Después de dejar atrás el asentamiento de guerreros locales, Tarok continuó su camino, sin muchas preocupaciones. Su reciente batalla había incrementado su poder hasta alcanzar los 100,000 de poder de pelea, y estaba ansioso por probar su nuevo nivel. Mientras caminaba por el terreno rocoso, su instinto Saiyajin le pedía más desafíos, algo o alguien que pudiera ofrecerle una verdadera pelea. Fue entonces cuando su rastreador detectó un gran número de señales de poder en una cueva cercana.
"Hm... parece que hay una fiesta allá abajo," murmuró Tarok con una sonrisa burlona en su rostro. Decidió acercarse a la cueva, sin prisa pero con la expectativa de que quizás encontraría algo interesante en su interior.
Al llegar a la entrada de la cueva, pudo ver a un gran número de guerreros, más de lo que había enfrentado anteriormente en el asentamiento. Sus niveles de poder no eran impresionantes, con excepción de uno de ellos. Había un guerrero en particular cuyo poder de pelea alcanzaba los 70,000, claramente el líder de este grupo. Los demás guerreros tenían niveles mucho más bajos, entre los 1,500 y 5,000 de poder. Tarok sonrió, sabiendo que estos oponentes no representarían un verdadero reto para él.
El líder del grupo, un hombre alto y musculoso con una armadura oscura, dio un paso adelante cuando vio a Tarok acercarse con aire despreocupado. Tenía una expresión severa y una mirada decidida. Su presencia imponía respeto entre sus subordinados, pero para Tarok, no era más que otro obstáculo en su camino.
"¡Alto!" gritó el líder, con una voz firme. "Si estás aquí por el grimorio de magia oscura que protegemos, te advierto que no te lo llevarás tan fácilmente."
Tarok se detuvo por un momento, arqueando una ceja con desinterés. "¿Grimorio de qué? Brother, yo solo venía a eliminarte a ti y a tus muchachos y seguir mi camino."
El líder frunció el ceño, claramente irritado por la actitud despectiva de Tarok. "No te equivoques. Este grimorio contiene un poder antiguo y peligroso, y no permitiré que caiga en manos de alguien como tú."
Al escuchar las palabras del guerrero, Tarok dejó escapar una risa burlona. "¿Ah, sí? ¿Tienes algo interesante ahí? Bueno, en ese caso, ya me interesé. Si tienes esa cosa o lo que sea, ahora la quiero."
Sin esperar una respuesta, Tarok dio un paso al frente y levantó su mano derecha. Con un movimiento rápido, lanzó una ráfaga de energía devastadora que atravesó a los guerreros más débiles sin esfuerzo alguno. La mayoría de ellos no tuvieron tiempo ni de gritar antes de ser desintegrados por el ataque. Sus cuerpos desaparecieron en cuestión de segundos, dejando solo polvo y cenizas en el aire.
El líder observó con horror cómo su ejército era aniquilado en un abrir y cerrar de ojos. Apretó los puños, lleno de ira, y se lanzó hacia Tarok con todas sus fuerzas. "¡No permitiré que te lleves el grimorio!" gritó mientras atacaba con una serie de golpes rápidos y precisos.
Sin embargo, para Tarok, los movimientos del líder eran lentos y predecibles. Esquivaba cada golpe con facilidad, moviéndose apenas lo necesario para evitar ser alcanzado. Su expresión era una mezcla de aburrimiento y diversión, como si estuviera jugando con su oponente. El líder, frustrado, aumentó la velocidad y la intensidad de sus ataques, pero no logró tocar a Tarok ni una sola vez.
"¿Es esto todo lo que tienes?" preguntó Tarok en tono burlón mientras esquivaba otro golpe. "Pensé que sería más divertido."
El líder, furioso, retrocedió unos pasos y levantó ambas manos. Una esfera oscura de energía comenzó a formarse entre ellas, crepitando con una energía maligna. "¡Magia oscura! ¡No escaparás de esto!" gritó mientras lanzaba la esfera hacia Tarok.
El ataque voló hacia Tarok con una velocidad impresionante, pero el joven Saiyajin no parecía preocupado. Al contrario, dejó escapar una pequeña risa antes de levantar su mano y detener la esfera con la palma abierta. La energía oscura chisporroteó alrededor de su mano, pero no le causó ningún daño.
"¿Esto es lo que llamas magia oscura?" preguntó Tarok, mientras observaba la esfera de energía con interés. "No está mal, pero sigue siendo patético comparado con mi poder."
Con un simple movimiento de su mano, Tarok lanzó la esfera de energía de vuelta hacia el líder. El guerrero apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que la esfera lo golpeara de lleno en el pecho. El impacto lo lanzó varios metros hacia atrás, estrellándolo contra la pared de la cueva.
Tarok avanzó lentamente hacia el líder caído, quien intentaba levantarse con dificultad. Su armadura estaba destrozada, y su cuerpo mostraba signos claros de daño. A pesar de estar herido, el guerrero seguía resistiéndose, tratando de levantarse para continuar la pelea.
"No sabes cuándo rendirte, ¿eh?" dijo Tarok con una sonrisa. "Supongo que eso es algo admirable, pero también es muy estúpido."
El líder, jadeando por el esfuerzo, levantó la vista hacia Tarok, su mirada llena de odio. "No permitiré... que alguien como tú... toque el grimorio... ¡nunca!"
