Gremory explicó, su voz llena de reverencia. —El Infierno está dividido en cinco áreas. Cuatro de ellas son territorios gobernados por los jinetes del Apocalipsis, y en el centro está el territorio más grande, gobernado por Lucifer. Los pecadores que llegan allí son recibidos por Lucifer, quien les da la bienvenida al Infierno. Después, son juzgados por los siete pecados capitales, y dependiendo de sus acciones en vida, son enviados a uno de los cinco territorios para vivir.
Theo sintió que su mundo se tambaleaba. No solo era un niño común; estaba ligado a algo mucho más grande, algo que lo vinculaba al Infierno y a sus oscuros secretos.
Regresando al presente, miró a Chloe, quien lo observaba atentamente.
—Así que Astharot es un gobernante del Infierno… —susurró Chloe, sintiéndose abrumada por la revelación—. ¿Y tú tienes su poder?
—Sí —respondió Theo, con confianza—. Desde que aprendí a controlarlo, he entrenado para utilizarlo en beneficio propio y de los que amo. No puedo dejar que Selena o cualquier otro demonio utilice eso para hacer daño. Debo aprender a controlar esto, y lo he hecho.
Chloe se acercó, colocándole una mano en el hombro. —Eres increíble, Theo. A veces me sorprende lo fuerte que eres.
—No soy solo yo. Astharot también ha sido mi guía. Sin su ayuda, no podría haber llegado hasta aquí —dijo Theo, sintiendo un profundo agradecimiento por su compañero demoníaco.
Chloe sonrió, sintiéndose aliviada de que Theo estuviera en control. —Y yo estaré a tu lado en esto. No importa lo que pase, siempre estaré aquí para apoyarte.
Mientras Theo se sumía en el recuerdo, la escena se desdobló ante él. Gremory, con una expresión de seriedad en su rostro, dibujó una estrella dentro de un círculo en una carta antigua. Con un gesto decidido, lanzó la carta al suelo, y un portal rugiente se abrió ante ellos, revelando el oscuro y ardiente paisaje del Infierno.
—Los demonios pueden entrar y salir del Infierno cuando quieran —le explicó Astharot, mientras cruzaban el umbral—. Pero Selena solo quería invocarme para controlarme y usar mi poder para gobernar el mundo.
Theo sintió que la tensión aumentaba a medida que avanzaban hacia el castillo de Astharot. Al llegar, varios demonios se detuvieron en su camino, sorprendidos al ver a Gremory acompañado de un humano.
—¿Qué está pasando aquí? —gritó uno de los demonios, burlándose.
Gremory se plantó firmemente. —Silencio. Este es Theo, el nuevo señor Astharot.
Los murmullos de incredulidad llenaron la sala. Theo sintió la mirada escéptica de los demonios sobre él, pero se mantuvo firme.
—Escuchen —comenzó Theo, con voz clara—. Soy el hijo de Astharot. Selena intentó invocarlo y, en el proceso, aprendí sobre su poder. Estoy aquí porque tengo una conexión con él.
A pesar de su explicación, un demonio llamado Paimon con la apariencia de un hombre de 30 años con piel y cabello blanco, conocido por ser uno de los más inteligentes y fuertes del Infierno, se adelantó.
—No te acepto como rey, humano. —Paimon lo retó, su mirada desafiante—. Si tienes el valor, demuéstralo en un duelo.
Gremory quiso intervenir. —Theo, espera. No es necesario…
—No, quiero hacerlo —interrumpió Theo, una chispa de emoción brillando en sus ojos. Era la oportunidad perfecta para probar sus habilidades.
El enfrentamiento se llevó a cabo en una amplia arena, donde los demonios se congregaron para observar. La tensión era palpable mientras Theo y Paimon se enfrentaban.
Paimon fue el primero en atacar, lanzando un rayo de hielo hacia Theo. Con rapidez y determinación, Theo lo cortó en dos con un movimiento preciso.
—¡Impresionante! —exclamó Paimon, sorprendido por la destreza de su oponente. Decidió entonces congelar toda la arena en un intento de atraparlo. Las extensas superficies de hielo se expandieron rápidamente, atrapando a Theo.
