- ¡Johana! ¡Cuidado! - gritó él empujándola para evitar que una pieza de cemento que caía del techo, la aplastara a ella, la gran piedra cayó sobre sus piernas ya que no tuvo la suficiente rapidez para esquivarla, el dolor agudo y punzante hizo que su consciencia se nublara y que todo se volviera totalmente oscuro a su alrededor.
- Primo... - de repente escuchó la voz de un hombre que lo llamaba.
Miguel se levantó de golpe de su cama, su respiración entrecortada y un sudor frío caía por su rostro. "¡Solo fue un sueño!" pensó Miguel mientras secaba el sudor de su frente.
- Primo...
Esta vez la voz fue demasiado clara como para ignorarla, al escuchar esta voz se le puso la piel de gallina y su cara palideció bastante. Intento buscar la fuente de la voz espectral, no pudo ver mucho, lo único que vio fue una figura borrosa y brillante sentada al pie de su cama, lo que si podía ver sin esfuerzo eran los ojos marrones y expresivos de la difusa figura, un atisbo de tristeza se reflejaba claramente en ellos.
- ¿Qui-quién eres? - preguntó Miguel apretando fuertemente su cobija e inconcientemente intentando alejarse de la figura fantasmal.
Mateo sonrió al ver esto, recordaba que en su vida lo único que lograba asustar a su frío y distante primo eran los fantasmas, ahora debía presentarse ante él en esta forma ya que el sueño había sido inútil, le hubiera gustado que las cosas fueran de otra forma ya que no le gustaba ver su cara pálida...
- ¿Sabes? Esto habría sido más fácil si siguieras dormido, pero ya que no hay más opciones...
- ¿Qué... qué quieres de mi?
- Tranquilizate, Miguel Flórez, no vengo a jalarte de los pies como esos fantasmas de las historias de la Tía Camila, el solo pensarlo me da naucea.
Miguel no respondió, estaba demasiado asustado para responder, pero cuando se dio cuenta de que algo no encajaba, con su voz temblorosa preguntó:
- ¿Flórez... ?
- Si, tú eres Miguel Flórez, el hijo de Álvaro Flórez y Camila Zamora, sobrino de Zac Flórez y Ximena Cook, mi primo, el primo de Mateo Flórez.
- Mi nombre es Miguel Botero, sólo tengo una hermana menor y a mi madre, no tengo más familia, no conozco a las personas que mencionas, ¿estas seguro de que no te equivocaste?
- ¿Un fantasma se puede equivocar? Porque si es así, visite a la Marcela Narváez equivocada hace un momento...
- ¿Qué le hiciste a Marcela? - preguntó Miguel, con su aterrada mirada volviéndose un pozo de hielo.
- Entonces no me equivoque, ¿cómo podría? después de todo vi a la mujer hace un año cuando estaba vivo y no ha cambiado en nada... Sin embargo, a ti no te he visto desde hace casi ocho años, me sorprende saber qué te pareces a mí cuerpo fisico, era lógico ya que somos primos... pero viéndote de cerca, me doy cuenta que el parecido es muy grande, ¿cómo puede ser que Marcela no te haya reconocido? ¿Acaso el accidente la dejó ciega? ¿Qué tiene esa mujer en la cabeza?
- ¿Qué quieres decir...?
- Tan sólo pídele a tu cuñado, Manuel Narváez, que te enseñe algo sobre Mateo Flórez, que soy yo, con tu inteligencia seguro que podrás rellenar los espacios vacíos... ¡Ah! Una cosa más, ¿sabes quién es Melani Flórez?
- No...
- Bueno, pronto lo sabrás, es decir, pronto lo recordarás... sigue el consejo de un difunto, mejor dicho, el de tres difuntos de apellido Flórez, y ¡no confíes en ella!
- ¿Por qué dices eso... ?
- Ay, primo, no pude hacer nada por ti ni por mis tíos, ni siquiera por mi padre mientras vivía... pero no cometeré el error que cometí en vida otra vez, tú eres el único familiar vivo que me queda y no permitiré que mueras sin luchar, tú no te mereces una muerte tan cruda como la tuvimos tus padres, mi padre, mi hijo y yo, te mereces algo mejor...
- ¡Espera! - dijo Miguel al notar que la figura luminosa empezaba a difundirse en el aire, pero era tarde, lo último que dijo el espectro fue:
- Adiós, Miguel Flórez, cuídate, primo.
Al verse otra vez solo en la oscuridad de su habitación, Miguel se pellizco el brazo para verificar que lo que había visto y escuchado no era el producto de un sueño.
- ¡Auch!
El dolor era bastante claro, eso significaba que no era un sueño. Rápidamente y antes de que los extraños sucesos se borrarán de su mente, Miguel encendió la lámpara de su mesa de noche, saco una libreta y un bolígrafo de uno de sus cajones, allí anoto cada palabra que había dicho el fantasma y el sueño que había tenido antes, en la siguiente hoja escribió los nombres que recordaba había mencionado, empezando por Miguel Flórez, Mateo Flórez, Álvaro Flórez, Camila Zamora, Zac Flórez, Ximena Cook y por último, escrito en mayúsculas y señalado con marcador rojo, Melani Flórez.