El bosque que se extendía ante Alex y Calla no era un lugar que invitara a la calma. Los árboles, altos y retorcidos, parecían susurrar secretos en lenguas antiguas mientras un constante juego de luces y sombras bailaba entre ellos. El aire era denso y cargado de un aroma que mezclaba tierra húmeda y hojas en descomposición. Aunque no había visto más criaturas desde el lobo, Alex sentía que el peligro acechaba en cada rincón.—No bajes la guardia —advirtió Calla, sin voltear a verlo. Su voz era baja pero firme.— Este lugar está lleno de depredadores, y no todos son tan obvios como un lobo gigante.Alex tragó saliva y asintió, aunque sabía que Calla no podía verlo. Apretó el bastón en sus manos, intentando no pensar en lo poco preparado que estaba para enfrentarse a cualquier cosa que pudiese aparecer.—¿Siempre es así? —preguntó después de un rato, tratando de romper el tenso silencio.—Si te refieres a que Elysium sea un caos absoluto, no —respondía Calla, con un toque de amargura en su voz.— Antes, este mundo era estable, incluso hermoso. Había zonas seguras donde podías descansar, ciudades llenas de jugadores comerciando, explorando y enfrentándose a misiones. Pero desde que el sistema empezó a colapsar, todo cambió.—¿Y qué causó el colapso? —inquiró Alex, genuinamente curioso.Calla se detuvo por un momento, girándose para mirarlo. Sus ojos brillaban con una mezcla de desconfianza y algo que Alex no pudo identificar.—Nadie lo sabe con certeza. Algunos creen que fue un error del código, otros dicen que alguien lo provocó deliberadamente. Lo único seguro es que cada vez es más difícil mantenerse con vida aquí.Alex sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La idea de estar atrapado en un mundo donde incluso los jugadores más experimentados luchaban por sobrevivir no era precisamente alentadora.Mientras continuaban su camino, Calla se detuvo de repente y levantó una mano para que Alex también lo hiciera. Se agachó, observando algo en el suelo con gran atención. Alex se inclinó para ver mejor y notó unas marcas en la tierra, como si algo pesado se hubiera arrastrado por allí.—¿Qué es esto? —preguntó en un susurro.—Un rastro —respondía Calla, también en voz baja.— Probablemente de un Atrápalauras.—¿Un qué?Calla lo miró con una ceja levantada.—Un depredador que caza utilizando las auras de sus presas. Si nos movemos con cuidado, podríamos evitarlo, pero...Antes de que pudiera terminar su frase, un sonido estridente cortó el aire. Alex sintió cómo cada vello de su cuerpo se erizaba al escuchar aquel chillido agudo y antinatural. Una sombra se movió rápidamente entre los árboles, demasiado rápida como para que Alex pudiera distinguir qué era.—Corre —ordenó Calla, agarrándolo del brazo y empujándolo hacia adelante.Sin pensarlo dos veces, Alex obedeció. Corrieron entre los árboles, zigzagueando para evitar las ramas bajas y las raíces traicioneras que parecían intentar detenerlos. A cada paso, el sonido del Atrápalauras se hacía más fuerte, como si la criatura estuviera disfrutando de la persecución.Finalmente, Calla se detuvo bruscamente frente a un gran árbol hueco. Empujó a Alex hacia adentro y luego se metió ella también. Puso un dedo sobre sus labios, indicándole que guardara silencio. Alex trató de controlar su respiración, aunque su corazón latía tan rápido que temía que la criatura pudiera oírlo.El Atrápalauras se detuvo cerca del árbol. Alex podía escuchar el crujido de las hojas bajo sus patas y el sonido ráspido de su respiración. Cerró los ojos, rezando para que no los encontrara.Después de lo que parecieron horas, el sonido comenzó a alejarse. Calla esperó unos minutos más antes de asomarse con cuidado. Cuando estuvo segura de que el camino estaba despejado, hizo señas a Alex para que saliera.—Eso estuvo cerca —murmuró ella, limpiándose el sudor de la frente.—¿Qué era esa cosa? —preguntó Alex, tratando de recuperar el aliento.—Una de las tantas criaturas que aparecieron tras el colapso —respondía Calla.— No siempre fue así. Antes, los Atrápalauras eran criaturas raras y pacíficas. Algo en el sistema los corrompió, como a muchas otras cosas en Elysium.Alex se recargó contra el árbol, sintiendo que sus piernas temblaban.—¿Cómo esperas que sobreviva aquí? Ni siquiera puedo manejar un simple bastón.Calla lo miró fijamente, con una mezcla de comprensión y determinación.—Por eso estoy aquí. Pero necesitas aprender rápido, Alex. Este mundo no tiene paciencia para los débiles.Antes de que él pudiera responder, Calla comenzó a caminar nuevamente, obligándolo a seguirla. Había algo en su manera de moverse, en la firmeza de su voz, que le daba a Alex una pizca de esperanza. Quizá, solo quizá, podía encontrar una forma de sobrevivir y, con suerte, regresar a casa.