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Chapter 3 - 3: "El Bar'

Pasó una semana, es viernes 16 y hora 13:20 pm.

No pude conseguir más mi celular, tuve que comprar uno usado y algo viejo aunque, me sirve bastante. Es táctil al igual que el anterior pero, al ser de otra marca la configuración y su sistema es muy distinto y me cuesta aprenderlo.

Recibo un mensaje de whatsapp de Bianca y lo leo: "Hola amiga. Francis me pasó tu nuevo número. Me contó que te robaron el otro, qué cagada. Es una pena pero, menos mal que a vos no te pasó nada. ¿Por qué no me lo contaste desde un principio? Te habría entendido". Parece sorprendida y preocupada. Menos mal que Francis no le contó todo el resto de la historia. Pero, le respondo: "Disculpá. No me animé a contarte porque... no quería preocuparte". "Bueno, está bien. Esta vez, te la perdono pero, la próxima tenés que contarme si te pasa algo malo. Bueno... te escribo porque me acordé que me habías dicho que hoy sí saldríamos". "Sí lo recuerdo. Podemos salir si querés hoy ó mañana", le respondo y me pongo contenta. "Salgamos esta noche. Ponete lo más elegante que tengas. ¿Sí? Ahora te mando la dirección del lugar que te lo había mandado a tu otro número pero, bueno". Me sorprendo y me asusto al leer que mandó la dirección a mi otro número. ¿Si lo leyeron y van hasta ese lugar? No, no tengo que pensar éso. No debo ser tan pesimista y sentirme perseguida todo el tiempo.

Al caer la noche, a las 23:00 ya estoy lista para salir a bailar. Mi pierna está mejor, se curó bastante. Seguro bailaré un poco pero, no toda la noche.

Bianca vive en el barrio Los Cipresales, a unos 16 km de mi casa y a 3 km de Bariloche. Yo viajando en colectivo tardo casi media hs. Nos encontraremos a las 23:30.

Me vestí con un top blanco liso, un pantalón engomado al cuerpo color negro y tiro alto, zapatos de gamuza negros de plataforma alta con cordones y una chaqueta negra de ecocuero. Mi cabello lo dejé suelto. Me maquillé con máscara de pestañas negra y delineador del mismo color y un labial rojo. No me gusta usar aros porque, lastiman mis orejas pero, sí me gusta usar cadenitas con dijes pequeños. El que tengo puesto, lleva mi inicial y es un regalo de mi niñez que me hizo mi padre.

A los quince minutos me despido de Francis. No puedo decirle adiós a mis hijos porque, ya durmen. A las diez ya estaban dormidos y así, pude vestirse con total tranquilidad.

Al encontrarme con Bianca, nos saludamos con un abrazo fuerte y cariñoso. Me siento muy contenta de verla y noto que ella también lo está. Después de un largo tiempo sin vernos, es agradable.

-Hacía mucho que no nos veíamos- comenta Bianca con nostalgia.

-Sí es verdad, amiga. Vivimos muy lejos- agrego apenada-. Lo bueno que siempre estamos en contacto. ¿O no?- y le sonrío.

-Sí. Siempre- me devuelve la sonrisa.

Bianca tiene casi la misma estatura que yo pero, es apenas un poco más alta, tiene 29 años, también es delgada, su tez es bien blanca tirando a un pálido, de rostro pecoso, ojos grises con unas cejas semi gruesas pero, poco abundantes y de labios asimétricos. Su cabello es crespo, castaño claro y largo hasta los codos. Es una mujer muy bonita, es simpática pero, seria. Lleva puesto un vestido negro corto con un escote bastante pronunciado, "tiene con qué rellenarlo", unos zapatos negro con taco aguja y un saco gris largo. Ella no tiene hijos pero, sí está soltera como yo desde hace dos años. Me contó que estuvo juntada durante cinco años.

Mientras vamos caminando por la vereda, Bianca me dice que el Bar El Dorado se encuentra a unas seis cuadras de donde estamos paradas.

-Cierto que tengo el mapa en el celu- se recuerda a sí misma riéndose.

Cuando encuentra la calle me cuenta que en realidad, debemos caminar cinco cuadras.

-¡Cinco cuadras más!- exclamo a los gritos sorprendida, mi pierna aún me duele y también mis músculos.

-Las caminamos igual, total no nos hace nada. No hay tanta nieve-.

-Sí es verdad. ¿Para qué hacerse tanto problema, no?- comento sonriendo pero, en realidad ya no quiero seguir caminando.

-Es que sí. La vamos a pasar muy bien. Me dijeron que hay hombres guapos-.

-Sí, seguro que los debe haber. Por cierto amiga, estás muy linda con ese vestido-.

-Ay gracias, vos también. Te ves sexy y atrevida-.

-Jajaja- me río por su comentario pero, también le agradezco.

Cuando llegamos, vemos un cartel grande donde dice "Bar-Pub El Dorado", con unas letras grandes cursivas y obviamente, doradas con luces brillantes. Cuando nos dirigimos a la pequeña fila para entrar, sacamos los documentos de nuestras carteras. A los quince minutos logramos entrar y quedamos fascinadas por lo hermoso y grande que es. Las paredes son grises y en ellas hay cuadros muy sofisticados en tonos blancos y negros, el piso es de marmol negro con detalles grisáceos. Hay un bar que es bastante rústico y destaca de una manera muy agradable con el color de las paredes. Hay escaleras, sus barandas son plateadas y los escalones son del mismo mármol. Allí se ve a dos hombres de seguridad, vestidos con trajes negros. Lo mejor de todo este bar es que al lado de las escaleras hay un escenario. En éste hay una banda tocando música y una cantante que tiene una voz hermosa y dulce, canta una canción muy melódica.

-¡Guau amiga! Este lugar es muy elegante- aclara Bianca con la boca abierta.

-Yo siento lo mismo pero, sigamos-.

Buscamos un lugar cómodo dónde sentarnos y elegimos una mesa que está a escasos metros del escenario. Además, aquí tenemos buena iluminación.

-¿Arriba se podrá ir?- le pregunto con curiosidad.

-Ni idea, amiga. Habría que preguntar-.

-Sí, tenés razón. Aunque, sus caras dan miedo-.

-Bueno pero... sí o sí tienen que poner "esa cara"- aclara en voz baja y le doy la razón.

Pedimos algo para beber, mi amiga eligió una cerveza y yo un daikiri de frutilla. Como aquí adentro el ambiente está climatizado, me quito la chaqueta y veo que ella también. Las colgamos en el respaldo de nuestras sillas. Charlamos y reímos durante un buen rato mientras bebemos.

La estoy pasando muy bien y además, me gusta el ambiente del lugar. Es tranquilo.