Antes de que Dextera Dei pudiera asestar el golpe final contra Tsathoggua, Nodens, el Primigenio de los sueños y cazador de horrores antiguos, aparece con una furia indescriptible. A diferencia de los demás Primigenios, Nodens posee un control feroz sobre el espacio y el tiempo, y su velocidad abrumadora lo convierte en una tormenta de poder puro.Con un rugido atronador, Nodens se lanza hacia Dextera Dei, su cuerpo envuelto en una aura plateada que distorsiona el aire a su alrededor. De un solo movimiento, arremete contra Dextera con la ferocidad de una bestia descontrolada. Los cielos tiemblan bajo el poder del Primigenio, y el espacio se rasga, creando fisuras por las que se asoman criaturas y energías incomprensibles para la mente humana.Dextera Dei, apenas alcanzando a percibir el ataque, levanta su espadón para bloquear, pero la fuerza de Nodens es abrumadora. Con cada impacto, el suelo celestial se resquebraja y la presión del choque sacude los cielos. Sin embargo, Dextera no retrocede; su mirada sigue firme, y en su interior se concentra una calma implacable.En un movimiento rápido y calculado, Dextera Dei invoca su poder especial: las Mil Cadenas de la Justicia. Desde su propio cuerpo, un torrente de cadenas doradas comienza a emerger, infinitas en número, cada una con puntas afiladas como navajas que destellan con un brillo divino. Estas cadenas no son meros instrumentos físicos, sino extensiones del juicio divino, capaces de aprisionar, cortar y desgarrar incluso a las entidades más poderosas.Las cadenas surgen de Dextera con una velocidad y agresividad igual a la de Nodens, envolviendo el espacio entre ambos combatientes en una red brillante de oro. Algunas cadenas se dirigen directamente hacia Nodens, mientras otras se entrelazan formando una barrera defensiva impenetrable. Los ataques de Nodens, antes imparables, ahora son desviados por las cadenas que se interponen entre él y Dextera Dei.Nodens, furioso por la aparición de las cadenas, aumenta la intensidad de su ataque, golpeando con garras y energía pura, pero cada movimiento es contrarrestado por la danza imparable de las Mil Cadenas de la Justicia. Dextera no se limita a defenderse; con un gesto, dirige una parte de las cadenas hacia Nodens, atrapando sus extremidades en una maraña dorada. Nodens intenta liberarse con su fuerza bruta, pero las cadenas parecen multiplicarse con cada esfuerzo, envolviéndolo más y más.Mientras Nodens se debate en la prisión dorada, Dextera Dei lo observa con calma. Las cadenas se aprietan cada vez más, penetrando en la carne del Primigenio, mientras sus puntas afiladas se clavan profundamente. Con un gesto final, Dextera levanta su espadón y lo envuelve en las cadenas, dirigiendo el arma hacia el corazón de Nodens. Las cadenas lo inmovilizan completamente, y, con un solo golpe certero, la espada de Dextera atraviesa el pecho de Nodens, liberando una explosión de luz divina.El cuerpo de Nodens se sacude violentamente mientras su energía comienza a disiparse. Las cadenas, implacables, continúan apretando hasta que la forma del Primigenio se desintegra por completo. Un último rugido de desesperación y furia resuena en los cielos, pero la figura de Nodens se desvanece en una tormenta de luz y oscuridad.