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Chapter 9 - Entrevista

Entre en la oficina con aire renovado, en mi maletín se encontraban todas las nuevas actas de solicitud al juez, después de escuchar a Derek anoche y analizar de nueva cuenta todas mis notas tenia la estrategia perfecta y me había pasado toda la noche redactando y agregando datos para reforzarla.

Me detuve frente al escritorio de Stephen, quien aun no había terminado de acomodar sus cosas y me miro sorprendido.

-Stephen, llama a la doctora Tang y dile que iré a recogerla en una hora, explícale que realizara una entrevista y que yo la pondré al tanto de los detalles.

Pedí mientras me acercaba a él, abrí mi maletín, tome el folder con las nuevas actas y lo coloque sobre su escritorio.

-También necesito que transcribas estas actas en hojas del bufete.

Stephen miro el papelerío y sonrió con cierto temor reflejándose en sus ojos.

-¿Los necesitaría para antes de salir por la doctora Tang?

Intente sonreír con la mayor dulzura posible antes de responderle.

-De preferencia, también podrías llevármelas a la casa del señor Evans. El día de hoy seré mas flexible de lo normal.

Un vez que dije aquello entre mi oficina y lleve a cabo mi ritual matutino, me senté frente a la computadora y comencé a ordenar el resto de los pendientes, no quería dejar nada que pudiera distraerme del caso Evans.

De pronto mientras tecleaba mi mente se ilumino con el recuerdo, había olvidado por completo hablarle a mi hermana Clara, si ella estaba pensando decirme sobre la boda de Steve, quizá era bueno decirle que, me tenia sin cuidado y asegurarme de que las cosas con mi cuñado se hubieran tranquilizado.

"Solo terminare de firmar estos documentos" masculle para mi misma.

Estaba en ello cuando escuche el teléfono sonar en mi bolso, me levante al reconocer el timbre y camine hacia el perchero, saque mi teléfono, mire la pantalla y suspire.

-Hola Clara.

Salude a mi hermana, puse el teléfono en altavoz y continúe firmando. A diferencia de Jane y Peter, Clara era la verdadera hermana mayor, su voz continuaba siendo tan apacible y melodiosa que siempre me recordaba a mamá.

-Hola Elaine. Lamento marcarte tan temprano un miércoles por la mañana ¿Ya estas en la oficina?

Sonreí por la exactitud de sus palabras.

-Si, de hecho tengo un día ajetreado como siempre. Lamento no haber podido llamarte antes, Peter y Jane ya me pusieron en antecedentes.

-Oh… Elaine. En verdad pensé una y otra vez si era correcto o no avisarte. Ese cerdo… ¿Cómo tuvo la osadía de enviar a casa de tía Anneth una invitación para su boda?

Trague saliva, creo que mis otros dos hermanos habían omitido deliberadamente esa parte de la información, masaje un poco mi cabeza y suspire. Steve era muchas cosas, pero tener ese nivel de malicia y valor escapaba a su intelecto, aquel gesto era obra de Tiffany, apostaría mi vida a ello.

-No creo que haya sido su idea-dije fingiendo tranquilidad –Pero, eso no importa, no tienes que preocuparte por mi, estoy bien. Se lo dije a Peter ayer, ya lo supere.

Mi hermana guardo silencio, parecía dudar de la sinceridad de mis palabras, y realmente no podía culparla por hacerlo, ella ha guardado recelosamente en secreto el grado de depresión que ese hombre me causo y las consecuencias que tuvo en mi persona. Mi hermana jamás le dijo a nadie que intente suicidarme. Así como tampoco le dijo a nadie cuando se entero que estaba embarazada, Clara siempre me ha dado espacio a decidir por mi misma, pero eso no hace que se preocupe menos por mi, sinceramente creo que es lo opuesto, es precisamente por que me deja decidir, que teme a la decisión que tome y las consecuencias que esta tenga.

-Estoy bien, lo juro… lo prometí ¿cierto? La próxima vez que el dolor fuera insoportable, cuando sintiera que no podía más, cuando quisiera darme por vencida de nuevo, seria a ti a quien llamaría primero. No lo he olvidado, y pienso cumplir mi promesa.

