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Chapter 15 - Capítulo 14

Capitulo 14

La habitación que me dieron es muy parecida a la que había estado, la única diferencia era que esta, tenía un panel de códigos como las demás. Supongo que esa era una ventaja.

No había hablado con nadie sobre mi sueño, ni las cusas que tuvo en mí. Es decir, ¿Cómo explicas algo así? ¿Cómo explico que tenía una maldita ampolla en el dedo porque soñé casi me quemo? Esto se escapaba de mis manos, de mi imaginación. Había intentado millones de veces ponerme en contacto con Caleb, hablando sola, gritando. Parecía una demente. Él idiota no respondió ni una sola vez; no sabía cómo funcionaba esto, pero él simplemente habla así que intente hacer lo mismo. No funciono, obviamente.

Escucho a alguien llamar a la puerta; le abro. Agar entra por la puerta luciendo impecable, confiado y apuesto, como siempre.

-Espero que todo sea de tu agrado. -dice en forma de saludo. Se para en la esquina de la enorme habitación, observando todo el desastre que hay a causa de mis cosas.

-Si bueno, no está mal. -me encojo de hombros sin saber que más decir.

-Se que tienes muchas cosas que procesar, pero me gustaría que te nos unieras a una pequeña reunión que tendremos con los demás soldados esta noche. Y así, los va conociendo a todos. -me pide con una sonrisa amigable. Pienso en negarme, pero al final me parece una buena idea ir conociendo al clan.

-Seguro. Ahí estaré. -le respondo dándome la vuelta para seguir acomodando mis cosas en los cajones.

-Perfecto, será en el Gran salón. En la planta de abajo. Todos están ansiosos por conocerte. - avanza a la puerta, pero lo detengo.

-Espera. ¿Eso quiere decir que ellos saben lo que soy? -pregunto alarmada porque pensé que yo era principalmente un secreto.

-No, no debes preocuparte por eso. Piensan que eres un simple forastero de algún otro clan. -dejo soltar un suspiro, claramente aliviada. Ríe ante mi expresión.

-Le diré a Gala que te ayude con tu vestimenta. - ¿mi vestimenta? Que hay de malo con ella. Antes de que pueda preguntar al respecto, se ha ido.

Termino de ordenarlo todo después de aproximadamente una hora. Ahora ya luce más como mi habitación, con libros, dibujos y notas por todos sitios. Incluso he cambiado las sabanas negras por unas color cielo.

Reviso mi teléfono y encuentro un mensaje de Hunter, después de nuestra conversación, todo se arregló. Él entiende que he estado un poco distraída y yo entiendo que se preocupada por mí. Nos veríamos más seguido de ahora en adelante, es lo que prometí. Espero que todo no se vuelva más difícil de lo que ya es.

Pero ahora mismo no puedo sacar a esa criatura de mi cabeza, ¿Qué era?... Entonces recordé que Gala había dicho algo sobre soldados que cambiaban de formas. ¿A esto a lo se refería? ¿Era él un cambia formas? El cabello blanco, los ojos grises... acaso, ¿Era Caleb?

-Jódeme. -gimo en frustración, restregándome la cara desesperadamente.

-No gracias. -una voz ronca me hace saltar de la cama. Dorian se encuentra parado justo delante de mí, no lo escuche entrar ni si quiera escuche la puerta abrir. Ni el susto que me ha metido le quita lo asombroso que se ve, igual que siempre. Sin una sola mota de polvo encima de su usual ropa negra. Su pelo largo y rizado esta suelto, cayendo por encima de sus hombros. Sus ojos grises incluso más oscuros a medida que escrudiña la habitación.

- ¿Es que no sabes llamar antes de entrar? Espera, ¿cómo has entrado? ¿Te sabes el código de mi maldita habitación? -demandó.

-Si, estamos a mano. -dice simplemente y empieza a recorrer mi habitación. Toma un libro y lee la portada. Sus labios se curvan y lo vuelve a soltar. Mira mis dibujos, no muestra ninguna expresión; los vuelve a poner con cuidado encima del escritorio. Me precipito como una loca al escritorio antes de que tome mi blog de notas.

- ¿Qué quieres? -cuestiono con irritación y avergonzada de ver que el libro que cogió es uno erótico. Se acerca, demasiado cerca. Su altura interponiéndose a la mía.

-Quería saber si Caleb se ha puesto en contacto contigo. -por supuesto que era eso, ¿Qué más querría él de mí?

