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YO NO SOY COMO TU!!

🇲🇽ZuniMini
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Synopsis
La posible desicion que cambie mi mundo como lo conzoco, Muero yo o muere mis pabres junto a mi nacion, llorar en tiempos de guerra es un climen solo me queda esperar que mis manos no tengan mas sangre en mi siguiente mision. @thebadoman
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Chapter 1 - La Inquietud de la Infancia

Londres, 1934. La ciudad parecía un gigante adormecido, envuelta en una niebla que se arremolinaba entre las calles adoquinadas, como si la misma atmósfera supiera que algo oscuro estaba por llegar.

Caminaba por esas calles todas las mañanas, rumbo a la biblioteca donde solía perderme en libros de historia y filosofía, tratando de entender el caos del mundo que me rodeaba. Pero aquel día, algo era distinto.

No era el aire frío ni las nubes grises habituales del invierno inglés.

Era la sensación de que la calma era un simple preludio de una tormenta.

Los diarios gritaban titulares alarmantes sobre tensiones entre Alemania y Bélgica, y las conversaciones en las calles estaban teñidas de miedo y especulación.

"Una guerra podría ser inevitable", escuché a un hombre murmurar mientras pasaba junto a un grupo reunido en una esquina.

Mi nombre es Badoman. Crecí en una pequeña casa en las afueras de Londres, junto a mis padres y mi hermano menor, Thomas. Siempre fui el protector de la familia, o al menos eso intenté ser. Pero el mundo tiene una manera cruel de recordarte tus errores.

Aún puedo ver ese día como si fuera ayer, cuando yo tenía solo diez años. Thomas y yo jugábamos a pelear frente a la casa. Era un juego inocente, o eso pensaba en ese momento. Pero algo en mí se rompió. Un instante de rabia, una chispa de algo oscuro que ni siquiera sabía que existía. Lo empujé con tanta fuerza que cayó al suelo y se golpeó la cabeza contra una piedra. La sangre brotó, y su grito de dolor me paralizó.

Mis padres corrieron hacia él, asustados, mientras yo me quedé allí, temblando, incapaz de moverme. Thomas estaba bien al final, pero esa imagen, su mirada de miedo y la sangre en sus manos, me persiguió durante años. Esa noche, mientras escuchaba a mi padre discutir con mi madre sobre cómo debía castigarme, caí de rodillas en mi habitación y recé. No porque alguien me lo hubiera enseñado, sino porque necesitaba aferrarme a algo, cualquier cosa, que pudiera salvarme de mí mismo.

Desde ese día, juré nunca volver a hacer daño a nadie. Pero ahora, mientras escuchaba los rumores de guerra, no podía evitar sentir que ese juramento sería puesto a prueba.

Mi madre, siempre protectora, me miraba con una mezcla de preocupación y esperanza mientras desayunábamos esa mañana. "Badoman, prométeme que pase lo que pase, te mantendrás a salvo", dijo, colocando una mano en la mía.

"Lo haré, madre", respondí, aunque en el fondo sabía que no podía prometer algo que no estaba en mis manos.

Esa noche, mientras caminaba de regreso a casa, pasé por un grupo de jóvenes que conocía del barrio. Estaban hablando con entusiasmo, como si la guerra fuera un juego emocionante. "¿Te imaginas, Badoman? Ser un héroe, luchar por nuestro país. ¡Debe ser increíble!"

Sonreí débilmente, pero no dije nada. ¿Cómo podía explicarles que no había nada glorioso en la violencia? Que el peso de quitar una vida era algo que nunca desaparecía.

Al llegar a casa, encontré a mi padre leyendo el periódico junto al fuego. Su rostro estaba marcado por la preocupación. "Dicen que si Alemania avanza, no tendremos opción más que entrar en guerra", murmuró, sin mirarme.

"¿Y si no lo hacemos?" pregunté, sabiendo que la respuesta ya estaba escrita en la historia.

"Entonces otros pagarán el precio por nuestra cobardía", respondió.

Me retiré a mi habitación, incapaz de seguir escuchando. Mientras me sentaba junto a la ventana, mirando las luces titilantes de la ciudad, sentí una mezcla de miedo y responsabilidad. Sabía que si la guerra llegaba, no podría esconderme.

Pero también sabía que, para proteger a mi familia, tendría que enfrentar aquello que más temía: el monstruo dentro de mí.

El sonido de un reloj rompiendo el silencio de la noche me recordó que el tiempo no se detendría. Y mientras Londres dormía, yo me preguntaba cuántas noches más tendríamos antes de que la tormenta finalmente nos alcanzara.