Se escucharon dos golpes en la puerta que rompieron con la atmosfera.

-Clara, debo irme, pero prometo que te llamaré en cuanto pueda, aun debes contarme sobre Tom, y debemos discutir sobre que hacer con Jane y su loca fiesta sorpresa.

Mi hermana rio por lo bajo.

-De acuerdo, te amo Elaine… adiós.

Colgué el teléfono y levante el rostro, me acomode el cabello y limpie la lagrima que amenazaba con derramarse por mejilla.

-Adelante.

Stephen entro con los documentos que le pedí que transcribiera. Me observo y carraspeo.

-La doctora Tang la esta esperando y aquí tiene los documentos, debo decir que usted es… simplemente increíble, leí las actas mientras las transcribía y estoy impresionado, si no le molesta me gustaría poder acompañarla al juzgado cuando presente esta moción.

Sonreí y asentí.

-Por supuesto-Me puse de pie y tome mi maletín, metí el folder con las actas en su interior. –Lo olvidaba, comunícate con Alex y dile que vaya a recoger la demanda original al juzgado, asegúrate de que Ethel sepa que él ira en mi lugar y dile que me llame en cuanto la tenga en sus manos.

Stephen anoto todo vehementemente, salí de la oficina, camine hacia el estacionamiento aun analizando la llamada de mi hermana y las verdaderas intenciones detrás de aquella invitación.

Llegue a la oficina de Anne después de casi cuarenta minutos, el trafico era simplemente imposible, así que, llegar a la casa de Derek representaría todo un reto también.

Salude al portero del edificio con un asentimiento y me dirigí al ascensor, tome mi teléfono y escribí rápidamente un mensaje de texto a Derek, quería confirmar la cita y pedirle que me enviara la dirección. La respuesta llego un par de segundos después, sonreí por su saludo con emojis, me pregunto si es así con todas las mujeres, o simplemente quiere asegurarse de mantener mi interés para que luche mas agresivamente su caso. Pensaba en ello cuando las puertas del ascensor se abrieron. Camine por el pasillo hacia el despacho de Anne, toque el timbre y su pequeña hija Lily abrió la puerta, al verme se arrojo a mis brazos gritando.

-Tía Elaine- grito con su vocecita, reí y la tome en mis brazos.

-Cielos santo… estas muy pesada- dije riendo mientras hacia la pantomima de no poder caminar con ella en mis brazos.

-Ya le dije que deje de crecer pero, mírala, no hace caso.

Escuche la voz de Anne acercándose y reí por su comentario, baje a la pequeña Lily y acaricie su cabeza.

-Muy bien, pequeña… me robare a tu madre por un rato pero, te prometo que cuando regresemos iremos a comer helado a la playa.

Anne entrecerró los ojos y meneo la cabeza.

-Consientes demasiado a mi hija- dijo con tono severo y se acerco a mi, la salude con un beso en la mejilla que ella correspondió de inmediato.

-Eason, saldré con Elaine ha hacer una diligencia, ¿Podrías cuidar de Lily por un rato? La niñera vendrá por ella para llevarla a la escuela.

El compañero, amigo, colega y… amante de Anne asomo la cabeza por el umbral de su oficina.

-Claro… esta pequeña diablilla me debe la revancha en ajedrez.

Salimos de la oficina de Anne escuchando las amenazas de Lily a Eason.

-¿Siempre es tan enérgica?- pregunte mientras presionaba el botón del elevador.

-En ocasiones es peor… pero vale la pena- respondió con un tono soñador que me provoco un poco de envidia.

Mientras bajábamos por el elevador la puse en antecedentes, le conté sobre los pormenores del caso, siempre cuidando mantener algunos detalles delicados solo para mi.

