La ciudad de Ashwood se había convertido en un laberinto de peligros y trampas. Alex corría por las calles, intentando encontrar la salida, pero cada vez que pensaba que había encontrado el camino correcto, Espía lo cambiaba. La gente a su alrededor seguía en trance, sin darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
Alex se detuvo en una esquina, jadeando, y miró a su alrededor. La ciudad parecía haber cambiado, con calles y edificios que no reconocía. Sabía que Espía lo estaba manipulando, pero no sabía cómo.
De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se dio la vuelta y vio a una figura corriendo hacia él. Era una chica con el cabello largo y oscuro, y una expresión de terror en su rostro.
"¡Ayuda!", gritó la chica. "¡Me está persiguiendo!"
Alex se sorprendió, pero no tuvo tiempo de reaccionar. La chica se lanzó hacia él y lo agarró del brazo.
"¡Vamos!", gritó. "¡Tenemos que salir de aquí!"
Alex se dejó llevar por la chica, y juntos corrieron por las calles. La chica parecía conocer la ciudad, y Alex se dio cuenta de que ella también estaba jugando al juego.
"¿Quién eres?", preguntó Alex, mientras corrían.
"Me llamo Maya", respondió la chica. "Y estoy aquí para ayudarte a ganar el juego".
Alex se sorprendió, pero no tuvo tiempo de preguntar más. Maya lo llevó a un edificio abandonado, y allí se escondieron.
"Tenemos que descansar", dijo Maya. "Y planificar nuestro próximo movimiento".
Alex asintió, y juntos se sentaron en el suelo. Maya sacó un mapa de la ciudad y lo desplegó.
"La salida de la ciudad está en el otro lado de la ciudad", dijo. "Pero Espía ha creado un laberinto de trampas y obstáculos para que no podamos llegar allí".
Alex se estremeció, sabiendo que el juego estaba empeorando. Pero con la ayuda de Maya, tal vez podría ganar.
"¿Qué plan tienes?", preguntó Alex.
Maya sonrió, y Alex vio una chispa de determinación en sus ojos.
"Vamos a jugar al juego de Espía", dijo. "Y vamos a ganar".
Alex se rió, sintiendo una sensación de esperanza. Tal vez, después de todo, podría escapar de la ciudad y ganar el juego. Pero Espía no se daría por vencido fácilmente. La caza había comenzado, y solo el tiempo diría quién sería el ganador.