su mano—. Yo tengo un plan para frenarlas, ¡tú ayuda a los enanos que están peleando y sácalos de aquí!
—Muy bien, danos solo veinte minutos, corre en cuanto llegues al minuto veinte. —dijo Alvíss.
Ikki lanzó una bola de fuego oscuro con su mano que impactó con una de las cabezas que estaban en la pared, cuando el fuego negro entró en contacto con la cabeza de la planta carnívora esta comenzó a incendiarse y un parpadeo se convirtió en ceniza, los tentáculos que pertenecían a esa criatura se marchitaron y cayeron a la tierra.
—¡Les daremos tiempo suficiente! —gritó Ikki—. Váyanse corriendo.
Alvíss comenzó a ayudar a los enanos que andaban luchando y los mandó a retirarse hacia el puente de Urduram, Ikki detuvo los tentáculos que atacaban a los enanos y poco a poco los enanos junto a Alvíss corrieron hacía el fondo del túnel en dirección al puente mientras Ikki y Fenrir los detenían, en cinco minutos solo quedaban Ikki y Fenrir luchando por detener el avance de las plantas carnívoras.
Ikki blandía su sable a diestra y siniestra en contra de los tentáculos que salían cerca de él hasta que cuatro tentáculos rodearon a Ikki, Ikki movió la espada en su mano derecha a una posición horizontal a un costado de él y mientras recorría el filo de su espada con el dedo índice de su mano izquierda los tentáculo atacaron son la punta hacía él, poco antes de que los tentáculos espinosos lograran atravesar el pecho de Ikki, su dedo índice terminó de recorrer el filo de su espada y con una pirueta realizó un corte giratorio que acabó con los cuatro tentáculos al mismo tiempo.
10 minutos transcurridos.
—¡Fenrir! —gritó Ikki.
De un gran salto Fenrir aterrizó frente a Ikki sosteniendo en su boca un VEG de fuego azul que lanzó hacia la cabeza de una planta carnívora que colgaba del techo, dos tentáculos salieron de la tierra y envolvieron las patas traseras de Fenrir, pero en ese momento Ikki lanzó un corte vertical descendente que cortó ambos tentáculos.
—Vamos al fondo Fenrir.
—Sí, si seguimos aquí terminaremos sin una ruta de escape.
Ambos retenían el avance de las plantas carnívoras y al momento retrocedían un poco, diez tentáculos salieron a treinta metros en el fondo que cortaron su ruta de escape mientras más cabezas con sus respectivos tentáculos emergían desde la tierra frente a ellos, de un momento a otro se vieron completamente rodeados.
—He, nos han cortado nuestra vía de escape Ikki. —dijo Fenrir.
—Ya… me di… cuenta. —contestó Ikki mientras exhalaba aire muy rápido.
Cuatro tentáculos emergieron desde arriba y atacaron a Ikki junto a otros tres que salieron par debajo de Ikki, cuatro tentáculos salieron desde los costados de Fenrir y una cabeza emergió desde el suelo donde estaba Fenrir, Ikki se aventó una voltereta hacia la derecha mientras preparaba un tajo horizontal que lanzó para cortar la cabeza de la planta que había emergido donde estaba Fenrir, Fenrir saltó antes de que lo mordiera la planta con sus garras cortó los tentáculos que salieron por el techo en dirección a Ikki, después de cortar la cabeza de la planta Ikki lanzó una bola de fuego hacia los tentáculos que salieron por debajo de él y Fenrir terminó por destruir los tentáculos que habían salido por él con una bola de fuego azul.
15 minutos transcurridos
—Tenemos que irnos, ya no podemos aguantar. –dijo Fenrir muy exaltado.
—Corre Fenrir. —dijo Ikki mientras se montaba sobre Fenrir.
Fenrir comenzó a correr hacia el fondo, pero diez tentáculos les bloqueaban el camino.
—Desaparece cuanto te diga Fenrir.