Anne Tang era una de mis pocas amigas y una colega dedicada a la cual yo admiraba, no solo en el ámbito profesional, sino como mujer y madre también. Ella y yo nos hicimos amigas en nuestro ultimo año de universidad, cuando comencé a tomar unas clases extra de psicología infantil para mi tesis. Gracias a que nuestros temperamentos son tan parecidos, nos hicimos amigas casi de inmediato y hemos continuado así todo este tiempo.

-Pues parece que será un caso difícil- expreso con voz pensativa.

Las puertas del ascensor se abrieron y ambas salimos.

-Iremos en mi auto, tu mamámobil me da calosfríos- dije mientras tiraba de su brazo para que nos dirigiéramos a mi Civic del año.

-Presumida- mascullo y subió del lado del copiloto. Coloque mi teléfono en su lugar, ingrese la dirección en el GPS y salimos hacia la casa de Derek.

El trafico no me decepciono, estaba tan pesado, que tardábamos hasta dos semáforos para poder cruzar calles y avenidas, al principio nos limitamos a escuchar la música y sumergirnos cada una en nuestros pensamientos pero, quería escuchar su opinión sobre los acontecimientos recientes que comenzaban a destapar poco a poco la cloaca llamada pasado que aun cargaba sobre mis hombros, necesitaba saber que pensaba al respecto, no solo como amiga, sino también como psicóloga, así que baje el volumen de la música y carraspeé para limpiarme la garganta.

-Anne- musite mientras me detenía en una intersección. - ¿Cuánto tiempo tarda en curarse un corazón roto? – pregunte en susurro.

Anne me miro con los ojos abiertos, no parecía sorprendida, mas bien me dio la impresión de estar aliviada por mi pregunta, nunca me he destacado por compartir mis emociones, y ella siempre ha tratado de convencerme de ser mas abierta, por lo que seguramente mi intempestiva pregunta le dejo ver por primera vez la luz al final del túnel de ese tema.

-Depende…- respondió seria –La razón del corazón roto tiene mucho que ver con su tiempo de curación. Pero yo diría que tanto como tu lo quieras.

Reí por lo bajo al escuchar su respuesta.

El semáforo se puso en verde y avancé, al girar en la calle que indicaba el navegador, fue fácil deducir que estábamos cerca de la casa de Derek, era notorio el cambio de escenario, la calle estaba rodeada por arboles y arbustos con flores de varios colores, el tamaño de las rejas que dividían las pocas casas que adornaban con sus acabados griegos y europeos la calle eran enormes, continúe derecho hasta la casa del fondo, era solo un poco mas pequeña que la casa mas cercana y tenia una reja de acero, de por lo menos dos metros y medio de alto. La puerta tenia adornos de color dorado y un comunicador al lado.

-Elaine ¿Exactamente quien es tu cliente?

Anne tenia los ojos abiertos como platos y miraba a su alrededor como una pequeña niña en dulcería.

-Ya lo veras.

Me había reservado el nombre del cliente para evitar que estuviera ansiosa todo el tiempo, necesitaba que fuera objetiva y que se sintiera relajada para llevar a cabo la entrevista.

Toque el timbre que estaba a mi izquierda y espere…

-Señorita Tullor, abriremos la reja en un momento por favor siga derecho.

Reconocí la voz del señor Collins, la reja se abrió poco a poco, entre y seguí derecho sobre el camino de graba color arena hasta llegar a la casa que se encontraba al fondo, el jardín tena muchos arboles y flores, reí al ver que también había una caja de arena, un tobogán y varios columpios adornando el jardín lateral. Mire a Anne por el rabillo del ojo, quería ver su expresión, antes de bajar del auto.

Derek y el señor Collins estaban de pie frente a la puerta de madera.

-Elaine, eres una terrible amiga- dijo Anne antes de bajar del auto.

-Últimamente me lo dicen muy menudo- masculle.

-Elaine, es un gusto verte- dijo Derek mientras se acercaba a nosotras.

-Derek, señor Collins, permítanme presentarles a la Doctora Anne Tang, la doctora es una de las mejores psicólogas infantiles del país. Ella llevara a cabo la entrevista de los niños el día de hoy, y nos acompañara a la comparecencia con el juez una vez hayamos ratificado el cambio de abogado defensor.

