Estuvimos cuatro días alimentándonos del cuerpo de Valerie, lo peor de todo es que se acabó la carne y Noah ha estado de mal humor. El cuerpo de mi madre lo enterramos en el sótano, ella no quiso comer más de su carne. No sabía cuán desesperada se podía poner al no tener carne fresca de comida. Salió en la tarde y aún no había regresado, me preocupa que se haya ido sola y no me haya dejado acompañarla. Me he sentido muy ansioso, he salido más de ocho veces a la entrada de la casa con la esperanza de que llegue. Cuando dieron las diez de la noche, escuché la puerta de la entrada y me dirigí ahí. Vi a Noah tirando a Nathan en el suelo, mientras él forcejeaba con la soga; lo tenía amordazado y se estaba quejando. Su rostro estaba cubierto de sangre como si lo hubieran golpeado.
—Acabo de pescar un pez gordo, Caden. ¿No piensas ayudarme?
—Lo siento — caminé a donde ella y halé a Nathan por las piernas. Al verme abrió sus ojos de par en par—. Hola, Nathan— lo llevamos al sótano y lo tiramos desde esa altura—. ¿Por qué no me dejaste ayudarte, Noah?
—Porque no quería que te negaras a hacer lo que digo — sacó el cuchillo de su pantalón y lo sacudió.
—Quedamos en hacer las cosas juntos. Te he dicho varias veces que te voy a apoyar sin importar lo que sea.
—Quiero que me lo demuestres ahora — bajó las escaleras y la seguí.
—¿Cómo lo demuestro?
—Quiero que te disculpes con él, Nathan. La última vez lo hiciste caer intencionalmente, no es la primera vez que tratas de humillarlo frente a los demás — le quitó la mordaza de un halón y Nathan no paraba de toser, en un segundo sus ojos se llenaron de lágrimas.
—¿De eso se trata todo esto?— me miró fijamente—. ¡Déjenme ir!
—No, no irás a ninguna parte. Pídele disculpas a mi novio — acercó el cuchillo a su cuello y sonrió, Nathan se quedó en silencio y visiblemente asustado.
—¿Podrías alejar eso de mí? —me miró —. Lo siento, Caden, no debí burlarme de ti. ¿Podrían dejarme ir ahora?
—¿Crees que es así de fácil, Nathan? Desde lejos puedo ver que no estás arrepentido de nada, por lo menos deberías tratar de no mostrar tanta hipocresía — añadí.
—Besa sus pies, Nathan. Arrepiéntete de verdad, muestra cuán arrepentido estás y cuántas ganas tienes de salir de aquí.
—Yo no haré eso. Esto no es gracioso, esto es un crimen. Me secuestraste, Noah. Cuando mis padres se enteren, van a llamar a la policía y vendrán a llevárselos a los dos.
—No recuerdo que tus padres hayan visto rastro de mi, lo más probable piensan que estás en la calle con tus amigos o con alguna chica. Me voy asegurar de que no te encuentren nunca.
—Están locos, pero en especial tu, Noah.
—Cuidado como le hablas a mí novia. El único loco que pagará por todo lo que me hizo, eres tú. ¿No has visto la posición en la que estás?
—Toma, Caden — me pasó el cuchillo y se quedó parada al lado mío —. ¿Qué esperas para besar sus pies?
—Ya lo dije, no voy hacer nada de eso. ¡Púdranse!— gritó, a lo que Noah se salió de control y le agarró bruscamente la cabeza para empujarlo contra el suelo.
—Cuando yo digo algo, tú sólo obedeces— restregó su cara en la tierra y le puso el pie en la cabeza. —. ¿Lo harás o debo cortarte en pedacitos?
—¡Detente! — gritó casi sin aire. Noah le quitó el pie y lo haló por la oreja, su rostro estaba lleno de tierra —. ¡Ya no más, por favor!— me acerqué un poco, y Noah le bajó la cabeza a mis pies.
—Mucho mejor, ahí es donde te ves más bonito — Noah se acercó y puso su mano en mi pecho —. Tengo hambre, Caden. ¿Podrías esta vez ayudarme con la cena, por favor? — a pesar de hacer una expresión de súplica, su rostro lucía cansado.
—Sí, princesa, yo me encargo. Terminemos con esto pronto, ¿Si? Debes alimentarte y descansar bien— Noah sonrió y me besó en la mejilla.
Moví a un lado a Noah y miré a Nathan, mientras apretaba fuertemente el cuchillo. "Acaba con su suciedad y mátalo, Caden" Esas palabras se repetían en mi cabeza, era como si me controlaran. Empujé a Nathan hacia atrás.
—¿Qué vas hacer con eso, Caden?— preguntó Nathan asustado, tratando de arrastrarse. Lo halé por la pierna hacia mí y me subí sobre él.
—Me ayudarás a alimentar a mi novia, por fin tu suciedad servirá para algo — no podía escuchar sus súplicas, en realidad tampoco me importaban. No pensé sentir fuerza para cometer esto, pero pensar en sus palabras hirientes me daban las fuerzas necesarias. Cogí el cuchillo en ambas manos y sonreí, antes de clavarlo en su frente con todas mis fuerzas. Lo arranqué y lo hice una, y otra vez. El sonido agudo que emitía hacía eco en mi cabeza. Su rostro se cubrió enseguida en ese rojo carmesí, que de alguna forma me hizo sentir satisfecho. Las salpicaduras estaban en toda mi ropa, mis manos e incluso en mi cara. Su rostro había quedado irreconocible—. La carne está lista, princesa — me levanté, y le sonreí a Noah.
—Ese es mi chico — se acercó y puso ambos brazos alrededor de mi cuello—. Te ves mucho más sexy así, Caden — lamió mi mejilla y sonrió —. Sabes delicioso — lamió sus labios y me besó; ese sabor se había convertido en mi favorito y la mezcla de sus labios lo hacía mucho más delicioso.