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Chapter 7 - Priscila le reclama

ALANA QUANT

Era la hora de la cena, tenía muchas hambre, pero no quería bajar y verle cara a Alejandro. Asi que me quedé en el cuarto.

Toc toc

— ¿Puedo pasar? — Era la voz de la señora llamada Nana.

Me levanté y le abrí.

— Señorita, su cena está lista. Puede bajar, el señor Alejandro ya la está esperando.

— No quiero cenar. No tengo apetito. Discúlpeme con él.

— Él es un buen hombre, señorita.

— ¿Tu también eres una loba?

— Entonces ya lo sabe, que mi señor es un hombre lobo.

— Si.

— Usted es nuestra Luna.

—¿Nuestra Luna? Ahora soy una Luna. Él me dijo que era su mate. Me siento confundida.

— Si, Alejandro es nuestro líder alfa, si un alfa encuentra su mate, en este caso usted, usted se vuelve en la Luna de la manada.

— A ya. Entendí. ¿Qué paso si no quiero ser la Luna ni mate de él?

— ¿Piensa rechazarlo?

— No lo sé.

—Bueno, su lobo morirá de tristeza, la diosa solo asigna una pareja para toda la vida y si usted lo rechaza— La voz de Alejandro.

— Ya no le digas más Nana. Déjame hablarlo con ella.

— Perdón señor— Nana se retiró.

— Si tienes curiosidad sobre mi, por favor háblalo conmigo. Baja a cenar, por favor.

— Está bien.

Cenamos en un silencio total.

— ¿Quieres dar un paseo por el jardín?

— No seré tu cena, ¿verdad?

—No

— ¿Tampoco me vas a violar?

— No. Jamás lo haría. Nunca te haría daño.

— ¿Seguro? ¿Puedo confiar en ti?

—Sí.

— Entonces vamos.

Hoy ha sido un día muy movido para mí. Caminamos por el jardín. Alejandro me tomó la mano mientras caminaba. Creo que para ser un hombre lobo se comporta mejor que muchos humanos.

— Sé que Nana te dijo que eres mi Luna y la Luna de la manada. Seguramente, tendras muchas dudas y quiero que las aclares conmigo.

— Me dijo que eras un lobo alfa, ¿Qué es eso o qué significa?

— En la manada cada quien sabe su rol, es como una pirámide social, Empiezo yo, como el alfa de ellos, su líder, tengo a mi lado, a los dos más fuerte después de mí, son mi mano derecha y mi mano izquierda, son unos lobos beta y delta. Aunque no solo son ellos, hay varios lobos fuertes que son mis lobos guerreros, y el resto de los lobos que son los omegas, como Nana y Priscila. Ellos realizan actividades múltiples, atienden tiendas, son enfermeras, hay doctores.

— Como los humanos.

— Estamos organizados. Somos una manada unida.

— No entiendo cómo tu diosa Luna, pudo emparejarte conmigo, solo soy una simple humana, débil y buena para nada.

—No digas eso. Yo tengo la fuerza por dos. Tú solo tienes que ser mi Luna, mi amor, mi todo.

Empecé a sentirme nerviosa Era la primera vez que alguien me decía esas cosas. Mi corazón loco empezó a palpitar descontrolado.

—Tu corazón se agitó— él sonrió.

— Como lo sabes.

— Los hombres lobos tenemos agudo el oído.

— ¿ Qué edad tienes?

—Muchos. En edad humana, podría ser 29.

— Perdóname por la escena de hace rato. Aún siento temor, pero quiero confiar en ti. No tengo nada que perder.

Alejandro se acercó muy cerca de mis labios, quiso besarme, pero aparté mi cara.

— No quiero. Si me voy a quedar aquí, ten paciencia.

— Eso quiere decir que vas a aceptar ser mi mate.

— Aún no lo sé.

Alejandro me abrazó. Acepté ese abrazo. Era la primera vez que sentía un abrazo de un hombre sin malicia. Mis lágrimas salieron.

— Suéltala Alejandro— era la voz de Priscila— no me hagas esto. No puedo aceptar esta relación.

— Priscila ya lo hablamos.

Priscila le está reclamando a Alejandro. Me solté del abrazo de Alejandro.

— Mira muchachita, él es mi hombre, antes que tú viniera me acostaba con él las veces que yo quería.

— Vete o quieres que te mate aquí mismo. No permito que le hables así a nuestra Luna.

— Yo no la reconozco como mi Luna. Te vas a arrepentir Alejandro.

— Vete.

Empecé a caminar a mi cuarto. Alejandro también es un mentiroso. Soy su mate, su pareja eterna y se acostaba con su empleada. Pero, quien soy yo para cuestionar, si yo no soy pura, soy una mujer usada, sucia. Me encerré en mi cuarto.

— Abre Alana. Por favor.

— Buenas noches, Alejandro, quiero dormir.

Él se retiró de la puerta.

Vinieron aquellos recuerdos desagradable. Cuando Martin me violó, aquella vez que me besó a la fuerza. Todos son unos iguales.

Nuevamente, Alejandro golpeaba la puerta.

— Voy a entrar— era la voz de Alejandro.

Me levanté y le abrí.

— Podemos hablar.

— Di lo que quieras, pero si ya tenías una relación con ella no debiste botarla solo porque aparecí yo, o solo por qué tu diosa Luna me asignó a ti, si la amas no importa quien sea tu mate, tu destinada. Ve con ella. Además, yo no soy digna de ti.

— Alana— Él suspiró — Las cosas no han salido como debería. Perdóname. Entre ella y yo ya no hay nada. Tú eres mi mate.

— Me tienes cansada con que soy tu mate.

— Alana te amo.

— Solo llevo un día o dos que te conozco, porque me dices que me amas. No lo entiendo. Sabes que, me voy. — Caminé un poco, cuando Alejandro me tomó en sus brazos como si fuera una pluma y me llevó a su cuarto.

— Aquí te quedas. Ya me cansé. Hoy duermes aquí.

— Me doy por vencida, haz lo que desees conmigo. ¿Quieres que me desnude y me acueste en tu cama? Eso haré— empecé a quitarme la camisa.

Me desnudé y me acosté en la cama.

— Hazlo de una sola vez, al final eso es lo que vamos a terminar haciendo.

Alejandro se salió del cuarto. Iba tan enojado que su cara iba roja y el color de sus ojos cambiaron.

Me vestí y traté de salir, pero la puerta estaba con seguro desde afuera. Me senté a observar su cuarto. No había nada fuera de lo común. Me acosté en su cama y me quedé dormida.