En el noreste de la ciudad, una casa de cincuenta metros cuadrados, de dos plantas, con ventanas francesas y un balcón en la habitación principal, pintada de color hueso y crema, con un jardín que abarca quince metros a la redonda, lleno de flores como dalias, amapolas, damasco, narcisos, azucenas, rosas y lilas, todas las plantas con excelente apariencia y cuidado notable, un camino de graba llegaba desde la calle de la villa en la que estaba ubicada, la lujosa casa era cuidada por una mucama de mediana edad llamada Julieta Quinchoa, que diariamente iba a hacer limpieza de la casa y mantenimiento del jardín, era una mujer responsable y respetuosa, había trabajado para la familia Narváez desde que las hermanas fueron adoptadas, prácticamente las había visto crecer, y estaba feliz de trabajar para la Señorita Mayor de la familia Narváez, era muy leal a su jefa y jamás se le pasó por la mente traicionarla.
Mientras barría el camino de graba, Julieta escuchó el sonido de una motocicleta que se acercaba, supo al instante quién era, sus labios se curvaron en una leve sonrisa, la Señorita Mayor no había ido a la casa desde hace meses, que se acercara a la casa le alegraba y también la intrigaba.
La motocicleta de Marta se detuvo frente al camino de graba, ella se quitó el casco, dejando ver su cabello levemente despeinado y su rostro de porcelana que emanaba un aura fría y distante.
La Señora Julieta se acercó rápidamente, se inclinó en una pequeña reverencia y dijo:
- Señoríta Mayor, ha vuelto.
Marta asintió y dijo:
- Hola, Señora Julieta, me alegra volver a verla.
- ¿Desea que le prepare un té o un café, Señorita Mayor?
- No hace falta, pero gracias Señora Julieta. He venido a buscar algo.
- Puedo ayudarle con eso, Señorita Mayor, ¿qué es lo que busca?
- Busco recuerdos de Mateo, están en el sótano, ¿cierto?
- Si Señorita Mayor, venga, le ayudaré.
Marta asintió y siguió a la Señora Julieta al sótano de la casa, este estaba limpio y ordenado, Marta debía admitir que la Señora Julieta era demasiado eficiente en su trabajo, la verdad tenía una impresión bastante buena de ella, la admiraba y valoraba, por lo que su actitud era menos distante con ella.
- Las fotografías están ahí - dijo la Señora Julieta apuntando a un estante - la ropa está allá - habló mientras señalaba una caja al otro lado de la habitación - y si quiere libros y documentos, están en el cajón de abajo.
- Está bien, puedes dejarme, yo me encargo desde aquí.
- ¿Esta segura, Señorita Mayor?
- Si, está bien.
Julieta asintió y salió del sótano para continuar con su trabajo, no estaba segura de dejar a su jefa en un espacio con tantos recuerdos dolorosos, pero tampoco quería molestarla, así que la dejó ser, con suerte ella estaría bien.
Marta saco primero los documentos, sus ojos revisaron cada documento firmado o pedido por Mateo, no encontró nada extraño hasta que vio un sobre manila al fondo del cajón, ya estaba abierto pero estaba en un lugar que lo ocultaba de los ojos normales. Marta tomó el sobre con sus manos, leyó una pequeña frase escrita por fuera del sobre que decía: "Investigación, mayo de 2017, Tyler Hospital, desaparición de 2013"
Marta miró el sobre con interés, tomó cinco hojas que estaban dentro del sobre y las leyó, la primera era puño y letra de Mateo, básicamente decía que tenía sospechas de que un fraude había sido cometido en 2013 y que creía que su primo estaba vivo. La segunda hoja era un reporte del hospital sobre los pacientes que entraron y salieron ese mismo mes...
La información era contundente, el Tyler Hospital había dejado que tres pacientes se marcharán, uno de ellos inconsciente, habían aceptado sobornos y se habían quedado callados, no había información sobre a donde habían ido los tres pacientes, pero estaba confirmado que, sin duda alguna, Diana Botero, Johana Botero y Miguel Flórez no habían muerto, ellos habían simulado su muerte y habían desaparecido sin dejar rastro, pero definitivamenteseguían vivos.
Los ojos verde esmeralda de Marta, de repente, se llenaron de esperanza y anhelo. Guardó los documentos en el mismo lugar y bajo las fotografías del estante, miró cada una detenidamente, encontró una foto en la que estaban los tres, ella, Mateo y Miguel, ella y Mateo sonreían ampliamente mientras Miguel tenía su habitual actitud indiferente, Marta sonrió al ver esto, esa actitud... la había tomado de él después de su desaparición y no se arrepentía de haberlo hecho, también se había convertido en guionista por él, fue él quien la había animado a intentarlo y por eso se negaba a dejar el oficio.
Mientras pasaba a otra fotografía, su cara palideció, allí estaba Mateo parado frente a un edificio pero eso no era lo que alteró a Marta, jamás lo había analizado hasta hoy, Mateo... Meteo era idéntico a... idéntico a... a Miguel Botero...