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Almas en la Niebla

🇨🇱LiteraryVerse
8
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Synopsis
Explora una novela llena de emociones y sentimientos sobre una madre que espera la llegada de su retoño luego de un viaje escolar, pasando por varios sucesos que cambiarán por completo su vida y que la obligarán a pasar por cinco etapas de resiliencia.
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Chapter 1 - Semana 1 - Hasta pronto, mi niña.

Miércoles.

Era una noche oscura y silenciosa. Ya habían pasado dos días desde que su hija fue a un campamento escolar en conmemoración del cierre de su año escolar. Estaba nerviosa porque no había recibido noticias de su pequeña en todo ese tiempo, aunque, el saber que ella podía estarla pasando bien con sus amigas la tranquilizaba, después del enorme esfuerzo que significó ese año escolar, la niña merecía disfrutar y hacer lo que las jóvenes de su edad hacían. La madre, llamada Aveline, estaba orgullosa de su hija Delora por sus enormes logros a tan corta edad. La chiquilla era una joven promesa de 12 años que siempre resaltaba en todas las materias, a menudo salía nominada en los podios de los concursos escolares a los que asistía, aprendía más rápido que cualquier persona de su generación y, sobre todo, jamás se rendía ante nada, siendo este un rasgo heredado de su madre. Esa chica era la envidia de su salón, principalmente de sus compañeras debido a que siempre se ganaba las miradas de los niños de su edad, demostrando que su hábil mente y su fuerte espíritu no eran las únicas virtudes con las que había nacido. La única y mayor preocupación de la joven era su introversión, pues solo compartía con amigas y gente de confianza, le era muy difícil tener interés en interactuar con personas que no eran de su círculo habitual, no le costaba, pero no le interesaba, y eso en el fondo le perjudicaba bastante al querer hacer casi todo por su cuenta. Volviendo a la madre, ella era una mujer relativamente joven, con buen físico y una mente no tan brillante, pero sí bastante abierta y flexible. Esos días se sintió bastante sola, y esa misma noche, como acostumbraba a hacerlo cuando se encontraba en soledad, la mujer tomaba un té frente al ventanal de su cuarto mientras contemplaba la enorme y hermosa luna que se podía apreciar, siempre la observaba, pero nunca la había visto tan radiante; probablemente porque la ausencia de ruido o de distracciones le permitían apreciarla mejor, o simplemente porque no tenía otra cosa más que hacer a diferencia de otros días. Ella sentía el enorme peso del silencio y un poco de la ausencia de su hija; no paraba de pensar en ella como toda madre que ama a su pupilo, por lo que consigo llevaba a la muñeca favorita de Délora para no sentirse sola. Tal vez ella debería aprender a vivir con ese sentimiento, pues nadie sabe lo que depara el destino, y este puede cambiar de manera desfavorable.

 

Jueves.

A la mañana siguiente, Aveline escribió una carta a su hija para saber noticias sobre el campamento, yendo a depositar el documento en cuestión durante la mañana a la recepción del colegio donde la chiquilla estudiaba, se podía sentir un tiempo bastante agradable, hacía sol y el calor era suave. Aquel día el establecimiento recibía y enviaba cartas de los niños y de los padres para establecer comunicación con la excursión que se estaba llevando a cabo. Una vez se despidió de los guardias en la entrada y abandonó el recinto, la madre se alejó y sacó una carta escrita por su retoño:

 

"29/11/2006.

Hola mami, ¿Cómo está todo?, por aquí las cosas están de maravilla, la hemos estado pasando muy bien. ¿Te cuento una anécdota?, pero, por favor no me vayas a regañar. El otro día atrapamos un insecto muy grande con mis amigas, y lo colocamos en la carpa de los chicos durante la noche para fastidiarlos un poco. En fin, sé que está mal eso, pero, es para comentarte una de todas las cosas que hemos hecho con las chicas. Como ves, estoy fenomenal, así que, por favor mami, no te preocupes por mi salud, por mi alimentación ni mucho menos por mi seguridad, porque todo es muy tranquilo y grato aquí en la excursión. Te amo mucho.

 

Termino mi carta enviando un enorme abrazo, muchos besos y recalcando que eres la más bonita entre todas las madres.

Postdata: Aún espero tu carta.

 

Atte. Tu hija Delly."

 

Una vez la mujer terminó de leer la carta, besó el centro de esta y abrazó felizmente el papel, le alegraba mucho el saber que su hija estaba bien, a su vez que estaba deseosa porque Délora también recibiera su escrito. Pasaron las horas, y luego de volver de su empleo como corredora de bolsas, Aveline regresó a su casa con una sonrisa en el rostro que perduró desde que supo de su pequeña. Esa noche, si bien se encontraba sola, no se sintió tan mal como el día anterior, cenó bajo la luz de la luna escuchando tango mientras pensaba en cómo su hija lo estaba pasando, y en cuál sería su reacción al leer su carta. Las buenas energías duraron hasta que la madre, luego de cepillarse los dientes y ducharse, se acostó, quedándose dormida casi inmediatamente. Al entrar en el sueño, la dama estaba en un sitio extraño, donde un hombre se le acercó y le notificó el regreso tardío del bus donde venía su hija, y, una vez llegado el día del tan aclamado retorno, apareció el autobús, pero no estaba dentro. El chófer la había informado como una estudiante perdida. Por alguna razón, ese sueño estaba a color hasta que el vehículo llegó, ya que desde ese punto todos los colores pasaron a estar bajo escalas grises. Su optimismo aliviaba su malestar tras esa pesadilla, y aún con esto, la mujer no pudo dormir bien, se sentía muy angustiada, preocupada y pensativa, pues se decía que solo eran preocupaciones de toda madre al dejar a su hija sola.

