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Chapter 15 - Capitulo 15 : Papá

La atmósfera en la habitación era opresiva. El silencio solo era roto por el sonido de las gotas de sangre que caían al suelo desde el cuchillo de la mujer. Detrás del cuerpo sin vida de la primera sirvienta, estaba ella: una figura alta y delgada, con un uniforme similar, pero completamente empapado en el líquido carmesí. Su cabello despeinado caía sobre un rostro que mostraba una sonrisa perturbadora, mientras sus ojos brillaban con un frenesí inhumano.

—Ah, pequeño príncipe —murmuró, avanzando lentamente hacia Ellian—. Qué frágiles y fáciles de eliminar son estas personas que te rodean. Pero ahora tú... tú eres el siguiente

Ellian la observaba desde la cuna, incapaz de moverse, pero con una mente que gritaba en pánico. Su cuerpo temblaba, y un frío aterrador se apoderaba de él. "Otra vez... ¿Moriré otra vez?pensó mientras las memorias de su vida pasada se arremolinaban en su mente.

Recordó el dolor de su carne desgarrándose, la sangre brotando de su cuerpo en su vida anterior. El miedo de ese último momento. Ahora, en esta nueva vida, había encontrado el amor y la calidez de una familia que lo protegía, pero el destino parecía querer arrebatárselo de nuevo.

—Papá… —balbuceó, un sonido apenas audible, pero cargado de desesperación y un clamor por ayuda. Las lágrimas llenaron sus ojos, y su pequeño cuerpo se sacudía con un miedo que no podía controlar.

La mujer se acercó un paso más, levantando el cuchillo con una sonrisa cruel en el rostro. La sangre que goteaba de la hoja parecía marcar cada segundo que le quedaba. Ellian sentía que el tiempo se ralentizaba, cada movimiento de la asesina era como una sentencia. Un cosquilleo de pavor recorrió su cuerpo, haciéndolo sentir aún más indefenso.

Pero justo cuando la cuchilla estaba por descender, un destello metálico cruzó la habitación. Un sonido seco resonó, seguido de un impacto sordo. La mujer se detuvo, su sonrisa desapareciendo en un instante. Su cabeza cayó al suelo, rodando unos metros antes de detenerse, mientras su cuerpo sin vida se desplomaba, derramando sangre por todo el piso.

Ellian parpadeó, incapaz de comprender lo que había sucedido. Frente a él, de pie como una figura imponente, estaba Adam, su padre. Su espada brillaba bajo la luz, manchada con la sangre de la atacante. Sus ojos, fríos y calculadores, inspeccionaron la habitación, asegurándose de que no hubiera más amenazas.

Adam bajó la espada lentamente y se acercó a Ellian. Su rostro, que momentos antes era una máscara de hielo, se suavizó al ver a su hijo. Sacó un pañuelo blanco y cuidadosamente limpió la sangre que había salpicado en el rostro del bebé. Mientras lo hacía, colocó una mano protectora sobre sus ojos, para evitar que presenciara el horror de la escena.

—Está bien, Ellian. Estoy aquí. Nada ni nadie te hará daño —murmuró, con una voz que era tanto una promesa como una advertencia para cualquier enemigo que pudiera escucharlo.

Ellian, aún temblando, dejó escapar un llanto desgarrador, llamando desesperadamente a su padre. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras sus pequeñas manos se extendían hacia Adam, buscando consuelo.

Adam lo levantó de la cuna y lo sostuvo con firmeza, apoyándolo contra su pecho. Su semblante seguía tenso, pero había una ternura en su gesto, una urgencia por calmar a su hijo.

—Shh... ya pasó, hijo. Estoy aquí. No dejaré que nadie te haga daño —repetía, mientras mecía a Ellian para tranquilizarlo.

Por primera vez, Adam dejó escapar una respiración profunda, aliviado de que había llegado a tiempo. Sin embargo, sus ojos se endurecieron nuevamente al mirar los cuerpos en el suelo.

"¿La Orden Oscura? Esto es solo el comienzo..." pensó, mientras el peso de la amenaza que acechaba a su familia se hacía cada vez más evidente.

Ellian, en los brazos de su padre, sentía el calor y la seguridad que Adam le ofrecía. Aunque su mente estaba llena de confusión y miedo, hubo un destello de esperanza en sus pensamientos. "Tal vez, solo tal vez, estaré a salvo mientras él esté conmigo."

