Chereads / Ecos en un destino sellado / Chapter 2 - Capítulo 2: El Despertar de las Sombras

Chapter 2 - Capítulo 2: El Despertar de las Sombras

Kael despertó con el sonido lejano de los gallos y el murmullo de la gente que comenzaba su jornada en Edrith. La brisa fresca de la mañana entraba por su ventana, llevando consigo el aroma a pan recién horneado, mezclado con el sutil perfume de las hierbas encantadas que crecían en los jardines del pueblo. Afuera, el aire estaba impregnado de magia; pequeñas motas de luz flotaban en la brisa como luciérnagas etéreas, mientras las calles empedradas reflejaban la luz dorada del amanecer. Las voces de los mercaderes comenzaban a elevarse, anunciando sus productos mágicos con entusiasmo, y el tintineo de metales chocando indicaba que los herreros ya trabajaban en nuevas armas y armaduras imbuidas de poder arcano.Sin embargo, esa mañana era diferente. Algo en su interior ardía con una urgencia inusual, como si una fuerza desconocida despertara en su pecho, empujándolo hacia un destino que aún no comprendía.Se sentó en el borde de su cama y miró sus manos. La sensación de vacío que lo había acompañado toda su vida parecía haberse intensificado desde la noche anterior. No podía seguir viviendo con esas cadenas invisibles que lo mantenían atrapado. Había tomado una decisión: se convertiría en aventurero. Se uniría al Gremio de Edrith y recorrería el mundo en busca de respuestas, enfrentando desafíos que le ayudarían a descubrir quién era en realidad.Con determinación, se vistió con su túnica oscura y ajustó su cinturón de cuero. Tomó un pequeño colgante de su madre, un amuleto de protección que siempre llevaba consigo, y antes de dirigirse al gremio, decidió hacer una parada en la forja de Baldrek, el herrero enano con el que había entablado una amistad desde pequeño.El taller de Baldrek era un sitio bullicioso y cálido, con el sonido incesante del martillo golpeando el metal candente. Chispas saltaban al compás de su trabajo, iluminando el rostro curtido del enano, quien al ver a Kael, sonrió bajo su espesa barba grisácea.—¡Ja! Si es el joven Kael. ¿Qué te trae por aquí tan temprano? —preguntó mientras sumergía una hoja en aceite humeante.—Voy a inscribirme en el Gremio de Aventureros —respondió Kael con decisión.Baldrek lo miró con sus pequeños ojos astutos y asintió.—Sabía que este día llegaría. No puedes quedarte en este pueblo para siempre. —Se volvió hacia un estante y sacó una espada envainada con runas débiles grabadas en su hoja—. Esto es para ti, muchacho. La forjé hace un tiempo pensando en el día en que la necesitarías.Kael tomó la espada con asombro. El arma se sentía ligera, pero resistente, perfectamente equilibrada. Desenvainó un poco la hoja y observó el reflejo del fuego danzar sobre el metal pulido.—No puedo aceptar esto, Baldrek...—¡Tonterías! —gruñó el enano—. La amistad vale más que el oro. Y además, quiero ver qué tan lejos llegas con ella. Ahora vete antes de que me arrepienta y te cobre.Kael sonrió con gratitud, aseguró la espada en su cinturón y salió del taller, sintiendo que su decisión de convertirse en aventurero era aún más firme.El Gremio de Aventureros de Edrith era un imponente edificio de piedra oscura, con una fachada adornada con estandartes de diversas compañías de aventureros y grandes vitrales que representaban gestas heroicas de épocas pasadas. A ambos lados de la entrada, estatuas de antiguos héroes vigilaban con miradas severas, sus armas descansando sobre pedestales de mármol.Al cruzar el umbral, Kael fue recibido por una atmósfera vibrante y caótica. El amplio salón principal estaba iluminado por candelabros encantados flotantes, cuyas llamas mágicas parpadeaban con tonos azulados. Aventureros de todas las razas y especialidades llenaban la sala: enanos rudos bebían cerveza en una gran mesa de madera maciza, elfos de largas túnicas examinaban pergaminos con hechizos, y bestiares de imponentes figuras discutían sobre cacerías recientes. En el centro del gremio, un enorme tablón de anuncios repleto de pergaminos exhibía misiones de todo tipo: desde recompensas por monstruos hasta escoltas de caravanas y exploraciones de antiguas ruinas mágicas.A un lado, había una barra donde los aventureros podían pedir comida y bebida, atendida por un ogro de piel azulada y modales sorprendentemente refinados. En otra esquina, una herrería improvisada permitía a los miembros reparar o mejorar su equipo antes de partir en sus misiones. Más allá, escaleras de caracol conducían a los dormitorios y oficinas superiores, donde los rangos más altos del gremio debatían estrategias para grandes expediciones.Se acercó al mostrador, donde una elfa de cabellos dorados y mirada afilada lo recibió con una sonrisa profesional.—Bienvenido al Gremio de Aventureros de Edrith. ¿Es tu primera inscripción? —preguntó, mientras tomaba un pergamino y una pluma encantada.