Era viernes por la mañana, faltaban solo unas horas para la fiesta de tía Anneth, estaba en mi departamento tratando de elegir un atuendo adecuado, debía ser sutil para salir con tía Anneth pero con clase para ver a Derek en la fiesta, literalmente saque todo mi guarda ropa y nada me convencía, finalmente me decidí por unos jeans ajustados, una camiseta verde y una blusa blanca casi transparente, hacia mucho tiempo que no me vestía de forma tan casual así que al principio al verme en el espejo me sorprendí un poco de mi apariencia, aun con dudas tome una ducha, me seque el cabello y lo alacié un poco, me vestí y me puse un poco de maquillaje. Me bebí una taza de café y salí para ir a recoger a tía Anneth a su casa.
Tarde un poco mas de una hora por el trafico, cuando llegue mi tía me observo confundida al verme bajar del auto.
—Cariño… te ves muy bien—dijo tía Anneth mientras tomaba una punta de mi cabello con gentileza.
Al ver su rostro confundido y sorprendido supuse que tenia que inventar una excusa, desde que volví del hospital después de Sebastian, lo único que usaba eran trajes oscuros, con falda o pantalón, pero siempre de etiqueta.
—Mi ropa se perdió en la lavandería—dije fingiendo estar molesta por ello.
—Bueno, pues, debo decirte que te ves hermosa hija—Sonreí por sus palabras y le ofrecí mi brazo para que comenzáramos a caminar juntas hacia mi auto.
—¡Gracias tía! —dije mientras le abría la puerta para que subiera, una vez con ella arriba subí también y arranque, debía mantener a tía Anneth ocupada hasta las seis y a penas era medio día, conduje con tranquilidad hasta la plaza junto a la playa, entre en el estacionamiento. —Vamos a almorzar primero—dije mientras desconectaba mi teléfono del cable del teléfono —. Así podemos ponernos al día, y después iremos a la tienda de juguetes.
Tía Anneth sonrió y bajo del auto con calma, caminamos hacia el restaurante, hace años, cuando aun estudiaba la carrera solíamos venir a almorzar los domingos. Al entrar en el restaurante el gerente Lyle se acerco a nosotras para saludar.
—Oh por Dios…—dijo al observarme —. Niña… pero como has crecido— Tanto tía Anneth como yo comenzamos a reír y después lo seguimos hacia las mesas de la terraza, nos sentamos, ambas pedimos lo mismo de siempre.
—Dime cariño… ¿Qué pasa? Te ves… diferente —
—¿A que te refieres?
—Bueno… tu atuendo, tu semblante… oh vamos, dime ¿qué te pasa?
Pensando sobre como desviar la atención y no hacerla preocuparse, comencé a narrarle sobre mis casos, haciendo especial énfasis en el de Derek; mi tía escucho cada palabra con atención.
—¿Entonces ayudaste a ese hombre a poner a sus pequeños a salvo? —Asentí como respuesta —Cariño, debes sentirte muy bien, y esa chica a la que estas ayudando… siempre supe que harías grandes cosas.
Escucharla decir aquello me hizo sonreír.
Terminamos de comer y caminamos hacia juguetería, al entrar mi atención se centro en un auto de madera tallada sumamente detallado y de tamaño grande, me acerque a el y comencé a inspeccionarlo, mire el precio, era costoso pero por alguna razón me parecía que Adrien merecía eso y mas, imagine su sonrisa y mi corazón se ilumino.
—¿Podría envolverme este carrito?— le pedí al encargado mientras miraba los aparadores de muñecas, había unas hermosas muñecas con largas trenzas negras y vestidos vistosos, tenían un placa donde decía que eran hechas en México, en un estado de nombre Querétaro, eran un poco costosas pero igual de hermosas—También quiero esta muñeca, por favor.
Mi tía me observaba mientras pagaba los juguetes.
—¿En verdad estas bien? —pregunto mientras me ayudaba a cargar la bolsa de regalo que tenia la muñeca para que yo llevara la caja con el carrito.
—¿A que te refieres? —pregunte mientras hacia el intento de sostener la caja.
—Acabas de comprar juguetes para los hijos de tu ex cliente… jamás te había visto pasar el limite.
La observe mientras caminábamos de regreso al auto, una vez ahí, metí la caja en la cajuela. Mire mi reloj y vi con esperanza de que eran las 4 y media de la tarde, tenia tiempo suficiente para llegar a casa de tía Anneth.
—Él, es… diferente ¿Realmente quieres interrogarme al respecto?
Tía Anneth sacudió la cabeza.
—No, cariño… me agrada verte feliz.
Ambas subimos al auto y conduje con calma hasta casa de tía Anneth, por fortuna ella me ahorro el pensar como hacer para subir con ella hasta el departamento sin hacerla sospechar, con la invitación de aprovechar que no tenia que trabajar el fin de semana, tía Anneth y yo haríamos un maratón de series televisivas hasta el amanecer.
Subimos conversando animadamente hasta que ella abrió la puerta, en cuanto la luz se encendió, mis hermanos y varios amigos de tía Anneth saltaron al frente gritando…
¡Sorpresa!
Tía Anneth retrocedió y se giro para asesinarme con la mirada, solo me encogí de hombros a modo de disculpa.
La fiesta comenzó con una aun catatónica tía Anneth.
Mientras todos comían y conversaban Anne se acerco a mi al ver que buscaba a alguien entre el gentío, el timbre sonó, así que fui yo quien camino hasta la puerta para abrir, Derek y sus pequeños me miraron sorprendidos (¿en verdad me veo tan diferente?)
—Elaine—gritaron los niños al unísono y se aventaron a mis brazos, los abrace a ambos y mire a Derek.
