Lorena miró fríamente al hombre tirado en el suelo, sus labios se curvaron para hacer una mueca de desprecio, lo que hizo que el hombre temblara, "¿No pudiste encontrar mejores aliados eeh? jajaja tú fin se acerca Melani, tienes los días contados de ahora en adelante" pensó Lorena mientras su mueca de desprecio se convertía en una sonrisa malévola. Lorena se acercó lentamente, sus pasos ligeros y firmes acercándose a Fernando Correa, pudo ver como el hombre intentaba retroceder, esto hizo que su sonrisa se ensanchara, con una voz fría y aterradora empezó a hablar:
- Fernando Correa, ja... es un placer, me parece haberte visto en otra parte, ¿puedes recordar de donde? ¿Mmm?
- No... no recuerdo... haberla visto nunca se... señora - dijo temblorosamente el médico.
Lorena empezó a caminar de un lado al otro de la celda, en falsa actitud de pensativa, después volvió a mirar al médico con su mirada asesina mientras sonreía y decía:
- Ah, ya recordé... fuiste tú el médico que realizó la cesárea de urgencia de Melani Flórez un año y medio atrás, ¿estoy en lo correcto?
Si Fernando Correa ya estaba pálido para ese entonces, al escuchar aquel nombre su cara tomó un color lila y siguió pálideciendo. Casi dos años atrás, dos mujeres y unos cuantos hombres encapuchados lo arrastraron a un callejón oscuro, allí lo golpearon un par de veces y con una fuerza que se grabó para siempre en su memoria, después de que casi perdiera la conciencia la mujer de estatura más baja, vestida con ropa negra y una capa que cubría casi todo su rostro, con una daga que llevaba un rubí en forma de diamante y en la que se notaban manchas de sangre oscurecida por el paso del tiempo, cuya piel apenas si pudo ver entonces, lo recordaba muy bien, ella dijo: - Cuando te pregunten sobre este asunto, dirás qué te atracaron y no nos involucrarás... también dirás que la Señorita Melani Flórez esta en estado de embarazo y ya tiene dieciocho semanas de gestación, ¡si abres la boca ante las autoridades, yo misma me encargaré de eliminar a tu Familia del mapa!
Cuando la mujer hizo su amenaza, la capa que llevaba en la cabeza se levantó levemente, haciendo ver sus ojos café extrañamente rojizo, una innegable intención asesina brillaba en el fondo de esos ojos monstruosos, su expresión facial era cínica y aterradora, y sus palabras parecían el edicto de un emperador tirano que debían ser cumplidas o, literalmente, rodarían cabezas; esa mujer, para misterio de Fernando, consiguió lo necesario para que su embarazo pareciera real, cada vez que ella y su 'mucama' aparecían a él se le ponía la piel de gallina en todo el cuerpo; el día en que la cuñada de la mujer entró en trabajo de parto, ella ya estaba internada por un preludio de aborto espontáneo, ese día se le programo la cesárea inminente para 'salvarle la vida' a ella y a su 'hija', en el quirófano Fernando estaba rodeado de los secuaces de esa mujer, por lo que no tenía escapatoria, horas después, la mucama de Melani Flórez, disfrazada de enfermera, entró al quirófano con una recién nacida sedada en sus brazos, Melani Flórez se giró a verlo y le dijo: - Felicidades, Doctor Correa, ha realizado una cesárea exitosa... cumpliré mi parte y lo dejaré en paz por ahora, mantenga la boca cerrada, ¡de lo contrario no seré amable ni con usted ni con su familia!
Melani Flórez... ese era el sinónimo de violencia y sadismo, cinismo y crueldad, y toda palabra que se pareciera, este nombre hacia que Fernando Correa temblara de miedo, y al oír que la mujer enmascarada de azul lo mencionaba no pudo evitar encogerse de terror.
Lorena entrecerró los ojos ante la reacción del hombre, era lo que esperaba, con su paso reanudado alrededor de la celda y frente al hombre, volvió a hablar:
- No eres bueno escondiendo tus emociones, ¡ja! ¡el estándar de elección de La Demonio Sangrienta ha bajado drásticamente en los últimos años!... ¿Sabes que es eso? - preguntó ella señalando la máquina recientemente instalada.
- U-un... desfibrilador médico para reanimación...
- Bien, sabes lo que es... ¿puedes adivinar para que lo usaré?
La insinuación se la mujer era bastante clara, mientras Lorena veía palidecer aún más al hombre, siguió hablando lenta y claramente:
- No creas que es una amenaza vacía, ¡soy una mujer de palabra! y si te niegas a cooperar ¡esta habitación será la última testigo de tu existencia!