—Muy bien Ikki.
Fenrir se acercaba a los tentáculos a una gran velocidad, los diez tentáculos fijaron la posición de Fenrir y se colocaron en posición de ataque, Ikki cambió su posición sobre el lomo de Fenrir y ahora solo se sostenía con sus dos piernas como si estuviera sobre una tabla de surf, cuando Fenrir llegó a cinco metros de distancia los tentáculos atacaron el cuerpo de Fenrir con sus puntas con la intención de empalar el cuerpo del lobo.
—¡Ahora! Gritó Ikki a todo pulmón mientras se impulsaba con sus piernas para dar un gran salto.
Ikki se impulsó con sus dos piernas y saltó lo más que pudo hasta casi alcanzar los quince metros de altura que tenía la cueva, el cuerpo de Fenrir se volvió energía que regresó al cuerpo de Ikki y los tentáculos que atacaron solo encontraron aire en su camino, cuando Ikki estaba exactamente sobre los tentáculos gritó una vez más.
—¡Sal Fenrir!
Desde el cuerpo de Ikki salieron unas partículas energéticas que se materializaron en el cuerpo de Fenrir, primero aterrizó Fenrir en la tierra y luego aterrizó Ikki sobre el lomo de Fenrir para que ambos escaparan a toda velocidad, desde el fondo los tentáculos empezaron a formar enredaderas enormes que salían de la tierra y volvían a entrar en ella, Fenrir e Ikki corrían mientras las plantas carnívoras abismales los perseguían.
A través de la gran cueva los pequeños musgos fosforescentes se volvían menos frecuentes, a los lejos muy al fondo del camino se podían observar un punto de luz.
—Ya estamos cerca Fenrir, solo un poco más. —dijo Ikki.
La velocidad a la que corría Fenrir se volvía cada vez más lenta, pasó de correr a ciento diez kilómetros por hora a noventa kilómetros por hora y las plantas carnívoras lo estaba empezando a alcanzar, Ikki comenzó a acumular energía en su mano que fue convirtiendo en fuego negro, Fenrir estaba a solo veinte metros de alcanzar la salida de la cueva, pero los tentáculos los alcanzaron y cortaron una pata de Fenrir sacándole un aullido de dolor y haciendo que este cayera en el suelo, Ikki salió disparado de boca diez metros adelante.
—¡Regresa Fenrir! —gritó Ikki antes de que chocara contra el suelo y quedar a solo ocho metros de la salida.
Todo el cuerpo de Ikki se raspó contra el suelo y uno de sus brazos se dislocó completamente haciendo que la clavícula rompiera la carne mientras que uno de sus pies se torcía noventa grados, Ikki quedó boca abajo tosiendo sangre por el golpe en sus pulmones y la llama que tenían en la mano se extinguió por la pérdida de concentración.
Mi cuerpo sigue siendo frágil después de todo mi entrenamiento, pensó Ikki.
En ese momento el tiempo se alentó completamente y entró en estupor en donde observó desde otra perspectiva su vida y un fragmento de la memoria de su niñez pasó frente a él.
"En el mercado de Zazim Ikki se encontraba vagando por las calles, los harapos rotos que traía dejaban entre ver su pecho y su pierna, el cabello largo y despeinado caía sobre sus hombros hasta su espalda, caminó entre un angosto callejón mientras buscaba por los alrededores algo que comer, aunque estuviera en el piso, en los botes de basura logró encontrar un pequeño trozo de pan mohoso que tomó con su pequeña mano, Ikki se sentó en el piso y recargó su espalda en la pared de adobe sintiendo el frio recorrer su trasero y su espalda, luego de esto comenzó a darle mordidas al pan.
—¿Quieres una?
El dulce sonido de esa voz desvió la mirada de Ikki que tenía puesta sobre el pan mohoso hacia la delicada figura que se encontraba a un lado de él.
