La expresión de terror en el rostro de Alex se intensificó mientras Espía se acercaba a él. La gente a su alrededor parecía estar en trance, como si estuvieran bajo algún tipo de control. Espía sonrió, sabiendo que había iniciado el juego.
"¿Qué quieres de mí?", preguntó Alex, con la voz temblando.
"Quiero que juegues", respondió Espía, con una sonrisa maliciosa. "Quiero que juegues a un juego de vida o muerte. Si ganas, te dejaré ir. Pero si pierdes...".
Alex se estremeció, sabiendo que no quería saber qué pasaría si perdía. Espía se rió, disfrutando del miedo que emanaba de su oponente.
"¿Cuál es el juego?", preguntó Alex, intentando mantener la calma.
"Es un juego de supervivencia", respondió Espía. "Debes encontrar la salida de la ciudad antes de que te encuentre. Si te encuentro, pierdes. Y si pierdes...".
Alex asintió, entendiendo las reglas del juego. Espía se rió de nuevo, sabiendo que Alex no tenía idea de lo que se avecinaba.
"Comienza", dijo Espía, con una sonrisa. "Tienes una hora para encontrar la salida de la ciudad. ¡Vamos!"
Alex se dio la vuelta y comenzó a correr, intentando encontrar la salida de la ciudad lo más rápido posible. Espía lo observó, sabiendo que Alex no tenía idea de que la ciudad estaba llena de trampas y obstáculos.
Mientras Alex corría, Espía comenzó a manipular la ciudad, creando obstáculos y trampas para que Alex no pudiera escapar. La gente a su alrededor seguía en trance, sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
Alex corría por las calles, intentando encontrar la salida de la ciudad. Pero cada vez que pensaba que había encontrado el camino correcto, Espía lo cambiaba, creando un nuevo obstáculo para que Alex no pudiera avanzar.
"¡No puedes escapar!", gritó Espía, riendo. "¡Estoy siempre un paso adelante!"
Alex se detuvo, jadeando, y miró a su alrededor. La ciudad parecía haber cambiado, con calles y edificios que no reconocía. Sabía que Espía lo estaba manipulando, pero no sabía cómo.
"¿Qué quieres de mí?", gritó Alex, desesperado.
"Quiero que juegues", respondió Espía, con una sonrisa. "Quiero que juegues hasta que pierdas. Y cuando pierdas...".
Alex se estremeció, sabiendo que no quería saber qué pasaría si perdía. Pero sabía que no tenía otra opción. Tenía que seguir jugando, no importa qué.
"¡Vamos!", gritó Alex, decidido. "¡Voy a ganar este juego!"
Espía se rió, sabiendo que Alex no tenía idea de lo que se avecinaba. La hora había comenzado, y el juego estaba en marcha. ¿Quién ganaría? ¿Alex o Espía? Solo el tiempo lo diría.