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Chapter 4 - EL TRONO SUBTERRÁNEO

Durante los meses transcurridos como jefe de escuadrón, Dante había aprendido a moverse por la mina con una libertad cada vez mayor. A pesar de su aparente obediencia hacia los capataces, en su interior seguía alimentando el deseo de escapar. Sus habilidades evolucionadas le permitían sobrevivir a los rigores de aquella prisión subterránea y, además, planear el momento adecuado para huir.

Sin embargo, con cada semana que pasaba, su Pulso del Laberinto detectaba algo extraño bajo las vetas principales: un desplazamiento anómalo de escarabajos, como si centenares de ellos se reunieran en un lugar específico. Al principio, Dante lo interpretó como simple curiosidad. No obstante, su recién adquirida capacidad para "trazar mapas mentales" le mostró un patrón claro: estaban concentrándose alrededor de una cámara oculta.

—Están protegiendo algo… o a alguien —se dijo, entrecerrando los ojos.

Esa misma noche, decidió investigar. Reunió coraje, activó su Coraza Cristalina y, sin hacer ruido, se internó por un pasadizo poco transitado, guiado por la sutil vibración que sentía en la roca. Cada paso que daba confirmaba sus sospechas: había un nido gigantesco. Los túneles se ensanchaban poco a poco, y los escarabajos que solían vagar en solitario aparecían ahora en grupos de tres o cuatro.

—¿Cuántos hay aquí? —murmuró, limpiando el sudor de su frente.

Gracias a sus Garras Translúcidas, despachaba a los insectos comunes sin demasiada dificultad, pero las oleadas parecían inagotables. Entre destellos azulados de los cristales y el zumbido de las criaturas, Dante notó que un calor sofocante emanaba del fondo.

Tras sortear decenas de escarabajos y absorber los orbes que dejaban a su paso —para reforzar sus rasgos existentes—, Dante llegó a una gran cavidad en la que las paredes relucían con vetas minerales de altísima pureza. Cristales inmensos brotaban como estalagmitas, y en el centro, rodeado de caparazones más grandes y brillantes que los normales, se alzaba un escarabajo descomunal: el Escarabajo Rey.

Tenía una coraza iridiscente y cuernos que centelleaban con reflejos violáceos. A su alrededor, varios escarabajos menores vigilaban con ferocidad. Dante comprendió al instante:

Esa criatura era la responsable de la proliferación de escarabajos en la mina.Su muerte podría beneficiar a los capataces… pero sobre todo, a él mismo: era la oportunidad de obtener un orbe de esencia muy superior.

Tomó aire y apretó el mango de un pico desgastado que llevaba como arma de respaldo. Sus Garras Translúcidas emergieron de sus dedos, y la Coraza Cristalina cubrió su piel con un suave fulgor.

—Solo espero que mi plan de huida no se arruine antes de tiempo —pensó, esbozando una media sonrisa cargada de nerviosismo.

El combate en la cámara oculta

El primer choque no se hizo esperar. Los escarabajos guardianes arremetieron contra Dante. Gracias a sus sentidos, pudo esquivar varios embates y clavó sus garras en uno de ellos, partiéndolo en dos. Sin perder tiempo, giró para sortear un segundo ataque y hundió el pico en la parte suave del vientre de otro insecto. Aun así, varios lo rodearon con chasquidos amenazantes.

Cada golpe que daba retumbaba en el interior de la caverna, resonando contra los cristales. Poco a poco, el Escarabajo Rey se erguía, abriendo sus alas endurecidas para exhibir su imponente tamaño. Dante supo que no podía desgastarse demasiado con los esbirros; necesitaba fuerzas para el verdadero reto. Activó su Pulso del Laberinto al máximo y detectó el punto exacto en el que la roca del techo era más frágil. Con un rápido salto, se impulsó y golpeó la piedra. Un alud de fragmentos cayó sobre los insectos que lo cercaban, aplastándolos o dispersándolos por el impacto.

—Ahora o nunca.

Con la visión libre, corrió hacia el Escarabajo Rey. La bestia siseó y lanzó una nube de polvo cristalino desde su abdomen, dificultándole la respiración. Dante cerró los ojos un segundo y reforzó su Coraza Cristalina para no verse afectado por la sustancia. En un acto desesperado, se deslizó por el suelo, clavó las Garras Translúcidas en la juntura de la pata delantera y, con un alarido que resonó en toda la sala, el monstruo se tambaleó. Aun así, el Rey contraatacó con un coletazo brutal que proyectó a Dante varios metros atrás, estrellándolo contra una de las paredes.

Un dolor punzante recorrió la espalda del chico. Por un momento, estuvo a punto de perder la conciencia, pero se obligó a reincorporarse. Sus costillas ardían. El gigantesco insecto se abalanzó para rematarlo. Dante echó un vistazo raudo a su alrededor: uno de los cristales más grandes había quedado al alcance de su mano. De manera instintiva, dejó fluir su Afinidad Mineral, que en aquel instante se fusionó con la urgencia de sobrevivir. Notó que podía arrancar parte de la base del cristal, moldeándola en un improvisado puñal, y en un solo movimiento, lo clavó en la cabeza del Rey.

El insecto chilló con un sonido aterrador. Se agitó unos segundos y, finalmente, cayó inerte, levantando una polvareda que pareció sacudir toda la cámara. Dante, jadeando, apenas podía creer lo que acababa de lograr.

La recompensa

Un destello púrpura emanó del cadáver de la criatura, formando un orbe de esencia más grande que ninguno que hubiera visto antes. Con manos temblorosas, Dante activó el Sistema Kronos:

Has derrotado al Escarabajo Rey.

Has obtenido "Orbe Regio de Escarabajo Cristal".

¿Deseas absorberlo?