—Vamos. —dijo ella son su mano estirada mientras sostenía una manzana—. ¡Tómala!
Sus miradas concordaron y él no evitó perderse en su mirada, en esos ojos rosados que lo hipnotizaban atrayéndolo a un dulce sueño.
—¡Deja de poner cara de bobo! —refunfuñó la chica.
Las palabras de ella lo sacaron del sueño vivido que tenía y tomó la manzana son sus manos, Ikki miró la manzana y regresó su mirada a ella.
—Gra… cias. —dijo Ikki pausado.
—No es muy común ver mendigos en la ciudad. —dijo ella
—… —Ikki no contestó, se limitó a morder la manzana.
—¿Cómo te llamas? —preguntó la chica.
Ikki giró su cabeza del lado opuesto y entre murmullos respondió.
—Ikki.
—Es un placer Ikki. —dijo la chica mientras estiraba su mano para saludarlo—. Mi nombre es Krystal.
Ikki mordió nuevamente la manzana mientras miraba la mano extendida de Krystal, soltó una de sus manos y respondió el saludo.
—Tu nombre… es muy bonito. —dijo Ikki mientras miraba nuevamente su manzana para morderla.
Al oír las palabras de Ikki, Krystal soltó una leve risilla mientras sus pómulos se ponían más rosados.
—¡Señorita, señorita donde se ha metido! —a lo lejos una voz de un hombre adulto gritaba por el mercado.
—¡Oh!, mi guardaespaldas ya me está buscando, ¡he! ¡he! —dijo Krystal mientras miraba hacia el mercado—. Será mejor que me vaya si no me castigaran, nos veremos luego Ikki, añoro el momento en que nos encontremos de nuevo.
Krystal corrió hacia el mercado mientras Ikki miraba como esa pequeña chica de cabello celeste desaparecía entre la gente, después de un rato regresó la mirada hacia la manzana y continúo mordiéndola hasta llegar a las semillas, cuando terminó su manzana dijo las siguientes palabras con una voz casi imperceptible.
—Hasta nuestro siguiente encuentro Krystal. —Ikki se levantó y se alejó del mercado en dirección a las afueras de la ciudad."
Ikki sentía el dolor recorrer toda su espina dorsal hasta sus extremidades, sus ojos se habían abierto mientras respiraba con dificultad.
¡Ah!, ya recuerdo, pensó Ikki, todavía tengo que cumplir nuestro sueño.
Desde el cuerpo de Ikki se extendieron llamas oscuras con brillos carmesí y el calor que desprendía hizo retroceder a los tentáculos que estaban a punto de alcanzar el cuerpo herido de Ikki, dio un salto con la única pierna que seguía firme logrando salir de la cueva hasta llegar al puente, con la última gota de energía que le quedaba corrió a todo lo que podía dar hasta cruzar el puente.
Alvíss y los enanos lo estaban esperando al otro extremo del puente, cuando observaron el cuerpo de Ikki cruzar el puente y llegar hasta donde estaban ellos, con toda su energía destruyeron un pilar que colgaba sobre el puente y evitando que las plantas carnívoras cruzaran hasta el otro extremo.
Alvíss ignoró los tentáculos y corrió a ver el estado en el que se encontraba Ikki, las llamas ya se habían extinguido y no representaban peligro alguno, unos enanos observaron como las plantas se habían quedado quietas y regresaban a la oscuridad, algunos enanos cerca de Alvíss improvisaron una camilla y colocaron el cuerpo de Ikki sobre la camilla.
Su cuerpo se encuentra en mal estado, pensó Alvíss al revisarlo, tenemos que llegar a la ciudad de Heriadum para poder tratar sus heridas.
—¡Ustedes cuatro carguen la camilla!, lo llevaremos a la ciudad de Magnus. —dijo Alvíss mientras señalaba a los enanos más fuertes del grupo.
Alvíss señaló al enano más veloz que tenían.
