- No creas que es una amenaza vacía, ¡soy una mujer de palabra! y si te niegas a cooperar ¡esta habitación será la última testigo de tu existencia!
Lorena dio su veredicto con firmeza, para su satisfacción, vió como el hombre comenzaba a temblar de miedo, obteniendo la reacción que quería, ella siguió hablando:
- Siendo médico, estoy segura de que conoces las consecuencias de un shock eléctrico en una persona sana y consciente, ¿quisieras experimentarlo en carne propia?
- Se... se lo ruego - pidió el médico juntando sus manos en señal de súplica.
- Pero... hay una forma de evitar tu cruel destino...
- Por... por favor, no me mate, se lo ruego...
- Dime la verdad acerca del embarazo de Melani Flórez y olvidaré tu existencia dejándote en paz.
Fernando Correa miró aterrorizado a la mujer frente a él, no quería poner en peligro a su familia pero tampoco quería morir de una manera tan horrible, él sabía que aunque el shock eléctrico no lo matara, aún así le traería consecuencias tragicas, con esto en mente tragó saliva y respiró profundamente antes de decir:
- La... la Señora Flórez me amenazó, a mí y a mi familia, para que yo dijera que estaba en estado de embarazo... ella y su mucama, dos mujeres despiadadas, compraron y robaron todo tipo de pruebas falsas. Hicieron que sus trabajadores del bajo mundo me mantuvieran en estricta vigilancia, para asegurarse de que no las delatara ante nadie que pudiera echar a perder su plan. Un día a finales de septiembre de hace dos años, la Señora Melani Flórez llegó al hospital por un preludio de aborto inminente, me sorprendió ya que ella debía aparentar en ese momento siete meses de embarazo, pero aún así le seguí la corriente por temor a que atentara contra mi vida o la de mi familia. Cinco de sus secuaces, incluida la mujer que se hacía pasar por su mucama, ese día se infiltraron en el hospital, una de ellas como supuesta doctora y el resto como enfermeras. Me hicieron programar una cesárea para salvarle la vida a la prematura hija de la Señora, me mantuvieron atado en el quirófano durante más de tres horas, luego la mucama regresó con una sana recién nacida en brazos, la criatura estaba sedada para evitar su llanto por un tiempo, la Señora Flórez me dijo "Felicidades, Doctor Correa, ha realizado una cesárea exitosa... cumpliré mi parte y lo dejaré en paz por ahora, mantenga la boca cerrada, ¡de lo contrario no seré amable ni con usted ni con su familia!"... No le miento Señora, esa mujer esta loca y es una criminal que se oculta bajo una fachada de mujer inocente, nadie le creerá si la delata públicamente y cuando menos lo espere la eliminará de la faz de la tierra y nadie le hará justicia a su muerte...
Lorena levantó una ceja y sonrió ampliamente, con una voz que no bajo nada su tono frío, dijo:
- ¿Venir por mí? ¡Jaja! ¡Pero si eso es lo que más espero!... Te diré una cosa, Doctor Correa, Melani Flórez podrá ser apodada La Demonio Sangrienta, pero eso no la hace superior a mi, estás del lado correcto, porque una vez sea atrapada, ella y todos sus cómplices, recibirán el más terrible de los castigos que se pueda asignar a un ser humano por todos los crimenes que han cometido.
Lorena miró fijamente al hombre encadenado, luego de pensarlo por un rato, ordenó:
- ¡Liberenlo! ¡Y encarguense de que él y toda su familia sean discretamente reubicados a otro país! No quiero volver a ver a nadie que lleve el ADN de los Correa en nuestra tierra, ¡¿hablé claro?!
- ¡Si, Señorita J B! - respondieron al unísono todos los empleados enmascarados.
Lorena salió de la celda tras dejar su orden final, afuera se quitó la máscara azul dejando a la vista su frágil y delicado rostro claro como porcelana, soltó un suspiro de alivio y se pasó su delgada mano por la cabeza para peinar su cabello castaño, tomando unos cuantos suspiros profundos se decidió a buscar a LL y a Manuel en la sala de vigilancia número 29.
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Manuel miró con atención a los monitores frente a él, analizó con atención la escena que se desarrollaba dentro de la celda, cuando Lorena asustó una o dos veces al médico encadenado, la comisura de sus labios se levantó formando una elegante sonrisa, cuando Lorena salió de la celda, un rayo de admiración y calidez cruzó sus ojos negros y su sonrisa se agrandó, estaba sorprendido de que una mujer cuya apariencia la hacía ver inocente pudiera atemorizar a un hombre, este inusual talento hizo que quisiera desesperadamente conocer mejor a esta mujer, por primera vez en su vida, Manuel estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible para tener a una mujer en su vida y, como él lo esperaba, por el resto de su vida, pero solo la quería a ella, a Johana Lorena Botero, en su vida y en su corazón.