Espere pacientemente a que el chico detrás del mostrador terminara de sellar y archivar todas las hojas de las actas. Una vez las tuve en mi mano me gire hacia mis acompañantes quienes aun lucían un tanto desorientados.
—Volvamos a tu consultorio y vayamos a comer helado con los niños… Alex, tu y yo iremos a notificar al abogado de la señora Evans que los niños se quedaran con su padre y bajo supervisión de Anne hasta mañana, para que ellos puedan responder a las mociones que se metieron al juzgado el día de hoy.
Anne entrecerró los ojos.
—¿No te asusta ni siquiera un poco la reacción de esa mujer?; digo, ya viste como le dejo el rostro a Alex… no quisiera imaginar que seria capaz de hacerte a ti o a mi.
Me reí y comencé a caminar sin importarme si ellos me seguían o no.
Ese era el punto; creí que tal vez Anne lo entendería, pero parecía que no. Mis años defendiendo gente y tratando con abusivos habían tenido su lado bueno; mucho aprendizaje: Abigail Evans, ella no intentaría atacarnos directamente, ni a Anne o a mi, por una simple razón, nosotros no dudaríamos en defendernos de sus ataques, y como todo buen abusador, la aun señora Evans solo agrade a personas que sabe de antemano, jamás tomaran represalias o intentaran defenderse, de hecho, si alguien se le opusiera ella saldría corriendo por piernas.
Mi estrategia se había basado en ello… solo esperaba no equivocarme y que ella no evolucionara su patología de abusador debido a mis contundentes ataques.
—Alex, lleva a Stephen al despacho, regresa por mi a casa de Anne antes de las siete, iremos en tu auto a realizar la visita y asegúrate de llamar al abogado e informarle sobre nuestra visita.
Alex asintió y comenzó a caminar seguido por Stephen delante de nosotras.
Una vez en el auto Anne recargo su cabeza en el respaldo y suspiro.
—¿Se me permite expresar mi opinión?—pregunto con un encogimiento de hombros que me hizo sacudir la cabeza.
—Nunca has necesitado de mi permiso para hacerlo— dije en tono agrio —. Dime… ¿que opinas?
Anne suspiro.
—Creo que esta batalla no será tan sencilla y debes poner tus prioridades en orden ¿Qué es mas importante para ti en este momento. Derek, sus hijos, tu carrera o… tus sentimientos por esos pequeños y tus sentimientos por su muy bien parecido padre? No necesitas decirme nada a mi, pero como tu amiga y terapeuta te pido que te hagas esa pregunta y pienses detenidamente tu siguiente paso.
—Anne—susurre—. Cree en mi quieres, esa mujer seguramente pedirá que lleguemos a un acuerdo, Derek le dará una jugosa pensión, visitara a los niños con supervisión y yo podre continuar con mi vida. Veras como pronto, todos seres felices.
Anne me miro aun preocupada pero sonrió.
—¿Entonces una vez termine el caso te alejaras de Derek y sus hijos? —pregunto mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
—Por supuesto que si; Anne, ellos tendrán una terapeuta maravillosa y estarán seguros con su padre, en cuanto a mi, he decidido seguir adelante, este caso a destapado mucho de mi pasado y eso me ha hecho pensar… quiero tener un bebe—informe emocionada. No era algo que no hubiese pensado antes, simplemente no me atrevía a dar el paso.
Anne se atraganto con su propia saliva.
—Elaine… ¿si sabes que necesitas un padre para ello, verdad?—Su pregunta me hizo reír, le di un golpe suave en el hombro antes de hablar.
—Por supuesto que si… pero, desde hace algunos meses he estado consultando clínicas, conozco el procedimiento, los costos y tiempos, solo me falta firmar el acuerdo y recibir los catálogos para decidir sobre el donador.
—Bueno, supongo que siendo así no me queda mas que desearte suerte… pero creo sinceramente que cometes un grave error.
