Chereads / Survivors of the End / Chapter 52 - Culpa

Chapter 52 - Culpa

Había pasado ya una hora desde que los bandidos finalmente se habían ido, desde que la batalla y la masacre había terminado, y alrededor de la parte este y norte del pueblo solo había destrucción y cadáveres, el olor a sangre de todos aquellos que murieron.

Las personas comenzaron a ir a las partes este y norte en busca de sus familiares y amigos, y al encontrar los cadáveres de sus seres queridos, sus llantos sonaban, y un ambiente de tristeza y miedo asolaba al Pueblo de Esperanza.

Luciel había regresado al Restaurante del Espadachín Carmesí, mientras entraba, vio primero el cadáver de Cindy, sin señal de los cadáveres de los atacantes, y cuando vio el cadáver de Don Armando, Luciel se detuvo en seco.

"Don… Don Armando." – Luciel se acercó al cuerpo sin vida de Don Armando, para luego voltear a un lado mientras vomitaba.

El joven entonces calló al suelo, sus lágrimas que descendían por su rostro ahora tocaban el suelo, mientras él veía el cadáver del hombre que le había salvado su vida no una sino dos veces, aquella persona que le había ayudado tanto en estos más de dos años de estadía en el Gran Mundo de Gea, un hombre que significaba mucho para el joven terrícola.

"Yo… yo…" – el joven no podía aguantar más en ver el cadáver de Don Armando, por lo que se dirigió a una de las paredes del restaurante, y se sentó mientras se recargaba con la pared, y ya, una vez sentado, el joven veía desde lejos a todo el restaurante destruido.

"Esto no debió de suceder, esto no debía de pasar." – decía el joven que ahora sufría dolor no solo por las heridas de su cuerpo. – "Don Armando… lo siento… lo siento… es mi culpa… es mi maldita culpa." – Luciel lloraba mientras decía eso.

Hoy Luciel había perdido a una persona preciada para él, a alguien que significaba mucho para él, y él se sentía culpable, sentía que fue su culpa, que él no debió de abrir la puerta, que él no debió de haber huido, no debió escapar mientras Don Armando luchaba solo.

"¿Por qué? ¿Por qué soy tan débil? ¿Por qué soy un cobarde?... ¡¿Por qué?!"

Luciel se enfurecía consigo mismo, se daba asco, se odiaba por ser tan débil, por no haberle podido ayudar.

"No sirvo para nada…"

<><><>

Algunos minutos más tarde, la familia de Don Armando había llegado.

Jeremy impidió a su hijo entrar al ver el cadáver de la joven cerca de la entrada.

"¡Armando!" – y Doña Julieta fue la primera en vez el cuerpo sin vida de Don Armando, yendo a donde él yacía, mientras Susan caía al suelo sin fuerza al ver el cadáver de su padre, Jeremy sostuvo el cuerpo de su esposa que comenzó a llorar.

"¡¡NO!!" – el grito de dolor de Doña Julieta resonó por todo el lugar, haciendo que Billy quien se encontraba afuera entrará solo para ver a su abuela abrazando a su abuelo que no se movía.

"Abuelo…" – Billy se acercó lentamente, hasta que se tropezó con la cabeza decapitada de Cindy. – "¡AH!" – Billy gritó asustado.

"¡Hijo!" – Jeremy soltó a su esposa que quedó en shock al ver a su padre morir, y sostuvo a su hijo, tapando sus ojos con su mano para que ya no viera nada más. – "Todo está bien, aquí estoy, aquí estoy." – dijo Jeremy tratando de calmar a su hijo que comenzó a llorar.

Viendo toda la escena que sucedía delante de él, Luciel seguía sin moverse o decir nada, mientras cerraba los ojos deseando que esto fuera solo una maldita pesadilla.

<><><>

Glover intentó ir tras los bandidos al oír que personas fueron capturadas, pero no había suficientes guardias, y todos los que quedaban vivos incluido él, se encontraban heridos, algunos como Kane de gravedad, al borde de la vida y la muerte.

Aun cuando Glover quiso pedir la ayuda del Gremio de Aventureros, Taylor le dijo que ya no había nada que hacer, la mayoría de los aventureros no quer��an pelear más, y otros estaban heridos y cansados como para perseguir a un enemigo que claramente eran superiores en fuerzas y números.

Al final, Glover no tuvo más opción que aceptar la situación, e intentar de ayudar a la gente del pueblo para que las cosas pudieran lo más rápido posible volver a la normalidad.

