Clara llego al departamento en compañía del pequeño Julian, era increíble lo mucho que los bebes crecen en solo un par de meses. Clara escucho de boca de la tía Anneth las condiciones en las que Elaine había regresado y el estado en el que se encontraba en aquel momento.
La chica dejo al bebe en los brazos de su tía y camino directo a la habitación de su hermana menor. Escucho su llanto antes de abrir la puerta y suspiro. Clara entendía a la perfección lo mucho que dolía la decepción, amar a alguien y que esa persona no escatimara al regresar todo ese amor en dolor era algo terrible para el corazón. Clara abrió la puerta, al verla entrar sin tocar Elaine se sentó y se limpio las lagrimas rápidamente. Su hermana mayor lucia peor que ella, había escuchado rumores al respecto en las conversaciones entre Jane y tía Anneth, pero observar el pómulo de su hermana con un moretón negro mal maquillado, la hizo olvidar por un momento su tristeza.
—¿Te encuentras bien? —pregunto Elaine a su hermana mientras esta se sentaba junto a ella en la cama. Clara sonrió y se acaricio la mejilla con delicadeza.
—Se supone que vine para ayudarte a ti— respondió y abrazo con fuerza a Elaine, quien correspondió su abrazo con efusividad. Ambas lloraron durante un buen rato, hasta que sus ojos se secaron y sus cuerpos se sentían exhaustos.
Mientras tanto durante aquel momento tía Anneth permaneció en el pasillo escuchando a ambas chicas llorar, no pudo evitar sentirse culpable.
¿Quizá ella las había educado mal?
¿Pero que podía decirles?
Contarles como ella misma había vivido durante mucho tiempo enamorada del amor y le había entregado durante todo ese tiempo su alma, cuerpo y… dinero aun vividor que resulto no ser nada mas que un estafador, un vividor que cuando entendió que ella ya no daría mas, simplemente se fue y la abandono a su suerte.
Jamás…
Ella no podía confesarles que había sido por tener el corazón roto que nunca mas miro a nadie, y por eso había decidió permanecer soltera. Tampoco quería decirle a Elaine "Te lo dije" sin importar cuantos deseos tuviera, sabia también de primera mano, que era lo ultimo que su pequeña deseaba escuchar.
Pues con el paso de los años Anneth se había dado cuenta que no todas las personas son iguales, y por eso a pesar de haber metafóricamente olfateado el olor a podrido proveniente de Steve, trato con todas sus fuerzas de no interferir… demasiado; para ella no era una cuestión de genero… solo se trataba de quien es o puede ser bueno y quien no lo es. Aquella frase de que "Todos los hombres son iguales" no era mas que una forma de evitar la realidad… no, no todos los hombres son iguales, así como no todas las mujeres buscan o quieren las mismas cosas, simplemente cuando uno ama tiende a solo sentir y no a pensar, por ello en ocasiones se acaba con el corazón roto y el alma hecha pedazos; sin embargo, ella deseaba que sus sobrinos pudieran y tuvieran la dicha de encontrar a la persona idónea.
Tras limpiarse las lagrimas camino de regreso a la cocina, ahora que Clara y Julian habían llegado, lo mejor que podía hacer era deleitarlas con una comida deliciosa.
Elaine le conto todo lo sucedido a Clara, obviamente omitiendo los detalles mas oscuro y vergonzosos, Clara escucho con atención y sin expresar de forma abierta sus pensamientos o sentimientos, aunque por dentro no podía dejar de imaginar las diferentes formas de torturar, castrar y asesinar a ese maldito infeliz que se había aprovechado de la inocencia de su pequeña hermana.
—¿Crees que fue culpa mía?
Clara parpadeo sorprendida por la pregunta de Elaine, tomo su mano y la acerco a su pecho.
—No. Por supuesto que no… sin importar que, él no tenia derecho de tratarte de esa forma.
Escucharla decir aquello hizo que Elaine se sintiera un poco mejor, solo un poco mejor. Se puso de pie y camino hacia su ventana, miro el cielo nublado y sintió la brisa vespertina golpear su rostro.
—¿Qué debo hacer ahora? —se pregunto en voz alta —No quiero enfrentar esto Clara… esta no soy yo, yo… no quiero que esto se convierta en la historia de mi vida.
Clara la miro y se puso de pie, se acerco a ella y acaricio su castaño y lacio cabello con gentileza.
—Entonces ve y díselo. Demuéstrale que fue un idiota por tratarte de ese modo y patéalo en las bolas.
Elaine rio estrepitosamente, miro el reloj que descansaba en la cómoda junto a su cama, camino hacia el armario, se puso unos jeans ajustados y una blusa rosa, amarro su cabello y salió de la habitación lista para terminar con aquel imbécil que le había hecho daño. Sin decir una palabra salió del departamento, tomo un taxi y le pidió que la llevara al departamento de Steve, por la hora, no debería tardar en regresar así que esperaría por él, lo abofetearía y se iría, fingiendo que no sentía nada mas que asco por él.
El taxi se detuvo frente al edificio, ella bajo y se dirigió a la recepción, el portero no se encontraba en su sitio así que simplemente camino hacia el elevador presiono el botón y subió. Camino hacia el departamento, le sorprendió un poco que la puerta estuviera abierta, pero no podía recordar si la había cerrado cuando se fue en la mañana así que solo la empujo suavemente y entro en el departamento, caminaba hacia la sala cuando los gemidos provenientes de la habitación le helaron la sangre, inconscientemente siguió los sonidos hasta llegar a la recamara, sus ojos se desorbitaron cuando observo la escena de cuerpos sudorosos y desnudos, Steve empujaba con fuerza sobre la chica rubia.
—Steve…—susurro haciendo que ambos se levantaran sorprendidos. La chica rubia la miro igual que una persona sin corazón mira a un animal muerto en la autopista —¡¿Qué demonios?! ¿Quién es esta mujer? —Elaine sabia que su pregunta estaba fuera de lugar, tomando en cuenta lo que iba a decirle, la escena que acaba de presenciar debía darle igual, pero la realidad era que ardía en furia y celos.
—Tu debes ser la pobre tonta en turno que este don juan ha estado usando. —Elaine fulmino con la mirada a la rubia y se preparaba a abofetearla, pero la rubia hizo su movimiento primero, la empujo tan fuerte que Elaine retrocedió casi tres pasos—.Ni se te ocurra tocarme—siseo —. No me importa quien diablos pienses que eres o quien te dijo este idiota que eras… pero yo soy su prometida, así que deja de lamer el piso por el que camina y lárgate de aquí, sino lo has notado estamos desnudos.
Elaine miro a Steve quien no dijo una sola palabra y salió caminando como pudo del departamento. Lo poco de valor que había reunido se esfumo… la palabra prometida retumbaba sin parar en su cabeza.
"Estúpida, eres realmente una tonta Elaine Tullor ¿Cómo es que nunca te diste cuenta?" se grito a si misma.
Elaine regreso a casa y en esta ocasión ya no salió de su habitación, tampoco acepto cenar con su tía y hermana, ni siquiera quiso mirar a la carita de su sobrino, lo único que quería era recostarse en su cama y llorar… y eso fue lo que hizo, ignorando a todos los que le pedían que saliera, Elaine se sumió en la oscuridad de su dolor y se quedo ahí por un largo largo tiempo.