Pero, para sorpresa de todos, el hielo comenzó a romperse. Theo, fascinado por la batalla, decidió probar lo que había aprendido de Astharot. Concentrándose, comenzó a crear varios picos de hielo, lanzándolos hacia Paimon.
Paimon levantó un muro de hielo para detener el ataque, pero Theo no se detuvo. En cambio, decidió aumentar su esfuerzo, creando un gran pico de hielo que giraba como un taladro.
—¡Esto es un juego, Paimon! —gritó Theo, lanzando su ataque con todas sus fuerzas.
Paimon, al ver el ataque, también decidió hacer lo mismo. Sin embargo, en el choque, el ataque de Theo fue más fuerte y superó el muro de hielo. El pico perforó el aire, pasando de largo junto a Paimon.
Impresionado y reconociendo la habilidad de Theo, Paimon levantó las manos en señal de rendición. —He perdido. Eres más fuerte de lo que imaginaba.
—¿Y ahora? —preguntó Theo, con una sonrisa de satisfacción.
—Te juro lealtad, Theo —respondió Paimon, inclinando la cabeza en señal de respeto—. Eres digno de ser llamado rey.
De regreso al castillo, Theo comenzó a contemplar lo que había visto y aprendido en el Infierno. Mirando el vasto paisaje de su reino infernal, comprendió que este territorio necesitaba un rey que lo gobernara constantemente. Inspirado por esa idea, se detuvo y, con un solo movimiento, se cortó el dedo. En cuestión de segundos, un clon idéntico de Theo emergió de la herida, mientras su dedo se regeneraba rápidamente.
Gremory y Paimon lo observaron con asombro.
—Theo, ¿qué estás haciendo? —preguntó Gremory, claramente desconcertado.
Theo les dirigió una mirada tranquila. —He decidido que quiero vivir en el mundo humano. Pero este sector del Infierno necesita un gobernante, alguien que se asegure de que todo esté en orden.
Paimon frunció el ceño, confundido. —¿Qué quieres decir con eso?
Theo señaló su clon. —Este clon es, a la vez, el real y uno falso. Lo que he mostrado hasta ahora son solo sub-habilidades de mi habilidad principal. Para resumir, no solo corté mi dedo, sino también una pequeña parte de mi alma. Esto significa que puedo desaparecer este cuerpo y transferirme al clon con todo mi poder fácilmente, y viceversa.
Ambos demonios lo miraron con respeto y aceptación.
—Entonces… ¿el clon gobernará en el Infierno mientras tú vives en el mundo humano? —preguntó Paimon.
—Exactamente —respondió Theo—. De esta forma, podré vivir una vida normal en el mundo humano, pero también podré regresar al Infierno si es necesario. Así que, este será el rey de este territorio, y yo seguiré con mi vida en el mundo humano.
Gremory y Paimon asintieron solemnemente, respetando la decisión de su nuevo señor. Pero antes de partir, Theo sintió una presencia en su mente. Era Astharot, comunicándose con él.
—Antes de irte, Theo —dijo Astharot—, hay algo que debes llevar contigo. Ve a una de las recámaras del castillo.
Intrigado, Theo obedeció las palabras de Astharot y se dirigió hacia la recámara que le indicaba. Al entrar, sus ojos se posaron en una imponente espada de doble filo que colgaba en la pared, irradiando un aura poderosa y antigua.
—Esa es la Doble Espada del Infierno —le explicó Astharot—. Tiene una habilidad especial que te hará más fuerte. Llévatela y entrénate con ella. Será un instrumento clave para dominar aún más tu poder.
Theo, emocionado por la perspectiva, extendió la mano y tomó la espada. Al tocarla, sintió una conexión inmediata con su poder, como si la espada respondiera directamente a su energía.
—Esto es increíble —murmuró, sintiendo el potencial que la espada le ofrecía.
—Aún tienes mucho que aprender —añadió Astharot—, pero con esta espada y mi guía, te convertirás en alguien aún más poderoso.
Theo sonrió, emocionado por lo que estaba por venir. Con la Doble Espada en mano y un camino claro por delante, estaba listo para enfrentar su destino, tanto en el mundo humano como en el Infierno.
Y así, el flashback terminó, mientras Theo, en el presente, seguía recordando cómo esos momentos habían cambiado el curso de su vida.