ALANA QUANT
Volver a mi ciudad me removió tantos sentimientos de infelicidad, de angustia. Saber que mi padre ha fallecido no me alegra, pero tampoco me entristece.
—¿Estás bien Alana? — me preguntó Alejandro mientras conducía.
Lo vi y llevaba mis ojos llenos de lágrimas. Me siento confundida, voy en este auto con un hombre que dice que soy su mate, un hombre que apenas conozco hace un par de días y dice que me ama. Aún siento un poco de miedo por todo lo que está pasando en mi vida, pero quiero por una vez en mi vida sentirme amada.
— No estoy bien— tengo que confiar en él, me lo repetía en mi cabeza.
Alejandro se detuvo a un lado de la carretera. Salió del auto y se acercó a mi puerta y la abrió.
— Sal— me puse sería, pensando que me iba a dejar ahí en medio de la nada.
Bajé obedientemente.
Alejandro tomó mis dos manos y las besó.
— Eres la mujer más importante de mi vida— me abrazó tan fuerte, que ese fue el detonante para quebrarme, verme más frágil.
— ¿Todo lo que dices es cierto?
— Claro mi bella Luna. Desde antes, desde hoy y desde siempre serás importante. Sé que es increíble, pero yo te amo. Y sé que cuando tu loba despierte me vas a amar con todo tu ser porque seremos uno solo.
Lo abracé. Podía escuchar su corazón. Jamás en mi remota mente había pensado en ser feliz con alguien.
Alejandro acarició mis mejillas y se acercó a mis labios dando un beso apenas rozándolo. No sentí repulsión a él, más bien me sentía como en un sueño. Quería sentir lo que era un beso por amor, un beso no forzado.
Cómo Alejandro era más alto que yo, tomé el cuello de su camisa y lo jalé hacia mí, cerré mis ojos y él me besó. Sus labios eran suaves. Abrí los ojos, él me miraba con una sonrisa en sus labios.
— Te amo Alana— Aunque no podía decir lo mismo, era muy pronto para decir un te amo.
— Es hora de irnos— le dije con voz suave.
Subimos al auto.
— Vamos a ir a casa, tomamos lo necesario y vamos a ir a mi manada. Es hora de buscar ayuda.
Así fue. Tomamos lo necesario para el viaje. Llegamos a un lugar donde todo estaba rodeado de una espesa de niebla y árboles. Se veía un poco horripilante el lugar. Alejandro continuaba conduciendo.
— Ya vamos a llegar.
A menos de una hora, llegamos a un lugar bonito. Había mucha gente.
— Aquí es.
Cuando bajé del auto, todos mostraban respeto por Alejandro. Era como si él era el rey de ese lugar.
— Aquí es un centro médico. Vamos a ver al doctor.
Entramos. El doctor me revisó.
— Yo la encuentro bien físicamente, según todo lo que me han dicho, creo, es solo una teoría, solo una bruja puede deshacer el hechizo. Como su despertar está desfasado, hay que buscar rápido una solución.
— ¿No podemos provocar ese despertar de otra forma?
— Lamentablemente no puedo ayudarlo. Esto está fuera de mi alcance.
Salí de ahí sin esperanza. ¿Quiénes son mis verdaderos padres y cómo llegué a manos de esos humanos? Me cuestioné todo el camino miéntras Alejandro me llevaba a su casa.
— Está es mi casa, y también tu casa. Te llevaré a nuestra habitación.
— ¿Nuestra habitación?
— Así es, aunque no tengamos sexo, quiero tenerte cerca. Aquí y dónde sea solo eres una loba débil.
—¿Loba? Me siento rara escuchar eso. Siempre pensé que era una humana y ahora soy una loba moribunda.
Subimos a lo que es nuestra habitación.
— Sabes, que me he estado preguntando, sobre mis verdaderos padres. ¿Cómo fue que me perdieron? ¿Cómo llegué a manos de esos humanos que solo mal me hicieron?
— Creo que ahí está nuestra primera pista. Descubrir quienes perdieron un bebé hace 18 años. Tú no eres de esta manada, pero seguro perteneces a algunas de las otras manadas. Sabes que nos identificamos según el color de nuestros lobos.
— No lo sabía…
— Me dijiste que tu loba apareció en tu sueño. Una loba blanca.
—Si, Blanca brillante.
— ¿Blanca brillante? — Alejandro se puso serio— Acomódate, descansa, voy a salir un rato.
¿Se molestó? ¿Tiene algo de malo ese color? Me acosté un rato. Pude observar que en el cuarto de Alejandro había varios libros. Me levanté y me dirigí al estante. Revisé cada uno de ellos, solo la portada y encontré uno que llamó mi atención. Hablaba sobre las manadas de lobos.
Había una leyenda de una loba blanca, dónde un padre alfa maldecía a su hija por no casarse con un joven lobo y está devoraba a su amado humano.
Seguí pasando las hojas y encontré algo de la manada de lobos blancos, era una manada extinta, no había ni un solo lobo blanco sobre la faz de la tierra, luego de una guerra entre vampiros y lobos. Los lobos blancos eran portadores de una sangre dulce, deliciosa para los vampiros.
Cerré el libro y lo puse en su lugar.
No entiendo. ¿Son mitos, solo cuentos o que? Tenía más dudas de mi procedencia.