—Tú corre y avisa a los guardias que tengan lista la enfermería y a los mejores curanderos, ten mi sello real con este no te pondrán trabas.
—¡Si mi general! —dijo el enano y salió corriendo.
Tardaremos un día en llegar a la ciudad a este paso, pensó Alvíss, tendremos que dejar al grupo y avanzar lo más rápido posible.
—¡Coronel Ragdron!, te dejo a cargo del grupo de sobrevivientes, llévalos a salvo hacia Magnus, yo acompañaré a Ikki y nos adelantaremos. —dijo Alvíss.
—Sí mi general, yo me encargaré de nuestro pueblo, usted cuide a nuestro salvador.
—Así será, ¡vamos a paso veloz!
Alvíss y los cuatro enanos se desprendieron del grupo y continuaron su camino con velocidad hacia la ciudad, en el camino se encontraron a unos cuantos gusanos de tierra, pero no eran rivales para las habilidades de combate de Alvíss, después de mediodía se acoplaron al camino principal, en el camino principal se encontraban enanos que salían de Heriadum, otros que entraban, y a otras especies que recorrían el camino de ida y vuelta, después de otras cuatro horas llegaron a la gran entrada sur de Heriadum.
La entrada a la ciudad se daba por una gran puerta tallada en mármol y laminada con mithril, a los extremos se encontraban puestos de vigilancia con guardias enanos en su interior, el mensajero que envió Alvíss se encontraba junto a uno de los puertos de vigilancia esperando a que llegara el príncipe Alvíss.
—¡Dejen pasar! —dijo Alvíss apresurado.
—Pero señor… —respondió el guardia.
—¡Aun lado dije!
Los guardias despejaron el camino para que nadie ni nada detuviera el avance de los cinco enanos, estos entraron a toda prisa a la ciudad por la calle principal y sobre el camino empedrado recorrieron más de cinco cuadras cada una de cuarenta metros de distancia para llegar a la enfermería, ahí los esperaban dos enfermeras élficas y una doctora enana.
—Pónganlo por aquí. —dijo una de las enfermeras.
—Llévenlo al cuarto de cirugía rápido. —dijo la doctora—. Ustedes esperen afuera, cuando terminemos les avisaré.
—Que hacemos ahora mi general. —preguntó uno de los enanos.
—Vamos a hablar con los guardias y de ahí regresaremos con el grupo. —dijo Alvíss.
Alvíss y los cuatro enanos fueron de regreso a la puerta en donde estaba el mensajero, ahí hablaron con los guardias y les explicaron la situación, sin embargo, uno de los guardias se veía escéptico de que Alvíss fuera un príncipe así que llamaron a un guardia real para que los interrogaran, gracias a esto fueron retenidos los cinco enanos hasta que llegaran por ellos, después de una hora llegó un guardia real y los llevó directamente con el general de Heriadum.
La ciudad de Heriadum se encontraba a una altitud mayor que la ciudad de Magnus y esta ciudad se encontraba al pie de una cordillera dentro de esta, la puerta principal de la ciudad se encontraba adyacente a la cordillera y tres puertas más daban dentro de la cordillera, la puerta Norte conectaba con el camino hacia Midgar y los pueblos aledaños, la puerta Sur conecta con el camino hacia Magnus y los pueblos en la cordillera, la puerta Este conecta con la ciudad portuaria de Aria.
Los cinco enanos fueron llevados hacia los cuarteles generales en donde residía el comandante, después de un largo camino llegaron al cuartel general que se encontraba adyacente al castillo y custodiaba la entrada a este, el castillo de la ciudad se construyó sobre una enorme columna de acreción la altura que tenía la columna era de cien metros y el castillo rodeaba la base, la estructura y el techo de la columna de acreción.
Desde la base se veía una gran muralla que rodeaba el castillo, la muralla tenía cuatro grandes portones que daban a las alzadas principales que llevaban a las entradas de la ciudad, la construcción del castillo escalaba el gran pilar de piedra cubriéndolo todo con un color azulado, ventanas circulares, ventanales del tamaño de una sala y un sinfín de luces que recorrían desde la base hasta la cima.