 

Viernes.

El próximo día, Aveline se levantó temprano para preguntar por la recepción de las cartas enviadas hacia al campamento, a lo que le contestaron con buenas noticias. La mujer no desaprovechó la oportunidad de dejar un par de documentos más para ser entregados a su hija, y una vez salió del recinto, notó que el sol de la mañana mostraba una nubosidad parcial, además que no hacía ni calor ni frío. Ese día transcurrió igual que el anterior, con la misma madre obstinada trabajando empeñosamente como corredora de bolsas y llegando a su casa al atardecer luego de una dura jornada laboral; con aquella mujer silenciosa que limpiaba todos los días y preparaba comida para dos, pero que esta vez solo tenía una boca que alimentar, comiendo bajo la luz de la luna en medio del silencio mientras pensaba en su retoño; y como aquella joven solitaria que dormía sola y sin contacto humano. La única diferencia con los últimos días es que ella se encontraba sin la misma radiante positividad que antes, y que, esta vez, la mujer al irse a dormir tuvo un sueño donde se veía a ella misma estando sola rodeada de flores completamente grises. En dicho campo aparecía un capitán de las fuerzas navales que se acercaba a ella, y una vez este estaba al frente suyo, le decía que grandes cambios iban a llegar a su vida. El hombre no tenía rostro, y los colores de todas las cosas eran completamente grises salvo el voluminoso y gentil cuerpo de la mujer, aunque claro, su cabello en lugar de tener el intenso café de siempre, en aquel espacio onírico era blanco. Esa noche, si bien pudo dormir, despertó bastante melancólica.

 

Sábado.

Aquel sábado marcó el inicio de un largo fin de semana, pues Aveline no tenía que ir a trabajar, el colegio estaba cerrado y la casa estaba limpia. Ella solía usar los rompecabezas como pasatiempo, siendo esta actividad su única "distracción", pero una distracción a medias, por lo menos por el lado mental ya que aún no dejaba de pensar en su hija y en esas extrañas visiones que tenía al dormir, dichos pensamientos no le permitían concentrarse al cien por ciento en lo que hacía. Mientras armaba un puzle con temática de campo floreado, la desolada dama pensó en su último sueño; ese Marín le parecía familiar, y físicamente se asemejaba a aquel hombre del que Delora nació. Todo se originó luego de una noche de pasión en un paseo organizado por su empresa, donde se formó un intenso romance entre Aveline y un amigo de la persona que les arrendó el hospedaje, siendo este un romance muy cálido e intenso, pero de muy corta duración, manteniéndose solo un mes después del evento. Las razones por las cuales aquel sujeto y la solitaria mujer separaron sus caminos se debieron principalmente a que él era militar y debía ser trasladado a otra área, y a que ella era muy leal a su empresa, por lo que no podía acompañar a su amado. Esas memorias ponían aún más nostálgica a la joven soltera, ya que seguía amando y recordando con tristeza a ese hombre, al padre no reconocido de su hija y al único caballero que logró hacerla sentir realizada, pero, su raciocinio, le decía que la estabilidad financiera estaba primero, por lo que se aferraba a la idea de no ir tras él, más aún estando su hija de por medio. Durante todo el tiempo que llevaba viviendo con su retoño, nunca consiguió que Délora conociera a su padre, puesto a que no había logrado ubicarlo, sin embargo, no perdía la esperanza de que este encuentro se pudiera realizar en el futuro.

 

Domingo.

La madre solitaria aprovechó de salir de compras para despejar su mente una vez terminó todos los rompecabezas que había en su casa, además que quería quitarse ese sentimiento de soledad que tendía a acompañarla. Aquel nublado Domingo, ella vitrineó un poco por las tiendas de un centro comercial y se detuvo rato frente a un local donde vendían elementos de campamento, definitivamente nada podía quitarle a su hija de su cabeza. Mientras recorría el establecimiento, pensó en el poco tiempo que se destinaba a sí misma, su vida solo se basaba en trabajar y en cuidar a su pequeña, pero jamás en darse el tiempo de pasarla bien y disfrutar por su cuenta de los placeres de la individualidad. Ella era una mujer que no buscaba la realización personal, y en esos instantes que estuvo deambulando pudo reflexionar acerca de esto, logrando cuestionar su estilo de vida. Al final, llegó a su casa con los ánimos levantados, pensando positivamente en que faltaban cada vez menos días para que su hija llegara, sin duda la salida le ayudó a meditar un poco y a refrescarse. Por otra parte, faltaban solo cuatro días para que Délora volviera de su campamento.