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Chapter 12 - Capítulo 12: La Fortaleza Oculta

El grupo avanzó por el túnel central, donde el aire era más pesado y opresivo, como si algo maligno impregnara las paredes mismas. Las antorchas que llevaban apenas eran suficientes para iluminar el camino, dejando las sombras danzantes como un recordatorio de los peligros ocultos.

Dargan, con su martillo descansando sobre un hombro, caminaba al frente. "Estas cavernas... algo no está bien. El eco está apagado, como si estas paredes fueran más que simples rocas."

Aratsuki lo observó en silencio, sus ojos fríos escrutando el entorno. Cada músculo de su cuerpo estaba tenso, listo para cualquier amenaza. No confiaba en el silencio. Nunca era buena señal en un lugar como ese.

Aria, detrás de él, mantenía su báculo cerca, su luz tenue ofreciendo algo de consuelo. Sin embargo, incluso ella sentía una inquietud creciente, como si un par de ojos invisibles la observaran.

Eryn, en la retaguardia, sostenía su arco con una flecha ya encajada. "No me gusta esto. Algo nos está esperando, lo siento en los huesos."

El Encuentro con la Fortaleza

Finalmente, el túnel se abrió a una cámara más grande, revelando una estructura imponente: una fortaleza oculta en lo profundo de la caverna. Las paredes estaban hechas de un material negro y brillante, como obsidiana, decoradas con símbolos que parecían pulsar con una energía oscura. La fortaleza parecía un lugar construido para contener algo... o para protegerlo.

"Por los ancestros..." murmuró Dargan, incapaz de disimular su asombro. "Esto no fue hecho por manos humanas."

Aria dio un paso al frente, examinando los símbolos con atención. "Son similares a las runas del ogro. Este lugar está conectado con quien o lo que sea que los controla."

Eryn observó el entorno, buscando cualquier indicio de movimiento. "Si hay algo aquí, probablemente ya sabe que hemos llegado."

Aratsuki asintió, su mirada fija en la entrada de la fortaleza. "No tenemos otra opción. Si queremos respuestas, están ahí dentro."

El Laberinto de la Fortaleza

La entrada de la fortaleza era una puerta gigantesca que se abrió con un crujido aterrador al empujarla. El interior estaba iluminado por antorchas de una luz azulada que parpadeaban de forma irregular. Pasillos estrechos se extendían en todas direcciones, formando un laberinto.

Dargan frunció el ceño. "Esto no será fácil. Estos pasillos están diseñados para confundirnos y separarnos."

"Entonces no nos separemos," respondió Aratsuki con firmeza. "Manteneos cerca y atentos."

El grupo avanzó lentamente, cada paso resonando en el suelo de piedra. A medida que avanzaban, comenzaron a escuchar sonidos: susurros indescifrables, como voces lejanas que se burlaban de ellos.

"¿Oís eso?" preguntó Eryn, su voz apenas un susurro.

Aria asintió, apretando su báculo con más fuerza. "No son voces humanas. Esto es magia oscura, diseñada para desorientarnos."

Aratsuki se detuvo en seco. "No escuchéis. Mantened la mente clara. Si cedemos al miedo, este lugar nos vencerá antes de que empiece la verdadera batalla."

La Primera Trampa

Mientras giraban en uno de los pasillos, el suelo bajo ellos comenzó a temblar. De las paredes surgieron púas de metal que bloqueaban el camino y la retirada, y en el techo se abrió una compuerta de la que cayeron goblins armados con dagas y espadas oxidadas.

"¡Defendeos!" gritó Dargan, balanceando su martillo hacia el primer goblin que se acercó.

Eryn disparó una flecha tras otra, eliminando a los enemigos con precisión letal. Uno de los goblins logró acercarse demasiado, pero Aratsuki lo interceptó con un movimiento rápido, su espada cortando el aire y derribándolo en un instante.

Aria levantó su báculo, creando una esfera de luz que cegó temporalmente a los enemigos, dando a los demás una ventaja momentánea.

"¡Hay más viniendo desde el pasillo trasero!" avisó Eryn.

"¡Cúbrelo!" ordenó Aratsuki, girándose hacia el frente para enfrentar a dos goblins que lo atacaban en conjunto. Con movimientos calculados, bloqueó el ataque de uno y empaló al otro antes de girar su espada y rematar al primero.

Dargan, rodeado por tres goblins, rugió con una furia impresionante, aplastándolos con golpes precisos. "¿Es todo lo que tenéis, ratas cobardes?"

El combate terminó tan rápido como había comenzado, dejando al grupo jadeando y rodeado de cadáveres.

Un Nuevo Descubrimiento

Cuando la última trampa fue desactivada, encontraron un objeto extraño entre los restos: una piedra negra con runas similares a las que habían visto en la piel del ogro.

Aria la tomó con cuidado, examinándola. "Esto... esto es un conducto. Un objeto que canaliza la magia de alguien más. Es probable que estos goblins ni siquiera estuvieran actuando por voluntad propia."

Aratsuki asintió, su expresión fría como siempre. "Entonces estamos un paso más cerca de encontrar al responsable."

Eryn, limpiando su arco, miró el pasillo que seguía. "No creo que este sea el final. Algo más grande nos está esperando."

Dargan rió entre dientes, a pesar de la tensión. "Espero que sea grande. Mi martillo aún tiene hambre."

Aratsuki no respondió, pero en sus ojos brillaba una determinación feroz. No importaba qué obstáculos enfrentaran, no se detendrían hasta desentrañar los misterios de la fortaleza y desmantelar la amenaza que se cernía sobre ellos.

