Mientras pasaba a otra fotografía, su cara palideció, allí estaba Mateo parado frente a un edificio pero eso no era lo que alteró a Marta, jamás lo había analizado hasta hoy, Mateo... Meteo era idéntico a... idéntico a... a Miguel Botero...
"¿Cómo... cómo no pude darme cuenta antes? Si está vivo, ¿por qué no... me ha dicho la verdad?" pensaba Marta mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sin darse cuenta una lágrima silenciosa rodó sobre su pálida mejilla, la limpió mientras sus ojos se llenaban de más brillantes lágrimas, se sintió de repente muy débil, se sentó lentamente en el frío suelo mientras más lágrimas caían por sus mejillas, en un momento su camiseta ya estaba húmeda por las lágrimas y el suelo también tenía algunas de ellas. Marta tomó la foto en la que estaba el joven Miguel, mientras sollozaba dijo con voz quebrada:
- Si estás vivo, ¿por qué no me lo dices?... ¿Por qué tienes que ocultarte?... ¿Acaso no entiendes que te extraño demasiado? No quiero perderte, no lo toleraré si vuelves a irte...
Marta lloró hasta que sus ojos se volvieron rojos, se limpió la cara con un pañuelo y se levantó, en un impulso de decisión tomó todas las fotos en las que apareció Miguel Flórez, tomó el sobre manila y salió de la habitación, en la sala de estar empacó todo en un portafolio y se fue de la villa en su motocicleta, mientras andaba no prestó atención a que iba demasiado rápido, se cruzó un semáforo en rojo y por poco termina estampillada en un auto gris plateado...
'Swoooooosh'
Marta despertó de repente de su ensimismamiento, alcanzó a desviarse a tiempo para no estrellarse contra el auto, pero aún así su motocicleta la empujó a la acera, cayó con un golpe seco y sintió un agudo dolor.
- ¡Ah!
El auto también frenó, de repente la puerta del conductor se abrió y un hombre rubio y de ojos café corrió en su dirección, quitando la motocicleta que estaba sobre la mujer, él dijo:
- ¡Marta! ¿Estas bien?
Marta suspiró al sentir que el peso sobre su cuerpo disminuía, pero un momento después gimió de dolor, sintió que algo empezaba a mojar su camiseta:
- ¿Te sientes bien?
- Me... me duele... - dijo Marta intentando estabilizar su respiración.
- ¿Puedo ver?
Sin esperar la respuesta, Miguel quitó la chaqueta de Marta, pudo ver que allí había una pequeña herida que sangraba, levantó suavemente la camisa y vió que la herida no era tan profunda, al ver esto suspiró de alivio, mientras presionaba la herida para detener el sangrado, él dijo:
- Tonta, no se cruza un semáforo en rojo.
- Lo... lo siento...
- Esta vez pudiste reaccionar a tiempo, fue cosa de suerte. Pero, por favor, ten cuidado cuando conduces, odiaría que te pasará algo malo, ¿no crees que ya tuviste suficientes accidentes automovilísticos?
Sin saber por qué, los labios rosados de Marta formaron una dulce sonrisa, era leve pero se podía ver dulzura en sus ojos esmeralda.
Miguel presionó la herida hasta que dejó de sangrar, miró con ojos preocupados a Marta y le preguntó:
- ¿Te sientes mejor?
- Gracias...
- No me agradezcas aún, no he terminado.
Marta miró confundida a Miguel, de repente él la levantó del suelo con sus brazos, los ojos de Marta estaban tan abiertos que casi se salen de sus órbitas, estaba tan aturdida que se quedó sin palabras.
Miguel atrapó la mirada aturdida de Marta, sabiendo lo que pensaba, sonrió burlonamente y dijo:
- ¿Crees que se puede atender una herida abierta en medio de la calle?
- ¿Me llevaras a un hospital? - preguntó ella mientras su cuerpo se relajaba de a poco.
- No, sería demasiado papeleo... además, si te llevo a un hospital, deberemos explicar cómo terminaste en este estado, llegará a oídos de las autoridades y te suspenderán la licencia de conducción.
- Oh... - dijo Marta sorprendida de la mente rápida de Miguel.
Miguel colocó a Marta suavemente en el asiento del pasajero trasero, estaba a punto de cerrar la puerta cuando Marta lo llamó:
- ¡Miguel!
- ¿Mmm?
- Mi portafolio, es importante, ¿puedes...?
- Entiendo, dame un momento.
Miguel cerró la puerta y camino hacia la motocicleta, junto a ella había un portafolio abierto, una fotografía había caído de este, Miguel la levantó del suelo y la miró detenidamente, de repente escuchó un sonido proveniente de su mente...
- Primo, por favor sonríe, si no quitas esa cara malhumorada, la fotografía no quedará bien... - dijo Mateo con una mirada reprobatoria.
- Sabes que odio salir en cámara, Mateo - respondió fríamente Miguel.
- Vamos, Miguelito, ¿puedes sonreír? Por mi, ¿si? - suplicó Marcela con ojos de cachorro.
Miguel suspiró y respondió:
- Está bien, sólo lo haré por ti, Chelita...
El fotógrafo acomodó por tercera vez su equipo, ya que los tres jóvenes parecían listos, hizo la foto, después de que estuviera lista se la entregó a la joven chica, ella la miró y después sonrió...
- Bastante bien para el primer intento, ¿qué te parece? - dijo ella girándose hacia el joven Mateo.
- Sólo tú podrías ver la diferencia, eres la única que soporta su carácter - respondió él.
El joven Miguel le lanzó una mirada asesina a su primo, esto hizo reír a la joven Marcela, mientras que el joven Mateo deseaba que se lo tragará la tierra...