Morgan, al ver que esa chica había notado su presencia y ahora lo estaba mirando fijamente, se sumergió a toda velocidad, ocultándose en la cueva donde había dormido la noche anterior.
—¡Oh no! Creo que ella me vio... ¡ella me vio!.
Morgan salió un poco de la cueva para ver si la chica lo había seguido, y efectivamente, esa chica de cabello rojizo estaba en el borde del río observándolo, esperando algo.
—Ven, no te haré daño. Acércate, amiguito.
(Dijo la joven gentilmente).
Morgan comenzó a pensar si salir y mostrarse ante ella o quedarse oculto, ya que aún estaba consternado por lo que había visto. Aquella chica de cabello rojo había generado fuego con las manos.
—¿Magia? ¿Eso acaso era magia? ¿En qué clase de mundo me reencarnaron esos dioses? ¿En qué lugar estoy?.
(Dijo Morgan, totalmente confundido).
—Vamos, ven aquí. Prometo que no te haré daño, amiguito. Solo déjame verte un poco.
Después de meditarlo un poco, la curiosidad de Morgan terminó ganando, y comenzó a nadar hacia la superficie una vez más. Lentamente, cada vez que se acercaba más y más a la superficie, podía ver mejor la cara de esta joven. Ella tenía los ojos de un color amarillo muy intenso, su piel era blanca con pecas en el rostro y el cabello algo desordenado.
Morgan sacó la cabeza del agua para finalmente estar cara a cara con ella. Esta chica parecía ser bastante joven y ahora le estaba sonriendo de forma muy alegre.
—¡Lo sabía! Sabía que había visto algo en el río.
(Dijo la joven, muy emocionada).
—¡Wow! Nunca había visto a nadie como tú. ¿Qué eres?
(Dijo la chica, confundida pero bastante feliz).
—Ah, tal vez me equivoqué y vi mal. Parece ser una niña común y corriente.
(Pensó Morgan, aliviado).
Morgan comenzó a sumergirse en el río de nuevo, lentamente, ya que él ya había confirmado que la chica no era peligrosa y que no corría ningún peligro.
—Bien, supongo que todo está bien y no hay de qué preocuparse. Pero, ¿ahora qué haré? ¿Debería nadar en la otra dirección o debería quedarme en la cueva un tiempo más?
(Pensó Morgan mientras nadaba de vuelta a su cueva).
—¡Oye, espera! ¡Espera, ven aquí!.
(Gritó la joven de cabello rojo repetidamente).
—Jum, supongo que volveré a la cueva por ahora. Mañana pensaré qué hacer, aunque con este cuerpo dudo que pueda hacer mucho, jajaja.
(Dijo Morgan de manera burlona, ignorando a la chica).
De la nada, Morgan sintió cómo alguien lo estaba levantando del agua sin tocarlo. Incluso salió del agua por completo, pero dentro de una esfera hecha de agua.
—Oye, amiguito, te dije que esperaras.
(Dijo la chica, un poco molesta).
—¿Qué está pasando? ¿Qué está pasando?
(Dijo Morgan, asustado).
—Bien, supongo que te llevaré a casa.
(Dijo la joven de cabello rojo, decidida).
La joven comenzó a caminar rápidamente mientras, a su lado, estaba Morgan flotando en la esfera hecha de agua.
—¿A dónde me lleva? ¿Esto es magia? ¡Sí, es magia!
(Dijo Morgan, algo asustado).
—No te preocupes, amiguito. Te llevaré a mi casa. Tal vez mamá o papá sepan qué eres.
(Dijo la chica alegremente).
—¡Oh no! Me van a comer. ¡Me van a comer!
(Dijo Morgan mientras nadaba en círculos a toda velocidad en su esfera de agua).
Después de caminar un rato, la chica y Morgan llegaron a una casa hecha de madera basta, humilde y modesta, adornada con flores y con un jardín afuera.
—Bien, ya llegamos.
(Dijo la joven con una gran sonrisa, viendo a Morgan).
—Estoy muerto.
(Dijo Morgan, resignado).
—¡Mamá! ¡Papá! ¡Ya llegué!
(Dijo la joven en voz alta).
Fin del capítulo.
Próximo capítulo: La historia del reino caído.