Chereads / Prisionera de tu amor / Chapter 8 - Capitulo 8

Chapter 8 - Capitulo 8

Josephin.

—¿Esta noche?— Asiente ante mi pregunta.

Suspiro, mientras termino de atar mis agujetas.

Me enderezo y lo miro.

Eric y yo habíamos perdido por completo la amistad que habíamos comenzado cuando pasó mi accidente.

Era un poco tenso el entablar una conversación, ya sea que el la iniciafa o yo.

Estaba reacia a tener que involucrarme con el en cualquier aspecto.

—Puedes ir a comprar un vestido, tienes mi tarjeta—

—No necesito tu dinero— le respondo cortante, Eric resopla.

—No te pongas caprichosa, sabes muy bien lo que quiero decir— ruedo los ojos y ato mi cabello en una coleta alta.

—Da igual, no lo necesito.

Eric me escanea de arriba a abajo.

Llevo un top deportivo color azul cielo, y unos leggins ajustados.

Perderme en el gimnasio a diario, era la mejor manera de evitarlo por las mañanas, aunque en la cena me era imposible evitarlo, ya que había decretado un sacrilegio el no comer juntos.

—Josephin, deja de comportarte como una mocosa. Somos adultos, necesitamos hablar en serio sobre el bebé —

Pongo mis manos en mi cintura.

—No voy a tener un hijo contigo, Eric— digo contundente.

Eric se relame los labios e inhala fuerte.

—¿Tan malo sería?— pregunta algo molesto y dolido.

Me muerdo el interior de la mejilla.

—No quiero nada que me una a ti— le soy sincera.

El dolor se refleja en sis ojos durante un par de segundos, luego vuelve su máscara de frialdad.

—¿Porque?—

—No quiero, simplemente. Solo acéptalo y déjame en paz, oh, espera tengo una idea— me acerco a el sonriente.

Me mira confundido ante mi cambio de humor.

—¿Qué?—

—Podrías embarazar a bianca, y fin del cuento– doy una palmada al aire.

El rostro de Eric cambia a indignación.

—No. Tu eres mi esposa, Jo, no Bianca.

Ruedo los ojos.

—Pero a ella la amas— es todo lo que digo para rodearlo y salir de la habitación, y emprender camino hacia el gimnasio.

Sabía que había sido algo dura, pero sinceramente, era verdad.

No quería involucrarme con el, ni mucho menos tener un hijo con él.

¿Qué le iba a decir a mi hijo? Oh, cariño, tu papá ama a otra mujer, pero no te preocupes te hicimos con mucho amor.

Es estúpido.

Se que discutió con bianca, pero estoy segura que volverá a ella.

La ama, como dije.

Lo vi en sus ojos cuando fue la fiesta de compromiso.

Vi el dolor de tener que haber renunciado a ella.

Termino desechando mi enojo u frustración en el saco.

Mis piernas temblaban para cuando termine el día.

Me la pasaba ahí, ya sea corriendo, caminando o nadando.

Solo quería estar alejada por completo de la casa

Y de Eric.

Tomo un gran sorbo de agua de mi botella.

Tomo una toalla y seco mi rostro.

Vuelvo a la casa, justo cuando el timbre suena.

Casi siempre estamos solos, la cocinera hace las comidas y deja todo listo temprano solo para recalentar.

Para mi es práctico, así también no tenemos que aparentar demasiado.

Voy a abrir la puerta, en el camino, escucho el metro de un auto, supongo que debe de ser Eric.

Pero llego temprano hoy, no es ni medio día.

Abro la puerta y frente a mi, tengo a Bianca.

—Oh, bueno, Eric ya llego— señala hacia atrás de ella.

Asiento sin decir nada, mirando al igual que ella como Eric baja de su auto y la mira confundido.

—¿Qué haces aquí?— Bianca se remueve incomoda, toma aire y habla.

—Venía a disculparme— y esa es mi señal para salir de ahí.

¿Lo ven? Era cuestión de tiempo.

Me doy vuelta para irme pero Eric me detiene.

—Iremos a comprar tu vestido— frunzo los labios y niego.

—No, tengo uno en el armario que aún no he usado— Mentira.

Eric me mira un momento y luego asiente poco convencido.

—Estaré... Arriba— digo algo bajo, pero lo suficiente fuerte para que el asienta y vuelva a centrar su atención en Bianca.

No puedo irme, mi cotilla interior no me.lo permite y me quedo en la cima de la escalera después de que escucho que la invita a pasar.

Me siento y abrazo mis rodillas.

—¿A que viniste, Bianca?— el tono tosco con el que se dirige a ella, me da a entender que no le agrada la visita.

—Lo que dije antes, no... no quería hacerlo, estaba tan molesta, y me excedí, por eso quiero disculparme. Lo siento, Eric.

Escucho como Eric suspira, y luego silencio.

—¿Me amas Bianca?— mi corazón late fuerte contra mi pecho, esperando la respuesta.

—Si, demasiado— la sinceridad tintando sus palabras, son cuchillas para mí corazón.

—Yo también lo hago — aprieto mis manos contra mi pecho, acurrucandome contra mi misma.

No debería de estar escuchando esto.

—¿Qué sucede con Josephin?— pregunta algo curiosa.

—Josephin es solo un medio, es necesario esto, ya te lo había explicado todo—

Parpadeo las lágrimas en mis ojos.

Eso era yo.

Para todos, para el.

Un medio para un fin.

—Duermen en la misma habitación— resaltó.

Eric resoplo.

—Pero no follo con ella, Bianca, solo dormirmos—

—¿Qué tal que ella se este enamorando de ti?—

La risa de Eric resuena en toda la casa.

—Por dios, Josephin no— lo dice riendo.