—Sí. Quiero registrarme como aventurero —respondió Kael con voz firme.La elfa le entregó un formulario y comenzó a explicarle las reglas del gremio, pero de repente, un dolor punzante recorrió su pecho. Su respiración se agitó y sus piernas temblaron. Sintió un calor abrasador expandirse desde su interior, como si algo dentro de él se estuviera desgarrando.Un crujido invisible resonó en su mente, seguido de un susurro profundo y etéreo.—Kael... finalmente... estamos libres.Se aferró al mostrador con fuerza, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Un torrente de energía latía en su interior, expandiéndose como un río desbordado. Sabía lo que había pasado: el sello se había roto. La magia que sus padres habían reprimido toda su vida ahora fluía sin restricciones, una corriente indomable de poder que amenazaba con consumirlo. Sus sentidos se agudizaron; escuchaba con claridad los murmullos de los aventureros al otro lado del salón, percibía el aroma de la tinta fresca en los pergaminos, y podía sentir el leve temblor de la tierra bajo sus pies, como si su misma presencia alterara el mundo a su alrededor. Cerró los ojos un instante y respiró hondo, obligándose a calmarse. No podía permitir que nadie lo notara. No ahora.Cuando abrió los ojos, la elfa lo miraba con curiosidad, pero sin sospecha. Sus ojos esmeralda se fijaron en él con un brillo inquisitivo, pero su rostro permanecía impasible. Parecía haber notado algo extraño, pero no lo suficiente como para alarmarse. Kael sintió un sudor frío recorrer su espalda mientras trataba de mantener la compostura. La elfa inclinó ligeramente la cabeza, su largo cabello dorado cayendo en cascada sobre sus hombros, y entrecerró los ojos por un instante antes de volver a su expresión profesional.—¿Te encuentras bien? —preguntó.Kael forzó una sonrisa y asintió.—Sí... solo me emocioné un poco —mintió.Con manos temblorosas, firmó el pergamino y recibió su insignia de aventurero. Ahora tenía un nuevo propósito, un camino que recorrer. Y aunque su poder había despertado, debía mantenerlo en secreto. Al menos por ahora.Mientras sostenía la insignia entre sus dedos, una idea cruzó su mente. Mis padres. Ellos habían sido quienes sellaron su poder para protegerlo, para evitar que fuera consumido por algo que no comprendía. Ahora que el sello se había roto, debía enfrentarlos. No podía simplemente decirles nada... Suspiró y guardó la insignia en su bolsillo. Sabía que su madre percibiría el cambio en él al instante. Tendría que ser cauteloso, asegurarse de que no notaran la verdad. Con el corazón latiendo con fuerza, salió del gremio y se encaminó hacia su hogar.La Primera MisiónA la mañana siguiente, Kael regresó al gremio, decidido a comenzar su camino como aventurero. La sala estaba tan bulliciosa como el día anterior, con aventureros discutiendo sobre misiones y compartiendo historias de sus viajes. Se acercó al mostrador donde la misma elfa lo esperaba con su característica expresión profesional.—Veo que has vuelto temprano —dijo ella con una ligera sonrisa.—Estoy listo para mi primera misión —respondió Kael con determinación.La elfa asintió y sacó un pergamino con una lista de misiones.—Antes de eso, déjame explicarte el sistema de rangos. Los aventureros están clasificados en diferentes niveles según su habilidad y experiencia. Los rangos van desde Bronce, el nivel más bajo, hasta Diamante, reservado para los más poderosos. Hay rumores de que existe un rango aún más alto, pero nadie ha sido reconocido con ese título aún.Kael asintió, procesando la información mientras la elfa continuaba.—Como recién inscrito, comienzas en el rango de Bronce. Solo puedes aceptar misiones de bajo riesgo hasta que demuestres tu valía. Estas suelen incluir escoltas de comerciantes, exterminio de pequeñas bestias mágicas o exploración de zonas seguras.Ella extendió el pergamino con una selección de misiones.—Aquí tienes algunas opciones. Para tu primera misión, te recomendaría una sencilla exploración de ruinas cercanas. Es un trabajo adecuado para un principiante y te permitirá familiarizarte con el proceso de completar encargos.Kael tomó el pergamino y lo leyó detenidamente. Era una exploración de unas ruinas antiguas en las afueras del pueblo, un encargo para investigar y traer cualquier artefacto de valor sin enfrentar peligros considerables. Le pareció una buena manera de comenzar sin llamar la atención sobre su verdadero poder.—Tomo esta misión —declaró, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.La elfa selló el pergamino con el emblema del gremio y se lo entregó.—Buena elección. Recuerda, completa la misión y regresa con un informe detallado. Buena suerte, Kael.Con el pergamino en mano y su nueva espada al costado, Kael se encaminó hacia su primera prueba como aventurero, sin saber que el destino tenía planes mucho más grandes para él.