Dicho eso, Anne cambio de tema… no paro de hablar sobre lo mucho que Eason le insistía que se casara con el, y las múltiples razones por las que ella continuaba dándole vueltas al asunto; por fortuna el trafico era leve por lo que llegamos mucho mas rápido de lo pensado a su consultorio, mi amiga era buena dando consejos, pero en ocasiones era terrible siguiendo sus propios consejos.
Entramos en el edificio y subimos por el elevador, Anne estaba inusualmente callada pero me convencí a mi misma de no destapar la caja de pandora al preguntarle la razón de su hermetismo.
Adrien y Cassie corrieron hacia mi en cuanto salí del elevador, me dio la impresión de que estaban esperándome, Lily salió del despacho al escuchar el alboroto de los otros pequeños, los abraces a los tres y entre con los niños colgando de mi ropa, era un tanto incomodo caminar así pero intente no darle demasiada importancia.
—¿Por qué se fueron sin mi? —pregunto Derek mientras me miraba molesto; suspire, sabia que esa pregunta vendría pero no espere que con esa molestia implícita.
—Conversemos en privado… hay algunas cosas que quisiera informarte—dije mientras colocaba mi mano sobre su ante brazo de forma instintiva, y la retire cuando las puntas de mis dedos comenzaron a hormiguear. Me agazape frente los pequeños —. Necesito hablar con su papá, vayan con Anne y prepárense para salir a comer helado—Los niños asintieron y a regañadientes siguieron a Anne hacia la oficina de Eason—. Lamento no haberte esperado pero no podíamos permitir que el juzgado cerrara sin hacer nuestra jugada.
Derek me miro a los ojos y sonrió, tuve que desviar la mirada para evitar sonrojarme… ¿por que estaba a punto de comenzar a comportarme como una jovencita ingenua?
—Abigail me llamo echa una furia—susurro mientras tiraba de la silla frente al escritorio de Anne y me señalaba que me sentara—. El incidente con tu colaborador la puso nerviosa… supongo que pensó que podía comenzar a amenazarme con irse con los niños para que yo te persuadiera de presentar cargos; sinceramente creo que debo agradecerte por no esperarme, una parte de mi en realidad estaba a punto de pedirte que no hicieras nada.
Sonreí por su comentario, por supuesto que había previsto esa reacción, como le había dicho a Anne una hora atrás, esa mujer solo ataca a quien sabe que no va a defenderse.
—No puede irse con tus hijos ni ahora, ni de aquí en adelante. Supuse que eso es lo que haría así que me adelante.
Le explique de forma sencilla todas las mociones y actas que ahora se encontraban siendo tramitadas en el juzgado, el parecía sorprendido pero sus ojos brillaban con esperanza.
—¿Qué sigue entonces? —pregunto mientras miraba la alianza que adornaba su dedo anular de la mano izquierda.
—Iremos a comer helado con los niños y después a visitar al abogado. Si mi plan funciona como espero, ella se sentirá acorralada y tratara de hacer un trato, yo retirare todos los cargos, ella accederá al divorcio de común acuerdo, y solo visitara a los niños bajo supervisión, tu tendrás la custodia completa de ambos; mi consejo es que le ofrezcas una pensión que la persuada de hacer cualquier otro movimiento legal.
—Debo decirlo… eres la mujer mas… lista que jamás he conocido, admiro el modo en que todo funciona como esperas, sinceramente es un súper poder que yo también quisiera poseer.
Sonreí por su comentario, ambos salimos y nos reunimos con los niños, Anne y Eason se habían comunicado con el señor Collins para que trajera la camioneta.
—¿Exactamente a donde iremos a comer helado Elaine? Me preocupa mucho que alguien reconozco a Derek—dijo Eason, lo mire y sonreí.
¿Por qué no me dan un poco mas de crédito? Pensé para mis adentros.
—Iremos a la bahía sur, hay una cafetería con unos helados deliciosos y no es muy concurrida a esta hora.
Eason sonrió y se acerco a mi.
