Chereads / YO NO SOY COMO TU!! / Chapter 3 - El sonido del llamado

Chapter 3 - El sonido del llamado

Desperté al sonido de las campanas de la iglesia cercana, cuyo eco resonaba por las calles de Londres.

Era domingo, el día en que la mayoría buscaba refugio en la fe, pero para mí, era un recordatorio de cómo cada día nos acercábamos más a algo inevitable.

Me vestí lentamente, con la mente aún atrapada en la discusión con mi padre de la noche anterior.

Me preguntaba si él tenía razón, si realmente había un deber al que no podía escapar. Pero ¿cómo aceptar eso cuando todo dentro de mí gritaba lo contrario?

Mientras bajaba las escaleras, escuché la voz de mi madre. Estaba hablando con Thomas en la cocina.

"Thomas, cariño, recuerda, pase lo que pase, tu hermano y tu padre siempre estarán aquí para protegerte."

"¿Y quién los protegerá a ellos?" respondió Thomas, con una voz que, a pesar de ser infantil, cargaba una sabiduría inquietante.

Me detuve en el umbral de la cocina, observándolos en silencio. Mi madre le acariciaba el cabello con una sonrisa forzada.

"Eso no es algo de lo que debas preocuparte, querido."

Thomas me vio primero. "¡Badoman! ¿Es verdad que va a haber una guerra?"

Sus palabras me golpearon como un martillo.

No quería mentirle, pero tampoco podía decirle la verdad que no entendía ni yo mismo.

"Thomas, no te preocupes por eso. Papá y yo nos aseguraremos de que estés a salvo, ¿vale?"

No pareció convencido, pero asintió lentamente.

Más tarde ese día, decidí salir a caminar para despejar mi mente. Las calles estaban más concurridas de lo habitual, y no era difícil escuchar fragmentos de conversaciones sobre Alemania, Bélgica y el inminente conflicto.

Cerca de la plaza principal, me encontré con dos de mis amigos de la infancia: George y William. Ambos estaban parados frente a una tienda de té, discutiendo con entusiasmo.

"¿Lo escuchaste, George? Dicen que las tropas belgas están resistiendo como leones. ¡Qué orgullo sería luchar junto a ellos!"

"William, no te emociones tanto. Aún no sabemos si el Reino Unido entrará en el conflicto. Pero, si lo hacemos, será una oportunidad única."

"¿Oportunidad única para qué?" interrumpí, haciéndome notar.

Ambos se giraron hacia mí, sonriendo.

"¡Badoman! Justo hablábamos de ti. ¿No crees que sería increíble alistarnos? Podríamos ser héroes juntos, como en las historias que leíamos cuando éramos niños."

"Historias", repetí, amargo. "¿Y qué hay de los que no regresan? ¿Qué hay de los que pierden todo por esas historias?"

George frunció el ceño. "Esa es una forma pesimista de verlo, Badoman. No todo es tragedia. Imagínalo: uniformes brillantes, desfiles, gente agradeciéndote por tu sacrificio. Seríamos inmortales."

William asintió, emocionado. "Sí, y además, piénsalo. ¿Qué dirán de nosotros si no vamos? Que somos cobardes, que no amamos a nuestro país."

"No me importa lo que digan," contesté, cruzándome de brazos. "Prefiero ser un cobarde vivo que un héroe muerto."

Hubo un silencio incómodo. Finalmente, George suspiró.

"Bueno, cada quien tiene su opinión. Pero si decides cambiar de idea, Badoman, avísanos. Queremos que estés con nosotros cuando todo comience."

Los miré mientras se alejaban, riendo y hablando de la gloria que esperaban encontrar en el campo de batalla. Una parte de mí quería gritarles, advertirles que la guerra no era un juego, pero ¿qué sabía yo? Nunca había estado en una guerra. Todo lo que tenía eran mis miedos y mi aversión al conflicto.

Esa noche, mientras cenábamos, el ambiente en casa estaba más tenso que nunca. Mi padre seguía mirando el periódico, mi madre intentaba mantener una conversación trivial, y Thomas jugaba con su cuchara, claramente aburrido.

"Badoman," dijo mi padre de repente, sin levantar la vista. "Hoy escuché que están organizando reuniones para hombres jóvenes interesados en alistarse."

"¿Y qué tiene eso que ver conmigo?" respondí, tratando de mantener la calma.

"Eres un hombre joven. Tarde o temprano, tendrás que tomar una decisión."

"¿Y si mi decisión es no ir? ¿Qué pasa entonces?"

Mi padre dejó el periódico y me miró fijamente. Sus ojos estaban cansados, pero había algo más allí, algo que no podía identificar.

"Entonces vivirás con las consecuencias de esa decisión. Pero recuerda, Badoman, no se trata solo de ti. Cada hombre en esta familia tiene una responsabilidad, y la tuya no es diferente."

No respondí. En lugar de eso, me levanté de la mesa y subí a mi habitación.

Mientras miraba por la ventana, el viento soplaba con fuerza, haciendo que las ramas de los árboles golpearan el vidrio. No pude evitar pensar en lo que mi padre había dicho. ¿Tenía razón? ¿Era mi deber alistarme, proteger algo más grande que yo mismo?

"¿Qué haría si tuviera que elegir?" murmuré en voz baja.

El viento no respondió, pero en mi interior, sentí que la batalla ya había comenzado.