Chereads / Sangre de principe / Chapter 11 - Capítulo 9: Paranoia

Chapter 11 - Capítulo 9: Paranoia

En el patio lateral derecho del catillo de Aqare se encontraba Danqer dando un supuesto paseo para despejar la mente, pero la realidad hallaba muy alejado de eso. Luego de los recientes sucesos de ataques, el rey había considerado que mostrase muy trabajador pueda considerarse sinónimo de debilidad lo cual quizás podría llevar a alguien a querer atacar el reino en este momento tan precario, así que su mejor manera de manejar este asunto fue mostrándose lo más calmado y confiado posible ante los espías que sabía que rondaban por allí.

—Según los informes, los atacantes podrían estar yendo tras el príncipe Zaykar, pero al revisarlos solo eran un grupo asueldo y no pudimos conseguir información de su contratista así que estamos varado en el mismo lugar —. Decía un halo que caminaba tras Danqer a su derecha, el rey se detuvo y tras el todo los que lo seguían, dos, halo y unos cinco de la división real.

—Me decías que hubo bastante bajas, eso es lamentable, de por sí ya las fuerzas reales están en decadencia —Danqer exhalo y dejo salir todo el aire suavemente —. Informa a Rayzar que debe realizar un oleaje de reclutamiento de manera discreta, debemos entrenar nuevas tropas a la brevedad, aunque no tengamos verdadero poder de combate, por el momento deberíamos aparentarlo. Entremos.

El bosque era frondoso, profundo, algunos podrían llegar a pensar que era una jungla, pero no era el caso, aunque si, la diversidad de árboles era notable, pero eso solo era posible porque en toda la zona se había prohibido la tala de árboles, era algo que Zaykar no sabía.

—Aquí es —. Dijo Nemirs a Zaykar mostrándole una cabaña muy poco elegante y pequeña, solo con verla notaba que en dicha cabaña no podía haber más de una cama, Zaykar miro a los alrededores intentando ver si había algo más aparte de esa precaria cabaña "Tendrá el baño lejos de aquí", pensó. —que los ojos no te engañen —se apresuró a decir al ver el rostro de disgusto de su nieto, Zaykar podía ver como de su rostro no se borraba esa sonrisa, ese tipo de sonrisa confianzuda donde te mostraban todos los dientes —. Entremos.

Nemirs abrió la puerta e ingreso seguido de Zaykar, la sorpresa del pequeño príncipe invadió su ser y su rostro no podía esconderlo, no era porque hubiera una mansión allí dentro, pero no era nada de lo que esperaba.

—Como puede caber todo esto aquí dentro —dijo soltando todo en la puerta.

—ah, ah —hizo sonido de negatividad mientras movía negaba con su dedo índice. —Ahí no, en se cuarto —señalo una habitación que se encontraba en el lateral izquierdo de la cabaña.

La cabaña poseía un centro amueblado bastante amplio, con una chimenea, una mesa en el lateral derecho, una alfombra en el centro y sobre la alfombra un enorme mueble para dos o tres personas que quedaba frente a la chimenea, en el lateral derecho en orden descendente estaba la cocina, la habitación de Nemirs y por último la que sería la habitación de Zaykar, en la cocina fácilmente podrían entrar los dos sin uno chocas con el otro y las habitaciones aunque no muy espaciosas no escatimabas espacios, en ambas una cama entre la cama y la puerta había el espacio suficiente como para no golpearte con la puerta si alguien la habría repentinamente, en la pared izquierda la misma pared de la cama, un armario de madera donde cabría toda la ropa que Nemirs le había permitido llevar.

Aquí vivirás de ahora en adelante, así que acostúmbrate, no tendrás quien te cocine, ni te bañe, ni quien recoja tu desastre, tendrás que hacer todo por tu cuenta.

—Abuelo —interrumpió Zaykar —no tengo problema con todo lo demás, pero nunca me he acercado a una cocina en mi vida. —Nemirs embozo una sonrisa sin mostrar sus dientes.

—Aprenderás.

Muy lejos de Nemirs y Zaykar en la casa de seguridad, una preocupada Xarel caminaba de un lado a otro denotando su nerviosismo.

—Princesa le pido por favor que se tranquilice —le decía una mucama que hacía todo lo posible por no perder los estribos que poco a poco se le pasaba el mar humor de la princesa.