—Muy bien, nunca dude de ti… ¿Me permitirías darte un consejo? —Atónita por sus palabras puse los ojos en blanco, a Anne le preocupaba que no tuvieran las suficientes cosas en común como para poder casarse, para mi, después de escucharlo decirme aquello, tenían mas que solo unas pocas cosas en común.
—Escúpelo—dije intentando sonar osca, pues en realidad estaba feliz por mi amiga.
—Creo que deberías preguntarle a Derek el por que le ocurrió esto, se nota que hay cierta tensión entre ustedes, quizá si supieras un poco mas de el te sentirías un poco menos inquieta a su alrededor.
—¿Acaso te dijo algo sobre mi?—Mi pregunta lo hizo sonreír y a mi sonrojarme, las palabras habían salido por mi boca sin pensar y en aquel momento me arrepentí en cuanto vi sus ojos astutos mirándome con picardía.
—¿Por qué? ¿Te gustaría que el comentara cosas sobre ti?
Camine hacia la puerta sin responder a su pregunta, subimos por grupos al elevador y subimos a la camioneta del señor Collins, quien por cierto lucia mucho mas serio de lo normal, quizá el también se había molestado por habernos ido al juzgado sin ellos.
Me senté junto a Adrien y Cassie, lucían emocionados, en verdad emocionados, ahora que todo parecía ir bien con respecto a su madre podía ser un poco mas cercana a ellos. Acaricie la cabeza de Adrien, debía tener casi siete años y se veía mucho mas pequeño e infantil, mientras que Cassie tenia casi seis y su semblante era mucho mas maduro.
—Elaine…—llamo Cassie con su pequeña voz.
—Dime cariño.
—¿Cuándo mamá y papá ya no peleen…tu ya no veras a papá?
Suspire al escuchar su pregunta, hacia unas horas le había dicho a Anne que una vez Derek estuviera divorciado yo me alejaría de el y sus hijos, pero ahora que la pequeña me hacia esa pregunta dudaba de mi respuesta, quería ser sincera… pero, ¿realmente era capaz de alejarme?
—Oh, cielo, tu papá estará ocupado y yo también, quizá no podamos vernos seguido… pero te prometo que todo estará bien y jugaremos de vez en cuando—Cassie me miro con sus ojos grandes y esperanzados, había suplica implícita en ellos. Adrien no había dicho nada pero el también me miraba con esa misma intensidad—. Esta bien, lo prometo, nos veremos para jugar y saldremos a comer helado, o ver una película, lo conversare con su papá.
Al hacer esa promesa sabia que no podía romperla y que ella significaba que mi plan original de alejarme solo se quedaría como un plan, pero no tenia el corazón de rechazarlos, no podía jugar de esa forma con sus sentimientos, me lo había prometido cuando era solo una niña y observaba a mis padres pelear, en ocasiones los adultos creemos que los niños no comprenden, pero en realidad, comprenden las cosas incluso mejor que nosotros.
Llegamos a la cafetería y tal como había previsto estaba completamente vacía, el chico del mostrador limpiaba la barra de helados cuando entramos, al escuchar la campanilla miro hacia la puerta y nos sonrió tras darnos la bienvenida. El sequito de niños entro justo detrás de mi y corrieron hacia la barra donde se exhibían los helados, todos los presentes reímos al observarlos perderse en algo tan simple como elegir el sabor de su helado, camine hacia ellos y me preparaba a cargar a Adrien cuando Derek coloco su mano en mi hombro.
—Yo lo hare—dijo mientras sonreí de forma alegre.
Elegimos los helados y observamos a los niños corretear por la arena de la playa de la cafetería, eran pocos los establecimientos en esa parte de la bahía así que cada uno contaba con su propio pedazo de playa privada.
Mi teléfono sonó mientras comía helado, mire el identificador, era Alex.
—Elaine Tullor—respondí.
—Elaine, hable con el abogado de la señora Evans y nos espera en media hora en la residencia de la señora.