Tarok suspiró. "Mira, te estoy haciendo un favor. No tienes ninguna posibilidad contra mí. ¿Por qué no te rindes ya y me das el grimorio? Así al menos podrías seguir viviendo un poco más."
Pero el guerrero no tenía intención de rendirse. Con un último esfuerzo, cargó hacia Tarok, lanzando un grito de guerra mientras intentaba golpearlo con todo lo que le quedaba de energía. Tarok, sin embargo, no estaba impresionado. Con un movimiento rápido, esquivó el ataque y, con un solo golpe directo en el estómago del guerrero, lo derribó definitivamente.
El líder cayó de rodillas, tosiendo sangre, mientras su cuerpo comenzaba a desmoronarse. Sabía que su tiempo se había acabado.
"Lo siento, amigo, pero esto es el final," dijo Tarok mientras levantaba una mano, listo para desintegrar al guerrero por completo. "Fue divertido mientras duró, pero tengo cosas más importantes que hacer."
Con un último rayo de energía, Tarok desintegró al líder, reduciéndolo a cenizas. El eco de la explosión resonó en toda la cueva, y el aire se llenó de una neblina oscura. Tarok sacudió su mano, como si se hubiera ensuciado, y luego se giró hacia el interior de la cueva.
"Ahora, veamos ese grimorio del que hablaba."
Caminó hacia una cámara oculta en el fondo de la cueva, donde una piedra negra y pulida descansaba en un pedestal. Sobre la piedra había un libro antiguo, cubierto de runas oscuras y emanando una energía maligna. Tarok se acercó y lo tomó sin vacilar. Aunque no era un experto en magia, podía sentir el poder latente dentro del grimorio. Una sonrisa se extendió por su rostro.
"Este pequeño juguete podría ser útil," murmuró mientras guardaba el grimorio bajo su brazo. "Quizás Freezer encuentre esto interesante o simplemente me lo de a mi quizás."
Con el grimorio en su posesión y la cueva vacía de enemigos, Tarok salió de la cueva, listo para regresar a la nave. Había cumplido su misión, eliminado a todos los guerreros y obtenido un objeto que podría tener un gran valor. Mientras caminaba hacia el horizonte, su mente ya estaba enfocada en su próximo desafío. Sabía que su camino hacia la grandeza apenas comenzaba.
Después de varios días de viaje, Tarok finalmente llegó a la nave de Freezer, cargando el grimorio de magia oscura que había obtenido en la cueva. A pesar de no ser un experto en magia, Tarok había sentido el inmenso poder que el libro contenía y estaba seguro de que Freezer, con su obsesión por el poder, encontraría este artefacto interesante.
Tarok caminó con confianza hacia la sala del trono donde Freezer se encontraba sentado, rodeado de varios de sus oficiales de alto rango, incluido Zarbon y Dodoria. Cuando Tarok ingresó, todos los presentes notaron su presencia, pero él se dirigió directamente hacia Freezer, quien lo miraba con su característica sonrisa fría y despectiva.
"Mi señor Freezer," dijo Tarok, inclinándose respetuosamente, "he eliminado a un grupo de guerreros que protegían este grimorio de magia oscura. Pensé que podría interesarle."
Con un gesto tranquilo, Tarok extendió el grimorio hacia Freezer, esperando ver una reacción de sorpresa o interés. Sin embargo, para su desconcierto, Freezer ni siquiera parpadeó. En lugar de mostrar curiosidad o emoción, Freezer solo observó el libro con una mirada aburrida.
"¿Un grimorio de magia oscura, dices?" Freezer respondió con voz calmada y calculada, sus ojos dorados destellando con frialdad. "Interesante, pero... no me interesa en lo más mínimo."
Tarok parpadeó, sorprendido. No esperaba esa respuesta. El poder oscuro que emanaba del grimorio era notable, pero Freezer no parecía impresionado en lo absoluto.
"¿De verdad... no le interesa?" preguntó Tarok, todavía tratando de procesar la situación.
Freezer, aún con su sonrisa, se reclinó ligeramente en su trono. "Tarok, aprecio tu lealtad, pero no soy un ser que se rebaje a usar medios tan... rudimentarios. La magia es una herramienta para los débiles, aquellos que no pueden alcanzar el poder verdadero por sí mismos. Tú, en cambio, has demostrado tu valía con tu fuerza. Con respecto a ese grimorio, puedes conservarlo si así lo deseas. Quizás te sirva para algo... algún día."
Tarok se quedó en silencio, impresionado por la respuesta. A pesar de que Freezer había descartado el grimorio, el hecho de que le permitiera conservarlo era algo que no esperaba. Sin embargo, rápidamente asimiló la situación y decidió no presionar más el asunto.
"Le agradezco, Lord Freezer," dijo Tarok, inclinándose nuevamente. "Lo conservaré, entonces."
Freezer asintió levemente, pero su atención ya había pasado a otros asuntos, lo que indicaba que la audiencia había terminado. Tarok retrocedió, aún sorprendido por lo sucedido, pero con un nuevo respeto hacia Freezer. Aunque el grimorio no le interesaba a su líder, sabía que ahora tenía algo poderoso en sus manos.
Mientras se dirigía hacia la salida, Tarok no pudo evitar sonreír para sí mismo. El grimorio, aunque despreciado por Freezer, podría ser útil en el futuro. Y ahora que lo tenía, planeaba descubrir todo el poder que este oscuro artefacto podía ofrecer.