Pero ahora sentia un gran frío que recorría el pequeño cuerpo de Ellian era incontrolable. Su respiración se tornaba irregular, y sus temblores no cesaban. La imagen de la sangre, el cuchillo, y la sonrisa perturbadora de la asesina se repetían en su mente como un eco implacable. Aunque estaba en los brazos protectores de su padre, el impacto de lo que acababa de presenciar era demasiado para su cuerpo infantil.

Dentro de su mente, una voz robótica resonó con urgencia.

[Alerta: peligro inminente. La salud del anfitrión está empeorando debido a un trauma extremo. Activación de protocolo opcional: anular la emoción de miedo con puntos acumulados. Confirmar acción, anfitrión]

Ellian, atrapado entre el terror de la realidad y la lógica fría del sistema, intentó centrarse en la voz mecánica. "Anular el miedo… ¿Es eso posible? ¿Y si lo hago? ¿Seré capaz de enfrentar lo que viene?"

La decisión debía tomarse rápido. Sentía que su corazón, ya frágil, no soportaría mucho más. Su respiración se volvía más dificultosa, y su vista comenzaba a nublarse. La voz del sistema volvió a sonar, esta vez con más insistencia.

"Confirmar o rechazar. Peligro de colapso físico inminente. Anular la emoción de miedo requiere 50 puntos. Actualmente posee 75 puntos acumulados. Confirmar."

En su estado de confusión, Ellian apretó los ojos con fuerza, como si intentara tomar control sobre sí mismo. Su mente adulta, atrapada en el cuerpo de un bebé, luchaba por procesar la lógica detrás de lo que estaba ocurriendo.

"Si puedo superar esto, no importa cuántos puntos gaste. No quiero sentir este miedo paralizante nunca más."

"Confirmar," pensó con determinación.

La voz del sistema respondió de inmediato.

"Confirmación recibida. Ejecutando protocolo de anulación. 50 puntos descontados. Anulación completa."

De repente, el frío desapareció. El temblor de su cuerpo se detuvo, y su respiración volvió a ser regular. Era como si una pesada capa de emociones hubiera sido levantada de su mente. Aunque la escena a su alrededor seguía siendo aterradora, Ellian ya no sentía el pavor que lo había envuelto momentos antes.

Adam, que seguía sosteniéndolo contra su pecho, notó el cambio en su hijo. La tensión en el cuerpo de Ellian se había desvanecido, y aunque las lágrimas aún humedecían su rostro, el llanto había cesado. Adam lo miró con preocupación.

—Ellian… —susurró Adam, mirando el rostro de su hijo con suavidad mientras lo limpiaba cuidadosamente con un pañuelo empapado de agua tibia

Ellian, en silencio, simplemente apoyó su cabeza contra el pecho de su padre. Aunque no podía hablar, su mente estaba clara. "Gracias, sistema. Ahora puedo pensar con calma. Pero... esta no será la última vez que algo así ocurra. Necesito hacerme más fuerte."

Adam, sin saber lo que ocurría dentro de la mente de su hijo, continuó meciéndolo, mientras su mirada volvía al cuerpo sin vida de la asesina. Su expresión se endureció.

—Esto no quedará así. Quien sea que esté detrás de esto, pagará por atreverse a amenazar a mi hijo —murmuró con voz baja, pero cargada de ira.

Ellian escuchó las palabras de su padre, y aunque ahora podía controlar su miedo, una nueva emoción surgió en su interior: determinación.

"No dejaré que otra vez vuelva a suceder, Haré lo que sea necesario para ser mas fuerte incluso en este pequeño cuerpo."

Mientras el sistema permanecía en silencio, Adam comenzó a caminar hacia la salida de la habitación, con Ellian aún en sus brazos. Afuera, los guardias y sirvientes esperaban, alertados por el ruido. La noticia del ataque no tardaría en llegar al emperador Damián.

Al salir de la habitación, Adam fue recibido por un grupo de guardias y sirvientes que aguardaban con rostros tensos. Damián y Noah ya estaban presentes, con posturas firmes y semblantes llenos de determinación.

—Todos los sirvientes en esta sección del palacio serán detenidos e interrogados —ordenó Damián, su voz cortante y llena de autoridad—. Nadie se moverá hasta que tengamos respuestas.

—Noah —añadió Adam, con una leve inclinación de la cabeza hacia su hijo mayor—confío en tus habilidades. Usa tu don para asegurarte de que no nos oculten nada.

Noah asintió, su mirada seria. Con su habilidad de leer recuerdos y desentrañar verdades ocultas, se dirigió al calabozo improvisado donde los sirvientes estaban siendo retenidos. Junto a él, Damián activó su propia magia, un hechizo que impedía mentiras y exponía la verdad en el momento.