Torcí el gesto, quería pasar un poco mas de tiempo con los niños antes de tener que lidiar con esa horrenda mujer.
—De acuerdo, nos veremos ahí, envíame la dirección y… Alex, quiero que lleves la solicitud de divorcio con la parte de pensión en blanco. Quiero acabar con esto de una vez.
Me puse de pie y camine Derek quien jugaba a perseguir a los niños entre la arena, se había quitado los zapatos y los calcetines por lo que seguramente tendríamos que detenernos en los lavabos antes de partir.
—Derek—Llame en voz baja, no quería que los niños se pusieran nerviosos por lo que intente ser lo mas discreta posible. —Alex llamo, nos esperan en media hora.
Derek me miro y después a sus hijos.
—Cassie… papá tiene que ir a hablar con tu mamá, así que Carter los llevara a casa. ¿De acuerdo?
La niño nos observo a ambos con astucia y sonrió, tomo a su hermano de la mano y comenzó a caminar hacia donde Carter y su hija conversaban animadamente. Derek frunció los labios al ver que no se habían despedido de el, pero antes de que ninguno de los dos lo pensáramos por demasiado tiempo, los niños volvieron corriendo y se arrojaron a sus brazos. Cassie contenía las lagrimas.
—Papá ¿Mamá vendrá a recogernos mas tarde?
Derek me miro buscando apoyo, supongo que no sabia como responder a aquello sin ser indiscreto sobre el modo en que estaba resolviendo el asunto.
—No cariño, mamá se ira de viaje y ustedes se quedaran con su papá, pero debemos ir a recoger mas ropa y algunos juguetes—respondí en susurro. Cassie pareció convencida por mi respuesta, se acerco a mi y me dio un beso en la mejilla, Adrien hizo lo mismo, conmovida por su calidez los abrace a ambos.
Anne, Derek y yo dejamos que Eason y el señor Collins se ocuparan de llevar a los niños, mientras que nosotros nos dirigimos a los lavabos para quitarnos toda la arena de los pies, después debíamos esperar al chofer que el señor Collins había pedido para nosotros. Mi primer impulso había sido tomar un taxi y volver al consultorio de Anne, pero obviamente con la popularidad de Derek eso era simplemente imposible, aun con su disfraz, para alguien con vista aguda era sencillo descubrir quien era.
El chofer llego en menos de diez minutos, los tres subimos a la camioneta, Anne se sentó en el asiento de copiloto para que Derek y yo pudiéramos conversar sobre el caso.
—Escucha, es probable que el abogado de la señora Evans trate de convencerte de solicitar que se retiren los cargos y sea mas indulgente en cuanto a tu demanda de divorcio. Se que será difícil pero debes resistir, si aflojamos la cuerda en este momento ella se recuperara y tratara de huir, si se lleva a tus hijos, recuperarlos seria casi imposible.
Derek me miro con los ojos sorprendidos, me dio la impresión de que no esperaba aquel comentario.
—De acuerdo. Me dijiste que debía ofrecerle una jugosa pensión ¿Cuánto considerarías que es conveniente que le ofrezca?
Sonreí, si se había sorprendido con mi comentario anterior, lo que estaba a punto de decir iba a sorprenderlo aun mas.
—En su demanda original ella pedía doscientos cincuenta mil dólares mensuales de pensión por la manutención de sus dos hijos y ella, le ofreceremos ciento cincuenta mil dólares de pensión para ella sola, y visitas supervisadas.
Llegamos a nuestro destino, Derek lucia nervioso, desde que lo conocí, jamás lo había visto tan inseguro, ver aquel rastro de normalidad en el me hizo sentir inquieta, así que coloque mi mano sobre la suya, haciendo que el me mirara sorprendido.
—Todo estará bien, confía en mi—susurre.
Derek me miro y sonrió, levanto mi mano con las suyas y la acerco a sus labios, beso el dorso delicadamente con sus labios.
