Chapter 7 - Sobrevivir / Survive

Siempre había sido consciente de que, en términos de fuerza bruta o poderes, estaba en desventaja respecto a sus aliados. No tenía la velocidad de Superman, la resistencia de la Mujer Maravilla ni la habilidad de manipular la realidad de otros miembros de la Liga de la Justicia.

Pero eso nunca lo había detenido.

A lo largo de los años, había hecho todo lo posible por nivelar las cosas. Llevó su cuerpo más allá de sus límites, perfeccionó las artes marciales hasta rozar la perfección y diseñó estrategias que siempre mantenían un paso adelante a sus enemigos. Armaduras especiales, gadgets innovadores, uso del entorno y hasta planes de contingencia para los suyos.

Sí, los demás le llamaban paranoico, pero él prefería considerarse preparado.

Había enfrentado a dioses, demonios y villanos con capacidades incomprensibles, y siempre encontraba una forma de salir adelante. A veces con facilidad; otras, después de un costoso esfuerzo. Pero nunca, jamás, había sentido que se quedaba sin opciones.

Hasta ahora.

Desde el momento en que encontró a los mafiosos muertos en aquel almacén, lo supo: esto no era un caso cualquiera. A medida que pasaban los días y los cadáveres aumentaban, esa certeza se transformó en una sensación que no podía ignorar. Algo oscuro estaba acechando Gotham. Algo diferente. Algo que desafiaba las reglas.

Cuando finalmente se encontró cara a cara con el culpable, esa sensación de peligro latente se convirtió en una certeza. Esto no era humano.

Por primera vez, Batman se encontraba luchando por sobrevivir, atrapado en un combate desigual con una criatura que desbordaba maldad. Una bestia, o tal vez un demonio, que parecía disfrutar cada momento de su carnicería.

"Debí haber hablado con Constantine," pensó mientras esquivaba otra cuchillada destinada a separar su cabeza de su cuerpo. La hoja pasó peligrosamente cerca de su cuello, lo suficientemente cerca como para sentir el frío filo rozar el aire.

Esa maniobra lo devolvió de inmediato a la realidad de la situación. Ya no podía permitirse el lujo de distraerse.

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Menos de cinco minutos habían pasado desde que el combate comenzó, pero para Batman se sentían como una eternidad. Cada segundo era un juego mortal en el que su vida pendía de un hilo.

El pasillo estrecho en el que luchaban no le daba espacio suficiente para maniobrar con libertad, algo que claramente su enemigo estaba aprovechando. No había tenido un solo momento para contraatacar; la criatura simplemente no dejaba de atacar, moviéndose con una velocidad y precisión aterradoras.

Cada golpe era letal. Si intentaba lanzar un golpe, el monstruo inmediatamente contraatacaba con las cuchillas en su brazo opuesto, buscando siempre heridas fatales.

A medida que retrocedía, Batman se dio cuenta de que estaba siendo empujado hacia el extremo del pasillo. No podía dejar que esto continuara. Un espacio aún más cerrado lo pondría en una situación insostenible.

"Debo cambiar esto. Ahora."

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Cuando el siguiente corte dirigido a su cuello falló por centímetros, Batman aprovechó la oportunidad. Con un movimiento calculado, esquivó hacia un lado y lanzó una patada directa hacia el torso de la criatura, buscando abrir algo de distancia. La fuerza del impacto lo hizo retroceder, pero el monstruo no pareció inmutarse.

"¿No siente dolor?"

Sin perder tiempo, Batman intentó seguir con un golpe dirigido a la cabeza de la bestia. Pero su enemigo, lejos de quedarse quieto, actuó con una rapidez antinatural.

La criatura alzó su brazo izquierdo y lanzó una cuchillada directa hacia el costado derecho de Batman. Este, al darse cuenta del peligro, abandonó su plan original y usó el impulso de la patada para girar el cuerpo y esquivar.

Pero no fue suficiente.

