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Chapter 5 - Capítulo 5: La Maestra del Gremio

Kael cruzó las puertas del gremio con pasos firmes, su mente aún procesando todo lo que había descubierto en las ruinas. El vestíbulo principal del gremio era un amplio salón con vigas de madera oscura y candelabros de hierro que colgaban del techo, iluminando con una luz tenue el bullicioso ambiente. Aventureros de diversas razas conversaban en grupos, algunos revisando tablones de misiones, otros descansando tras un arduo día de trabajo. El aire olía a cuero, cerveza y metal afilado, una combinación que Kael ya empezaba a asociar con la vida de aventurero.Se dirigió hacia el mostrador principal, donde una recepcionista elfa de cabellos plateados organizaba documentos con una eficiencia impresionante. Antes de que pudiera hablar, un aventurero corpulento, con una armadura pesada y una sonrisa arrogante, se interpuso en su camino. Su cabello castaño estaba despeinado, y una cicatriz recorría su mejilla izquierda, dándole un aire de veterano.—Mira nada más, un novato tratando de llamar la atención —se burló el hombre, cruzándose de brazos—. ¿Vienes a pedir trabajo o a llorar porque la primera misión fue demasiado para ti?Kael sostuvo su mirada sin pestañear, pero antes de que pudiera responder, sintió algo despertarse dentro de él. Sin quererlo, su cuerpo emanó una presión sutil pero escalofriante, como si una sombra oscura se hubiese cernido sobre el lugar. La temperatura pareció descender apenas un grado, y algunos de los aventureros más experimentados alzaron la vista con cautela. Solo aquellos de rango alto pudieron percibirlo completamente, un rastro de sed de sangre que, aunque tenue, les heló la piel.El aventurero arrogante tragó saliva y retrocedió un paso, confuso. No entendía por qué, pero una parte primitiva de su ser le decía que no debía provocar a Kael.La elfa recepcionista carraspeó, rompiendo la tensión en el aire.—Si has terminado de interrumpir, por favor, deja que el aspirante presente su solicitud —dijo con voz serena pero firme, dedicándole una mirada cortante al aventurero.Este resopló, fingiendo indiferencia, y se alejó con una risa forzada, aunque Kael notó que evitó mirarlo directamente.Kael respiró hondo y se acercó al mostrador, relajando la presión involuntaria que había desatado. La elfa lo observó con interés antes de hablar.—Quieres hablar con la maestra del gremio, ¿correcto? —dijo, entrelazando los dedos sobre el escritorio—. ¿Puedo preguntar la razón?Kael asintió, asegurándose de no revelar aún el pergamino con las runas antiguas.—He encontrado algo en las ruinas que podría ser importante. Preferiría discutirlo directamente con la maestra del gremio.La elfa lo evaluó con la mirada unos segundos antes de asentir.—Entendido. La maestra está en su despacho, pero está ocupada en este momento. Puedes esperar en el salón o tomar algo en la taberna mientras tanto. Te llamaré cuando esté lista para verte.Kael agradeció con una leve inclinación de cabeza y se apartó del mostrador. Sus pasos lo llevaron hacia una mesa libre en la esquina del gremio, donde se sentó con la espalda recta, intentando calmar su mente. Su control sobre su aura aún no era perfecto. Aquel descuido podría haber levantado sospechas.Miró de reojo a los aventureros en la sala. Algunos aún lo observaban con curiosidad, pero la mayoría había retomado sus asuntos. Kael entrecerró los ojos. Sabía que el camino de aventurero no sería fácil, pero no imaginó que su primer obstáculo fuera alguien intentando probar su valía.Apretó el puño con determinación. Tenía un propósito, y no permitiría que nadie se interpusiera en su camino.Justo en ese momento, un grupo de cinco aventureros de aspecto imponente se acercó a él. Cada uno de ellos emanaba una presencia fuerte y confiada, y no era difícil deducir que se trataban de algunos de los miembros más destacados del gremio. El que parecía ser el líder era un espadachín de raza humana llamado Darius, un hombre alto de cabellos oscuros atados en una coleta y ojos afilados como cuchillas. Vestía una armadura ligera de tonos oscuros con inscripciones mágicas en los guanteletes, y a su espalda descansaba una gran espada envainada en cuero negro. Cruzó los brazos y observó a Kael con interés.—Tienes agallas, novato —dijo con una sonrisa ladeada—. No muchos pueden hacer retroceder a un tipo como Garon sin siquiera tocarlo.Kael alzó la vista y analizó al grupo. Además de Darius, estaban sus cuatro compañeros:— Selene, una maga elfa de largos cabellos plateados y ojos violetas, envuelta en una túnica negra bordada con símbolos arcanos. Un báculo ornamentado con una gema flotante descansaba en su espalda, y una brisa sutil parecía rodearla, como si la magia fluyera de su propio ser.— Garruk, un escudero de raza orco con una armadura de placas negras y un escudo que parecía más un portón que un arma de defensa. Su piel verdosa estaba marcada por cicatrices de antiguas batallas, y su expresión era calmada pero imponente.