Ya es lunes 19 y son las 9:30. Ya estoy levantada y terminé de desayunar hace un ratito junto a mis hijos. Al rato, aprovecho a lavar ropa y limpiar la casa. Hoy no preparé budines y ni galletas porque, no me han encargado mis vecinos. Hoy debo llevarlos al jardín pero, mañana no por ser feriado y fecha patria.
Antes de la hora del almuerzo, a las 11:00 vamos a comprar al almacén de doña Marta, este se llama así como la dueña. Está a unas cuatro cuadras de mi casa. Antes de entrar alzo a Zoe en mis brazos para que no toque nada.
-Hola, buen día, Emma. ¿Cómo anda?- la saludo al entrar, ésta es la hija de Marta pero, es una mujer más grande que yo, de unos cuarenta más o menos.
-Buen día, Sol- me saluda también amable-. Hacía rato que no veía tus nenes y están más altos. Más la pequeña, se nota que pegó un estirón-.
-Sí. ¿Vio? Pegó un estirón de golpe. Crecen rápido y también, son terribles-.
-Pero, están hermosos- termina la frase sonriendo.
-Muchas gracias. Agradezco a Dios también, por mandarme hijos llenos de salud- agradezco contenta y bendecida.
-Por supuesto. Hay que estar agradecidas-.
Compro cuatro moldes para budín, azúcar y harina. Luego de pagar volvemos a casa y al entrar escucho sonar el teléfono fijo y atiendo rápido antes de que pare de sonar. Es Lucía, una de mis clientas. Me pongo contenta porque, me quiere encargar un budín para la tarde y quiere que a las cuatro se lo lleve.
-Genial. Gracias. Y otra pregunta porque... veo que no te llegan mis mensajes de whatsapp. ¿Puede ser que... cambiaste el número?- me pregunta dudando.
-Ah, sí lo cambié. En realidad lo perdí. Éso fue lo que pasó. Anotalo que te lo paso- pero, en realidad me lo robaron.
Para no estar contando a todo el barrio lo sucedido, prefiero decir que lo perdí. Le paso mi nuevo número de celular y me despido. Luego coloco la mercadería sobre la mesa y me pongo a preparar el almuerzo mientras mis hijos juegan. Al sentarnos a comer pongo el noticiero y deseo que no pasen ninguna noticia mala pero, las noticias por lo general son así, muestran más cosas feas que lindas. Es el noticiero de la ciudad en donde está la misma periodista de todas las mañanas, Laura Pérez y dice:
"La policía local acaba de encontrar un cuerpo sin vida a dos kilómetros de Villa Catedral. Aún no se sabe quién era esa persona porque, ah sido quemada. Aunque, a pesar del frío y las bajas temperaturas el cadáver no llegó a descomponerse. Pero, la policía científica aún sigue investigando. Informaremos aún más sobre el caso, durante el día. Y ahora vamos con las noticias de deporte...".
Al escuchar éso me quedo sorprendida. Ése era el ministro Ramírez aunque, no sé a que rama de la política se dedicaba. Me pongo un poco nerviosa pero, trato de calmarme. Además, no quiero salir como testigo si viene la policía porque, es obvio que vendrán y buscarán testigos. Si llegan a venir y debo hacerlo, haré lo mejor posible y trataré de hablar poco. Quiero tener una vida tranquila. Ya demasiado tuve con la policía cuando vivía con mi ex y fueron momentos muy humillantes. Dos por tres venían a la puerta de mi casa estando armados, "con escopetas". Esta vez, sólo quiero paz y ojalá que Francis no me mande al frente cuando estén en el barrio.
Desearía no haber estado ahí cuando pasó ó que esos asesinos no me hubieran visto. Si hubiera sido así el crimen, habría ido a contar a la comisaría ese mismo día. Pero, la situación fue diferente. Creo que estaría necesitando volver a hacer terapia, me haría muy bien.
Después de terminar el almuerzo y lavar todo, empiezo a preparar el budín que me encargó Lucía. A las 15:50 voy hasta su casa para llevárselo. Esta chica vive a seis cuadras de mi casa. La verdad que "por un lado" me da miedo andar por la calle. Desde que pasó éso dejé de salir a correr y tampoco, estoy yendo a las clases de Tae Kwon Do pero, también es porque, mi pierna no terminó de curarse.
Al llegar a la puerta, toco timbre y miro la hora en mi reloj, las cuatro en punto. Espero un poco pero, me abren enseguida.
-¡Hola Sol, puntual como siempre!- me habla sonriendo.
-Sí, así es-.
Le entrego el budín, le cobro y vuelvo a mi hogar porque, en un rato debo ir a retirar a mis hijos como todos los días. Así son mis rutinas. Al llegar agarro mi billetera con la tarjeta de colectivo, las llaves y me voy con lo puesto. Espero el transporte dirigiéndome a la ruta porque, no entra a la Villa. Asique debo caminar diez cuadras.
A las 19:20 me llega un mensaje de whatsapp de Logan, mi amigo virtual y me sorprendo. No me lo esperaba. Hacía como quince días que no hablábamos. Entonces, charlamos un rato. Como él vive en Londres, allá en este momento están en verano. Siempre que podemos hablar y escribirnos, nos mandamos fotos de nuestros paisajes y de las comidas. Muchas veces le digo que venga para Argentina a conocer los bellos lugares que hay y además, para que pruebe nuestras comidas típicas como el asado, el locro y el mate. A parte, me gustaría conocerlo en persona. A las ocho me despido de él porque debo preparar la cena.