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Chapter 9 - capitulo 9 Es bueno ser humilde

Tarok miró la daga maldita con una mezcla de curiosidad y satisfacción. Aunque Ekate lo había advertido sobre el peligro que representaba, no pudo evitar sentir una atracción peculiar hacia ella. La daga, ahora sin dueño, parecía inerte, pero aún desprendía una ligera aura oscura, como un recordatorio de su poder. Con una sonrisa arrogante, la recogió del suelo y la examinó de cerca. 

"Vas a quedarte como un simple trofeo," dijo mientras la envolvía en un paño resistente a la energía mágica. "No voy a usarte, pero definitivamente mereces un lugar en mi colección." 

Ekate se manifestó en su mente. **"¿De verdad crees que es una buena idea mantener eso cerca? ¿No temes que intente influenciarte de alguna manera?"** 

"Por favor, Ekate, no soy tan débil como para caer ante un objeto inerte. Además, ¿no es más divertido tenerla a la vista? Me recordará esta pelea y lo mucho que disfruté viendo a ese tipo perder el control," respondió Tarok con una risa ligera mientras se dirigía a su nave. 

Al llegar a su cuarto personal en la base, Tarok colocó la daga en una vitrina reforzada, rodeada por otros trofeos de sus victorias: cascos, armas y fragmentos de armaduras de sus enemigos más formidables. "Perfecto. Ahora, ¿qué sigue?" murmuró para sí mismo mientras cruzaba los brazos, observando la vitrina con satisfacción. 

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No pasó mucho tiempo antes de que el escáner de la base enviara una alerta. Los piratas de una de las zonas fronterizas del imperio habían comenzado a movilizarse, y sus reportes indicaban que se trataba de un grupo extremadamente bien organizado y poderoso. Frieza, quien siempre estaba al tanto de cualquier amenaza que pudiera interferir con sus planes, ordenó a las Fuerzas Especiales Ginyu que se encargaran del asunto. 

El Capitán Ginyu convocó a todos los miembros a una reunión en la sala de mando. Tarok llegó tarde, pero con su habitual aire despreocupado. "¿Qué hay de emocionante esta vez?" preguntó mientras se apoyaba contra una pared con los brazos cruzados. 

Ginyu, haciendo una de sus poses ridículas, explicó la misión con entusiasmo exagerado. **"¡Nuestro objetivo es un grupo de piratas que ha estado saqueando planetas en la frontera! Se rumorea que su líder tiene un poder que rivaliza con el de un miembro de la élite. ¡Es nuestra oportunidad para demostrar nuevamente por qué somos las Fuerzas Especiales Ginyu!"** 

Tarok arqueó una ceja. "¿Rivales de la élite, eh? Interesante. Tal vez finalmente encuentre un desafío decente." 

Recoome soltó una carcajada. **"No te emociones demasiado, novato. Nosotros nos encargaremos de ellos antes de que puedas hacer algo."** 

Tarok se limitó a sonreír. "¿Quieres apostar?" 

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El viaje al planeta fronterizo fue relativamente corto. La nave aterrizó en las afueras de una ciudad que había sido completamente devastada por los piratas. Las estructuras estaban en ruinas, y los habitantes que quedaban se escondían aterrados. Tarok observó el paisaje con indiferencia, pero dentro de él comenzaba a arder la emoción. 

"¿Dónde están?" preguntó mientras ajustaba sus guantes. 

Jeice, revisando su rastreador, señaló hacia el horizonte. "Están concentrados en un punto al norte. Hay cientos de ellos, y sus niveles de poder son variados. El líder parece estar en el centro, con un poder que incluso mi rastreador tiene problemas para medir." 

"Perfecto," dijo Tarok con una sonrisa que parecía más una amenaza. "Vamos." 

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Cuando las Fuerzas Especiales Ginyu llegaron al lugar, encontraron al ejército de piratas esperando. Estaban bien armados y organizados, claramente no eran un grupo cualquiera. Su líder, un alienígena de piel rojiza y cuerpo imponente, se destacó entre ellos. 

"¿Así que ustedes son los perros de Frieza?" dijo el líder con desprecio, su voz resonando con confianza. "¿Creen que pueden detenernos?" 

Ginyu y los demás asumieron sus poses características, mientras Tarok simplemente se adelantó, ignorándolos por completo. "Perros de Frieza, dices... Eso suena aburrido. Yo sólo estoy aquí porque quiero probar algo nuevo." 

El líder de los piratas rió. "¿Nuevo? ¿Qué clase de idiota eres para enfrentarte a nosotros solo?" 

Tarok no respondió. En su lugar, liberó una pequeña cantidad de su ki, suficiente para que el suelo bajo sus pies comenzara a temblar. "Veamos si puedes sobrevivir a esto," dijo mientras su aura se intensificaba. 