En la construcción del castillo tenía salientes en donde colocaron balcones y en otras salientes más grandes había terrazas todas cubiertas con plantas brillantes y de colores alucinantes, desde el fondo se podía observar como el castillo llegaba hasta el techo de roca dura y se extendía por el techo con construcciones colgantes hasta las orillas de la gigantesca cueva, esa ciudad era la más moderna que Alvíss había observado pues en su tiempo no existían tales maravillas arquitectónicas.
Por medio de la magia tenían trasportes que se movían sujetados de un cable que iban desde el suelo hasta las construcciones colgantes a estos transportes les llamaban teleféricos, también en la parte superior de la montaña en el lado oeste una fortaleza que atravesaba toda la pared de roca y conectaba el exterior con el interior.
Los enanos llegaron al cuartel general mientras contemplaban la maravillosa ciudad, el guardia los llevó hasta el cubículo de su general y se quedó a un lado de la puerta en posición de guardia.
—¡Mi general con su permiso he traído a los extranjeros!, entren, adentro los atenderá mi general.
Antes de que fuera congelado conocía a la mayoría de los generales de las ciudades aledañas, pensó Alvíss, si no mal recuerdo su nombre era Grunsh general de la segunda división del ejército de Heriadum.
—Adelante. —dijo una voz avejentada y pesada.
Los cinco enanos entraron al centro de mando en donde los esperaba un enano de barba blanca trenzada y con anillos de plata que sujetaban su vello, su cabello estaba peinado en una sola trenza que caía hacía su espalda, el enano vestía una túnica con hombreras, rodilleras y un peto ligero de mithril, su estatura era de un metro con setenta y tres centímetros, su cara tenía un par de arrugas
una marca que cruzaba en diagonal desde su ojo derecho hasta su nariz y bajo su nariz le creció un bigote muy grueso que adornó con anillos de oro, él se encontraba de pie frente a un mesa que contenía una representación a escala de la ciudad.
—Cómo es que sigues vivo Alvíss si hace medio siglo que fue destruida su ciudad. —dijo el general.
—Era de esperarse que siguieras vivo después de tantos años, al fin y al cabo, los enanos tenemos una media de vida de doscientos años, aunque la edad no te ha caído muy bien, pero sigues subiendo de rango ¿no crees? !Grunsh!
El enano dio una carcajada poderosa y continúo riendo mientras se acercaba hacia Alvíss y lo saludaba con un abrazo.
—Es bueno verte mi viejo amigo. —dijo Grunsh.
—Lo mismo digo mi amigo, vamos por un buen trago para empezar la historia. —contestó Alvíss.
—¡Ha! —gritó Grunsh mientras alzaba los brazos y golpeaba las espaldas de los enanos que estaban cerca—. Conozco un buen lugar con buena bebida y compañía, ¡venga, vamos yendo!
Ikki se encontraba en estupor mientras la doctora Amendra imbuía energía curativa en el cuerpo de Ikki, sus técnicas se basaban en una combinación de medicina quirúrgica y magia, la energía iba recomponiendo sus tejidos dañados y formaba paredes para evitar hemorragias internas, saturaba con agujas de energía condensada y acomodaba los huesos con fuera bruta pero precisa, para luego restaurar el tejido muerto con restructuración celular.
La doctora Amendra era un prodigio de la medicina en el norte y era muy conocida por todo el continente de Nien, su habilidad única era la condensación de energía y gracias a sus investigaciones se convirtió en la pionera de la medicina energética molecular, mientras Ikki continuaba dormido en su mente recordaba fragmentos de su pasado.
"—¡Ha!, Hyu, Hya —los gritos de combate salían de la boca de Ikki mientras lanzaba golpes con una vara de madera.