Los ojos de ambos hombres se dirigieron al rostro de mi amiga, quien no pudo evitar sonrojarse.

"Vamos no es para tanto". "No me hagas quedar mal" pensé para mis adentros.

-Un placer conocerlos- dijo finalmente con un hilo de voz.

-El placer es nuestro- respondieron al unísono los dos hombres.

-Por aquí por favor.

Derek nos guio a través del recibidor de su casa, las paredes, el piso, los muebles todo estaba impecablemente limpio y ordenado, mala señal, si sus hijos pasaran tiempo en la casa, estaría revuelta y desordenada, lo que indicaba, que, sus hijos raramente se quedaban con él.

-Abigail y yo vivíamos aquí con nuestros hijos, después de que ella me demandó el divorcio ella se mudo con los niños, la casa era demasiado grande para mi, así que también me mude y ahora solo la ocupo cuando quiero privacidad para convivir con mis hijos. Los empleados son quienes se encargan de tenerla en tan buenas condiciones.

Caminamos hasta la parte trasera donde se extendía un jardín enorme con césped verde y arboles enormes, una mesa de redonda con cinco sillas se encontraba cerca de la puerta corrediza y mas al fondo un par de niños jugaban animadamente con una chica alta.

Nos sentamos en la mesa, y Anne comenzó a preparar sus documentos.

-Me gustaría antes de comenzar poder hablar con usted en privado. Quisiera poder conocer su opinión sobre el trato de la madre de sus hijos hacia ellos y obviamente hacia usted.

Derek me miro con renuencia.

-Esta bien, solo le comente los pormenores, es decisión tuya decirle todo o no. Solo quiero que pienses que en algún punto la opinión que ella tenga respecto al caso podría pesar mucho mas para el juez de lo que la señora Evans podría si quiera llegar imaginar.

Derek asintió y se puso de pie.

-Podemos hablar adentro en la sala.

Anne se puso de pie también y camino detrás de él. Yo, me quede observando a los pequeños perseguirse el uno al otro con alegría.

-¿Le gustan los niños abogada?

-No me desagradan- respondí enseguida.

Una pequeña pelota de plástico azul llego botando hasta mi pie, seguida de cerca por un pequeño de cabello castaño y ojos azul cobalto. Nuestra miradas se encontraron y el niño me sonrió.

-Hola Adrien- salude y tome la pelota para entregársela, el niño me miro como si fuera una especie de súper heroína y tomó la pelota de mis manos.

-Hola- saludo con una dulce y melodiosa voz, su hermana llego corriendo tras él y se interpuso de inmediato, cubriendo sin mucho éxito a su hermano con su cuerpo.

-Hola Cassie- la salude también, ella me miro de pies a cabeza, escaneándome con los ojos entrecerrados, su hermano se acerco a ella y susurro algo en su oído, supongo que era algo bueno sobre mi, por que la niña abandono su posición defensiva y me sonrió.

-Cassie siempre ha sido muy protectora con su hermano, creo que, en ocasiones olvida que ella es la menor.

Sonreí y me agazape frente a ellos, Cassie tenia el cabello color cobre como su padre y los ojos verdes de su madre. El parecido era irrefutable.

-Sabes, yo también soy la hermana menor- dije mientras miraba sus pequeños rostros alternativamente. –Tengo tres hermanos mayores.

Cassie me miro como si de pronto tuviéramos un mar de cosas en común. Quería terminar de romper el hielo así que extendí mi mano hacia ambos niños y sonreí.

-Mi nombre es Elaine y soy amiga de su papá.

Ambos niños intercambiaron miradas antes de disponerse a apretar mi mano con las suyas.

-¿Puedo jugar yo también?- dije mientras me incorporaba un poco para quitarme los zapatos de tacón.

Los pequeños volvieron a intercambiar miradas antes de asentir al unísono.

Sonreí al ver que ambos caminaban a mi lado sosteniendo cada uno mi mano. Al llegar al sitio donde la chica alta que hasta hace poco estaba jugando con ellos me detuve.