El filo de la cuchilla pasó a escasos milímetros de su torso, y aunque evitó la estocada directa, la longitud de la hoja aún logró cortar su traje. Un corte largo y superficial apareció en su torso, desgarrando la tela como si fuera papel.

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La respiración de Batman se aceleró por un momento mientras retrocedía. Sabía que su traje no era el más resistente que tenía, pero confiaba en que pudiera soportar la mayoría de los ataques. Ahora, sin embargo, entendía que estas cuchillas eran algo más. No eran simples armas.

"Esto no es acero normal. Algo está mal."

La criatura no le dio tiempo para analizar más. Inmediatamente lanzó otro ataque, esta vez dirigiendo un corte rápido hacia el brazo izquierdo de Batman.

Con un movimiento ágil, esquivó el golpe, girando su cuerpo para evitarlo. Al mismo tiempo, intentó conectar una patada a la cabeza del monstruo, buscando desequilibrarlo. Pero su enemigo parecía haber anticipado esa acción.

El brazo derecho de la criatura se movió en un arco rápido, esta vez dirigiendo un corte hacia la pierna de Batman. El ángulo y la velocidad del golpe lo hicieron prácticamente imposible de esquivar.

Fue entonces cuando Batman recurrió a una de sus herramientas más confiables.

De su cinturón, sacó una de sus clásicas cuchillas en forma de murciélago y la lanzó con precisión milimétrica.

El proyectil se dirigió directo hacia el rostro de la criatura, obligándola a retroceder. Por primera vez desde que comenzó el combate, la bestia se vio obligada a detener su avance.

"Un segundo, eso es todo lo que necesito," pensó Batman mientras reajustaba su posición, preparándose para cambiar el flujo de la pelea.

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El batarang explotó al contacto. La explosión fue lo suficientemente fuerte como para empujar a la criatura hacia atrás, obligándola a retroceder unos pasos. El impacto había creado una breve oportunidad, el tiempo necesario para que Batman pudiera apartar su pierna del alcance mortal de las cuchillas.

Sin embargo, no salió ileso. Una herida superficial quedó marcada en su pierna, un recordatorio de lo cerca que estuvo de perderla por completo.

El humo de la explosión llenó el pasillo. Batman, aún agachado, observó cómo la figura de su enemigo permanecía oculta entre la densa cortina gris. Pero esa calma no duró mucho.

Con un movimiento rápido y violento, la criatura apartó el humo como si este no fuera más que una molestia insignificante. Y allí estaba, de pie entre las sombras, completamente intacta.

"Ni un rasguño," pensó Batman con frustración mientras retrocedía un paso. No tuvo tiempo de analizar más: su enemigo ya se lanzaba hacia él con ambas cuchillas listas para cortar.

Batman apenas logró dar un salto hacia atrás para evitar el doble corte que se dirigía directamente a su torso. Las cuchillas, al chocar contra las paredes, el suelo y el techo, dejaron profundas marcas. El concreto fue desgarrado como si fuera papel, un testimonio de lo mortales que eran aquellas armas.

Sin perder tiempo, Batman lanzó varias bombas de humo al suelo, creando una barrera entre él y su adversario. El humo siempre había sido su mejor aliado en combates cerrados, permitiéndole ganar tiempo para pensar, para analizar… y para atacar.

Pero esta vez, su enemigo no era como los villanos habituales.

El murciélago, aún entre las sombras, esperaba escuchar los pasos de su enemigo o algún ruido que lo alertara. Pero lo que no esperaba era el rápido ataque que se avecinaba.

Sin previo aviso, una de las cuchillas emergió desde la cortina de humo. La hoja cortó directamente su abdomen, abriendo una herida profunda que lo hizo tambalearse. Batman apretó los dientes para contener el dolor, pero antes de que pudiera reaccionar, otra cuchillada venía en camino.