Por un instante, sintió la tentación de dudar: un orbe de tal magnitud podía contener poderes inestables o difíciles de controlar. Pero recordó su situación. El tiempo corría, y los guardias podrían venir a investigar el estruendo.

—Sí… acepto —susurró, cerrando los ojos.

La energía lo envolvió. Un calor abrasador le recorrió la columna vertebral y sintió como si algo estuviera reestructurando su cuerpo desde dentro. No era una evolución repentina; más bien, un proceso acelerado que, a cada segundo, moldeaba su interior y reescribía partes de su antigua configuración.

En su mente, apareció un menú de opciones, pero esta vez venía marcado con un brillo dorado y un texto que parpadeaba:

NUEVOS RASGOS DISPONIBLES

Forja Mineral Perfecta (Evolución de Afinidad Mineral)Permite moldear, fusionar y absorber cristales, incrementando así la reserva de maná máximo del usuario.Los cristales de alta pureza son especialmente valiosos; si se absorben, pueden otorgar grandes incrementos de poder, aunque también podrían atraer la codicia de terceros.

Soberanía Subterránea (Evolución de Pulso del Laberinto)Mejora el rastreo y la detección del entorno subterráneo, otorgando la capacidad de proyectar mapas tridimensionales en la mente del usuario.Facilita la navegación en terrenos complejos y la localización de grietas ocultas.

Carapacho RealFortifica la defensa física de manera extrema, brindando resistencia contra impactos letales y ataques mágicos débiles.En estado de máxima activación, el usuario adquiere una apariencia parcial de exoesqueleto brillante.

Dante abrió los ojos, deslumbrado por la magnitud de estos rasgos. Sabía que podía elegir uno de ellos. Pero el Sistema Kronos había mencionado antes que, repitiendo la matanza del mismo tipo de criatura, a la larga podría desbloquear o mejorar todos los rasgos. El problema era que escarabajos reyes como éste no aparecían todos los días.

—Necesito una habilidad que me ayude a escapar… y Forja Mineral Perfecta podría ser la llave para salir de este sitio. —Miró en dirección a los cristales que rodeaban la cámara—. Podré absorberlos, aumentar mi maná y manipular la roca para abrir un camino.

Dudó un segundo al imaginar la protección casi invencible del Carapacho Real o la ventaja del mapeo 3D con Soberanía Subterránea. Sin embargo, su instinto le urgía a tomar la primera opción; después de todo, un escarabajo rey más grande o similar podría aparecer en un futuro remoto, o tal vez hallaría otro método para obtener los demás rasgos con el tiempo. Pero su necesidad inmediata era clara: escapar.

—Elijo… Forja Mineral Perfecta —determinó, aferrando con fuerza el cristal que tenía en la mano.

El orbe púrpura se disipó y se fusionó con su cuerpo. Un latido poderoso, casi como el de un segundo corazón, se encendió en su pecho. Sintió cómo su conexión con la roca y los cristales de la mina se elevaba a un nivel completamente nuevo. Al mismo tiempo, un calor azul se propagó por sus venas, y un icono con la etiqueta "MP" (puntos de maná) surgió en su visión periférica, marcando el incremento de su energía mágica.

—Increíble… —susurró, inspeccionando uno de los cristales cercanos. Concentró su poder y, con esfuerzo, percibió cómo podía "doblar" levemente la estructura, como si fuera arcilla dura. Ya no se limitaba a romperla o aflojarla: podía moldear a voluntad ciertos contornos y, de absorberlos, incrementaría aún más su maná máximo.

El resultado inesperado

Aún aturdido por la nueva habilidad, Dante se dispuso a partir, consciente de que el estruendo podía atraer a los guardias. Pero, de pronto, el Sistema Kronos le mostró un segundo mensaje:

¡Felicidades! Tu dominio sobre el entorno subterráneo ha mutado. Has adquirido

"Soberanía Subterránea (Nivel 1)" de forma parcial.

Al parecer, haber derrotado al Rey y absorbido un orbe tan poderoso había disparado una mutación extra en su Pulso del Laberinto, regalándole un pedazo de aquella segunda opción. No la dominaría tanto como si la hubiese escogido directamente, pero sí percibía una alteración radical: ahora, podía visualizar un mapa en 3D de las minas en su mente, aunque fuera algo más difuso y incompleto que la versión "completa" del rasgo. Bastó con cerrar los ojos para ver cómo las galerías y túneles se extendían como un laberinto de líneas luminosas.

—Con esto… puedo planear mi ruta de escape —pensó, asombrado.

El cuerpo le temblaba de cansancio, pero su determinación seguía intacta. Recorrió a toda prisa los túneles, regresando a la sección habitada de la mina antes de que nadie sospechara. Con cuidado, limpió restos de sangre y polvo de su ropa y ocultó los rasguños más visibles de su cuerpo.

Esa noche, tumbado en su catre, sintió un profundo alivio. Había dado un paso crucial en su camino a la libertad: Forja Mineral Perfecta para manipular y absorber cristales, aumentando su energía; y una versión parcial de Soberanía Subterránea, que le permitiría "ver" los pasillos como si fuesen un mapa tridimensional.

—Ya no estoy encerrado a ciegas en un agujero —murmuró—. Ahora veo un camino… y tengo las armas para abrirlo.

El Escarabajo Rey había caído, pero su legado vivía en Dante, impulsándolo a planificar la gran huida con más esperanza que nunca. A la mañana siguiente, retomaría su rutina de aparente obediencia ante los capataces, cuidando de no dejar pistas sobre su nueva fuerza. Sin embargo, en su mente, el trono subterráneo que alguna vez perteneció a aquella bestia se transformaba en una escalera hacia la superficie y la ansiada libertad.