Ikki se encontraba practicando bajo un árbol el cual era su hogar, este árbol se encontraba en una colina a las afueras de la ciudad de Harald entre la ciudad, el bosque y a un lado del mar, cerca de ahí no había caminos así que no frecuentaba mucha gente, todos los días Ikki entrenaba en la mañana con un palo de madera hasta quedar agotado y después corría al mar para ver si lograba atrapar un pez con una red vieja y agujerada que encontró tirada en la playa, si no lograba pescar nada iba a la ciudad cerca del mercado para ver si encontraba comida tirada en los basureros o tirada en la calle, esa era su vida a los siete años de edad.
El sol ya había llegado al punto más alto e Ikki ya estaba tan cansado que cayó sobre su espalda directo a la hierba, mientras respiraba apresuradamente y fuerte cerró sus ojos para descansar un poco, siempre que terminaba de entrenar y se acostaba sentía un leve dolor en la cabeza, mientras tenía sus ojos cerrados en su imaginación llegó la imagen de aquella chica de cabello azulado.
—Ella… —mientras decía esas palabras sus ojos se abrieron lentamente.
Ha pasado una semana desde aquel día, pensó Ikki, seguramente ya se olvidó de mí, no importa debo de pescar algo para comer hoy.
Ikki tomó su red y caminó hacia el mar hasta que el agua cubrió su cintura y el oleaje golpeaba su panza, después de una hora de espera por fin atrapó un pescado y sin esperar un poco más lo sacó del mar arrastrándolo sobre la arena, con la falta de oxígeno el pescado se revolcó y rebotó sobre la arena la hasta que por fin quedó inmóvil y el brillo de sus pupilas quedo opaco, Ikki tomó el pescado con su mano y caminó de regreso al árbol para tomar una hoja y limpiarlo de arena.
Sin ser capaz de crear fuego o hacer alguna fogata se limitó a limpiarlo con hojas del árbol, una vez que le quitó toda la arena del cuerpo abrió su boca y con sus dientes fue des escamando el pescado, una vez que se quedó sin escamas comenzó a comérselo poco a poco mientras retiraba los huesos cuando los sentía con la lengua, sus ojos miraban el pescado y los desviaba para observar el mar de vez en cuando, en uno de esos momentos logró observar un barco ornamentado que se dirigía hacia el puerto para él era normal ver barcos entrar y salir del puerto pero ese barco en especial era diferente de todos los que había visto.
Ikki suspiró al terminar de comer mientras miraba con el brillo de sus ojos el mar y el barco a la distancia.
—Iré a ver a los caballeros.
Ikki se levantó del suelo y posó su vista sobre la ciudad portuaria que se veía a lo lejos, caminó hacia la entrada sur de la ciudad mientras rodeaba la muralla de piedra con cinco metros de altura que protegía la ciudad de Harald, la entrada tenía puestos de vigilancia sobre la muralla y un puesto de guardia dentro de la ciudad a un lado de la puerta de rejas de hierro, la ciudad de Harald no tenía terreno uniforme ya que fue extendiéndose desde la costa hasta cubrir las dos colinas que rodeaban el antiguo pueblo hasta convertirse en una gran ciudad.
La colina más grande se encontraba en el norte de la ciudad y sobre ese lugar se construyó una academia de combate con armas cuerpo a cuerpo llamada Academia de los Mares, de las islas Neruda es la academia más reconocida del Este de las islas, al oeste de las islas Neruda en la isla de Jumi se encuentra la Academia del Abismo y esta es la más reconocida en el oeste de las islas.
