Noah se detuvo y bajó las escaleras.
—No pensarás hacerlo con ella sin protegerte, ¿Verdad, Caden?— caminó a la caja que tiró y sacó un preservativo.
Estaba cegado por la desesperación. Ella forcejeaba debajo de mi, pero no podía soltarse. Noah me subió la camisa larga que tenía y acercó su cuerpo a mi espalda. Sentí el roce de sus senos y se me erizó la piel. Sus manos tocaron mi pene y me estremecí. ¿Cómo puedo estar así por esto? Estoy enfermo. Noah soltó una risita traviesa y me masturbó para ponerme el preservativo.
—Voy a aguantar sus manos, así que quita su pantalón— se fue arriba de Valerie y puso las rodillas en sus manos. Yo no encontraba cómo continuar. Sabía qué está mal esto, pero soy yo o ella; a diferencia de ella, yo ya experimenté lo que es estar en un lugar así y no quiero volver a pasar lo mismo.
Bajé su pantalón y ella tiraba patadas como una demente. Escuché sus súplicas y estaba tratando de concentrarme en otra cosa, que no fuera en lo que estaba a punto de hacer. Quité su ropa interior y al abrir sus piernas pude ver que estaba húmeda, no sé si era porque se sentía excitada, o quizá se había orinado encima, tampoco me importaba averiguarlo. Sujeté fuertemente sus piernas y me acomodé entre ellas.
—Perdóname por lo que estoy a punto de hacer, Valerie— luego de varios intentos fallidos, logré penetrarla. Estaba muy ajustada y tuve que ejercer algo de fuerza para poder entrar en ella. Nunca había sentido algo así, ni siquiera con Noah. Me quedé quieto, sentía que si me movía terminaría corriéndome. Valerie soltó un grito de dolor al hacerlo.
—Haciéndote pasar por perra en la escuela y eras aún virgen, Valerie — comentó Noah riendo.
—¡Esto no se los perdonaré nunca! — gritó en llanto.
—Ni que estuviera pidiéndote perdón— respondió Noah.
—¡Me das asco, Caden! ¡Eres un mentiroso!
—No es la primera vez que escucho eso —continué moviéndome dentro de ella y no podía controlar jadeos involuntarios, se sentía muy húmeda, era como si me derritiera.
—¿A ti quién te dio permiso para llamarlo por su nombre, estúpida? El hecho que te dé la oportunidad de que tengas un momento con él, no significa que ya puedes tratarlo con confianza.
—¡A mi no me interesa ese apestoso! — gritó molesta.
—Pues ese apestoso es quien está dentro de ti y fue tu primer hombre, no parece desagradarte cuando estás gimiendo como una cualquiera.
—¡Duele! ¡Detente, por favor!— me rogó en lágrimas.
—Cuando una zorra te dice detente, es porque quiere que continúes — comentó Noah. Continué haciéndolo, quería terminar con este tormento ya —. No me gusta la idea de que te esté gustando mi Caden.
—¡Te dije que no me gusta!
—Escucha los gemidos de perra barata y los sonidos de humedad que estás haciendo, ¿O es que acaso te gusta que te violen?
—¡Eso no es cierto! — gritó Valerie. Noah se acercó repentinamente a su oído y, aunque no sé lo que le dijo, pude ver que la expresión de Valerie cambió—. Perdóname por todo, Caden. Yo no nunca quise lastimarte ni hacerte sentir mal, pero ya detente — la miré fijamente por su repentina disculpa, obviamente no le creí una sola palabra.
—Sus disculpas no son reales, Caden, no te dejes engañar; solo quiere que te detengas y sientas lástima por ella. ¿Crees que ella sintió lástima por ti cuando te humilló? No sintió ni una gota de arrepentimiento ni mucho menos de lástima. ¿Por qué debes sentirla tu? — sus palabras eran como si mi propia mente estuviera dejando escapar en voz alta lo que pensaba —. Acabo de decirle que si se disculpa contigo la dejaría salir de aquí; prefirió disculparse que permitir que salgas tu. ¿Puede existir alguien más hipócrita?
—¡Eso no es cierto, Caden! ¡No le creas!
—Le creo, al final de cuentas, todos son egoístas, hipócritas y mentirosos —añadí.
—Debes odiar a todas esas personas que lo tienen todo; a esas personas que solo saben herir a los demás por creerse superiores, así como es Valerie, así mismo era tu madre; mentirosa, egoísta e hipócrita. Solo te utilizó por todo este tiempo y fuiste un estúpido. Basta de ser un idiota, Caden. Nunca a nadie le importó cómo te sentías, nunca nadie se preocupó por ti, no les interesabas en lo más mínimo. Tu mamá solo podía ver a tus hermanos; a ellos si los alimentaba, los atendía, pero a ti te tenía aislado de todo. El problema nunca has sido tú, el problema son todos a tu alrededor; es por eso que hay que acabar con toda esa basura para que así no sigan contagiando su suciedad a todos los que le rodean. Acaba con su suciedad y mátala, Caden.
—¡No la escuches, Caden! ¡Te está lavando el cerebro!
Sólo eres un parásito que no debí haber tenido. Eres un idiota si creíste que alguna vez sentí algo por ti. ¡Te odio! ¡Eres una basura! ¡Mugroso! ¡Inmundo! Eres igual de inútil que tu padre, es por eso que hoy dormirás con él. ¿No te enseñaron a bañarte? ¡Apestas!
Solo podía escuchar sus burlas; esas risas que siempre retumbaban en mi cabeza. Todo lo que siempre recibo es lo mismo. Antes quería encajar en su mundo, pero nunca fui digno, ni merecía un espacio entre ellos.
¿Qué tienen ellos que yo no tenga? NADA. ¿Por qué todos me detestan? NO HAY UNA RAZÓN. ¿Qué les hice para que todos me odien? ¡EXISTIR! La voz de mi madre retumbaba en mi cabeza. No soy yo quien está contaminado, SON ELLOS...
"ACABA CON SU SUCIEDAD Y MÁTALA, CADEN"
Mis manos se movieron solas; las coloqué en su frágil cuello y lo presioné con todas mis fuerzas. Su rostro estaba rojo, sus ojos bien abiertos, sus lágrimas bajaban por sus mejillas. No podía soltarse, no podía gritar, no podía hacer nada, solo enfrentar ese destino tan amargo y cruel que se buscó. Estaba cegado y en mi cabeza solo podía ver cómo una sonrisa malévola se ensanchó en los labios de Noah. Ella era lo única que podía ver... Ella era la única que podía escuchar... Ella era la única que existía para mí...