La observe por el rabillo del ojo mientras nos alejábamos con paso normal.
-No imagine que fueras a contarle todo tan abruptamente. ¿Has pensando en lo que pasaría si ella llega a revelar algo de la información que le hemos dado a los medios? Seria una catástrofe, nadie, ni siquiera yo, o el presidente de la agencia seriamos capaces de salvarte.
-Lo sé- respondí mientras observaba con burla el modo en que los colores en el rostro de Carter iban cambiando súbitamente.
-Claro, ahora te ríes... pero si esa mujer llega a traicionarnos, ambos estaremos acabados.
-No creo que eso ocurra, además, ¿que mas pretendes que ella diga o haga para que confiemos en su discreción?
Carter pareció apenado por la severidad de sus palabras y por mi acalorada reacción. En verdad no entendía que mas quería de ella, ya le había hecho firmar un acuerdo de privacidad y me había convencido de no decirle la verdad.
-Si tanto desconfías de su profesionalismo ¿Por qué la elegiste?
Mi pregunta provoco que el se detuviera en seco.
-Por que nunca ha perdido un caso, y por que creo que se lo debo...
Sorprendido me detuve también para observarlo.
-¿Por qué se lo debes?- dije en tono acusador. –¿Qué demonios significa eso?
Carter me observo, parecía evaluar si era prudente decirme o si era mejor guardar silencio, finalmente desesperado por su expresión sacudí la cabeza y lo empuje por el hombro con fuerza.
-Esta bien, si es algo que prefieres guardarte para ti por el momento, lo respeto, pero, te advierto que no quiero que le hagas la vida complicada o intentes dañarla de ningún modo.
Carter puso los ojos en blanco y me miro con ira.
-¿No me digas que te gusta? Por que creo que sabes que eso solo complicaría mucho las cosas, además, no creo que sea del tipo de mujer que cae rendida a los pies de una cara bonita.
-No me gusta, y se que no es ese tipo de mujer, no estoy ciego... sin embargo, creo que ella merece respeto, y no hablo solo como abogada, lo digo en toda la extensión de la palabra.
Carter continuo mirándome con ojos acusadores, francamente no podía culparlo, la monogamia nunca había sido mi fuerte, así que encontrar a una presa difícil podría despertar de nueva cuenta al cazador compulsivo que hay en mi interior; sin embargo, Elaine Tullor no es exactamente la típica mujer que se deja conquistar por alguien como yo. Y en realidad por el momento no tenia esa intención.
Mire mi mano con cierta añoranza antes de volver a abrir la boca.
-Simplemente creo que es alguien a quien merece la pena conocer.
Dicho eso ambos continuamos caminando hacia el estacionamiento donde Carter había aparcado la camioneta. Aunque en el camino algunas personas me reconocieron, con ayuda de un par de sonrisas logramos llegar a nuestro destino.
Me acomode en el asiento trasero y arroje la gorra al asiento de junto, Carter salió del estacionamiento y se dirigió a la agencia, aun tenia la agenda repleta, así que debía concentrarme, y aunque en verdad estaba intentándolo no podía dejar de pensar en la sensación de la estrecha cintura de Elaine en mi mano. Sonreí por lo ridículos que sonaban aquellos pensamientos.
El teléfono en mi bolsillo vibro, lo tome y puse los ojos en blanco.
-¿Qué es lo que quieres ahora Abigail?
Carter me dedico una mirada con lastima por el espejo retrovisor.
-¿Te parece la forma adecuada de hablarle a la madre de tus hijos?
-Depende en que talante se encuentre la madre de mis hijos.
Una risa melodiosa salió por el auricular. Suspire con fuerza para intentar tranquilizarme, haberle contado sobre el origen de Adrien a Elaine me había hecho recordar la ira la impotencia que sentía hacia las cosas que Abigail había hecho.
-Escuche que tienes "una" nueva abogada- dijo con tono desdeñoso.
-No lo se, ¿Por qué no le preguntas a Carter? Sabes bien que es el quien lleva mis asuntos.
Abigail rio por lo bajo.
-Muy bien, si es así como quieres jugar por mi esta perfecto, solo quiero que mantengas en mente que los niños son frágiles y aman mucho a su padre ¿No creo que quieras darles un mal ejemplo o si?
Dicho eso colgó el teléfono. Molesto por sus amenazas y locuras arroje el teléfono contra el suelo del camioneta, por fortuna el tapete afelpado lo había salvado de romperse. Carter se detuvo en una luz roja y se giro hacia mi.
-¿Amenazo de nuevo con hacerle daño a los niños?
Asentí como respuesta y apreté los puños. Maldita la hora en que me había dejado engatusar por esa gran hija de puta...
-Mañana en la entrevista con la abogada, quizá sea bueno que le comentes sobre esas llamadas que Abigail te hace constantemente, tomando en cuenta que transpira inteligencia, es probable que se le ocurra algo para ganar mas pronto el caso.
Reí por su comentario.
-¿Ahora ya confías en ella lo suficiente como para ponerle al tanto de todo?
La mirada de Carter se oscureció.
-No, pero, nos estamos quedando sin muchas opciones.
Dicho eso, se puso en marcha hacia la agencia. Analice sus palabras con detenimiento.
Tiene razón... me estoy quedando sin opciones.