Mi cabeza todavía daba vueltas y corría a millones por hora. Lo que había dicho Caleb había marcado un antes y un después, me lo dijo todo y al mismo tiempo nada. Se marcho cuando Dorian interrumpió mi creciente ataque de pánico; gracias a sus palabras.
Se había ido sin explicarme nada, dios. Estaba molesta y confundida. Y encima, cada vez que me encontraba con Dorian me miraba como si fuera una lagartija en la pared.
Precioso.
Ahora me encontraba sentada delante de él con los otros miembros del consejo, que por supuesto, querían saber que había pasado conmigo el día de la "reunión ". Dije que estaba con la regla y que me pongo un poco perra. Todos me miraron incómodos y asintieron. Dorian sonrió un poco de lado, él obviamente no me creyó.
-¿Se ha puesto en contacto Caleb? – Lea, la gemela del lunar, es la primera en hablar después de un largo tiempo. Estoy apunto de decirles todo, pero me detengo. Recuerdo lo que Drac me dijo sobre tener cuidado en quien confío. Además, no tenía toda la información. Quería saberlo todo antes de que ellos lleguen a sus conclusiones o traten de ocultarme algo, como creo que hacen.
-No, lleva desaparecido un tiempo. – miento y una voz en mi cabeza se ríe, haciéndome estremecer. Afortunadamente, nadie lo ha notado.
-Eso es jodidamente raro. Antes hablaba todo el tiempo. -Iris frunce el ceño hacia a mi. Gala me mira una expresión de "tiene razón".
-Creo que es porque sabe que la hemos traído aquí y no hemos cedido a su chantaje. Debe estar planeando algo. -Dorian habla por primera vez.
"Que inteligente ha sido siempre mi hermanito"
La burla de Caleb retumba en mi cabeza.
¿Se atreve a hablar ahora? ¿Justo aquí? Después de dos días tratando no volverme loca.
-Tiene lógica, ¿pero que hacemos? Noah era nuestra única comunicación con él. ¿Y si le ha pasado algo? ¿Qué tal si los Dragones rojos lo han encontrado? – la desesperación en la voz de Gala es evidente. Nadie dice nada por algún momento y puede ver como los ojos de Gala empiezan a aguarse.
-No lo creo, estamos de algún modo conectados. Si algo le ha pasado, supongo que lo sentiría. -Agar me mira, pero no dice nada. Gala en cambio, se tranquiliza.
Entonces veo como Drac se mueve incómodo en su silla y dice:
-Y tú Noah, ¿Cómo te sientes? – Cada uno de los ojos en la habitación de posan sobre mi.
"Venga pequeña, diles"
Miro a Dorian, sus ojos casi taladrando los míos, buscando en ellos.
-La verdad es que me siento… genial.-lo que en verdad quiero decir es que en mi vida me he sentido así, me siento fuerte, despierta, capaz de lograrlo todo, físicamente hablando. Siento… poder.
-Y no me sorprende. Tú ADN es impresionante. Al principio, fue completamente humano, luego paso a el tipo de ADN que nosotros poseemos y luego, sucedió lo más extraño… se volvió completamente negro. -trague.
-¿ Qué es lo que eso significa? -Agar pregunto apresurado.
"Significa que eres especial"
Me muerdo los labios para no contestar.
-No lo sé. No hay registros de algo así. Todo esto es nuevo. No sé qué pasa contigo. Pero necesito saber si has sentido algo diferente. -Drac insiste.
Y lo único es…
-Bueno, últimamente tengo mucha hambre. -digo encogiéndome de hombros. Iris y Lea ruedan los ojos. Dorian no aparta su mirada desconfiada de mi. Agar suspira mirando la pared. Gala sonríe levemente, pero Drac asiente como si eso resolviera muchas dudas.
-Es hora de poner a Noah a entrenar. Tal vez eso resuelva algunas dudas. Gala tú… no. Mejor Dorian que es uno de los mejores. Te encargarás de entrenará. -Dorian asiente a la orden de Agar y Lea me mira, ¿celosa?
Uno de sus mechones rojos se convierte en serpiente, justo como la otra vez.
-¡Eres una cambia formas! -exclamó. Todo se queda en silencio por un momento y entonces, ríen. Incluso Drac que parecía encerrado en sus pensamientos, rio ligeramente.
-¿Qué? -puedo sentir mis mejillas arder al nivel más alto posible. Todos me miran como si fuera jodidamente obvio. Gala abre la boca para decir algo, pero Dorian la calla con una señal.
-Lo aprenderá con el entrenamiento.- me guiña y mi pulso se acelera.
"Dorian siempre ha sido bueno robando corazones"
Finjo demencia.
Iris y Lea son las siguientes en dejar la sala, Drac vuelve a ser él, ensimismado en sus asuntos. Pero algo me dice que no me está contando todo. Tendré que buscar una forma de reunirme con él y sacarle lo que más pueda. Gala trata de molestarlo contándole chistes malos, pero sus ojos están tristes.