Con un movimiento rápido, intentó retroceder, pero las largas extremidades de la criatura le jugaron una mala pasada. La punta de una de las cuchillas se enterró en su hombro derecho. Por reflejo, Batman giró el cuerpo hacia un lado para minimizar el daño, logrando que la cuchilla no perforara demasiado profundo. Aun así, la herida fue suficiente para afectar el movimiento de su brazo.

La combinación de heridas comenzó a afectarlo. Sentía la sangre empapando su traje, corriendo desde su abdomen hasta sus piernas. Sus movimientos eran más lentos, más torpes.

"Esto no está funcionando," pensó mientras retrocedía unos pasos, su mente trabajando frenéticamente para encontrar una salida. "No puedo ganarle cuerpo a cuerpo. Debí haberme preparado mejor para esto."

El monstruo, sin embargo, no tenía prisa. Avanzó lentamente hacia él, disfrutando de la ventaja. Sus pasos, aunque flotantes, transmitían una amenaza palpable.

¿Ya terminaste de lamentarte? —preguntó la criatura con esa voz distorsionada y burlona, una mezcla de gozo sádico y burla pura.

Batman no respondió de inmediato. Activó su comunicador.

Alfred, llama a Flash. Necesito que venga a mi ubicación lo más rápido posible. Es una emergencia de vida o muerte.

Entendido, señor, —respondió Alfred, su voz llena de preocupación.

Batman sacó un pequeño contenedor de su cinturón. Con manos firmes, aunque doloridas, roció su contenido sobre las heridas en su abdomen y hombro. El líquido ardió al contacto, pero frenó el sangrado, dándole un poco más de tiempo para seguir en pie.

Aún no he terminado, —dijo finalmente mientras levantaba la vista hacia su enemigo, sus ojos llenos de determinación.

El comunicador volvió a activarse.

Ya hablé con él, amo Bruce. Dice que llegará cuanto antes. Por favor, cuídese, señor, —respondió Alfred, con un suspiro de preocupación al final.

Batman asintió para sí mismo. "Ahora depende de mí ganar tiempo," pensó, preparándose para lo que venía.

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Sin previo aviso, la criatura se lanzó nuevamente al ataque. Pero esta vez, Batman ya lo estaba esperando. Con movimientos calculados, lanzó un batarang explosivo directamente hacia su oponente.

La explosión hizo retroceder a la criatura por un breve momento. Ese instante fue suficiente para que Batman avanzara y lanzara un puñetazo directo a su rostro.

El impacto fue como golpear una pared de metal.

El dolor punzante recorrió su mano, pero no dejó que eso lo detuviera. Con una mezcla de fuerza y técnica, comenzó a lanzar golpes rápidos a diferentes puntos del cuerpo de su enemigo, buscando cualquier punto débil.

Su enemigo, sin embargo, no era una presa fácil. Con un movimiento rápido, la criatura intentó cortar a Batman con una de sus cuchillas, pero este logró agarrar su brazo en el último segundo. Usando toda su fuerza, giró el cuerpo de la criatura y la lanzó contra una de las paredes del pasillo.

El impacto fue brutal, pero no lo suficiente.

Incluso mientras estaba siendo arrojada, la criatura contraatacó. Con su brazo libre, lanzó un corte rápido y certero que alcanzó la espalda de Batman.

El dolor lo hizo jadear. La cuchilla había abierto un corte largo y profundo, y la sangre comenzó a empapar su capa.

"Esto no es sostenible," pensó mientras daba unos pasos tambaleantes hacia atrás. Cada segundo de esta pelea le costaba más energía, más sangre… y más posibilidades de salir con vida.

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Batman lanzó una patada al torso de su oponente, empujándolo lo suficiente como para crear una pequeña distancia entre ambos. Sus ojos, oscuros y calculadores, se clavaron en el monstruo que tenía frente a él. La sangre corría libremente por sus heridas, empapando su traje y volviéndose pegajosa contra su piel. Cada movimiento le costaba más esfuerzo. El dolor era ineludible.