-Buenas tardes- salude.

-Hola-

Los niños corrieron hacia la jovencita.

-Ella se llama Elaine y es amiga de papá.

Adrien me presento con aquella voz que me derretía el corazón.

-Un gusto, mi nombre es Helen, Helen Collins.

Sorprendida por su presentación la mire de los pies a la cabeza intentando no parecer insidiosa. El parecido era vago pero se encontraba ligeramente en la forma de su mentón y nariz.

-Eres la hija del señor Collins.

La chica asintió.

Comenzamos a jugar con los niños a lanzar la pelota. Verlos reír, correr, mirarme como si fuera la cosa mas genial en el mundo cada vez que les lanzaba la pelota, provoco que todos los sentimientos que había reprimido por tantos años terminaran de salir, y aquel sentimiento que comenzó a brotar con la noticia de la boda de Steve se volvió fuerte y recurrente, recordándome una y otra vez lo que había perdido a causa de él.

Mis hermanos estaban preocupados por mi reacción al matrimonio de Steve y Tiffany, creo que ellos aun continúan pensando que mi dolor, mi pena, son por él, por su perdida. No los culpo por pensar aquello, después de pasar por aquel infierno enterré mis emociones y jamás hable con nadie al respecto.

¿Quién podría entenderlo?

Llorar por la perdida de aquel al que creí era el amor de mi vida era solo la punta del iceberg, lo que realmente me había hecho caer en la desesperación fue la otra perdida, la que nadie jamás tomo en cuenta. Pues lo que realmente me ha carcomido el alma durante todos estos años es la culpa, la culpa de no haber sido lo suficientemente fuerte para proteger la pequeña y milagrosa vida que crecía en mi interior. Haberme permitido ser débil y patética sufriendo por lo que no valía la pena.

La consecuencia de mi error ha sido amarga y grande.

-¡Elaine!

Escuche la voz del pequeño Adrien llamarme, lo mire, el pequeño corrió tan rápido y se arrogo con tal fuerza a mis brazos que casi me hizo tropezar. Sollozaba asustado. Un ligero hormigueo subió desde la punta de mis dedos por mis brazos hasta mi cuello.

-¿Qué te sucede?- pregunte en susurro acunándolo entre mis brazos.

Su hermana Cassie corrió hacia nosotros.

-Le asustan los insectos- dijo en tono preocupado. Y me observo en espera de mi reacción.

Apreté al pequeño un poco mas fuerte contra mi cuerpo y lo arrulle. Olía a dulce de leche.

-No pasa nada… aquí estoy, tranquilo.

Levante el rostro para encontrarme con la mirada atónita de Anne, Derek y el señor Collins.

-Termine con el señor Evans. Necesito conversar con los niños.

Asentí y susurre en el oído de Adrien.

-¿Te gustaría conocer a mi amiga?

El niño levanto un poco el rostro y me miro. Asintió y volvió a ocultar su rostro en mi cuello. Cassie tomo mi mano con lentitud, y comenzamos a caminar hacia la casa, seguidos de cerca por todos.

Una vez en la casa me senté con Adrien aun en mis brazos en el sofá. Cassie se subió por si misma con esfuerzo.

-Ella es mi amiga Anne, y le gustaría jugar con ustedes.

Los niños la miraron con recelo, Anne hizo un par de gestos raros para relajarlos.

-Quisiera conversar primero con ellos a solas. Si no le molesta.

Derek negó con la cabeza, me ayudo a sentar a Adrien junto a su hermana y después me ofreció su mano para ayudarme a levantarme del sofá, los pequeños me miraron como si fuera a irme para siempre.

-Elaine ira a cambiarse de zapatos, jugó tanto con ustedes que sus medias están muy rotas y no queremos que todos sepan que sus pies apestan ¿verdad?– Anne dijo lo ultimo tapándose la nariz con los dedos, los niños rieron en seguida.

Hice un gesto de desagrado hacia Anne que los hizo reír aun más y camine detrás de Derek escaleras arriba.