Caleb debería…
"No voy a hablar de ella"
Me corta en seco cualquier tipo de esperanza.
-Bueno, entonces supongo que nos veremos mañana. -quiero salir despedida de aquí, y tratar de entablar una comunicación con Caleb ya que hoy parece no salir de mi cabeza. Dorian frunce los labios y alza su perfecta ceja poblada.
-Nos veremos esta noche. Ponte algo cómodo. Y Drac déjale unos protectores vocales. No seré amable.-Drac confirma y Dorian de marcha. Gala me mira con pena.
-¿Será duro?
-Va a patearte el trasero. -odio mi mente por convertir ese comentario en algo no profesional. Me sonrojo. Gala ríe, notando mi vergüenza.
Esto será malo…
"Todo lo contrario cariño"
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Es exactamente media noche y Dorian no ha aparecido. Llevo aquí treinta minutos. Menudo idiota, la espera solo hace que me ponga más nerviosa. Estoy de mal humor, no pude "hablar" con Caleb, desapareció después de acordar mi cita de esta noche con el señor "Patea Traseros". Tengo que encontrar una forma de ser yo la que se comunique con él. Pero ¿cómo?
La cosa era que, ahora mismo, me encontraba arrimada a uno de los tantos árboles que rodean el castillo del terror. Viendo mis mensajes, esperando a ese apuesto hombre impuntual.
Estaba apunto de mandar todo a la mierda y irme de ahí, cuando lo escucho.
Las hojas crujir bajo pisadas fuertes, me voy la vuelta y no hay nadie. Extraño.
Otra vez se escucha el crujir de las hojas secas, miró a la dirección del ruido y de nuevo, nada. Un viento helada recorre mi espina dorsal, haciendo que los pelos se me pongan de punta.
Hora de irme.
Antes de que pueda dar el primer paso, soy brutalmente empujada; chocando contra un árbol, siento como el aire se escapa de mis pulmones. Mis ojos lagrimean por el dolor agudo.
Entonces veo una sombra acercarse a mi lentamente, mi visión está empañada y apenas puedo distinguir. Cuando esta lo suficientemente cerca, desciende hasta quedar a la altura de mi pobre cuerpo magullado.
Estoy tan asustada que ni me muevo, no pestañeo.
El rostro de Dorian aparece delante de mí. Las sombras se han ido y definitivamente es él.
-Te dije que no sería suave. -sus labios se tuercen en una sonrisa presumida. Sus ojos grises lucen más brillantes con la luz de la luna sobre su rostro. Me tiende su mano, pero yo la palmeo e intento levantarme sola.
Un poco de orgullo, chico.
-Llegas tarde. -digo, disimulando la mueca de dolor que hago al enderezarme.
-Quería cogerte desprevenida. – bufo con irritación.
-Muy bien, vamos a empezar ¿Drac te dio los protectores? -se los nuestro. -Póntelos.
-Empezaremos por lo básico, cubrir las partes sensibles. Protegerte. -me indica como poner las malos, los pies. Copio sus movimientos profesionales. Es todo un experto, no me extraña que tenga ese físico.
-Verás, tengo una forma de enseñar muy particular. La gente tiende a aprender por las malas.
-¿Eh? -es lo único que alcanzó a decir antes de que el empiece a atacarme. Golpe tras golpe, en mis muslos, brazos, estómago. Aún que agradezco que apenas toque mi cara. No es doloroso, esta controlando su fuerza. Lo puedo notar. Pero después de repetitivos golpes en el mismo sitio, empieza a doler.
-¡Cúbrete! Estaremos aquí toda la noche hasta que aprendas como hacerlo.
Y así transcurre las horas, apenas me deja descansar. Mis piernas tiemblan al igual que mis brazos. Estoy sudando y jadeando.
Dorian luce fresco y como si esto fuera un juego de niños.
Lo odio.
Mi antebrazo detiene su próximo golpe, él me mira con los ojos abiertos. Da el próximo golpe y está vez también lo detengo. Durante todo este tiempo que hemos estado entrenando, me he dado cuenta que siempre da un paso antes de lanzar un golpe.
Me aferro a esa teórica y lo consigo, soy capaz de por fin cubrirme. Todavía consigo algunos pequeños golpes, pero he progresado.
Dorian se detiene y asiente hacia a mí.
-Ahora puedes ir a descansar. - esas palabras son el cielo.
Cuando doy un paso mi pierna se tambalea y caigo hacia delante. Cayendo encima de Dorian.
Cliché puro.
Él sostiene mi peso. Alzó la vista y nos miramos por lo que parece una eternidad. Sus ojos; ahora más oscuros dicen algo que no puedo descifrar. Y mi labio superior está a un suspiro de juntarse con los suyos.
-¿Estas cómoda? – su aliento que huele a cigarrillo y menta, se cuela entre mis labios.
Me despierto del trance Dorian y sin decir más nada salgo casi corriendo de ahí. Escucho su arrogante risa de fondo.
¿Fui descubierta?