— Liora, una sacerdotisa de raza humana con una túnica blanca adornada con inscripciones doradas. Un colgante en forma de sol colgaba de su cuello, y sus ojos celestes transmitían serenidad. A pesar de su aspecto pacífico, Kael notó la manera en que sus manos se mantenían listas, como si pudiera conjurar una barrera de protección en cualquier instante.— Vayne, un ladrón bestial de orejas puntiagudas y cola felina, con una vestimenta oscura ajustada al cuerpo y varias dagas visibles en su cinturón. Su sonrisa astuta y su mirada penetrante mostraban que no se perdía ni el más mínimo detalle de lo que ocurría a su alrededor.Sus armaduras y armas mostraban signos de múltiples batallas, pero lo que más destacaba era la confianza con la que se movían. Sin duda, eran aventureros de alto rango.—No fue mi intención —respondió Kael con calma—. Solo quería presentar mi solicitud.El líder soltó una leve risa y se sentó frente a él, apoyando un brazo sobre la mesa.—Esa presión que emitiste... No era normal. No es algo que se vea en un simple principiante. —Sus ojos se entrecerraron, como si intentara descifrar un enigma—. ¿De dónde vienes?Kael sopesó sus palabras antes de responder.—Solo soy un novato que quiere ser aventurero.Los demás miembros del grupo intercambiaron miradas, como si consideraran la respuesta. Finalmente, el líder asintió y sonrió de nuevo.—Bueno, sea lo que sea, aquí tienes un consejo: aprende a controlar esa presencia. Si no lo haces, alguien más fuerte que tú lo notará y no reaccionará con simple curiosidad. —Darius hizo una pausa y luego agregó con una leve sonrisa—. Algunos pueden considerarlo una amenaza, otros podrían verlo como un desafío. Nosotros preferimos ver el talento cuando aparece. —Se levantó y le dio una palmada en el hombro—. Bienvenido al gremio, novato. Veamos cuánto tiempo puedes sorprendernos.Selene le lanzó una última mirada intrigada antes de seguir a sus compañeros, mientras Garruk asintió levemente en señal de reconocimiento. Liora se giró con una expresión neutral, pero Kael notó que evaluaba sus movimientos. Por su parte, Vayne se quedó rezagado unos segundos más, analizándolo con ojos afilados antes de esbozar una sonrisa enigmática y desaparecer entre las sombras del gremio.Con esas palabras y gestos, el grupo se alejó, dejándolo con un sinfín de pensamientos en la cabeza. Kael exhaló lentamente. Apenas estaba comenzando y ya había llamado la atención de algunos de los más fuertes del gremio. Tendría que moverse con cautela si quería mantener su verdadero poder en secreto por más tiempo.Un repentino murmullo se extendió por el salón. Varios aventureros giraron la cabeza hacia la entrada del gremio con expresiones sorprendidas. Kael alzó la vista y vio que la misma maestra del gremio, acompañada por una figura enigmática, había ingresado al salón principal. No era común que la líder del gremio bajara en persona a buscar a alguien, y eso quedó reflejado en las miradas atónitas de los presentes.La maestra del gremio, Elaine Varros, era una mujer humana de cabello castaño oscuro recogido en una trenza, con ojos azul profundo y una expresión severa pero controlada. Vestía un uniforme elegante de cuero reforzado, con una capa oscura que reflejaba su autoridad. A su lado caminaba una elfa de largo cabello azabache y piel pálida, envuelta en una túnica azul profundo bordada con símbolos que Kael no reconocía. Sus ojos, de un violeta intenso, irradiaban una presencia misteriosa que parecía alterar el ambiente a su paso. Nadie en el gremio parecía conocerla, lo que aumentaba aún más la curiosidad.Darius y su grupo intercambiaron miradas, intrigados. Selene fijó su atención en la elfa desconocida con una expresión seria, mientras Garruk cruzaba los brazos, observando la situación en silencio.Elaine se detuvo frente a Kael y lo examinó con una mirada firme.—Kael, ¿correcto? —preguntó con voz firme pero sin hostilidad.Kael asintió, manteniendo la compostura.—He venido personalmente a verte porque tu solicitud llamó mi atención. No es común que los novatos pidan una audiencia directa conmigo, y menos aún que regresen de su primera misión con algo que consideran importante. —Su mirada se intensificó—. Acompáñame. Quiero escuchar lo que tienes que decir en persona.La elfa a su lado no dijo nada, pero sus ojos se clavaron en Kael con una intensidad inquietante, como si estuviera analizándolo más allá de lo que las palabras podían expresar.El salón del gremio quedó en completo silencio. Los aventureros observaban con incredulidad y murmullaban entre ellos. Que la maestra del gremio descendiera en persona para buscar a un novato era inaudito.Kael sintió el peso de todas las miradas sobre él, pero sin dudar, se puso de pie y asintió. Sabía que este encuentro podía cambiar muchas cosas.