Mi nombre es Sol Lucenzi y tengo 25 años. Me separé del padre de mis hijos ya hace dos años y desde ese entonces no quise volver a formar pareja. Perdí la total confianza en los hombres. Recibía mucho maltrato físico, psicológico y sexual. Las peores torturas viví. Él era una persona adicta a las drogas y me obligaba todos los días a satisfacerlo en la cama cuando yo, ya no quería tenerlo cerca y ni siquiera aceptar sus besos y caricias. Me trataba como un pedazo de carne. Odiaba éso porque, había dejado de "tratarme con amor" desde hacía mucho tiempo. No me ayudaba en la casa con los quehaceres, siempre cocinaba y lavaba todo yo, parecía una sirvienta esclavizada en vez de... una ama de casa "con todas las letras". Pero, él siempre se quejaba por todo por más que hiciera las cosas. Nunca estaba satisfecho con nada, para todo tenía un "pero".
Volví a vivir con mi papá. Si no lo hubiera llamado por teléfono (aquella tarde en la que él dormía una siesta), no habría vivido para contarlo.
El día antes de irme, durante la madrugada, él me golpeó y torturó hasta violarme. Intenté defenderme, también lo golpeé y rasguñé en su brazo haciéndolo sangrar. Pero... todo fue en vano. Al otro día, estuvo a punto de asesinarme con un hacha. Mi hijo, gracias a Dios, estaba en el jardín de infantes. En ese momento, me cubrí con los brazos y el corazón se me aceleró del susto pensando: "hasta acá llegó mi vida". Pero, dio con ésta en la pared, a escasos centímetros de mi cabeza. Estaba paralizada. A la vez, sentí un pequeño alivio pero, seguido de un fuerte dolor en el pecho.
A la tarde, mientras él y la beba dormían la siesta, le pedí a mi hijo que me acompañara hasta la casa de en frente. Antes de salir le pregunté si quería seguir viviendo aquí con su papá o si quería irse a vivir con mamá a otra casa y me respondió que sí quería irse conmigo. Quiso despertar a su hermanita pero, lo detuve enseguida explicándole que si lo hacía papá despertaría y yo no podría llamar al abuelo que sería quien vendría a buscarnos. Luego de haberlo llamado con el celular de la vecina, volvimos a casa. Pero, antes de entrar le pedí que por favor, no le contara nada a papá y gracias a Dios fue obediente. Al levantarse "el demonio" de la siesta, me preguntó si hacían falta cosas para comer porque, iría a buscar mercadería a la casa de sus abuelos. Le pedí que fuera porque, no había nada y era verdad, la heladera y la alacena estaban vacías. Fue la excusa perfecta para poder irme con mis hijos. Una vez que se fue, esperé unos diez minutos y comencé a preparar los bolsos, no llevé mucho pero guardé lo justo para los primeros días. Cuando llegó mi papá, había comprado unas cadenas y candados para que mi ex no pudiera entrar. Me fui sin dejarle una explicación. Prácticamente, hui. Y así logré irme y cambiar mi vida.
No quedé bien psicológicamente, tuve que hacer terapia. Lo denuncié para que no viera a los nenes por un año con ayuda de una abogada particular que pagó mi padre, todo gracias a él. Tenía miedo de sus amenazas y de que lastimara a mis hijos. Ellos se llaman Joaquín de 5 años y Zoe de 3.
En mi hogar donde crecí y volví, jamás me faltó un plato de comida y tampoco educación como me pasó en mi vida reciente. "Él" prefería gastarse su dinero y el mío en drogas y alcohol antes que en alimentos y mercadería. Por éso mismo le tengo tanto odio.
Hace dos años me hice un amigo virtual llamado Logan Hillmam, un inglés y hablamos muy a menudo. Me gusta mucho aprender idiomas y con el paso de los años de tanta práctica, mejoré mi inglés. Con él hablo su idioma pero, entiende un poco el español, algunas palabras conoce.
Hace cinco meses decidí irme de mi casa junto a mis hijos, obviamente. Pero, prefiero llamarle "la casa de mi papá". Vivía a unos pocos kilómetros de la ciudad de Mar del Plata.
