Tiempo después la puerta se abrió y me quedé quieto fingiendo que nada estaba haciendo.
—Ya casi está la comida, solo vengo a limpiar este desastre, si lo dejo mucho rato se manchará el suelo y no quiero eso— se puso de rodillas y restregó con la esponja el suelo. Al terminar se levantó y dejó los detergentes tirados para acercarse a mí.
—¿Por qué me miras así, Caden? —acercó su mano a mi y giré mi cara —. ¿Por qué me desprecias? Yo solo te hice un favor. ¿Por qué no puedes agradecerme?
—¿A eso le llamas favor, Noah?
—¿Preferías que te dejara en ese lugar para que ella continuara maltratándote como siempre lo hizo? Me estoy cansando de tu forma de pensar, Caden.
—Suéltame, por favor— le pedí entre lágrimas. Noah miró mis muñecas y al verlas marcadas, me soltó una mano.
—Perdóname por lastimarte, no fue mi intención— sonrió dulcemente y en un instante se puso seria—. Si tratas de huir, no solo te cortaré el cuello como a tu madre, te cortaré las piernas y así no vas a poder escapar de mi. ¿Me estás entendiendo? — asentí con mi cabeza, mi cuerpo era un manojo de nervios. Ella me soltó y sonrió—. Muy bien, ya nos estamos entendiendo. Hemos dado un paso adelante en nuestra relación— sonrió divertida y me dio un beso en la frente—. Ponte algo de ropa y ven a ver televisión conmigo mientras está la cena — se quedó en la habitación esperando que hiciera todo lo que dijo.
Me levanté de la cama y caminé al armario, me puse la primera camisa larga que encontré y caminé lentamente hacia ella. Noah me agarró la mano inesperadamente y me puse más nervioso de lo que ya estaba.
—Hagamos cosas de novios — sonrió, y me hizo caminar a su paso.
Me senté en la sala y encendió el televisor, nada de lo que estaba ocurriendo en la tele me llamó la atención. No podía desviar la mirada de ella, sentía que en cualquier momento sacaría ese cuchillo y cortaría mi cuello. Se quedó sentada al lado mío y de pronto se levantó para ir a la cocina.
—Siéntate en la mesa — me pidió y no encontraba cómo hacerlo. Caminé a paso lento hasta sentarme, puso el plato en la mesa y parecía comida normal, pero saber de qué podía estar hecha la carne, me hacía sentir asqueado. Ella puso su plato al lado mío y se sentó, no dejó de mirarme en ningún momento—. ¿Qué esperas para comer? — cuestionó en un tono molesto y acercó el cuchillo a su carne, al darme cuenta, agarré el tenedor y llevé la comida a mi boca. Estaba a punto de vomitar al sentir esa textura tan blanda —. No vomites— me dio de nuevo esa mirada amenazante y traté de tragarlo sin cogerle el gusto. Sentía el calor en mi garganta del vómito y, aunque trataba de no cogerle el gusto, aún así era como si mi paladar solo pudiera saborear sangre. Cerré los ojos para no mirar lo que me estaba comiendo—. ¿Está delicioso, mi amor? — asentí con mi cabeza y una lágrima bajó por mi mejilla—. Me hace muy feliz— sonrió, y continuó comiendo. Que esto se acabe ya, por favor.
Comí ligero, evitando pensar en nada, pero comer forzado empeoró mis náuseas. Tocaron a la puerta y Noah fijó su mirada en mí.
—No te atrevas a levantarte de aquí, Caden— me miró amenazante, y bajé la cabeza asintiendo a lo que pidió.
Ella caminó al área de la puerta y la abrió. Puse el tenedor por debajo de mi brazo y me levanté lentamente sin hacer ruido para ir a la cocina. Traté de forzar la ventana, pero no abría. Hice lo mismo con la puerta de atrás, pero no quería abrir. Fui de vuelta a la cocina y no encontré el cuchillo. Busqué gaveta por gaveta, pero no estaba. No había nada de cubiertos y me pareció extraño, yo recuerdo que ella guardaba todo aquí. ¿En qué momento los ocultó? Escuché la voz de Valerie y fue como una luz divina para salir de este infierno, no lo pensé dos veces para aprovechar la oportunidad que tuve.
—¡Ayúdame, Valerie! — grité con todas mis fuerzas y traté de correr a la puerta, pero tuve un pensamiento a la velocidad de una bala, algo que me hizo quedarme quieto y no mover ni un músculo. Noah tenía el cuchillo en la mesa. Miré a la mesa y vi que el cuchillo de ella no estaba. Maldición, lo tiene ella encima. Miré en dirección a la puerta y vi a Noah arrastrando por el pelo a Valerie. Cerró la puerta de una patada y me miró enfurecida, en su otra mano tenía el cuchillo y me señaló con el.
—¡Voy a matarte, Caden! — Valerie trató de soltarse, pero Noah la soltó repentinamente, haciendo que su rostro golpeara el suelo—. ¡Ya cállate!— le dio un golpe en la cabeza con el agarre del cuchillo y Valerie se quedó inmóvil en el suelo. Si trato de enfrentarla, ella tiene todas las de ganar porque necesitaría ayudar a Valerie también—. Serás un niño bueno y me ayudarás con el problema que causaste porque esto es tu culpa, Caden — me señaló con el cuchillo de vuelta y me quedé quieto.