En un abrir y cerrar de ojos, Tarok desapareció de la vista, reapareciendo entre los piratas. Usando una combinación de fuerza física y control preciso de su ki, lanzó una serie de golpes que parecían danzar entre los enemigos, derribándolos uno tras otro. Su técnica recién desarrollada, **"Danza Carmesí"**, era un estilo de combate cuerpo a cuerpo que combinaba velocidad extrema con ataques precisos y devastadores. 

Cada golpe resonaba como una explosión, y su aura rojiza envolvía sus movimientos, dejando un rastro de energía brillante en el aire. Los piratas intentaron defenderse, pero sus ataques eran inútiles. 

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El líder, viendo cómo su ejército caía rápidamente, decidió intervenir. Con un grito de rabia, cargó hacia Tarok con una velocidad impresionante. Sus golpes eran rápidos y poderosos, pero Tarok los esquivaba con facilidad, aún sonriendo. 

"¿Es esto todo lo que tienes?" preguntó, bloqueando un golpe con una sola mano. 

El líder rugió, liberando una explosión de energía que obligó a Tarok a retroceder unos metros. "No te subestimes, chico. No sabes con quién estás tratando." 

Tarok se frotó las manos, emocionado. "Bien, eso fue interesante. Ahora es mi turno." 

Con un grito, Tarok concentró su ki en sus puños y lanzó un ataque devastador directamente al pecho del líder pirata. El impacto creó una onda de choque que destrozó el suelo alrededor de ellos. Aunque el líder logró mantenerse en pie, claramente estaba herido. 

"No durarás mucho más," dijo Tarok, avanzando lentamente hacia él. 

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El líder pirata, ahora desesperado, intentó lanzar un último ataque, pero Tarok lo interceptó fácilmente. Con un golpe final, lo envió volando contra una roca cercana, dejándolo inconsciente. 

Cuando el polvo se asentó, Tarok se giró hacia las Fuerzas Especiales Ginyu, quienes lo miraban con asombro. "¿Qué? ¿Esperaban algo menos?" preguntó con una sonrisa arrogante. 

Ginyu fue el primero en romper el silencio. **"Impresionante, Tarok. Creo que empezarás a encajar muy bien aquí."** 

Tarok simplemente se encogió de hombros. "Sólo avísenme cuando haya algo más emocionante. Esto fue apenas un calentamiento." 

El suelo bajo mis pies comenzó a temblar. Un ligero zumbido recorrió el aire, y la energía a mi alrededor cambió, una sensación densa, como si el ambiente estuviera absorbiendo la propia gravedad. Miré al capitán pirata, quien parecía haber decidido que mi ataque había sido solo un aperitivo. Vi cómo su cuerpo comenzaba a transformarse, como si el aire mismo estuviera siendo comprimido dentro de su carne.

Sus músculos crecían a un ritmo impresionante. Podía ver cómo sus biceps, tríceps y pectorales se inflaban como si fueran globos llenos de aire, pero en vez de aire, estaba lleno de pura fuerza bruta. Era el tipo de transformación que no me sorprendía, aunque aún no sabía qué tan fuerte sería. Los piratas nunca se quedaban atrás cuando se trataba de trucos sucios. Y lo que más me sorprendió fue que, al parecer, tenía un par de cuernos de alce brotando de su frente. Eso era raro. Incluso para mí.

"¡Les mostraré por qué soy temido!" gritó, su voz retumbando como un trueno que precede a la tormenta. La transformación continuaba, y algo en el ambiente me decía que esta vez, las cosas no iban a ser tan fáciles.

Lo que más me llamó la atención, sin embargo, fue la cola de venado que comenzó a salir de su espalda. Una cola larga, cubierta por un pelaje que parecía más como el de un mamífero que el de un reptil. Aquella criatura había dejado de ser un simple humanoide para convertirse en algo monstruoso, un ser que desprendía una aura bestial y peligrosa.

"¿Qué? ¿En serio?" solté, casi riendo, mientras observaba cómo la criatura se hinchaba aún más. **"Cállate, furro,"** murmuré para mí mismo, aunque claramente audible para todos. No era que me sorprendiera la transformación. Estaba acostumbrado a este tipo de cosas. Después de todo, ya había peleado contra algunos que se transformaban de formas mucho más ridículas. Sin embargo, la falta de respeto por la elegancia de la batalla me molestó un poco.

Con un suspiro, decidí dar un golpe que pondría en su lugar a ese tipo. No era arrogancia ni un mal cálculo. Simplemente, estaba en modo "sin esfuerzo" y de buen humor. Alcé la mano, concentrando una mínima cantidad de mi energía. No necesitaba más, pensaba. Solo un golpe directo a la cara debería ser suficiente para detener su espectáculo.