Me daba cuenta hace rato que papá quería estar tranquilo y... así decidí que fuera. Se metía demasiado en mi vida queriendo saber todo: a dónde iba, con quién iría a encontrarme, qué haría, etc. Pero, también estaba muy sola. No me sentía acompañada. No sentía el afecto que necesitaba y tal vez, no era por culpa de él ó "mis amistades", sino... de lo que yo quiero y deseo "una familia unida" y "cumplir mis sueños". Y esa familia que tuve y que por un tiempo me hizo feliz, se derrumbó de la noche a la mañana.
Este verano, en enero, decidí irme de vacaciones a Bariloche con unos dólares que mantuve guardados desde mi niñez. Nos fuimos y cada uno con sus pertenencias. Estuvimos una semana. Pero, nos gustó mucho su ambiente y la gente. Mis pequeños quedaron fascinados por su naturaleza y ver sus rostros llenos de alegría es lo que más quiero. Y así, opté por quedarme y buscar un trabajo. Y al conocer la nieve más enloquecieron de alegría. Alquilo una cabaña acogedora en Villa Catedral y no me quejo. Trato de rebuscármelas como pueda. Ésta era una de mis metas, vivir en un lugar así lleno de paz y rodeada de naturaleza.
...
Es jueves 8 de junio del 2017, hora 21:30.
Vivo, aproximadamente a unos 12 km de Bariloche. Absolutamente, todo está repleto de paisajes de ensueño que cualquier persona puede venir a disfrutar y relajarse, rodeado de bosques, montañas y lagos.
Escucho sonar mi celular, es una llamada de mi mejor amiga, Bianca y la atiendo rápido saliendo de la habitación, para no despertar a Zoe. La conocí al tiempo que llegué a la provincia.
-Hola, amiga- le atiendo hablando en voz baja.
-Hola gorda. ¿Cómo estás? ¿Ya están durmiendo tus nenes?-.
-Sí, así es. Al fin jaja. Acabo de salir del cuarto. ¿Vos, qué hacés? ¿Todo bien?- le respondo volviendo al volumen normal.
-Me imagino. Yo todo bien, todo tranquilo y feliz. Espero no molestarte- me habla con su buen ánimo.
-¡No, para nada, gorda! Sabés que no me molestás. Decime-.
-Bueno, gracias. Quería preguntarte si... mañana querés salir a bailar conmigo. ¿Qué decís, podés?-.
-¡Ay, me encantaría! Veo con quién puedo dejar a los nenes y... te aviso-.
-Bueno, dale, espero tu respuesta. Ojalá que puedas. Quiero salir con mi amiga. ¡Hace mucho que no te veo! Siempre hablamos por whatsapp pero... apenas nos vemos-.
-Sí es verdad, hace mucho que no nos vemos. Bueno, te aviso-.
-Dale. Te mando un besito y saludos a los peques-.
-Dale, gracias. Mañana se los daré. Que descanses- y corto la llamada.
Deseo con muchas ganas salir a divertirme con mi mejor amiga. La considero una gran amiga porque, se nota que es muy buena persona. Ojalá Francis pueda cuidarme a los nenes. A ambos los conocí los primeros días que llegué. Nada más, quiero salir a despejar mi mente y divertirme, aunque sea por unas pocas horas. Me haría muy bien porque, cargo con demasiado estrés, últimamente.
Hace tres meses volví a retomar las clases de Tae Kwon Do, que hice un par de meses durante mi adolescencia y a veces, también salgo a caminar ó correr por el bosque cuando mis hijos estan en el jardín de infantes. Y no me importa el otoño y la nieve, no dejo que me detengan. Ya falta poquito para que llegue el crudo invierno aunque, aquí en el suroeste del país siempre llega antes. Haga mucho frío, esté nevando ó con un calor insoportable, salgo a hacer gimnasia. Me ayuda a estar mejor psicológicamente además de físicamente. Pero... no es lo mismo hacerlo acompañada de una amiga ó de un familiar.