Mientras tanto, Adam permaneció con Ellian en brazos, con la firme resolución de protegerlo a toda costa. Su mente ya comenzaba a trazar los pasos necesarios para erradicar cualquier amenaza contra su familia.

El frío ambiente en el palacio contrastaba con la calidez que Adam intentaba transmitir mientras cargaba a Ellian contra su pecho. Cada paso resonaba con fuerza en los largos pasillos de mármol, y su mirada, dura como el acero, permanecía fija al frente. En sus brazos, Ellian permanecía tranquilo

Al llegar a la habitación familiar, Adam empujó la puerta con suavidad. Rose, que había estado caminando de un lado a otro con evidente preocupación, se giró rápidamente al escucharlo entrar. Sus ojos, llenos de ansiedad, se posaron primero en su esposo y luego en su hijo. En cuanto vio a Ellian, corrió hacia ellos, sus pasos apresurados resonando en la habitación.

—Adam… ¿Ellian está bien? —preguntó, su voz temblorosa mientras extendía las manos hacia el bebé.

Adam inclinó ligeramente la cabeza, permitiéndole tomar a su hijo con delicadeza. Una vez que lo tuvo en brazos, Rose lo sostuvo con fuerza contra su pecho, acariciando su cabecita con ternura.

—Está bien, Rose. Lo tengo bajo control. —La voz de Adam era firme pero tranquilizadora, como si buscara disipar cualquier duda en su esposa.

Rose, todavía conmocionada, examinó a Ellian con cuidado, buscando cualquier signo de daño. Cuando notó que no había heridas visibles, dejó escapar un suspiro de alivio, aunque sus manos aún temblaban.

—Sabía que podrías protegerlo, Adam. Siempre lo haces… pero, verlo tan vulnerable… —Rose tragó saliva, conteniendo las lágrimas que amenazaban con brotar—. Es nuestro hijo. Es demasiado pequeño para enfrentar algo así.

Adam se acercó a ella y colocó una mano en su hombro, sus ojos encontrando los de Rose.

—Lo sé, Rose. Pero esto no volverá a suceder. Ya he dado las órdenes necesarias. Nadie se acercará a Ellian sin que lo sepamos. Los responsables de este ataque serán encontrados y eliminados.

Rose asintió, confiando completamente en las palabras de su esposo. Sabía que Adam nunca hacía promesas que no pudiera cumplir. Su reputación como un hombre implacable y protector era más que conocida, y en ese momento, ella se apoyó en esa fortaleza.

—Gracias, Adam. —Rose miró a Ellian, que ahora estaba más tranquilo en sus brazos. Sus pequeñas manos intentaban aferrarse al borde de su vestido, y aunque su expresión aún reflejaba una ligera confusión, ya no había rastro del miedo inicial.

—Él es fuerte, como su padre —dijo Rose, esbozando una leve sonrisa mientras acariciaba las mejillas del bebé—. Pero no podemos permitir que esto lo marque. Merece una infancia libre de miedos y peligros.

Adam observó a su hijo con una intensidad que solo un padre podría entender. Se acercó a Rose y colocó una mano protectora sobre la cabeza de Ellian.

—Él será más que fuerte, Rose. Será alguien que este imperio recordará para siempre. Y haré todo lo que esté en mi poder para asegurarme de que crezca en paz.

Ellian, en silencio, escuchaba las palabras de sus padres. Aunque su cuerpo era pequeño, su mente adulta procesaba todo con claridad. "Me protegerán… pero no puedo dejar todo en sus manos. Tengo que ser digno de esta confianza."

Rose finalmente se sentó en un sillón cercano, aún sosteniendo a Ellian. Adam permaneció de pie junto a ella, con los brazos cruzados y la mirada fija en la puerta, como si esperara que alguien más intentara cruzar el umbral. Su postura era la de un hombre que estaba listo para cualquier amenaza.

—Adam, quiero estar con él todo el tiempo. No permitiré que otra persona lo toque, ni siquiera las sirvientas —dijo Rose, con determinación en su voz.

Adam asintió.

—Entonces, así será. Tú y yo lo protegeremos. Nadie más.

Ellian, acurrucado en los brazos de su madre, cerró los ojos por un momento, sintiendo la seguridad de sus padres a su alrededor. Aunque el miedo había sido anulado, en su interior sabía que este era solo el comienzo de los desafíos que enfrentaría. Pero, por ahora, estaba a salvo. Y eso era suficiente.