—Hola… me alegra que hayan venido, pasen—les abrí paso, los niños entraron corriendo y se dirigieron en seguida hacia Anne y Lily, Derek entro mas lento y me entrego una rosa roja con un listón pequeño en forma de moño —¡Gracias!... a mi tía le encantan las flores—dije en tono emocionado.
—De hecho, esa es para ti, a tu tía le compre algo un poco mas ostentoso.
Escucharle decir aquello me hizo sonreír. El departamento entero se quedo en silencio al ver quien había llegado, Jane incluso corrió hacia nosotros desde la cocina.
—¡Oh por Dios! Es Derek Evans—dijo mientras intentaba interponerme entre ellos, me asustaba que intentara arrancarle un brazo o algo.
—Jane, el es mi… mi…
—Soy su amigo, Derek, espero que mi presencia y las de mis hijos no les molesten.
—Por supuesto que no— dijo tía Anneth acercándose a nosotros. Mientras tanto Derek introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón y saco un pequeño sobre, se lo entrego a tía Anneth, quien lo tomo sin dudar—. Oh… muchas gracias… pero no era necesario— dijo mientras abría el sobre, sus ojos desorbitaron al ver lo que contenía, eran dos boletos de avión a Hawái. Mi tía casi se desmaya.
Cuando dijo que su regalo era ostentoso, jamás imagine que le regalaría a mi tía un viaje a Hawái.
—Espero que no le moleste, creí que seria agradable que visitaran Hawái en estos días y ya que estaré grabando ahí, conseguí un precio bastante competitivo.
Todos los presentes estaban boquiabiertos.
—¡Gracias! —Fue lo único que pude balbucear.
Tras todo el alboroto y presentar a casi todos los presentes con Derek, por fin hubo un momento de paz, aproveche que Anne y Lily jugaban con Adrien y Cassie para escabullirme al balcón y respirar aire puro, estaba un poco cansada y harta de tantas preguntas, normalmente no me molestaba que los amigos de mis hermanos hicieran hincapié en mi edad o mi soltería, pero esta noche estaban siendo particularmente incisivos con esos comentarios idiotas.
—¿Escondiéndote de los amigos preguntones? —La voz de Derek me saco de mis pensamientos, rápidamente me gire para mirarlo.
—Algo así… de verdad te agradezco que le hayas dado un regalo tan costoso a mi tía—dije mientras tiraba de una de las sillas que adornaban el balcón y me sentaba en ella, el hizo lo mismo y se sentó junto a mi.
—Fue un placer—respondió mientras colocaba el vaso que sostenía con la mano derecha en la mesa—, aunque debo admitir que lo hice con una doble intensión— dijo en tono grave—. Le di los dos boletos por que no tuve el valor de entregarte uno a ti.
Sus palabras me hicieron temblar por un momento, tenia miedo de preguntarle el por qué.
—¿En verdad? No pareces un hombre que se asuste fácilmente—respondí, me arrepentí en el momento en que analice mis palabras, ¿estaba coqueteando con él?
Derek rio por lo bajo.
—Elaine… — comenzó pero fuimos interrumpidos por Clara.
—Elaine… Steve esta aquí, vino a darle un regalo de cumpleaños a tía Anneth y esta preguntando por ti, Eason y Peter están por echarlo pero creí que te gustaría hacer el honor.
Me puse de pie y camine hacia la sala, mis ojos se cruzaron con los de Steve.
—Te ves muy bien— dijo al verme caminar hacia el.
—Steve, vete de aquí, por favor, es la fiesta de mi tía y no quiero que armes una escena.
—Esa no era mi intensión, no sabia que hubiera un fiesta, ya le entregue a tu tía su obsequio y solo quería saludarte, escuche que has hecho una carrera prominente en el mundo jurídico.
Asentí y mire su argolla de matrimonio. Por fortuna decidió irse sin hacer demasiado revuelo así que la fiesta continuo, regrese al balcón pero Derek ya no estaba ahí, me senté y mire el cielo.
—¿Te encuentras bien? —pregunto Derek mientras me ofrecía un pedazo de pastel de carne
—Si, lamento mucho la escena—respondí mientras tomaba el plato.
Derek se sentó junto a mi.
—¿Alguna vez has tenido el corazón roto? —Mi pregunta lo hizo sonreír, dirigió su mano a mi rostro, la coloco en mi mejilla y la acuno con delicadeza, el calor que su piel le transmitía a mi rostro me hizo temblar.
—Para tener el corazón roto, se necesita a amar a alguien primero y yo… nunca le he dado ese poder a nadie, creo que… en este momento la única que podría romperme el corazón serias tu. Serias la primera.
Atónita por lo que dijo tire el plato con el pastel de carne.
—¿Qué? —pregunte en tono bajo.
Acerque mi rostro al suyo, era mi instinto el que me hacia moverme.
—Elaine… yo…— interrumpí sus palabras al darle un beso en la mejilla, suavemente pose mis labios en su piel, Derek se quedo quieto y giro levemente su rostro, nuestros ojos quedaron mirándose directamente y la punta de su nariz acariciaba levemente la mía.
—Si te beso ahora… no, no podre contenerme y querré mas ¿Estas segura de que es lo que quieres?
Me mordí el labio inferior y cerré los ojos.
—Yo… también quiero mas— susurre y pose mis labios sobre los de él, acababa de besarlo y la reacción del sabor de su boca en la mía había hecho que el mundo me diera vueltas, me preparaba a separarme de él cuando sus manos acunaron mis mejillas y volvió a besarme, esta vez el beso fue mas profundo, cálido, desesperado, enterré mis dedos en el cabello de su nuca para acercarme mas… así, nos seguimos besando hasta que nos quedamos sin aliento.