Chapter 16 - 16 : Guía

El sol de la mañana iluminaba el patio de entrenamiento, un espacio amplio y cubierto de grava, rodeado por altos muros decorados con enredaderas.

Adam y Noah se encontraban allí, alejados del bullicio del palacio, en un lugar donde las palabras daban paso a la acción.

Adam, vestido con una simple camisa blanca remangada y pantalones oscuros, sostenía una espada de entrenamiento de madera con una postura relajada pero firme. Su experiencia y control eran evidentes; cada movimiento que hacía parecía fluir con una gracia casi sobrenatural. Frente a él, Noah, con su postura rígida pero decidida, sostenía una espada similar, tratando de igualar la compostura de su padre.

-Noah, la primera regla de la espada es que no es una herramienta de fuerza, sino de precisión y estrategia -dijo Adam, girando la espada en su mano con facilidad. Dio un paso hacia adelante, marcando un ataque vertical rápido que Noah apenas logró bloquear-. Si solo dependes de tu fuerza, perderás contra alguien más rápido y ágil.

Noah asintió, sintiendo la vibración del impacto en sus brazos. Su padre no se contenía, pero tampoco era brutal; cada golpe era una lección. Ajustó su agarre y atacó con un movimiento horizontal dirigido al costado de Adam. Su padre bloqueó con una fluidez impecable, desviando la espada con un movimiento circular y regresando a una postura neutral.

-Eso estuvo mejor -dijo Adam, dando un paso atrás-, pero necesitas prever mi respuesta. No ataques solo por instinto; cada golpe debe tener un propósito.

Adam lanzó un contraataque, un golpe diagonal que Noah bloqueó a tiempo, pero el peso del impacto lo hizo retroceder un paso. Adam aprovechó la oportunidad para avanzar, lanzando un ataque falso hacia su derecha antes de cambiar a la izquierda. Noah, sorprendido, intentó bloquear, pero su reacción fue demasiado lenta, y Adam detuvo la espada a centímetros de su hombro.

-Finta. Es un recurso esencial en el combate -explicó Adam, retirando la espada y volviendo a su postura inicial -. Usa tus movimientos para engañar a tu oponente, pero no te vuelvas predecible.

Noah, con la respiración agitada, asintió nuevamente, ajustando su postura. Esta vez, intentó un ataque más calculado. Dio un paso hacia adelante, lanzando un golpe al torso de Adam, pero retrocedió rápidamente antes de que su padre pudiera bloquear. Luego giró, aprovechando el momento para atacar el costado opuesto. Adam sonrió levemente, bloqueando el golpe pero con más esfuerzo esta vez.

-Muy bien. Ahora estás pensando.

Después de varios minutos de práctica con las espadas, Adam colocó la suya a un lado y cruzó los brazos.

-Ahora, sin armas. Nunca dependas únicamente de la espada. Si alguna vez la pierdes, tus propias manos deben ser tu mejor defensa. Atácame.

Noah levantó una ceja, dudando.

-¿Atacarte, padre? No quiero...

-Noah, el enemigo no dudará en atacarte. Ahora, hazlo.

Con una respiración profunda, Noah se lanzó hacia Adam, intentando un golpe directo al torso. Adam bloqueó el ataque fácilmente, atrapando la muñeca de Noah y girándola para desequilibrarlo. Noah, rápido para reaccionar, giró su cuerpo para liberar su brazo y lanzó una patada baja hacia la pierna de Adam. Este, con un movimiento fluido, esquivó la patada y atrapó el pie de Noah, derribándolo suavemente al suelo

-Bien pensado, pero necesitas más velocidad-dijo Adam, ayudándolo a levantarse.

Se colocaron nuevamente en posición, y esta vez Noah intentó un enfoque diferente. Avanzó con un golpe al rostro, pero lo convirtió en un ataque falso, girando su cuerpo para lanzar un codazo al torso de Adam. Su padre bloqueó el golpe con el antebrazo, pero Noah usó el impulso para girar y lanzar una patada hacia su costado. Adam, sorprendido por la rapidez de la acción, bloqueó justo a tiempo, pero esta vez retrocedió un paso.

-Eso estuvo mejor. Siempre busca crear oportunidades para atacar mientras defiendes -comentó Adam, ajustando su postura.

El entrenamiento continuó, con Adam corrigiendo cada detalle: la postura de los pies, la distribución del peso, la fluidez de los movimientos.

-Recuerda, Noah-dijo Adam mientras bloqueaba otro ataque-, el arte del combate no se trata solo de ganar. Se trata de sobrevivir, de proteger lo que amas. Y para eso, debes ser rápido, preciso y calculador.

Noah, aunque agotado, asintió con determinación.

-Entendido padre.

Al final de la sesión, ambos se sentaron en el suelo de piedra, recuperando el aliento. Adam miró a su hijo con una mezcla de orgullo y seriedad.

