Luciel se encontraba aterrado, aunque solo se trataba de un simple Conejo Cuernudo, uno de los monstruos más débiles que existen y que solo viven en las zonas exteriores del Gran Bosque Oscuro, para él, no era diferente que un Perro Salvaje o un Halcón de la Tempestad.
Era su tercer día en el Gran Bosque Oscuro, y este era su tercer encuentro con un monstruo, el primero desde que comenzó con su travesía.
"…" – Luciel se mostraba nervioso y algo asustado, pero es a partir de este momento que él debía demostrar su valentía, demostrar que es digno y capaz de llegar hasta donde se encuentra el Viejo Ermitaño, su viaje apenas comenzaba, y esta solo sería la primera prueba, solo sí logra sobrevivir.
Debe de evitar ser la comida del Conejo Cuernudo, un monstruo con una altura de apenas 50 centímetros de altura, y que para muchas mujeres nativas eran unas criaturas tiernas de ver, pero que, claramente, era muy diferente a los conejos animales o los conejos que se convirtieron en bestias mágicas, pues el Conejo Cuernudo es un monstruo, un ser corrupto y que solo deseaba matar a Luciel en este momento.
El único cuerno sobre su frente le daba algo de miedo al joven, quien ahora debía de sobrevivir a su primer enfrentamiento.
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La fortuna sonrió otra vez al joven que, al seguir retrocediendo, se tropezó y cayó al piso, justo en el momento en que el Conejo Cuernudo lanzó su ataque, saltando con una velocidad mayor a la del joven y casi impactando su cuerno contra él.
Luciel quien yacía en el suelo, rápidamente se levantó y comenzó a huir de la temible bestia quien le perseguía, pero de pronto el Conejo Cuernudo se detuvo, y Luciel no tenía idea del porqué de esto.
"Uf…"
Cuando de pronto, un zumbido le hizo mirar hacia arriba.
"¿Qué?" – se trataba de Avispas Flecha, pues su aguijón tenía la forma de una flecha. Pero en vez de ir tras de él, las Avispas atacaron al Conejo Cuernudo, pues no eran monstruos, eran animales, y eran muy territoriales, el Conejo Cuernudo se defendió, mientras que Luciel aprovecho para largarse de allí.
Mientras que el Conejo Cuernudo había acabado con la vida de decenas de Avispas Flecha, pero seguía combatiendo con más y más.
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La vida de Luciel siguió de esa forma, llegando a regiones controladas por algún animal o monstruo, y teniendo que escapar rápidamente, en el cuarto día, un Conejo Cuernudo diferente casi le mata sino hubiera sido por su mochila en el pecho, que logro impedir que el monstruo le matase.
Cada día llegaba a ser una tortura para él, teniendo que escapar y encontrándose con diversos monstruos como Arañas Gigantes, Monos Rojos, y muchos más, o ser casi devorado por algún animal o planta.
Luciel casi moría en varias ocasiones, pero para su fortuna o casualidad lograba sobrevivir, pues usualmente solo lo atacaban alguna de las criaturas más débiles, pues las más fuertes casi ni reconocían su presencia al ser el joven muy débil.
Y, así, él se topaba con más monstruos, más Conejos Cuernudos, con Gusanos come Hombres, Slimes, inclusive con Goblins Salvajes, que gracias a que entraron tanto Luciel como esos Goblins al territorio de una Anaconda Venenosa, que el joven aprovecho para aludir a los monstruos que se enfrentaban contra otro monstruo, y eso era solo porque la Anaconda Venenosa era una criatura que odiaba a seres comunes, a bestias mágicas y a los monstruos más débiles que ella que entraran a su territorio.
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"Ah…" – Luciel se había quedado con casi nada de la gran cantidad de provisiones que había traído para sí en este viaje, solo un bocadillo de pan y una sola botella con algo de agua era lo que le quedaba al joven terrícola, quien yacía escondido debajo de la abertura de un árbol.
"Ah…" – otro gran problema es que él ya no sabía donde se encontraba o hacia adonde se dirigía, mientras escapaba días tras día, y se escondía noche tras noche, él se había perdido. En los dos primeros días él dejaba rastros con rocas que él encontraba para indicar los lugares por los que él había pasado, algo simple realmente, pero que, con eso, él podría guiarse en el camino de regreso, o eso pensaba él, pero ahora, ahora él no sabía nada del camino de regreso.
El Gran Bosque Oscuro era el bosque más vasto del continente, no solo era un peligro por los millones de monstruos, animales, plantas y bestias mágicas que habitaban en ella, sino que era también un peligro por su clima y porque al ser tan vasto, era fácil en perderse.
Y, ahora él debía de comenzar a preocuparse en que es lo que él comería, y en como conseguir algo de beber.
"Don Armando." – durante estos últimos días, Luciel dudaba muchas veces, pensando en que sí acaso esto era lo correcto, sí debía de seguir, pero, en cuando recordaba aquel día cuando Don Armando y Cindy murieron, en especial cuando huyo dejando al hombre que le salvó la vida dos veces a su suerte, Luciel volvía a pensar solamente en seguir, sin importar que, él llegara hasta donde el Viejo Ermitaño vivía.