—Te agradezco mucho que tu ayuda, se que es tu trabajo pero… no tengo con que pagarte, mis hijos lo son todo para mi.
Asentí tímidamente y baje de la camioneta, me puse el saco, arregle mi falda, tome mi maletín y camine delante de Anne y Derek hacia la entrada, Alex esperaba ahí de pie en silencio.
—¿Pudiste tentar el terreno? —pregunte. Alex asintió, y miro a Derek sorprendido, Derek a su vez no pudo evitar mirar la herida en el rostro de Alex.
—Lamento mucho lo que ocurrió—dijo en dirección de Alex y le ofreció la mano para estrecharla. Alex sonrió y estrecho su manos.
—No hay problema… si deja cicatriz tendré una razón para arreglarme un poco las mejillas —rio de forma ruidosa y me miro —. Nos están esperando, y debo decir que; la fiera esta tranquila, lo cual me alegra ya que no quiero que me empareje el rostro.
Lo mire con desaprobación por su broma, me pareció de mal gusto; y camine hacia la puerta, toque el timbre y espere; el abogado abrió la puerta con rostro solemne.
—Buenas noches— salude y ofrecí mi mano para que aquel hombre la estrechara.
—Adelante, la señora Evans esta esperando en la sala—dijo mientras nos mostraba el camino, sonreí y entre tras retirar mi mano, obviamente no estaban contentos, el desaire del saludo era una forma bastante clara y directa de demostrarlo.
Camine seguida de cerca por Anne, Alex y Derek. La mirada de la señora Evans se centro en mi, me veía igual a como una hiena miraría a una cebra.
—Señora Evans, mi nombre es Elaine Tullor y soy la abogada del señor Evans.
La mujer sonrió y se puso de pie.
—Claro, la mujer que esta intentando quitarme a mis hijos y que ahora incluso busca como meterme a la cárcel—dijo en tono grave mientras se acercaba a mi. Al observarla de cerca note que tenia el cabello enmarañado, los ojos rojos y sumamente hinchados; obviamente había estado llorando. —Dígame, abogada… ¿cuánto dinero le ofreció mi esposo para destruirme del modo en que lo hizo?
Todos guardaron silencio, yo simplemente la mire fijamente y me senté frente a ella en la mesa.
—Abogado, ¿supongo que esta consciente de la situación? — dije ignorando por completo a la mujer y sacando de mi maletín las copias de las mociones y actas que había registrado en el juzgado. El abogado se sentó junto a ella y me miro con la misma seriedad. Ambos sabíamos que nuestro trabajo no consiste en conversar y mucho menos discutir con la parte contraria, con la única persona con la que debíamos charlar era nuestro cliente y después negociar con el abogado contrario, un sistema simple pero, infalible.
—Por supuesto abogada, y creo que ambos sabemos que esto solo es un intento desesperado para revirar la realidad de los hechos; sin embargo, mi clienta es una persona ocupada y su vida es estresante, como figura publica, de preferencia, ella quisiera zanjar el asunto con la mayor discreción posible.
Derek se sentó junto a mi, mientras Anne y Alex observaban todo desde atrás de nosotros. Sabia que esa seria la reacción, y aunque no podía mostrar mis emociones de forma abierta, en mi fuero interno me regocije… y mucho.
—Eso mismo iba a yo a decirle; tomando en cuenta las circunstancias actuales, mi cliente, me ha solicitado hacerles la siguiente oferta: mi cliente cubrirá la pensión exclusiva de la señora Evans de forma mensual por la cantidad de noventa mil dólares; (sabia que si ofrecía enseguida la suma mayor, ella pediría mas; por lo que ofrecí una cantidad menor a la acordada para que ellos pudieran notar buena voluntad en la negociación). El señor Evans conservara custodia completa de sus dos hijos y la señora Evans podrá tener visitas semanales bajo supervisión de un trabajador social o la terapeuta de los niño.