Pero no podía permitirse caer.

La criatura, en cambio, parecía imperturbable. Una carcajada burlona resonó en el estrecho pasillo, reverberando como un eco escalofriante. Y, sin darle tregua, el monstruo se lanzó de nuevo al ataque, moviendo ambas cuchillas en un corte cruzado diseñado para acabar con Batman de un solo golpe.

"No me da tiempo ni para respirar," pensó mientras sus instintos le gritaban que se moviera.

Con un esfuerzo desesperado, dio un salto hacia atrás, evitando por un pelo el corte mortal. Las cuchillas pasaron rozándolo, dejando una sensación de frío cortante en el aire. Pero al aterrizar, su corazón se hundió al darse cuenta de algo: había llegado al final del pasillo.

Su espalda tocó la pared.

El espacio se había acabado. Ya no había lugar para retroceder. Sus ojos se endurecieron, su rostro se tornó sombrío, y su mente empezó a buscar frenéticamente una salida. No podía permitirse caer ahora.

"Piensa, maldita sea. Siempre hay una salida."

Sin dudarlo, lanzó otro par de batarangs explosivos, pero esta vez apuntó al suelo frente a la criatura. Las explosiones sacudieron el pasillo, y los fragmentos del suelo colapsaron, dejando un agujero abierto hacia el piso inferior. La criatura se tambaleó momentáneamente, perdiendo el equilibrio por un instante.

Aprovechando la oportunidad, Batman disparó otro batarang equipado con un cable que se clavó en la pared detrás de él. Con un fuerte tirón, utilizó el cable como soporte para elevarse y evitar caer al piso inferior con el derrumbe.

Pero la criatura no cayó.

Flotaba.

Desde su posición en el aire, Batman observó con incredulidad cómo el monstruo flotaba con facilidad sobre los escombros, envuelto en el mismo humo negro que sustituía sus piernas. Las cuchillas brillaban a la tenue luz que entraba desde las ventanas rotas, y el aire a su alrededor parecía volverse más frío con cada segundo que pasaba.

"Por supuesto que puede volar," pensó con amargura, apretando la mandíbula. "Nada sobre esto ha sido normal hasta ahora. ¿Por qué esperaría que algo cambiara?"

El monstruo alzó sus cuchillas, apuntándolas hacia Batman, y comenzó a avanzar lentamente hacia él, flotando sobre el vacío. La mirada blanca y sin vida que emanaba de su casco parecía perforar el alma del murciélago.

Sin más tiempo para dudar, Batman tomó una decisión que sabía era extremadamente arriesgada. Tenía que actuar.

Flexionó las piernas contra la pared donde estaba suspendido, preparándose para el contraataque. Solo necesitaba un segundo. Un solo segundo para cambiar el rumbo de la pelea.

Esperó hasta el último instante, hasta que la criatura estuviera lo suficientemente cerca como para atacar. Y entonces, como un resorte, se lanzó hacia su enemigo.

El movimiento fue tan repentino que incluso el monstruo pareció sorprendido por un breve instante. Pero aquel ser, rápido y letal, reaccionó casi al mismo tiempo. Sus brazos se movieron con precisión mortal, levantando ambas cuchillas en un arco cruzado que buscaba atravesar a Batman en pleno vuelo.

Un choque inevitable. Una jugada desesperada.

"Es ahora o nunca," pensó Batman, su mente fría a pesar de la situación. "Un segundo puede cambiarlo todo."

Mientras volaba hacia su enemigo, el aire se tensó, como si el tiempo mismo se ralentizara. Ambos sabían que lo que sucediera en ese instante decidiría el destino de uno de ellos.

El silencio era absoluto. Solo el sonido del viento, los latidos acelerados de Batman y el eco de sus respiraciones llenaban el espacio.

Un segundo.

Un solo segundo para decidir si el murciélago sobrevivía… o caía.