Alex se encontró de pie en la salida de la escuela, confundido y desorientado. No podía creer que todo lo que había sucedido en el juego hubiera sido solo un sueño. Buscó a Maya por todas partes, pero no la encontró.
"¿Qué pasó?", se preguntó. "¿Fue todo solo un sueño?"
Justo cuando estaba a punto de darse cuenta por vencido, una persona extraña apareció en la escuela. Era un hombre alto y delgado, con ojos oscuros y una sonrisa enigmática.
"¿Quién eres?", preguntó Alex, sintiendo una sensación de inquietud.
El hombre no respondió. En su lugar, se acercó a Alex y lo miró con una expresión intensa.
"Sé quién eres", dijo el hombre. "Sé que jugaste al juego de Espía".
Alex se sintió sorprendido. ¿Cómo sabía este hombre sobre el juego?
"¿Qué quieres?", preguntó Alex.
El hombre sonrió nuevamente.
"Quiero jugar", dijo. "Quiero jugar al juego de Espía".
Alex se sintió confundido. ¿Cómo podía este hombre saber sobre el juego si nunca había jugado antes?
"No puedes jugar", dijo Alex. "El juego ha terminado".
El hombre se rió.
"Oh, no", dijo. "El juego nunca termina. Y yo tengo un poder similar al de Espía".
De repente, el mundo a su alrededor comenzó a cambiar. La escuela desapareció y fue reemplazada por un laberinto enorme y complejo.
"¡Esto es imposible!", gritó Alex.
El hombre sonrió nuevamente.
"No es imposible", dijo. "Es solo el comienzo del nuevo juego".
Alex se dio cuenta de que este hombre era capaz de manipular la realidad misma, igual que Espía lo había hecho antes.
"¿Quién eres?", preguntó Alex nuevamente.
El hombre se inclinó hacia adelante y susurró:
"Soy el creador del nuevo juego. Y tú serás mi primer jugador".
Con eso, el laberinto comenzó a cambiar y evolucionar, convirtiéndose en un mundo completamente nuevo y desconocido para Alex.
La aventura había comenzado nuevamente, pero esta vez con reglas diferentes y un jugador más poderoso que nunca antes visto.