Ya es la hora 00:30 pm. De repente Bianca me dice que debe ir al baño y le aclaro que voy a estar acá esperándola.
-No te pierdas-.
-No. Le voy a preguntar al barman si me puede guiar- y me sonríe con picardía.
-Ah... mirá vos. Ya le echaste el ojo, ¿no?- la cargo entre risas.
-Está lindo-.
No puedo evitar sacudir la cabeza de un lado a otro.
Mientras la espero, termino de tomar mi daikiri que está exquisito. Está muy bien preparado. Hacía añares que no tomaba un trago tan rico como éste. Al ratito, veo a mi amiga regresar y me cuenta que más tarde, vienen dos amigos de ella. Le sonrió pero, realmente no sé si me pone contenta. A la vez, me agarra como vergüenza porque, sé que voy a estar así cuando vengan.
Trato de pensar en otra cosa pero, lo primero que viene a mi cabeza es cuando aquél psicópata, me apuntaba con la 9mm para que quemara el cadáver de ese pobre hombre. Me pongo triste al pensar en éso y de repente me invade el miedo. Una lágrima cae sobre mi rostro por recordar los ojos de la persona muerta. Debo calmarme y pensar que todo estará bien. Y que en este momento vine a divertirme con mi amiga no a estar así con paranoia. Al rato, la veo revisar su celular y me habla:
-Me acaba de mandar un mensaje mi amigo, dijo que está llegando. Me dijo que al final, su amigo viene después, no vienen juntos- me cuenta poniendo cara de apenada.
-Ok- respondo mostrando una sonrisa.
-Así ambas tenemos compañía de alguien- me aclara sonriendo con picardía-. Su amigo es el que te va a presentar y... te puedo asegurar que es re bonito. Me mostró una foto de él. Se llama Ezequiel-.
-Ah, qué bueno-.
-Sí. Ya lo vas a conocer-.
-Sí obvio- le respondo volviendo a sonreir forzosamente.
¿Me acaba de decir que va a a venir un chico para que... me haga compañía? Realmente, no quiero que ningún tipo se me acerque, no después de lo que me pasó hace una semana. Aún, sigo traumada. Es muy reciente y es raro que en la televisión no se haya visto nada sobre como por ejemplo "el señor tal se encuentra desaparecido". Seguro ya algo saldrá en las noticias. ¡Ay Dios por qué no puedo dejar de pensar en éso! ¿A caso, me siento culpable? No. No tengo por qué sentirme así. Fuí amenazada, es todo. Tengo que seguir con mi vida, tranquila y tratar de olvidar éso. Además, debo pensar en mis pequeños.
-¿Te pasa algo? Estás muy pensativa. Va, estás ida más que pensativa-.
-Ah, no. No es nada. Sólo que... me está agarrando sueño- le digo una mentira piadosa que a la vez es cierta porque, me está agarrando sueño.
-¿Qué ya te pegó lo que tomaste?- pregunta riéndose sorprendida y yo también me río, no puedo evitarlo.
-No. No fue por el alcohol. Es que me levanté temprano. Va... no fue tan temprano pero a las 8:30 ya estaba despierta-.
-Te hubieras levantado un poco más tarde cerca de las 10-.
-Sí pero, había mucha ropa para lavar y también, tenía que limpiar la casa-.
-Te entiendo y más con hijos tenés más cosas para hacer-.
-Así es. Cambiando de tema, ¿querés que... vaya a pedir algo más para tomar, mientras esperamos a estos chicos?- le pregunto.
-¡Bueno, dale! ¿No querés que vaya yo?-.
-No, quedate por si llega tu amigo. A mi no me conoce, por éso te digo-.
-Ay sí, cierto. Dale, gracias. Tomá, yo te doy lo mío. Traeme una cerveza negra- me pide y agarro su dinero.
Voy hasta la barra y espero a que el barman me atienda porque, está atendiendo a otros clientes. Mientras tanto, me siento en un banquito. El bar se ve tranquilo.
De repente, al mirar hacia la entrada veo ingresar a una persona que me llama mucho la atención su vestimenta pero... más que nada sus ojos verdes claros. Es hermoso ese hombre, no digo chico porque, se nota que es grande pero no tan grande. Por su barba rasurada parece de unos treinta y pico. Parece un galán de telenovela y lleva una camisa blanca entallada que marcan sus brazos musculosos y pectorales. Noto que está en buena forma física. Es bastante alto, debe medir como 1.85, es de tez trigueña, su cabello corto es oscuro y lo lleva peinado hacia un costado, sus labios son gruesos y carnosos, y sus cejas son abundantes.
