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Chapter 13 - Capítulo 12

Tenía la cara más grande de estúpida, pasmada y sin poder pronunciar una silaba. Caleb me metió en la habitación de su hermano. ¿A propósito? Dorian seguía esperando mi respuesta con los brazos cruzados, con una posee de autoridad. Vestido todo de negro, con una chaqueta de cuero que cubría sus fuertes brazos. Era demasiado guapo para su propio bien.

- ¿Y bien? -levanto una ceja, mi atención cayo a sus ojos, impresionantes. Perdía el tiempo observándolo, en lugar de buscar una buena excusa.

-Yo... me perdí. -fue lo único que pude decir.

- ¿Te perdiste? Sabes que esta habitación tiene un código ¿no? -me miro con desconfianza. -De nuevo, ¿Cómo entraste?

-Salí al baño y me perdí; el código pues lo adiviné. -me doy una cachetada mental por la estupidez que acabo de decir, ¿Lo adivine? Genio. Dorian tampoco parece creerme, sus labios se fruncieron en una señal de disgusto.

-Vaya pues que suerte has tenido, eres un genio. -el sarcasmo salpica como agua cayéndome en la cara. -Dime como has entrado, ahora. -esta vez la autoridad en su voz, me hace soltar la sopa.

-Pues tenía curiosidad y decidí salir de la habitación. Me perdí, escuché pasos acercándose y me asusté. No sabía dónde esconderme. -se cruza de brazos. -Entonces Caleb me hablo como suele hacerlo y me dijo que me escondiera aquí. Él me dio el código.

Dorian me mira con los ojos entrecerrados, como a quien ve una cucaracha en la pared caminando.

-Así que, Mandamos a Iris a esconderte para que te libres de un destino sangriento y cruel. ¿Pero tú decides salir a meter las narices donde no te corresponde? -una risa cansada se escapa de sus labios y se frota la cara en señal de frustración.

-Si. -es mi única respuesta, al fin y al cabo, ya me atrapo. Me mira con las cejas alzadas, como si no hubiera esa respuesta.

-Eres una mocosa. -susurra para sí mismo.

-y tú un imbécil. -susurro para mí misma.

- ¿Cuál es tu problema? -demanda, acercándose más a mí, imponiendo su gran altura.

- ¿Cuál es mi problema? -replico, levanto mi cabeza desafiante. -Me tratas como si yo fuera el origen de todos tus males. Me dices que tengo que hacer, decides por mí y no me dices una maldita cosa. Te recuerdo que estoy aquí por culpa de tu hermano. -Hay lágrimas en los bordes de mis ojos. Pero no las dejo escapar.

No dice nada, se queda parado justo en frente de mi como si nada. Sin ninguna expresión que pueda reconocer. Pero no aparta sus ojos de mí y yo tampoco lo hago. Nos quedamos mirando por lo que parece una eternidad. Él con su habitual expresión de "nada me afecta" y yo con lágrimas apunto de derramarse. Lagrimas que estoy segura él puede notar. Lo que me hace dar más rabia. Dorian es el primero en bajar la mirada, dejándome sorprendida.

-Vete. Ya no hay peligro. -es lo último que dice antes de darme la espalda, recorrer la habitación y meterse en el baño. Gimo de frustración.

Salgo de habitación dando un fuerte portazo, a propósito. ¿Quién demonios se cree? Camino por los pasillos esta vez sin importarme una mierda si me pierdo y me encuentro con un demonio de tres cabezas. Se que soy un problema para él, para todos, incluso para mí. Pero estoy tratando de poner de mi parte, pero no. Todos me ven como una idiota, que no va a entender nada sí tratan si quiera explicarme.

Después de unos minutos veo una puerta que me resulta familiar, lo más importante, esta no tiene código así que sé que es la mía. Apenas entro, me dejo caer sobre la cama. Completamente agotada.

El teléfono vibra en mi bolsillo. Es mi madre.

-Hola, cariño. Ya estamos en casa ¿Dónde estás? - mierda.

-Hola, sí. Estoy con una amiga, en un rato iré a casa. -trato de sonar lo más animada posible.

-Sería mejor si vienes. Tenemos que hablar. -puedo notar cierto control sobre su voz.

- ¿Esta todo bien? ¿le paso algo a la abuela? -me levanto alarmada. Mi madre niega rápidamente.

-No. Ella está bien. El detective nos llamó esta tarde, tiene una pista de Noelia.

La respiración se atasca en mi garganta, mi corazón deja de palpitar por un segundo.

Un golpe en la puerta interrumpe mi conmoción. Gala entra con los ojos llenos de miedo y con manchas de lágrimas en sus mejillas.

-Mamá, iré ahora mismo. Adiós. -cuelgo y me acerco a ella con cautela.

-Estamos metidos en un buen lio. Lo van a matar, Noah. Ya no importa nada, no importa lo que diga Dorian o Agar, lo mataran. -más lagrimas corren por sus mejillas enrojecidas.

-Shh...está bien. Dime que ocurre. -tomo sus manos en las mías.

-Caleb, los otros soldados. Ha causado demasiados problemas, lo quieren muerto. No hay objeciones, no hay trato, no hay nada. Si lo encuentran lo mataran.

<< Yo lo quiero, aun no lo he podido olvidar. No quiero que algo malo le pase. No podría vivir con ello. ¿Cómo puedo aguadarle? ¿Puedes advertirle? No sé una forma de que... >>

-Gala, yo... -

Dorian me mira desde la puerta, esperando mi respuesta. Yo simplemente lo observo sin saber que hacer, que decir. Cuando entiende que no voy a responder, habla.

-Gala, necesito que lleves a Noah a casa. -es la primera vez que dice mi nombre. Gala se sobresalta, rápidamente limpia sus lágrimas y asiente mirando a la pared.

-Ve a por tus cosas. Estas en peligro y solo aquí podremos protegerte.