—Hace 10 días que se lo llevo, no me consulto, solo mando el niño a despedirse de mí, pero ni siquiera sabía que se despedía y al preguntar por mi hijo no está, que derecho tiene ese…

—¡Princesa! —la interrumpe la mucama antes que dijera algo fuera de lugar. Xarel se deja caer en la cama y se tapa el rostro con sus manos.

—Necesito a hablar con Rayzar.

—Princesa, debe mantener la compostura, aun Zea está aquí.

—Tienes razón —. Respiro profundamente y dejo caer todo su cuerpo en la cama —pero aun así necesito hablar con Rayzar.

En la capital de Aqare, en unos de los edificios del castillo, en esos que no se está permitido entrar al menos que se allá solicitado tu presencia, más específico, el edificio en forma de cilindro, ese edificio que nadie sabía cuál era su función, solo personas específicas como el rey y sus allegados al poder conocían su valor. Este edificio servía como sala de reunión para la suprema corte de Aqare, mejor conocidos como "el consejo" y en este momento la adalid y sus compinches debatían de una situación que a algunos le parecía más preocupantes que la muerte de tantos soldados o una posible invasión.

—Su excelencia, el reino en este momento se encuentra en un estado crítico creo que deberíamos debatir sobre futuras contra medias sobre invasiones o golpe de estados bajo la visión actual y los recientes sucesos —. Comento un miembro.

—Con todo el respeto que se merece al ser miembro tan longevo de esta organización, pero considero que el actual rey es una persona más que capaz de encargarse de esas situaciones y por lo visto a respondido muy bien ante los imprevistos sin nuestra ayuda —. Respondió otro miembro sin dar cabida a que la adalid hablara.

—He observado la asamblea real y he notado que son más que capaces, si el rey quisiera nuestros consejos hubiera ordenado una reunión con nosotros, por lo tanto, sugiero enforcar nuestros esfuerzos en saber que ha pasado con su nieto su excelencia —. Secundo un tercer miembro, los otros miembros se abstuvieron de hablar esperando respuesta de su adalid.

—Bien, estoy de acuerdo. hace tiempo que no sé del pequeño Zaykar, pero creo saber la razón, así que, aunque tienen razón, creo que no podemos hacer mucho más que pedir explicación a su padre —. Contesto por fin la adalid. Al hacer ese comentario los presentes mostraron un rostro de sorpresa.

—¿Cree usted que la causa de que perdamos de vista al joven príncipe sea el rey primo? —se adelantó a preguntar uno de aquellos que se habían privado de comentar anteriormente, aquella tenía una barba pronunciada que llegaba hasta su pecho y era totalmente negra, a pesar de su edad, aun mantenía el color de su pelo.

—No tengo duda —contesto la adalid. Los presentes se encogieron en sus asientos, su comportamiento denotaba impotencia, alguno de ellos tapaba su rostro con una de sus manos denotando preocupación de que su plan fuera a desmoronarse después de tanto tiempo de preparación.

—No hay nada que se pueda hacer si ese hombre es quien tiene al joven príncipe, solo espero que no esté alejándolo del trono —Volvió hablar el de la barbar pronunciada y negra, mientras la adalid se mantenía en silencio y pensativa, aunque se mostraba serena ante su grey; ninguno notaba que esta mantenía los músculos de su rostro rígidos, aunque no despegaba un labio de otro sus dientes tampoco lo hacían y los apretaba como si fueran a romper los inferiores con los superiores, sus manos apretaban con fuerza los brazos de su asiento, se levantó de manera repentina, cerro los unos segundo y hablo.

—Se acabo la reunión, sinceramente no tiene sentido que estemos mirándonos las caras aquí sentado —. Fue la primera en abandonar aquel enorme cilindro.

Rayzar se encuentra en los campos de entrenamiento. Tras recibir el informe de que era necesario hacer nuevos reclutamientos, además de los que ya había realizado recientemente, se dispuso a dar seguimiento directo a los entrenamientos de los nuevos reclutas, aunque su verdadera intención era alejarse de las oficinas y los papeles tediosos dejando todo ese problema a sus oficiales.

—Adalid Enisel Meel —Dijo al notar que se acercaba, sin dejar de prestar atención a los jóvenes reclutas.