¡Guau, es perfecto! Me lo imagino sin camisa y siento que me derrito. Veo que mira hacia acá y disimuladamente dejo de mirarlo. ¡Dios, qué nervios! Un tipo así jamás se fijaría en mi pero, no debería hacerme ilusiones si al fin y al cabo son todos iguales. Todos te usan y cuando se cansan te dejan.
Inesperadamente, veo que toma asiento a mi izquierda.
-Buenas noches- saluda con una voz tan varonil que hace que mi cuerpo se estremezca.
¿Pero a quién saluda? Entonces, lo miro y hago una sonrisa respetuosa.
-Buenas noches- respondo con las mismas palabras.
-¿Qué tal?- pregunta serio.
-Bien- respondo seria e incómoda.
-¿Quién es el que sigue?- pregunta el barman mirándome-. ¿Usted señorita?-.
-Ah, sí yo-.
-¿Qué va a pedir?-.
-Una cerveza negra Estela Agtois y otra común-.
-¿Una rubia y otra negra, de la misma marca?-.
-Sí por favor y cóbreme por separado-.
-Ok-.
Me entrega las cervezas y les quita la tapa. Cuando voy a agarrar mi billetera, esta se me cae al piso y cerca del hombre guapo. Éste se agacha para recogerla y dármela. La tomo y le agradezco.
-La próxima tenga más cuidado. Podría perder sus documentos- me aclara serio.
-Sí, obvio que lo tendré- le respondo también con seriedad.
Entonces, le pago al barman y agarro las botellas para irme a mi mesa. Dios mío, qué vergüenza que se me haya caído la billetera cerca de él y todo por estar nerviosa.
A los diez minutos llega el amigo de Bianca. Me lo presenta, se llama Marcos. Veinte minutos después llega el amigo de éste llamado Ezequiel. Marcos tiene 30 años y Ezequiel 29, la misma edad que Bianca.
Marcos es alto y delgado, rubio y de ojos color miel. Ezequiel es más petiso pero, obviamente más alto que yo. Su cabello es castaño claro, de ojos marrones y es medio robusto. Puedo decir por sus rasgos faciales que es bonito y mucho más que Marcos pero, también debo conocerlo para saber cómo es como persona.
De repente, miro al hombre guapo que se sienta en una mesa cercana a la nuestra pero, él no mira hacia acá.
-¿Y a qué te dedicás, Sol?- me habla Ezequiel interrumpiendo "mi vista" y lo miro.
-Eh... trabajo en una panadería en el turno tarde, soy ama de casa y... también, hago budines y galletitas para vender-.
-¡Ah, qué bueno! Deben ricos tus budines-.
-Gracias- agradezco con timidez.
Charlamos de otras cosas y cuando se levantan para ir a comprar cerveza a la barra Bianca me pregunta qué tal me va pareciendo Ezequiel. Le respondo que hasta el momento me está cayendo bien pero porque, no lo conozco y es obvio que va a mostrar amabilidad.
-Sé positiva. Tal vez, después las cosas mejoren- comenta sonriendo y me guiña un ojo.
-Puede ser- digo sin emoción alguna.
Miro hacia la mesa donde está el hombre guapo y éste sí me gusta desde que entró.
-¿A quién mirás?- pregunta curiosa mi amiga y mira al sujeto.
-A nadie- le respondo avergonzada.
-Ah...- comenta sorprendida y sonriendo-. No soy tonta. Ya sé. A ese lo tenés en la mira desde que entró- me habla en voz baja.
-Shh... callate. Te va a escuchar- le pido avergonzada.
-Igual amiga, ese no está a tu alcance. Es apuesto, no voy a decir que no pero... se nota que es muy grande. No digo que sea viejo porque, no se nota- aclara sorprendida por mis gustos-. Pero... dudo que se vaya a fijar en vos. Ezequiel es mucho más joven y también, es lindo-.
Me está ofendiendo con lo que acaba de decir. Está afirmando que me gustan los viejos, yo sé que es una persona madura pero, no es viejo.í
Vemos a Marcos y Ezequiel volviendo con la cerveza y continuamos con nuestra charla.