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Chapter 15 - 15: Resignación

—Perdóname, sentía mucho miedo.

—Miedo debes sentir ahora. Me vas a ayudar a llevarla al sótano.

—¿Qué?

—¿No escuchaste? — arqueó una ceja y bajé la cabeza. Me acerqué a Noah y ella retrocedió hasta quedar en los pies de Valerie. Traté de levantar su cuerpo y el pelo cubrió su rostro—. Parece que debo enseñarte a hacer las cosas — me empujó a un lado y agarró a Valerie por el pelo para arrastrarla—. Camina— caminé hasta el cuarto del lavarropas y me paré en una esquina—. Abre— sacó unas llaves de su bolsillo y me las dio. Moví la lavadora y abrí todos los candados—. Vas a entrar primero— abrí la puerta y un olor a pudrición emergió de ahí; el mismo olor que entró por la ventana ese día. Tapé mi nariz y bajé las escaleras, pero no se podía ver nada ya que todo estaba oscuro. Mis piernas estaban temblando al recordar el mismo hueco de dónde me sacó ella.

Noah encendió la luz desde arriba y haló el cuerpo de Valerie. Al darme cuenta de que planeaba tirarla desde esa altura traté de agarrarla, pero aún así parte de su cuerpo cayó en el suelo, no pensé que fuera tan pesada. Al mirar alrededor quedé tan espantado que solté por completo a Valerie y me pegué a la pared. Vi las dos cabezas de mis hermanos colgadas de la pared, había gusanos alimentándose de ellos. El cuerpo de mi madre estaba sobre una mesa de metal y faltaban partes de ella. Había huesos por todo todas partes y por más que tapé mi boca, terminé vomitando. Odiaba a mis hermanos, pero jamás hubiera sido capaz de desearles algo como esto.

—Veo que te gustó la sorpresa — Noah soltó una carcajada divertida y bajó las escaleras. Agarró el cuerpo de Valerie y lo arrastró a un lado de la habitación para amarrarla de las patas de la mesa de metal —. Ayúdame, ¿o es que te gusta ver a tu mujer pasando trabajo? Si quiero tener a tu hijo, no puedo desarreglarme— me acerqué y la ayudé. Me di cuenta que no estaba sintiendo el tenedor por debajo de mi brazo, no sé en qué momento lo dejé caer.

Mientras amarraba a Valerie miré alrededor a ver si veía el tenedor, pero no lo vi. ¡Maldición! ¿Ahora qué se supone que haga? Al terminar de amarrarla, me levanté del suelo y Noah acercó el cuchillo a mi garganta.

—Ahora te toca a ti — me empujó al suelo y se subió sobre mí.

—Fue un error, no lo volveré hacer, te lo juro — tiró el cuchillo a un lado y agarró parte de la soga para amarrarme las manos—. Noah, no me dejes aquí.

—Te di una oportunidad y me fallaste, no te parto las piernas porque me conviene que las tengas bien para cuando tengamos a nuestro hijo, es por eso que te dejaré aquí abajo. Tendrás algo de compañía, no puedes quejarte.

—No, por favor. Escúchame, yo no volveré a hacerlo.

—Ya no me importa. Te quedarás aquí abajo y serás un niño bueno. Vendré todos los días a darte comida y a atenderte. ¿De acuerdo? — se levantó de encima de mí y me haló para sentarme, me sujetó en las patas de la mesa también y al lado de Valerie —. Ella te odiaba mucho porque, según ella apestabas. Es irónico, ahora la que va a apestar es ella. Tan pronto despierte la vas a atender — rio, y buscó el cuchillo —. Te amo, Caden.

—¡Noah, por favor! — le rogué, pero me hizo un guiño para luego subir las escaleras. Cerró la puerta, pero no apagó la luz, aún así no quería ver nada alrededor.

Me acerqué a Valerie y quité el pelo de su cara, una gota de sangre bajaba de su frente hasta la mejilla, al menos aún estaba respirando. La recosté en el suelo boca arriba y me quedé recostado de la pared. Tal parece que mi destino es este; estar encerrado y ser torturado hasta morir. La vida es tan injusta. ¿Qué hice para merecer esto? No sé cuánto tiempo transcurrió desde lo ocurrido. Valerie abrió sus ojos y al verme, se arrastró aterrorizada.

—No voy a lastimarte, no soy yo quien te tiene aquí — recosté la cabeza sobre mis rodillas.

—¿Por qué estoy aquí? — preguntó temblorosa, y llevó sus manos atadas a la cabeza.

—Viniste en el momento menos oportuno.

—¿Por qué Noah está haciendo esto?

—Porque es una asesina, disfruta de matar y comer personas; somos dos más para el menú.

—¿Qué Noah hace qué? — al mirar alrededor del lugar se aterrorizó más. Vomitó en el suelo y se arrastró hacia mí.

—No te me acerques. ¿No dijiste que apesto? — me alejé un poco, y ella pegó su frente a la pared—. ¿Qué demonios haces?

—Sácame de aquí, por favor.

—Si pudiera salir ya lo hubiera hecho. Vamos a morir aquí. ¡Resígnate!

Nos quedamos en silencio, hasta que la puerta se abrió. Valerie se acercó a mí y la empujé.

—No te me acerques o ella te matará— ambos nos quedamos mirando fijamente a la escalera y vimos a Noah bajar con dos platos de comida, los puso en el suelo frente a nosotros y sonrió.

—No te preocupes, esta vez no es nada extraño, mi amor— sonrió. Viniendo de ella, no confió.

—¿Por qué me haces esto, Noah? — Valerie se acercó a los pies de Noah —. Creí que éramos amigas.

—¿Amigas? Yo nunca te consideré una. Sólo eres una hipócrita y abusadora— ¿Y qué es ella?

—Eso no es cierto, éramos buenas amigas. ¿Por qué me haces esto?

—Ya cállate y deja de llorar — le pisó los dedos de las manos y Valerie se quejó —. Por hoy te prestaré a mi novio; a ese niño apestoso que tanto detestas.

—¿De qué estás hablando?— pregunté.

—¿Me dirás qué no sientes ganas de tocarla, Caden? Tendrás la oportunidad de cobrarle todas las humillaciones que te hizo. ¿No estás feliz?

—No, no lo estoy.

—Lastima por ti, porque tendrás que estarlo. Coman, van a necesitar energías porque el espectáculo está por comenzar— esbozó una sonrisa maliciosa.