El día en que se hizo la despedida de Harry papá se vistió con un traje que había usado una sola vez en su vida. Yo en cambio no tenía nada formal y apropiado para el servicio por lo que rebusqué y encontré el regalo que me había dado Jane y Angela.
Una polera de lana gruesa negra. Era casi como un suéter, calentito y agradable. Me puse un par de vaqueros oscuros y las botas negras de goma. Me arreglé mi cabello en una trenza cocida y apenas me quedaba una pequeña cola de unos cuatro centímetros, como un pompón de cabello.
Salimos a hurtadillas porque papá no quería despertar ni a Bella ni a Alice.
Me sorprendió la cantidad de gente en el lugar. Pero estuve demasiado ocupada usando consuelo en todo el que se me acercaba a saludar. A Leah, que era un año más grande que yo la llené de él al sentir lo desolada que estaba. No esperaba que se largara a llorar a moco tendido en mi hombro por lo que estuve con ella hasta que se descargó.
Seth no fue fácil tampoco. El pobre niño, tenía los ojos enrojecidos e hinchados. Sollozó mucho en mis brazos, pero casi no pudo derramar lágrimas.
Después de ellos busqué un lugar apartado y me senté. Fue la primera vez que me sentía... drenada de energía. Supuse que tenía que ver con la cantidad de veces que había usado la habilidad hoy. Me puse a contar: papá, Emily, Sue, Billy, Leah, Seth, y un par de conocidos de los viajes de pesca. No me animé a usarlo en los chicos lobo.
Billy apareció a mi lado en algún momento.
- Gracias por venir Mary. Se siente un poco mejor cuando estás con nosotros - señaló a la familia de Sue con la cabeza - Se los ve mejor, como si hubieran hecho las paces.
Le sonreí con algo de desgana ¿Había sido demasiado obvia? Bueno, no importaba, era un momento importante y no iba a deja a todos sufrir de más solo por querer esconderme.
- Tenía que venir. Quería venir. Aún se siente surreal.
-Estas cosas suelen serlo, solo debemos recordar que todos vamos con nuestros ancestros y continuamos hacia el viaje que nos espera.
No pude evitarlo.
-Suenas como Dumbledore, Billy.
- ¿Quién? -me miró con confusión
-El mago sabio de la película de magos "Harry Potter"
-Oh, no la he visto.
Le sonreí.
-La recomiendo. Es agradable.
El resto del servicio fue sencillo y al anochecer volvimos a casa y.… encontramos una nota de Bella. Tuve que dormir a Charlie con mi habilidad porque su cara estaba morada y se agarraba el pecho. Me asustó.
Durante toda la noche estuve pendiente de papá y de las señales que mi cuerpo me daba cada vez que Bella estaba en peligro. No sentí nada de nada.
La mañana llegó y papá tuvo que ir a trabajar, Jacob se pasó por casa y lo retuve del brazo.
-Jacob, ¿estabas con Bella cuando se fue?
El dolor en su mirada me partió el corazón.
-Le rogué que no se fuera.
Me sorprendí ante las lágrimas que llenaron sus ojos cálidos. No pude hacer nada salvo abrazarle por un momento. Suspiré. El chico que le doblaba en tamaño era después de todo un adolescente de dieciséis años.
- Estoy segura de que intentaste detenerla.
Los Cullen llegaron al día siguiente, pero ni Charlie ni yo los dejamos entrar. Cuando supe que estaban estacionados afuera estaba tentada a llamar a Jacob, pero no podía. Además, pronto llegó Edward cargando a Bella. Charlie salió corriendo y yo detrás de él con miedo, pánico y terror arremolinándose en mi interior.
- ¡Bella! - mi grito fue rápidamente cubierto por la perorata que soltó papá.
- No puedo creer que tengas la cara dura para aparecer por aquí.
Miré a los Cullen con odio, incluyendo a Alice.
-Déjalo papá, Mary -la voz ronca de Bella hizo que mis ojos se movieran hacia ella y le toqué la cara con miedo, parecía estar bien.
- Solo está cansada Charlie - dijo con serenidad el chupasangre -Déjala descansar.