—¡No! —grito la señora Evans interrumpiéndome y provocando que su abogado saltara en su asiento —. Al mocoso te lo puedes quedar, pero a mi hija… no, ella es mía—dijo intentando contener su ira.
—Abogada, quitarle de tajo a una madre a sus hijos es algo muy estresante, queremos solicitar custodia compartida.
Sonreí y mire las actas, tome las copias de las fotografías que ellos habían presentado como prueba de maltrato, y los resultados de las entrevistas de Anne.
—Abogado…—dije en tono serio y coloque las hojas acercándolas con la punta del dedo hacia ellos—. Creo que todos los presentes sabemos que eso seria en interés de la señora Evans y no de los niños, debo decir que, el señor Evans me contrato no solo para llevar el caso de su divorcio, sino también para llevar el caso del maltrato de sus hijos. Dejemos nuestra negociación hasta aquí y esperemos que opina el juez y el jurado al ver las pruebas que hemos recopilado, puede creer que pediré la sentencia máxima si, la señora es declarada culpable.
La señora Evans se levanto de la silla y golpe la mesa con los puños.
—¡Estúpida! —grito histérica —. Te matare—siseo. El abogado Luque nos observo petrificado, mientras tanto yo, simplemente le sonreí y tome la orden de restricción que Alex había solicitado y la coloque sobre la mesa; aunque normalmente no suelo intercambiar palabras con los clientes de mis colegas, esa mujer en verdad estaba irritándome con su actitud prepotente.
—Señora Evans, estoy segura de que su abogado estará de acuerdo con lo que voy a decirle: si usted continua con esos arrebatos no tendré mas opción que tomar otros tipo de previsiones, usted me esta amenazando, ¿se da cuenta de ello?
La mujer me miro con sorpresa y entonces cambio de táctica, lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas.
—¡Por favor, Derek! No me hagas esto, necesito a mi hija, ¡Por favor, te lo suplico! —dijo literalmente sorbiendo la nariz.
Derek carraspeo y sin que lo esperara coloco su mano sobre la mía bajo la mesa y la apretó con suavidad, mantuve la compostura y continúe mirando al frente.
—Abigail, no puedo, no quiero a mis hijos contigo, tienes problemas de control de ira, es claro para todos… lo lamento pero esos son los términos, tómalos a déjalos.
La señora Evans miro a su abogado, él cuchicheo algo en susurro junto a su oído.
—Quiero ciento cincuenta mil dólares mensuales de pensión, y ver a mi hija todos los domingos a solas—dijo en tono seguro, sus lagrimas habían cesado y su tono era de nuevo entero y altivo.
—No—respondió Derek serio—, te daré doscientos mil dólares mensuales y no veras a mis hijos a solas hasta que termines una terapia de control de ira, no pretendo alejar a Cassie de su madre pero no seguiré poniendo en riesgo su integridad física y mental para que tu puedas continuar controlándome a tu antojo, estoy cansado de tus amenazas.
La mujer nos miro y volvió a mirar a su abogado quien asintió.
—Muy bien, dame el maldito acuerdo—dijo cortante, le entregue la hoja tras retirar mi mano de la de Derek. Ella lo tomo, lo leyó con detenimiento y tras colocar en la cantidad de pensión los doscientos mil dólares, lo firmo. —, ahora váyanse de mi casa, y llévate las cosas de los niños, quiero el deposito de la pensión mañana temprano.
Se puso de pie y salió del recibidor. El abogado Luque se puso también de pie y nos guio hacia la puerta, caminamos en silencio uno detrás del otro hasta llegar a la puerta. La camioneta estaba esperando afuera así que simplemente subimos a ella y avanzo. Una vez que comenzamos a alejarnos de la casa de esa mujer, solté por fin el aire contenido en mis pulmones, Derek hizo lo mismo al mismo tiempo así que nos sonreímos.
—¿Soy libre? —pregunto en susurro.
Sonreí y asentí.
—Si, bienvenido a la soltería— dije sonriendo.