**"¡Karakas Fist!"** grité en voz baja, y lancé el golpe con velocidad, atravesando el aire con un resplandor rojizo que iluminó la escena. Pero cuando mi golpe impactó en su pecho, algo extraño sucedió: el pirata ni siquiera se movió. No se tambaleó, no dio un paso atrás. Se quedó allí, como una pared de piedra, inmóvil. Un frío sudor corrió por mi frente. Algo no estaba bien.

"¿Qué…? ¿Es todo lo que tienes?" murmuró el capitán pirata, su voz retumbando con la confianza de un animal acorralado. Me miraba con una sonrisa arrogante mientras sus ojos brillaban con una luz salvaje. "¿De verdad pensaste que podrías derrotarme tan fácilmente?"

Antes de que pudiera hacer algo más, sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral. El pirata levantó una de sus grandes manos y, con un movimiento casi instintivo, me asió del cuello, levantándome como si fuera una simple muñeca. Mis pies ya no tocaban el suelo.

"¡Estás fuera de tu liga, chico! ¡Este es mi verdadero poder!" rugió, y pude sentir cómo su energía aumentaba a niveles exorbitantes. No importaba cuán fuerte fuera mi base de poder, mi energía física no parecía ser suficiente para liberarme de su agarre. Y entonces entendí, lo que había sido un golpe fácil y sin esfuerzo había resultado ser un desastre.

Intenté liberar mi energía para liberarme, pero sus manos se cerraron más fuerte, cortando mi respiración. Fue entonces cuando vi a los miembros de las Fuerzas Especiales Ginyu, que se estaban preparando para intervenir, pero no tardaron en ser lanzados por el aire como si fueran muñecos de trapo. Ginyu, Jeice, Recoome, todos fueron enviados volando sin poder hacer nada al respecto. Ni siquiera sus ataques más poderosos parecían afectar al capitán pirata. Era como si todo lo que habíamos hecho hasta ahora hubiera sido solo una distracción para él.

"¡No… puede ser!" gruñó Ginyu mientras caía a un costado. Intentó levantarse, pero su cuerpo parecía incapaz de seguir el ritmo de la energía de la criatura. La atmósfera se cargaba con una densidad tal que todo lo que tocaba parecía quebrarse. El capitán pirata nos había superado en fuerza, y no había nada que pudiéramos hacer al respecto.

Mi respiración se volvía más dificultosa a medida que el agarre sobre mi cuello se apretaba. Miré a los demás, y no pude evitar una sensación de impotencia. Había subestimado este enemigo. Había sido demasiado confiado, y ahora la batalla se había vuelto contra mí.

De repente, el pirata sonrió ampliamente, mostrando una multitud de dientes afilados. "¿Vas a quedarte ahí parado o vas a darme una pelea de verdad?" dijo burlonamente, sabiendo que, a pesar de sus palabras, yo no podía hacer nada en ese momento.

Con un esfuerzo brutal, traté de liberar mi brazo. Una oleada de energía se concentró en mi puño, pero el pirata simplemente me miró como si nada fuera a pasar. Me sonrió con desdén. Mi poder aumentaba, pero no lo suficiente. Necesitaba hacer algo más. Necesitaba tomarlo en serio, pero en ese momento, el orgullo que había alimentado mi confianza había comenzado a desmoronarse.

**Ekate**, ¿algún consejo? pensé, esperando que la voz de mi grimorio resonara en mi mente.

La respuesta fue inmediata. **"Sí, podrías intentar no subestimarlo tanto. Ese tipo es más fuerte de lo que imaginas. Pero no te preocupes, si lo haces bien, podrías ganar. Es solo una cuestión de entender su patrón y atacar donde más le duela."**

"¿Patrón?" respondí mentalmente, apenas consciente de lo que sucedía. Pero la respuesta de Ekate llegó rápidamente. **"Sí. Si realmente quieres ganar, tendrás que pensar fuera de la caja. Tienes el poder, solo falta que tomes el control."**

Aunque estaba en un estado de desesperación, sus palabras me dieron algo de claridad. Había una manera de ganar. Tenía que pensar más allá de mis golpes y mi energía. Necesitaba una estrategia.

La rabia y la frustración comenzaron a calmarse, y una fría determinación comenzó a llenar el vacío. Era hora de usar algo más que la fuerza bruta. El capitán pirata podía tener la ventaja física, pero yo tenía más herramientas en mi arsenal. Con un giro rápido de mis muñecas, comencé a liberar más poder en mi energía, concentrándola en puntos específicos de mi cuerpo para liberar la presión.

"¿Te estás riendo ahora, Sayayin? ¿No tienes miedo?" preguntó el capitán pirata, viendo mi cambio de actitud.

"Lo que tú no entiendes, es que nunca estoy en mi mejor forma cuando estoy relajado. Ahora, voy a mostrarte lo que es verdaderamente mi poder," respondí, mientras mi aura se expandía en un torbellino de energía.

El pirata, confiado en su victoria, dejó caer su guardia. Y ese fue su error.