—¿Cómo lo sabes?—

—Porque ella está enamorada de alguien más, no importa eso— le resta importancia.

—Bueno, lamento preguntar solo...—

—Lo se, esta bien. Ahora, ¿que tal si tu y yo comemos?—

—¿No le importara a Josephin que los acompañe?—

—Ella no come conmigo—

Me levanto de mi lugar y voy a la habitación.

Busco un bolso grande y comienzo a meter dos cambios de ropa y ropa interior.

Busco mi neceser y meto maquillaje y mis productos de baño.

No me voy a quedad aquí, no con ellos ahí abajo.

Entro al armario y busco la funda con el vestido que debo de usar para la gala benéfica de esta noche a la que tendré que ir con Eric.

Siento mis mejillas húmedas.

Maldición, estoy llorando.

Me detengo un momento y me las limpio con rabia.

—No voy a llorar por ese cabron. Ni si quiera se porque me duele— murmuró por lo bajo mientras acomodo todo en el bolso.

Tomo mi cartera y mi celular.

Bajo las escaleras, puedo escuchar sus risas desde la cocina.

Suspiro, tomo las llaves de mi camioneta y salgo.

Abro la puerta y subo arrojando mi maleta al asiento del copiloto.

Enciendo la camioneta y emprendo mi camino dando la vuelta haciendo rechinar las llantas.

No me interesa lo que piensen.

Estoy harta de ser siempre un medio.

Un maldito objeto en la vida de todos los que conozco.

Salgo directo hacia un hotel, en donde me hospedó y espero hasta la noche para ir a la gala.

Me la paso dormida el resto de la tarde.

Llamadas de Eric en mi teléfono no dejaron de entrar.

Luego sus mensajes de texto preguntando donde estaba.

No le diría, llegaría sola a la gala.

Faltando dos horas, comienzo a prepararme.

Mi vestido rojo, largo hasta los tobillos, entallado en mis pechos, y suelto hasta mi cintura, con tiras que lo sujetando en mis hombros y espalda.

La tela de seda brilla y da un toque muy sexi.

Me encanta.

Plancho mi cabello, sujeto el cabello de enfrente creando una diadema con este mismo, y me maquillo suavemente, quiero que mi vestido sea lo que llame la atención.

Me calzo mis zapatillas de tiras negros y con una sonrisa de lo más falsa, tomo mi cartera y salgo del hotel.

Volveré aquí mismo después de la gala.

Subo a mi auto, emprendo camino, el lugar está lleno de autos, lujosos al igual que mi camioneta.

Las personas en sus mejores trajes y vestidos, ostentosos como todos estos eventos.

Me bajo y le entrego mis llaves al Vallet parking.

Me adentro sonriendo.

El lugar es hermoso, las grandes arañas en los techos de cristales, se ven hermosas, los meseros con sus bandejas de champaña van y vienen.

Tomo una en cuanto me pasa uno a un lado.

Miro a mi alrededor, no veo a Eric.

Me dirijo a la barra, a ver si encuentro a Jordan, sabía que el también estaría aquí.

Y siempre va al bar.

—Lo sabia— murmuró cuando llego a su lado, haciéndolo reír al verme.

—Atrapado— rio despacio, me da un beso en la mejilla.

—¿Acabas de llegar?— Asiento, bebo de mi copa y con disimulo, sigo buscando a Eric.

—Esta con unos socios, hablando de trabajo lo normal— ruedo los ojos a verme atrapada por mi hermano —¿Qué pasó?— pregunta.

Niego, acabando mi copa.

—No. Necesito algo más fuerte que solo champaña— Jordan me pide un whisky y uno para el.

—Salud, por tu fructífero matrimonio— ruedo los ojos divertida y tomó un trago.

Suspiro cuando lo diviso viniendo hacia nosotros.

—Aquí vamos— murmuro, Jordan ríe por lo bajo.

—Jordan— Saluda Eric, mi hermano asiente sonriendo, me guiña el ojo y me deja con el enemigo, lo miro indignada pero solo aumento su risa.

—¿Donde has estado? Llevo llamándote toda la tarde—

Bebo tranquilamente todo mi trago, pido otro.

—¿Acaso te dio tiempo de hacerlo?— pregunto seca, mientras bebo mi nuevo trago.

—No empieces, Jo—

—No me llames asi, solo mi familia lo hace, y con eso me refiero a Jordan— Eric suspira.

—Pudiste decirme donde estabas, me preocupaste—

—Tranquilo, no intentaré suicidarme otra vez— bebo, lo veo apretar la mandíbula.

—No estoy para tus bromas, Josephin— me encojo de hombros, revolviendo el hielo en mi vaso.

—Yo no estaba bromeando—

—¿Qué demonios te pasa?—

Tomo aire y lo miro sería.

—Me pasa, que estoy cansada que solo me utilicen para hacer sus malditos negocios, para obtener beneficios, dime Eric, ¿Qué obtengo yo?— mi pecho sube y baja, mientras lo miro molesta y esperando su respuesta.

Pero no la hay, desvía su mirada, pide un trago y se queda a mi lado, hombro con hombro.

—Nos escuchaste— siento su mirada en mi perfil, mientras yo juego con mi vaso.

No hay necesidad que se lo confirme.

—Jo...— niego bebiendo todo lo que queda de mi vaso.

—Ire a buscar algo que hacer—

Me volteo e intento irme, pero su mano se anrosca en mi cintura ayrayendome a su cuerpo.

—Perdoname, debí...— sacudo la cabeza cerrando los ojos.

—Solo soy un medio, Eric, ella es la mujer a la que amas— me aparto despacio de él, y sigo mi camino para buscar a mi hermano.

Sabía que era peligroso aferrarme a algo.

Y no quiero hacerlo.

Pero no estoy segura de no haberlo hecho ya.