- ¡No nos digas que hacer! Dámela, quítale las manos de encima.
Bella se estaba portando como una mula. No quería dejar ir a Edward incluso cuando estaba más dormida que despierta.
Una vez en la cama me interpuse entre el chupasangre y Bella y antes de que papá pudiera decir nada le miré con furia sin llegar tocarle, aborrecía tocarlo.
-Ahora te vas de aquí. No vuelvas a aparecer frente a mi hermana sin supervisión.
Me giré hacia Bella y le hice señas a papá. Cerró la puerta y yo le saqué los zapatos y la campera antes de meterla en la cama. Luego me acosté a su lado mirando el paisaje desde la ventana y escuchando la lejana voz de papá.
-No vuelvas a traspasar mi puerta, ¡no eres bienvenido en esta casa!
Bufé, si tan solo fuera como esos vampiros de las leyendas, tan fácil de negar la entrada a la morada. Pero de nuevo, Bella seguro les dejaría entrar, una y otra vez.
No sé en qué momento me dormí profundamente.
- ¡¡... ANILLO!!
La voz de Bella me despertó. Miré alrededor solo para encontrarla en la cama, erguida. ¿Qué pasó?
Papá apareció en la puerta también.
-Ah, no sabía que estaban despiertas.
-Acabo de despertarme - dije, bostezando y saliendo de la cama hacia el baño. No volví a la habitación de mi hermana, quería dormir un rato más en mi propia cama.
No presté mucha atención a lo que pasó luego. Terminaría el instituto y me iría a Seattle.
Bella pareció volver a la vida. Era una persona feliz y funcional de nuevo y papá estaba muy feliz por ello y sabía que la razón era el joven que detestaba.
Sin más opción, accedió a que Edward y Bella estuvieran juntos aunque, les puso mil y una reglas para verse.
Hubo un cambio radical en la relación con Billy y los chicos de la reserva. Unas semanas después de que Bella hubiera vuelto de no sabemos dónde con Edward tomé la camioneta y fui hasta La Push.
No me había bajado del auto cuando Sam se acercó al auto con cara de pocos amigos, pero cuando me vio se congeló por un segundo ante de sonreír levemente.
-Hola Mary, ¿Qué haces aquí?
- ¡Sam! Vengo a visitar Billy y Jacob. Estaba pensando en ir a ver a Emily después.
-Jacob no está en casa, y Billy está con Sue ahora, ¿Por qué no vas con Emily primero?
-Vale.
Me volví a subir a la camioneta y Sam se subió en el asiento del pasajero. La casa de Sam y Emily no estaba muy lejos.
- ¡Mary!
La voz jovial de Emily me sacó una sonrisa.
- ¡Emy! Mira, te traje un cajón de manzanas. Habías dicho que querías hacer tarta y no puedo perderme eso.
-Eres tan glotona como los chicos.
- Ah - suspiré con pesar - Si tan solo pudiera ser tan alta como ellos...
Entramos juntas a la casa con Sam cargando el cajón de manzanas. Emily estaba lavando los platos, así que la ayudé y luego nos pusimos a hacer la tarta. Esta chica parecía tener una alacena con interminables ingredientes para todo.
Mientras estábamos trabajando Emily me preguntó.
- ¿Tengo entendido que te vas a ir a Seattle al terminar el instituto?
-Si, voy a ir a vivir con mi amiga Jane y hacer el curso de Diseño Gráfico, son dos años.
-Te voy a extrañar.
Le di un golpecito con el codo de forma amistosa.
- No te preocupes, volveré. Eres como la reina del inframundo, desde que me alimentaste, no puedo dejar este lugar por mucho tiempo. Siempre volveré.
Nos reímos mucho y un par de horas después llegó Sue y Billy a la casa de Sam.
-Hola Mary ¿Cómo has estado?
-Estoy bien Billy, aprovechando cada oportunidad para venir antes de irme a Seattle.
-Oh, si, oí por Charlie que te vas a ir. ¿Ya tienes un lugar donde quedarte verdad?
La conversación fue amena, Sue estaba algo silenciosa, pero era de esperar.
Me fue al anochecer, con una gran porción de tarta de manzana y panecillos rellenos de crema.