Él le dio una carta con un mensaje de lo sucedido a Evans para que la llevase a la Ciudad de Mara, la Capital del Condado de Vermont, para que se la diera al mismísimo Conde de Vermont. Mandando a Evans junto con otros dos guardias quienes rápidamente partieron rumbo a la capital.

Pronto el Conde de Vermont se enteraría del repentino ataque no solo al Pueblo de Esperanza, sino a muchos más, algunos que inclusive sufrieron aun peor que el mismo Pueblo de Esperanza.

<><><>

En el atardecer, Alec y los otros finalmente fueron al restaurante para ver sí Luciel se encontraba bien, Luciel seguía sin decir nada. Los cuatro miembros de Unity habían sufrido muchas heridas, pero ninguno estaba tan mal como Luciel, por lo que Alec se mostró algo furioso por no haber pensado en venir hacia aquí para proteger de Luciel.

Mientras ellos trataban de hablar con Luciel, el joven seguía pensando dentro de si mismo que todo lo sucedido fue su culpa, que la muerte de Don Armando solo ocurrió debido a qué él no pudo seguir una indicación.

A pesar de que sería cruel no haber abierto la puerta a Cindy, de todas maneras, ella moriría, por lo que en su mente él seguía diciendo una y otra vez que hubiera sido mejor que nunca hubiera abierto esa puerta, pero al pensar en eso, el rostro de la cabeza decapitada de Cindy aparecía en su mente, atormentando al joven.

Doña Julieta y Susan se desmayaron por el shock al enterarse de la muerte de Don Armando, por lo que Jeremy con ayuda de Alec y Tom se las llevaron de allí, mientras que Reus y Mía se llevaron consigo a Luciel y Billy a la Posada de María para que los jóvenes se bañasen y descansaran de una vez.

María sonrió al ver que ellos seguían con vida, y dijo que ellos no sufrieron daño alguno, pues en el momento del ataque, había aventureros desayunado y hospedándose aquí, por lo que cuando los atacantes quisieron acercarse, no tuvieron más opción que retirarse y atacar otro lugar.

Pero, mientras ella hablaba, notó los rostros de los dos chicos, el de Billy llenó de lágrimas, y el de Luciel que estaba muy herido, por lo que preguntó por saber que había sucedido, Ron quien escuchó la conversación también se acercó, y fue entonces que Reus les dijo que el Carmesí fue atacado, y que Don Armando había muerto.

"¡¿Cómo?!" – Ron, el esposo de María fue el más afectado por la noticia, pues consideraba a Don Armando como un buen amigo y mentor, una persona que casi todas las veces que venía a visitar era para pedirle que se uniera al Carmesí. Era un hombre que Ron respetaba, y el oír la noticia de su muerte hizo que el esposo de María se pusiera triste.

"¿Y Doña Julieta y Susan?" – preguntó María.

Mía entonces explicó que ellas junto con Jeremy estaban bien, que en el Carmesí solo estaba Don Armando muerto y el cadáver de una joven a la que Mía no reconocía, pues no vio el rostro de la joven, pues su cabeza decapitada fue tapada por una manta que Jeremy puso.

Entonces, Billy al oír de nuevo que su abuelo estaba muerto, volvió a llorar, mientras que Fred llegaba y no entendía lo que sucedía, María le pidió que fuera a ayudar a su hermano Eren a atender a los clientes que hubiera en el comedor, mientras que María acompañaba a Reus y los demás a uno de los cuartos más grandes de la posada, en donde ayudó a los terrícolas a cuidar de los jóvenes.

María se encargo de limpiar y tratar de curar el rostro golpeado de Luciel, al final ella mando a los dos chicos a bañarse, Reus entró con ellos para ayudarlos y vigilar a los dos jóvenes que estaban tristes por lo sucedido en el día de hoy.

"¿Qué es eso?" – preguntó Reus al ver la pequeña daga que Luciel sostenía, la misma daga que le hirió el brazo derecho, esa arma que él no soltó en ningún momento, un arma que él seguía teniendo y que en ese momento no paraba de ver.

"Un recuerdo." – dijo Luciel.

"¿Eh? ¿Recuerdo de qué?"

"…" – Luciel ya no dijo nada, comenzando a quitarse la ropa, y dejando la daga a un lado en donde la pudiese ver.

Reus no tuvo más opción que ir a ayudar a Billy a bañarse, pues el joven no se movía, y mientras el agua fría caía sobre el cuerpo herido de Luciel, causando algo de dolor sobre el joven, él no decía nada, y solo veía la daga.

'Es mi culpa.' – decía él en su mente. – 'Mi culpa.'