-Hoy has hecho un buen progreso, Noah. Pero el verdadero desafío no es perfeccionar tus técnicas; es mantener tu mente clara y enfocada, incluso cuando todo a tu alrededor sea caoS.

Noah miró a su padre, asimilando sus palabras.

-Siempre recordaré eso, padre. Lucharé para ser más fuerte, por nuestra familia.

Adam colocó una mano en el hombro de Noah, asintiendo.

-Lo sé, hijo y yo siempre estaré aquí para guiarte

Después de horas de entrenamiento intensivo bajo el sol implacable, Adam observó el sudor que perlaba la frente de Noah y cómo sus respiraciones agitadas marcaban el esfuerzo que ambos habían realizado.

El calor del día era abrasador, y aunque ambos poseían resistencia y disciplina, Adam sabía que un descanso adecuado también era una lección importante.

—Noah —dijo con una leve sonrisa mientras guardaba la espada de madera en el soporte cercano—, creo que es hora de un descanso. Hay un lugar que quiero mostrarte.

Noah, aún con el pecho subiendo y bajando por la falta de aire, lo miró con curiosidad.

—¿Un lugar? ¿Dónde, padre?

Adam no respondió de inmediato, en cambio, recogió una toalla y se la lanzó a Noah antes de tomar otra para sí mismo.

—Ven conmigo. Es algo que encontrarás interesante.

El camino hacia el oasis

Con pasos firmes pero relajados, Adam guió a Noah por un sendero apartado en los terrenos del palacio. Este no era un camino frecuentado, y la vegetación alrededor parecía haber crecido con libertad, formando un túnel verde que daba una sensación de aislamiento del resto del mundo. El aire, aunque aún cálido, parecía más fresco cuanto más se adentraban.

—Este lugar… —comenzó Noah mientras miraba los alrededores

— Nunca había estado aquí. ¿Es algo que descubriste hace mucho tiempo?

Adam asintió, deteniéndose un momento para apartar unas ramas.

—Sí, es un lugar especial para mí. Cuando era más joven, solía venir aquí para escapar de las tensiones de la corte y de los… desafíos que enfrentaba con el emperador anterior. Aquí encontré algo de paz.

El sendero finalmente se abrió, revelando un claro escondido. En el centro había un pequeño manantial cristalino, cuyas aguas reflejaban la luz del sol en destellos brillantes. Alrededor del agua, se veían rosales en plena floración y pequeños parches de tierra con vegetales perfectamente cultivados, aunque el tiempo había dado un aire más silvestre al lugar.

Noah se detuvo, impresionado.

—Esto… esto es increíble. No parece algo que pertenezca al palacio. Es como si estuviera en otro mundo.

Adam, satisfecho con la reacción de su hijo, caminó hacia el borde del manantial y se arrodilló, mojando sus manos en el agua fresca antes de llevarlas a su rostro.

—Este lugar me ayudó a mantenerme centrado cuando todo parecía perdido

Se giró hacia Noah, con una expresión más suave

Y creo que tú también podrías beneficiarte de él.

Noah dejó su espada de entrenamiento a un lado y se acercó, arrodillándose junto al agua. Mojó sus manos y sintió cómo la frescura aliviaba el calor que lo envolvía.

—No puedo imaginarte aquí, cultivando rosas y vegetales, padre. —Noah sonrió ligeramente, algo que no ocurría con frecuencia.

Adam soltó una breve risa, una que Noah rara vez escuchaba.

—No siempre fui un soldado o un estratega, Noah. Este lugar me enseñó que la vida es más que batallas y responsabilidades. Aquí aprendí a cuidar algo, a verlo crecer. Y eso, de alguna manera, me preparó para cuidar de ustedes.

Mientras ambos se refrescaban, Adam se levantó y caminó hacia un rosal cercano, arrancando con cuidado una flor de pétalos rojos intensos. Regresó y se la entregó a Noah.

—Cada rosa aquí tiene una historia. Esta, por ejemplo, fue la primera planta que floreció después de meses de trabajo. Me recuerda que incluso en los momentos más oscuros, hay belleza y esperanza.

Noah tomó la rosa, mirando los pétalos con detenimiento. Aunque no lo dijo en voz alta, sentía que entendía más sobre su padre en ese momento que nunca antes. Adam, el hombre siempre fuerte y sereno, también había encontrado su propia forma de enfrentar las dificultades.

—Gracias por traerme aquí padre

Adam sonrió y colocó una mano en el hombro de Noah.

—Este lugar es nuestro ahora. Si alguna vez necesitas un momento para reflexionar o simplemente escapar del caos, ven aquí. Te ayudará, como me ayudó a mí.

El sol seguía alto en el cielo, pero el manantial y la sombra de los árboles ofrecían un refugio perfecto. Ambos se sentaron junto al agua, dejando que el momento les brindara una calma rara en medio de sus responsabilidades y deberes. Aunque no lo expresaran en palabras, ambos sabían que este lugar, y este momento, fortalecían el vínculo que compartían.