—General Rayzar Adara Meel, hijo mío ¿Por qué tan serio, esto es una visita informal?

—Madre, concédame su bendición —. Hizo una reverencia inclinando su cuerpo frente a ella a unos 160 grados. Enisel puso la mano sobre la cabeza de Rayzar. Sus ojos color avellana brillaban con intensidad, mientras que su cabello castaño oscuro caía en suaves ondas alrededor de su rostro. A pesar de su piel clara bronceada, que emanaba un saludable resplandor dorado, su tez intermedia le daba un aspecto radiante y juvenil. Todo en ella, desde sus manos hasta su cuerpo, parecía desafiar el paso del tiempo, como si fuera una mujer en los treinta con un hijo de más de cien años.

—Que Dios te bendiga hijo mío —. Luego de recibir la bendición Rayzar volvió a adoptar su postura sería y no volvió a mirarla, Enisel suspiro y se posó a su lado —. Solo vine a conversar un poco, ni discusiones ni políticas.

—¿Es eso posible madre? —Respondió en automático incrédulo.

—Cancele todas mis reuniones para venir aquí, hace unos treinta minutos estaba en el cilindro, despache a todos para venir a conversar contigo.

—Me conmueves madre —. Rayzar dejo su posición mientras Enisel veía como se acercaba aun recluta y daba instrucciones de cómo mejorar sus técnicas de combate, y esperaba pacientemente que su hijo le diera algo de su atención —. Bien, madre ¿Qué deseas realmente?

—Saber de mi nieto —contesto sin rodeos —lo había mantenido vigilado, pero hace poco más de una semana que no se de él.

—¿Para qué preguntas si ya sabes la respuesta?

—Porque lo quiero escuchar de ti.

—Papá se lo llevo.

—Y ¿Por qué lo permitiste?

—¿Desde cuándo él pide permiso? —la miro al realizar esa pregunta de la cual no esperaba respuesta —Como sabrás, mande a mi familia a la casa de seguridad y lo único que he sabido son los informes de los guardias y una carta de Zaykar de hace meses, no sabía que no estaba en la casa de seguridad, lo más probable es que haya una carta en camino de mi esposa para avisar el asunto y lo pida de vuelta, pero la verdad es que ¡No estoy inconforme! —A Enisel no le agrado su ultimo comentario, lo miro durante unos segundos con un gesto de incomodidad abrió sus labios cuando fue interrumpida por otro comentario de su hijo —. No sé qué problemas tienes con papi, pero deberías resolverlos —Rayzar inclino levemente su cabeza hacia ella y la miro —la vida no es para siempre, para desperdiciarla en riñas sin sentido.

El iris de los ojos de Enisel se encogieron, su rostro palideció mientras Rayzar hacia caso omiso a que el rostro de su madre y toda su presencia emanaba una rabia casi incontrolable, Enisel inhalo y exhalo de manera inaudible.

—Esos comentarios no son graciosos Rayzar Adara.

—Rayzar Adara Meel ¿Ya no soy tu hijo? Y sí, sé que no son graciosos, no lo digo de burla, hablo enserio.

En Iraqil a miles de kilómetros del reino de Aqare, en el castillo del rey Kainabur en su oficina privada el rey tenía una conversación al su parecer bastante gratificante.

—Majestad ¿Piensa seguir con el ataque al reino se Aqare? —Dice preocupado el secretario de Kainabur.

—Por supuesto, pero necesitamos entrenar más tropas, así que esto es algo que llevara tiempo. El plan es tener a los mejores magos, guerreros, médicos que puedan enfrentar cualquier adversidad, no nos podemos permitir perder esta guerra —. Decía Kainabur sentado frente a su escritorio fingiendo leer algo, solo vía el papel sin ningún interés en leerlo, para luego dejarlo caer sobre la mesa.

—Señor, no estamos en guerra hace siglos que el reino Aqare en aliado de Iraqil —. Kainabur clavo su mirada en su secretario que intentaba hacer que su soberano entrara en razón, era una mirada amenazante.

—El reino Aqare nos mira con desprecio, nunca hemos sido aliados, solo nos tenían atados por el cuello, pero de mi generación no pasara —. Declaro Kainabur posándose frente a la ventana dejando que el sol de la tarde bañara su rostro.