Ambas academias son rivales entre si y cada año realizan un torneo en el que compiten los estudiantes de nuevo ingreso, si ganan la batalla contra el rival de la otra escuela obtienen la permanencia en la academia, si pierden se les da la elección de quedarse a estudiar para ser simples soldados o quedar expulsados de la academia permanentemente, los estudiantes de nuevo ingreso en la academia practican durante un año y al final de ese año entran en el torneo, si salen victoriosos se quedan en la academia otros dos años y al termino de ese tiempo vuelven a entrar en un torneo que es para los estudiantes experimentados, si salen victoriosos pueden volver a la academia y practicar técnicas más profundas durante tres años y al termino de ese tiempo tienen que participar en el torneo maestro en donde se baten a duelo los más experimentados y poderosos guerreros de ambas academias.
Dependiendo de su lugar en el torneo se les asigna un ranking y si están dentro de los primeros cinco pueden ir a una de las cinco Academias Divinas, cada una se encuentra en un continente diferente y una vez que sean estudiantes en una de esas academias su futuro será inimaginable y su poder alcanzará niveles divinos.
Entre las calles y sobre los tejados Ikki avanzó y sorteó los obstáculos hasta llegar cerca de la muralla que rodea la academia, en la entrada estaban saliendo guerreros, unos tenían un hacha de una mano, otros traían espadas de diferentes tamaños formas y ornamentos, había pocos con martillos grandes y hachas cortas de dos manos, todos los guerreros estaban protegidos por armaduras, algunos solo tenían un poco de armadura en zonas estratégicas del cuerpo y otros tenían su cuerpo repleto de armadura.
Todos los guerreros se dirigían hacia el coliseo que se encontraba en una isla con barrancos a un lado de la ciudad, desde el noroeste de la ciudad se accede al coliseo por un gran puente de piedra, Ikki se encontraba en el tejado azul de una casa cerca de la entrada mientras observaba el acontecimiento.
—Parece que hoy es el inicio del torneo… tal vez el barco que vi proviene de la otra academia, si no hubiera escuchado a unos guardias el otro día que buscaba comida no sabría de qué va ese evento.
Ikki brinco de tejado en tejado dirigiéndose al puente de piedra, siguió el trayecto de los guerreros desde los tejados para llegar al puente de piedra, en instantes se detenía para admirar a los valientes guerreros que iban a pelear, mujeres y hombres armados para el combate con una mirada enfocada y un rostro serio.
Me gustaría poder enfrentarlos, pensó Ikki, algún día cuando tenga la edad de dieciocho podré hacer mi examen para entrar.
—¡Vaya! —dijo Ikki sorprendido.
A lo lejos un caballero con armadura plateada escoltaba a una familia hacia el coliseo, la mujer vestía un hermoso vestido de seda con un sobrero adornado con plumas exóticas, alrededor de su cuello traía un collar de oro y en su mano izquierda un anillo en el dedo anular, el señor traía un abrigo de piel de oso y un traje de terciopelo negro junto a una espada conmemorativa tallada con el emblema de un grifo."
—Como se encuentra… —La voz se oía cortada y baja.
—No está en peligro… su cuerpo es único… solo está inconsciente… en unas… horas.
Ikki abrió sus ojos lentamente y su vista observaba cuatro siluetas borrosas alrededor de él, tres parecían femeninas y una se parecía a un pequeño hombre.
—¡Ikki!, ¡Ikki!
La voz grave resonaba en sus oídos, alguien lo llamaba, esa persona que estaba a un lado de él, la cabeza de Ikki giró para verlo y su vista fue enfocándolo poco a poco hasta que pudo apreciar todo el detalle que pintaba los rostros de las cuatro personas, inconscientemente lanzó una sonrisa.
—Alvíss, es bueno verte de nuevo. —dijo Ikki con una voz suave y baja.
Alvíss solo pudo regresarle la sonrisa mientras reía gentilmente un poco, la doctora se acercó a Ikki y comenzó a realizarle unas pruebas para corroborar su estado de salud.
—Eres increíble Ikki, tu cuerpo puede adaptarse a situaciones críticas y aumentar el tiempo de supervivencia. —dijo la doctora.
Ikki la miró a ella y solo pudo mandarle unas palabras.
—Gracias, doctora.