-Agradezco que seas tan atenta con mis hijos- dijo mientras abría la puerta del cuarto de baño para mi. –Tu amiga Anne es una excelente psicóloga, después de una hora, creo que me conoce mejor que mis padres.

Reí por su comentario.

-Si, tiene esa habilidad – dije mientras lavaba mis manos y sacudía la tierra de mis medias y falda.

-Nunca pensé que te gustarían tanto los niños-

Levante el rostro y lo mire, su gesto se alarmo al ver que estaba surcado de lagrimas, había hecho todo lo posible por guardar aquella opresión en mi pecho para dejarla salir cuando estuviera sola, pero algo parecía haberse roto, el aroma a niño pequeño de Adrien aun estaba presente en mi ropa, en mi cabello, la calidez de la mano de Cassie aun palpitaba en mis dedos. Derek al ver que estaba llorando se acerco a mi, tomó un pañuelo desechable de la cajita que había encima de la mesa junto al lavabo y me lo ofreció.

-¿Elaine te encuentras bien?

Pregunto mientras colocaba su mano bajo mi barbilla para levantar un poco mi rostro y mirarme a los ojos. Asentí sin mucha convicción, me preparaba a levantarme para enjuagarme el rostro cuando sus brazos se cerraron alrededor de mi, me resistí un instante a su cercanía. No era correcto.

-Te ensuciare la camisa de lagrimas y maquillaje- dije intentando despegar mi cuerpo del suyo sin ser mal educada.

-Esta bien, yo tengo muchas camisas, tu solo tienes un corazón, si no lo dejas desahogarse, se romperá.

Al escucharle decir aquello deje de luchar contra su abrazo y enterré mi rostro en su pecho, rodeé su cintura con mis brazos y me permití llorar en silencio mientras sentía como el acariciaba mi nuca. Un carraspeo nos hizo saltar y separarnos de golpe. Anne estaba en el umbral de la puerta con una mirada curiosa en su rostro.

-Termine la entrevista- dijo en susurro.

-Si, claro. Solo dame un segundo.

Anne asintió, mire a Derek y el también salió, cerré la puerta tras él, me mire al espejo y respire profundamente una y otra vez, abrí el grifo y me enjuague el rostro. Una vez que mis lagrimas cesaron salí del cuarto de baño.

Ambos estaban esperando por mi en silencio.

-Lamento mucho haber perdido la compostura- dije mientras terminaba de secar las diminutas gotas que aun resbalaban por mi cuello.

-Esta bien, es normal, te he repetido en innumerables ocasiones que eres humana. Pero, por el momento, tenemos que darle prioridad al caso. El grado de inestabilidad en los niños me preocupa, es evidente que ambos han sido expuestos a… bueno, ellos han sido severamente maltratados, y no hablo solo de darles un azote o dos, estoy hablando de verdadera crueldad, física, psicológica, verbal. Esos pequeños corren un grave riesgo, y buscan desesperadamente una figura materna que los proteja como al resto de los pequeños con los que conviven.

-En pocas palabras…

Derek miraba a Anne con profundidad.

-Buscan una madre, con autentica desesperación, y están siendo programados para hacer cualquier cosa con tal de obtenerla. Manipulación a un grado terrible.

Derek apretó los puños y golpeo la pared con fuerza provocando un estruendo.

-Elaine, se que esto será difícil para ti, pero ellos ya se han identificado contigo, gran parte de la entrevista la han usado para contarme sobre como has jugado con ellos, y para preguntarme cosas sobre ti, creo que seria bueno que permanecieras cerca de ellos, será doloroso, lo se, pero esos pequeños sienten a la madre que hay dentro de ti, ellos buscan y tu añoras, podría ser beneficioso para los tres convivir, ellos tendrán por fin un poco de estabilidad y tu, podrías comenzar a superar la perdida de tu hijo.

Fulmine con la mirada a Anne, mientras sentía la mirada atónita de Derek taladrarme la espalda.

¿Cómo podía pedirme algo así?