Año 9989, Día 5 del Mes de la Cosecha.
"¡Ah!" – Luciel se despertó de golpe al oír el rugido de una criatura, claramente esa criatura se encontraba lejos, pero su rugido llegaría a oírse a kilómetros a la distancia, despertando de golpe a Luciel que sí no estuviera amarrado, se viera caído al suelo por el susto.
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Después del susto, él esperó a que finalmente amaneciera, pues la oscuridad no le dejaría seguir. Y cuando las plantas y arboles que se iluminaban le dieron la bienvenida al amanecer, Luciel siguió su camino.
Fue el día cuando atacaron al Pueblo de Esperanza, que Luciel comprendería una lección importante, pues, aunque en la Tierra la Pluma podría ser más poderosa que la Espada, pero en el Gran Mundo de Gea eso no era así. En la Tierra, los políticos, los millonarios y las personas influyentes gobernaban, pero en Gea, solo los más poderosos podían obtener ese derecho.
Por eso él realizaba este viaje, por eso el joven se encontraba en este sitio donde había peligro en todas partes.
Y, en este día, él lograría darse cuenta otra vez de lo débil que es.
Por eso él se dirigía hacia donde se suponía que vivía el Viejo Ermitaño, aunque él no sabía el lugar exacto, había oído muchas historias que Don Armando le había contado acerca de tal increíble persona.
En esas historias, una decía que su hogar estaba al final de un sendero que atravesaba las Montañas Blancas de Ganbus.
Su hogar estaba en una cueva, pero solo pocos eran capaces de llegar hasta allí.
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Al igual que el día de ayer, Luciel comenzó su día comiendo algo de comida y bebiendo agua, el joven esperaba que en este tercer día como en los dos anteriores nada malo sucediera, y siguiera con su viaje tranquilamente, pero claramente, una zona prohibida como esta, la tranquilidad que tuvo los primeros dos días no duraría mucho.
Y, cuando él se preparaba para volver a caminar, él escuchó un ruido y miro hacia el frente, viendo a un par de metros delante de él a una criatura temible y poderosa, una criatura con un porte y aura inimaginables que dejaban en ridículo al joven terrícola.
"…" – Luciel veía el rostro del monstruo sediento por carne y sangre, que claramente Luciel poseía, y al solo verlo, Luciel no pudo evitar sentir el horror en ese momento, pues esta criatura superaba claramente a Luciel.
Él había oído hablar acerca de esta criatura por Alec y los otros, y había una pequeña descripción del monstruo en el Libro Negro.
La criatura veía a un humano por primera vez, sorprendida por ver a su próxima presa que claramente era más débil que él, pues era una habilidad que algunos monstruos y casi todas las bestias mágicas poseían, la cual era poder sentir el poder de una persona, y el monstruo no pudo evitar mostrarse sorprendido al no sentir casi ni una gota de poder proveniente del cuerpo del joven humano.
La temible criatura dio un paso hacia delante, y Luciel quien ya estaba preparado para irse dio un paso hacia atrás.
La suerte del joven terrícola se había acabado, puesto que delante de él, veía ante sus ojos a un monstruo temible, se trataba de ni más ni menos que de un Conejo Cuernudo, una criatura de rango Village Novice que cualquier persona común de este mundo podía matar, pues era uno de los monstruos más débiles que existían, pero ante los ojos de Luciel, esta criatura, era una bestia capaz de matarle fácilmente.