-No, te avisare cuando eso pase. -me planteo contarle sobre mi extraño sueño y la ampolla, pero decido callar. Recordando lo que Drac dijo sobre tener cuidado en quien confiar.

Él asiente, pero no se marcha.

-Agar también me dijo que te escoltara esta noche al Gran salón. -me informa. Frunzo el ceño, no necesito un escolta para una simple reunión.

-Puedo ir sola.

-Es una orden. -replica. Se coloca un mechón salido detrás de la oreja y eso me distrae por un segundo. Cuando recupero la compostura, asiento.

-Vendré por ti a las 10. -dice antes de marcharse, pero justo antes de salir, se da la vuelta y curva sus labios en una sonrisa arrogante.

¿Cómo puede ser tan apuesto?

Imbécil.

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Faltan quince minutos para las diez y Dorian no da señales de vida. Yo ya estoy lista, como dijo Agar, Gala me ayudo con mi vestimenta. Dijo que era una reunión, pero parece que fuera a una fiesta elegante. Gala trajo con ella varios vestidos, de todos los estilos. Me obligo a probármelos todo, al final ambas coincidimos con un largo vestido negro con mangas de encaje que se pegaba a mi cuerpo como una segunda piel. Tenía la espalda descubierta así que dejaba ver el tatuaje de dragón que corría por mi columna vertebral. Era el más grande que tenía. Gala me había recogido el pelo en un moño desordenado pero lindo con trenzas que hizo con el mismo. Dijo que así luciría mejor la obra de arte en mi espalda. Después empezó con el maquillaje, es cual fue ligero. Lo único que resaltaba realmente de él fueron mis labios rojos. Gracias a Dios la convencí para no ponerme unos tacones de 12 cm con los que estaba segura me rompería el cuello. Escogí unos cómodos tacones plateados que combinaban con mis aretes.

Seguía pensando que era demasiado arreglado para una reunión, pero Gala aseguro que aquí las cosas eran más extravagantes.

Ni que lo digas.

Acomodaba unos de mis rizos de nuevo en el moño cuando la puerta se abrió. No tuve que darme la vuelta para saber que era Dorian.

Lo mire desde el espejo, él se encontró con mi mirada y luego bajo, lentamente por todo mi cuerpo. Demorándose un poco mas donde estaba mi tatuaje. Luego levanto la mirada otra vez, encontrándose con la mía. Sus ojos estaban más oscuros. Pero el hombro no mostro ninguna expresión en su rostro.

-Vamos. -me apuro. Si Dorian con ropa normal era impresionante, no era nada comparado a Dorian con traje. Se pegaba a su cuerpo de la mejor forma, abrazaba sus músculos de la manera perfecta sin parecer vulgar. Llevaba una camisa blanca debajo de el con los primeros botones desabrochados. Su pelo antes suelto ahora estaba recogido en una media cola. Definitivamente Dorian era la fantasía de cualquier chica, humana o no. Hasta los zapatos de vestir lucían impecables. Él era impecable.

-Vaya, muchas gracias. Tú también te ves genial. -no pude evitar el sarcasmo escurrirse de mi boca.

-Lo sé. Vamos.

-idiota. - murmure para mí misma.

- ¿Dijiste algo? -pregunto con los ojos entrecerrados. Negué rápidamente.

Caminamos por pasillos que estoy segura no haber visto, trato de memorizar lo que más puedo para no necesitar su ayuda nunca más. Camino detrás de él observando cada detalle.

Choco contra algo o mejor dicho alguien. Dorian se ha detenido delante de unas grandes puertas de madera, lo miro.

- ¿Qué pasa?

-No te metas en problemas.

- ¿Por qué iba a meterme …? -pero entonces él toma mi mano y la entrelaza con su brazo, sosteniéndola ahí. El contacto de su piel con la mía llena de nervios todo mi sistema. No me doy cuenta que está empujando las puertas hasta que estas están completamente abiertas, exponiéndonos ante las miradas curiosas de la gente, que ahora se ha quedado en silencio con nuestra llegada.

Estoy tan nerviosa, que lo primero que noto ahí, parada justo en medio de toda la habitación, delante de todo el mundo; es la criatura que luce justo como la última vez. Y me observa con los mismos intensos ojos grises.

Se parece tanto a Caleb.

Entonces pestañeo dos veces y se ha ido, como una simple sombra, como si nunca hubiera estado ahí.

Y así es porque nadie parece haber reconocido su presencia.

Solo yo.