A medida que avanzaban, las sombras se cerraban más, y las voces se volvían más claras. Algo aguardaba en las profundidades, y el grupo sabía que el verdadero desafío estaba aún por venir.

Ecos de la Oscuridad

Los corredores de la fortaleza parecían interminables, un laberinto diseñado para confundir y desmoralizar a los intrusos. El aire se sentía más denso, como si estuviera cargado de la energía maligna que impregnaba cada rincón del lugar. A pesar de ello, el grupo avanzaba con cautela, liderados por la determinación de Aratsuki, cuyas palabras cortantes mantenían a todos enfocados.

Dargan, que caminaba a su lado, rompió el silencio. "Este sitio es más viejo de lo que parece. Las runas y el diseño... esto no fue construido por goblins u orcos. Algo más grande está detrás de todo esto."

"Entonces averiguaremos qué es y lo destruiremos," respondió Aratsuki con frialdad, sin siquiera voltear a verlo. Su tono era seco, pero cargado de resolución.

Aria miró al suelo, reflexiva. Desde que se unió al grupo, sentía que había mucho más en Aratsuki de lo que él dejaba ver. Su frialdad parecía una armadura, y cada misión dejaba entrever un destello de algo más profundo.

Eryn, siempre vigilante, caminaba unos pasos detrás, su arco en la mano. "Dargan tiene razón. Estas paredes cuentan una historia. Si no fuese tan siniestra, diría que es fascinante."

Aratsuki se detuvo de golpe, levantando una mano para que todos guardaran silencio. Su mirada escudriñaba la penumbra del pasillo frente a ellos. "Algo está cerca."

La Emboscada en las Sombras

No pasaron más de unos segundos antes de que un rugido gutural sacudiera las paredes. Desde la oscuridad surgieron orcos y goblins armados hasta los dientes, sus ojos brillando con un odio sádico. Entre ellos, un ogro gigantesco con una armadura improvisada que parecía estar hecha de los restos de sus víctimas.

"¡Formación!" gritó Dargan, ajustando su martillo mientras corría hacia la línea del frente.

Aria se posicionó detrás de los combatientes, invocando un escudo de luz que se extendió para cubrir al grupo. "¡Cuidado con los flancos!"

Los orcos cargaron primero, blandiendo sus armas con una fuerza brutal. Aratsuki esquivó el golpe de una enorme espada oxidada, contraatacando con un corte preciso que abrió el costado de su enemigo.

Eryn, desde su posición, disparó una flecha tras otra, sus proyectiles encantados brillando antes de impactar en sus blancos. Cada disparo encontraba su objetivo con precisión letal, derribando goblins antes de que pudieran acercarse.

Dargan soltó un rugido de batalla, su martillo impactando contra el pecho de un orco con tal fuerza que el crujido de huesos se escuchó incluso por encima del caos. "¡Vengan de uno en uno o todos juntos! ¡No me importa!"

El ogro avanzó, apartando a los goblins en su camino como si fueran meros obstáculos. Su enorme maza golpeó el suelo, haciendo temblar las piedras y forzando al grupo a dispersarse.

"¡Aria, mantén la barrera estable!" ordenó Aratsuki mientras giraba alrededor del ogro, buscando un punto débil.

La sacerdotisa, con gotas de sudor corriendo por su frente, respondió con firmeza: "¡Hazlo rápido! No puedo mantener esto por mucho tiempo."

Eryn disparó una flecha directamente al ojo del ogro, pero este levantó su enorme brazo a tiempo para bloquearla, dejando solo un rasguño superficial.

"¡Necesitamos otra estrategia!" gritó Dargan, golpeando a otro orco mientras retrocedía hacia el grupo.

Aratsuki, evaluando rápidamente la situación, se dirigió a Eryn. "Apunta a sus piernas. Dargan, empújalo hacia la columna más cercana."

Sin dudarlo, Eryn disparó varias flechas consecutivas a las rodillas del ogro, haciendo que este perdiera el equilibrio. Dargan, con un rugido, embistió con su hombro, dirigiendo al gigante hacia una de las columnas que sostenían el techo de la sala.

"¡Ahora!" gritó Aratsuki, aprovechando la oportunidad para escalar por el costado del ogro, usando las protuberancias de su armadura como puntos de apoyo. Con un movimiento rápido y preciso, clavó su espada en la base del cuello de la criatura.

El ogro soltó un alarido desgarrador antes de desplomarse con un estruendo que hizo eco por toda la fortaleza.

Las Consecuencias

El silencio regresó, roto solo por los jadeos del grupo. Aria dejó caer su barrera, tambaleándose por el esfuerzo.

"¿Estás bien?" preguntó Dargan, acercándose para apoyarla.

Ella asintió con una sonrisa débil. "Estoy bien. Solo necesito un momento."

Aratsuki limpió su espada con un trozo de tela, su expresión imperturbable. Sin embargo, cuando miró a Aria, su mirada se suavizó ligeramente. "Buen trabajo."

Eryn se acercó, examinando los restos del ogro. "Ese no era un líder. Solo era un peón más grande."

Dargan asintió, mirando hacia los pasillos oscuros que aún tenían que explorar. "Esto solo fue una bienvenida. Lo que sea que esté al final de este lugar, será mucho peor."

Aratsuki guardó su espada, su voz firme pero cargada de una determinación inquebrantable. "Entonces avancemos. No hemos llegado tan lejos para retroceder ahora."

El grupo continuó su camino, dejando atrás los ecos de la batalla pero sabiendo que lo peor aún estaba por venir. La fortaleza, con sus secretos y su maldad, no los dejaría ir fácilmente.