- En realidad protejo a mi madre, mi hermano es demasiado inteligente como para que esa mujer le gane en una batalla... pero mi madre, ella no tiene los medios para protegerse por si sola...
- Ya veo, ¿hay alguna posibilidad de que recupere su memoria?
- No lo sé... ha estado viviendo una vida que no es suya durante siete años y no ha mostrado signos de que su amnesia mejore, aunque puede ser que muy pronto, debido a que ha regresado a su ciudad de origen, recupere poco a poco su memoria... esa condición es impredecible.
- ¿Por qué no se lo dices? ¿Las cosas no serían más fáciles así?
- Admito que lo he pensado pero... el médico que lo atendió hace siete años y un conocido mío que también es médico, opinan que es mejor que él mismo recupere su identidad, si alguien más se lo dice podría hacer que cosas que no son ciertas, reemplacen a las verdaderas.
- Ya entiendo, es por su salud que tú no le dices la verdad, ¿tu madre lo sabe? Quiero decir, el verdadero origen familiar de él...
- Ella lo sabe mejor que nadie, fue iniciativa de ella alejarlo de aquí, ¿acaso crees que podría haberlo hecho yo sola?
- Ya me lo imaginaba, ¿sabes que tu hermano era el prometido de mi hermana? ¿Mmm?
- Lo sé, tálves tu hermana se vuelva a casar pronto - dijo Lorena con una expresión alegre en su rostro.
- ¿También notaste que a veces se comen con los ojos?
- Es claro como el agua que se atraen, pero pasará algún tiempo antes de que su amor florezca y, como buenas hermanas menores que somos, no interferiremos en ello...
- ¿Lo crees de verdad?
- ¡No! ¡Ni siquiera yo misma me lo creí!
Ambas rieron alegremente, ellas tenían muy claro que jugarían con fuego para tratar de juntarlos, Carol porque deseaba que su hermana recuperará la felicidad, y Lorena porque le gustaba ver la cara radiante de su hermano cuando veía a Marcela y, además, la aceptaba como cuñada.
Terminaron de hablar cuando Manuel llegó a la habitación, luego cada uno regresó a su habitación con el compromiso de que se reunirían al día siguiente para aclarar las cosas. No les costó mucho quedarse dormidos profundamente, a diferencia de cierto par de personas que estaban teniendo problemas para dormir.
_______________
Marta estaba sudando frío y daba vueltas en la cama, estaba teniendo un mal sueño otra vez, un recuerdo doloroso.
Después del terremoto que casi destruye toda la ciudad, Marta fue llamada por su padre, Sebastián Narváez, a una sala de estudio de la mansión. Marta, con tan solo 16 años a punto de cumplir 17, de actitud despreocupada y una radiante sonrisa en su juvenil rostro, entró en la sala de estudio, allí su padre estaba sentado con su madre, ambos con expresiones serías en sus rostros.
- ¿Sucede algo? ¿Por qué tienen esa cara?
La Señora Narváez se limpió una lágrima discretamente, cuando iba a hablar, su esposo tomó la delantera:
- Miguel Flórez murió, hija, a causa de un trauma cráneo encefálico después de haber quedado atrapado en un edificio que se derrumbó a causa del terremoto.
- ¿Es... es una broma, verdad? - preguntó la joven Marta con lágrimas en sus ojos.
- Ojalá lo fuera - intervino la Señora Narváez con una voz apagada.
- ¡Eso no es cierto! ¡Me están mintiendo! ¡Es porque se arrepienten de comprometerme con él que me dicen esto! - las cálidas lágrimas brotaron como cascadas de los ojos esmeralda de Marta.
- Marcela, no te estamos mintiendo, Miguel no es el único que ha muerto, la Señora Botero, la mucama de la familia Flórez, y su hija, Johana Botero, también murieron. El Señor Álvaro Flórez y la Señora Camila Zamora están gravemente heridos, hospitalizados en Tyler Hospital.
Marta no dijo nada y simplemente sollozo e intento contener sus lágrimas mientras decía entre dientes:
- ¿Por qué...?
De repente, está triste visión se oscureció y Marta apareció junto a Mateo en un auto en movimiento, Michael, de cuatro meses, en sus brazos.
- Entonces, ¿seguirás trabajando en Starlight Studios?
- ¿Por qué no lo haría?
- Bueno... ahora que eres mi esposa, mi padre quiere que tomes el cargo de Directora de Planificación en la empresa.
- Sabes porque no lo haré, no creo que necesite repetirlo.
- Lo sé. ¿No es hora de que lo dejes ir? Han pasado seis años desde su muerte, ya es demasiado.
- Él no murió, puedo sentirlo.
- Chelita basta, ¿no crees que si siguiera vivo no habría vuelto a buscarnos?
- ¡Te voy a pedir, por favor, que no hables así de él! ¡Es tu primo, por el amor de Dios! - dijo Marta con una cara lúgubre y una voz fría y cortante.
- Si, lo es, pero han pasado seis años desde que...
'Swoooosh'
Mateo no alcanzo a terminar su frase, mientras hablaba otro auto embistió al de ellos, enviando al conductor de su auto volando a la acera opuesta de la carretera, el auto dio casi un giro de 360°, los cristales se rompieron en pedazos y algunos se clavaron en el cuerpo de Marta, Mateo murió instantáneamente ya que una barra de metal atravesó su cráneo, Michael murió desangrado ya que la mayoría de los cristales de la ventana se le clavaron en zonas sensibles, Marta quedó inconsciente por un fuerte golpe en la cabeza, el otro conductor murió incinerado en su auto.
Lo curioso de este sueño fue que Marta no despertó en un hospital, despertó en medio de la calle, arrodillada justo frente al lugar del accidente, viendo como los paramédicos sacaban su cuerpo, el de su esposo y el de su hijo del auto destrozado, está visión le puso la piel de gallina, estaba confundida y asustada, de repente alguien la llamó:
- Chelita[1]...
# [1] Chelita es el apodo cariñoso que usaba Mateo para dirigirse a Marcela. No sólo él lo usaba, también lo usaba Miguel, cuando él desapareció, Marcela sólo pudo soportar que Mateo la llamara así, aunque todavía le causaba dolor escucharlo de una persona que no fuera Miguel.